El gobernador socialista se diferenció de las descalificaciones macristas a la modificación del Impuesto a las Ganancias. Y reivindicó la diversidad de opiniones en el PS.
La semana pasada la Cámara de Diputados de la Nación dio media sanción al proyecto consensuado por la oposición, modificando el Impuesto a las Ganancias.
El gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz –quien pertenece al Partido Socialista, integrante del Frente Progresista Civico y Social, que gobierna por tercera vez esa provincia– expresó su preocupación marcando la pérdida de ingresos para las arcas santafesinas.
Las declaraciones de Lifschitz fueron llamativas para muchos, porque el bloque de diputados del PS respaldó la iniciativa aprobada, como fue la postura histórica del socialismo. La diputada Alicia Ciciliani fue una de las que anunció el consenso alcanzado, explicando en el recinto: «No queremos que una directora de escuela pague ganancias y un especulador financiero o uno que tiene renta minera no pague impuestos en la Argentina».
Lifschitz había dicho: “Creo que no es un buen proyecto el que se aprobó pero busca conceder un mejor beneficio a los trabajadores. Esto era parte de la promesa del presidente Mauricio Macri, pero es verdad que hay un costo fiscal importante para el Gobierno nacional y las provincias, que están muy complicadas”.
El gobernador, además, marcó la responsabilidad del gobierno nacional: «No es bueno que un gobierno pierda una votación de esa manera. Habría que haber buscado instancias de negociación, que las hubo, para permitir resolver el conflicto con un proyecto posible, viable. Lamento que se de esta situación, porque se genera un conflicto político que va a impactar sobre la economía y va a alterar incluso fin de año, que todos esperábamos que terminara de otra manera», dijo Lifschitz.
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Mientras diferentes sectores procuraban ver una contradicción o una polémica dentro del socialismo por la diversidad de miradas, el titular del PS y ex gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti dijo que «los legisladores socialistas votaron lo que siempre defendimos». Y agregó, tratando de arrojar sentido común: «El Partido votó con coherencia. Lifschitz defiende las arcas provinciales y está bien. Yo lo entiendo a Miguel, él es gobernador y debe defender los intereses de todos los santafesinos, no sólo de los trabajadores», cerró. Y sobre la preocupación por la falta de recursos para las provincias, agregó: «Que Macri le reponga las retenciones a las mineras de 55 mil millones de pesos que le sacó».
Las palabras de Lifschitz y de Bonfatti, en una Argentina acostumbrada a las grietas, a que la división de poderes sea una ficción; a que lo público, lo privado, lo partidario y lo estatal se confundan a cada paso; no pueden menos que sorprender.
La síntesis más cómoda, la explicación simplista para gusto de quienes no pueden realizar análisis complejos de situaciones complejas, resume diciendo que Lifschitz se alineó con Macri. Nada más lejos de la verdad, pero es comprensible que quienes están acostumbrados a cambiar convicciones por intereses no puedan verlo de otra manera. Como dice el viejo refrán hispánico: «Cree el ladrón que todos son de su condición».
En las ultimas horas, Lifschitz en un cruce de redes sociales con un concejal macrista rosarino, reivindicó la posibilidad de miradas diferentes y se diferenció de la versión oficialista que descalifica al proyecto aprobado. «No estoy entendiendo muy bien: ¿por qué si Miguel Lifschitz está en contra del mamarracho de Ganancias sus diputados (PS) lo votaron a favor?», se preguntó un edil del PRO, y el gobernador le respondió: «Porque no es un ‘mamarracho’ y porque no son ‘mis diputados’, son diputados del PS y aceptamos la diversidad. No hay jefes».
En base a La Capital y Página12