En tiempos de crisis profundas, las sociedades buscan en su historia referencias que marquen un norte. El historiador y escritor Juan Marcelo Calabria propone rescatar la dimensión de liderazgo progresista de José de San Martín.
En los momentos más acuciantes de la historia, o en las crisis más contundentes por las que suelen atravesar las sociedades, es una constante volver la mirada al pasado y valorizar aquellos momentos de mayor esplendor rescatando la acción de los hombres que fijaron el rumbo; quienes con sus palabras y acciones cambiaron los destinos de una región, de un país e incluso del mundo.
Sin dudas, este es el caso del niño de las misiones jesuíticas que nació aquel lejano 25 de Febrero de 1778 en el seno de la Familia hidalga de origen español conformada por el Capitán Don Juan de San Martín y Goméz y Doña Gregoria Matorras del Ser, como es sabido matrimonio del cual nacieron 5 hijos, uno de ellos, el más pequeño: Don José Francisco de San Martín.
Don José, “el que menos trabajo me ha dado” aseguraba Doña Gregoria en su testamento; inició su carrera militar a edad muy temprana en un mundo plagado de revoluciones y cambios. Al igual que su compañero y hermano de causa, otro de nuestros Padres Fundadores: Manuel Belgrano, les tocará ser testigos privilegiados de los grandes cambios que el “Siglo de las Revoluciones”, como se conoce al período que abre la Edad Contemporánea desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX, imprimirán al mundo de su época. Líderes ampliamente preparados y consustanciados con la misión a la que dedicaron su vida, Manuel Belgrano desde su formación como abogado, economista, periodista y literato fue uno de los impulsores de la Revolución de Mayo y junto con Mariano Moreno y su primo Juan José Castelli dieron los primeros pasos hacia la libertad.
«Al decir de sus contemporáneos, compañeros de armas y conocidos, el joven San Martín poseía excelente formación militar, una gran contracción al trabajo»
En tanto su gran amigo, José Francisco de San Martín, ampliamente formado en las guerras europeas, desde su posición de líder ilustrado supo, enterado de los movimientos revolucionarios, que había llegado el momento de regresar a su tierra de nacimiento, pues como él mismo lo recordará muchos años después: “…Una reunión de americanos, en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos, acaecidos en Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno a nuestro país de nacimiento, a fin de prestarle nuestros servicios en la lucha, pues calculábamos se había de empeñar.”
Durante los 20 años de servicio en el ejército peninsular recabó la más variada formación y experiencia, siendo testigo presencial de grandes acontecimientos políticos, militares y sociales que transformaron a Europa, América y el Mundo; pasando prontamente en los años venideros a convertirse en un verdadero protagonista de esos cambios. Al decir de sus contemporáneos, compañeros de armas y conocidos, el joven San Martín poseía excelente formación militar, una gran contracción al trabajo, valentía, esmero, dedicación, sentido del deber, amplitud de miras, juicio crítico, y un gran número de capacidades que supo conjugar a la perfección convirtiéndose en uno de los grandes líderes de su tiempo.
Los ideales iluministas cambiaron en muy pocos años la faz de Europa y en algunos años más también la joven América donde surgió toda una generación de hombres y mujeres en todos los confines del continente, con una visión clara y pensamiento estratégico, entre los que contamos a los libertadores y padres fundadores.
Poco conocido en Buenos Aires
Así “la América del Sur” después de los primeros años de revolución y cuando la guerra de la independencia comenzaba a recrudecer en todos los confines del continente, dos hombres se destacaron y erigieron como Libertadores: Simón Bolívar en el Norte y José Francisco de San Martín en el Sur, líderes y conductores de la Revolución, que dejaran grabado a fuego su impronta en las repúblicas que ayudaron a fundar. La figura de San Martín, a diferencia de su émulo caraqueño, era poco conocida en Buenos Aires, pero al poco tiempo de su llegada aquel providencial 9 de Marzo de 1812, a fuerza de esmero, trabajo y tesón, el maduro Coronel inició su misión de liderar la guerra de la independencia continuando el legado de su hermano de causa el creador de la bandera Manuel Belgrano.
Precisamente, dos años después de su llegada al Río de la Plata, San Martín tomaba la posta de manos del mismo Belgrano quien luego de ser derrotado en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma le decía:“ No siempre puede uno lo que quiere, ni con las mejores medidas se alcanza lo que se desea: he sido completamente batido en las pampas de Ayohuma cuando más creía conseguir la victoria; pero hay constancia y fortaleza para sobrellevar los contrastes y nada me arredrará para servir; aunque sea en la clase de soldado, para la libertad e independencia de la patria … lo pedí a usted desde Tucumán, no quisieron enviármelo; algún día sentirán esta negativa …”.
“Como hombre de acción, pero también como un intelectual ilustrado, Gobernante ordenado y progresista, y ciudadano comprometido con su tiempo: San Martín fue, sin duda, el máximo líder de su tiempo que logró cambiar el destino de América.”
San Martín, desarrolló pacientemente su carrera en el Plata, creó el Regimiento de Granaderos a Caballo y fue su insigne jefe, impulsó la Asamblea del Año XIII, se reunió con Belgrano en el Norte y desde allí maduró el Plan de Liberación Continental, asumió la Gobernación Intendencia de Cuyo, desde donde impulsó el Congreso de Tucumán y la Declaración de la Independencia, formó el Ejército Libertador de Los Andes, aseguró la independencia de Chile, Proclamó la Libertad del Perú y colaboró con la libertad de Ecuador y con los ejércitos bolivarianos para consolidar la Gran Colombia y las nacientes Repúblicas de toda América.
Durante su carrera pública, las dos experiencias como líder político, gobernante y administrador, tanto como Gobernador Intendente de Cuyo, y luego como Protector de los Pueblos Libres del Perú y fundador y primer mandatario de la naciente República; le permitieron, junto a su desempeño militar, desplegar sus competencias y habilidades de estadista, plasmada en su obra civil, económica, educativa y cultural, cuyo legado sigue hoy presente, tanto en la Provincia de Mendoza como en la República del Perú, convirtiéndose, a partir de su corta pero dinámica y profusa labor, en un verdadero modelo de liderazgo público para la posteridad.
“Hubo una época en que todos éramos compatriotas”
Aquellos tardíos, pero merecidos reconocimientos arrancaron del Libertador las siguientes palabras: “La mayor recompensa que todo hombre público puede desear es la aprobación de su conducta por sus contemporáneos; así es que, a pesar de una vejez y una salud sumamente quebrantadas y sobre todo próximo a perder la vista por cataratas, mi existencia en medio de estos males recibe consuelos que los hacen más soportables, recordando que los actuales gobiernos del Perú, Chile y la Confederación Argentina me dan con frecuencia pruebas inequívocas del aprecio que les merezco y por este medio veo recompensado con usura los cortos pero bien intencionados servicios que la suerte me proporcionó rendir a estas repúblicas en la guerra de nuestra independencia”.
La gloria lo alcanza en la última parte de su vida; luego de persecuciones, descalificaciones y olvidos producto de rencores e intereses mezquinos; sin embargo con el equilibrio y la entereza que lo había caracterizado toda su vida, recibía con alivio y alegría los encomios de las generaciones que lo siguieron y reconocieron en el “viejo guerrero” al primero de sus ilustres fundadores.
Al decir del General Juan Gregorio de Las Heras con motivo de la inauguración del monumento al General San Martín en Santiago de Chile el 05/04/1863: “Hubo una época, época gloriosa en la historia de este continente, en que todos los americanos éramos compatriotas, unidos por el doble vínculo de nuestro común infortunio y nuestros comunes esfuerzos por la independencia. A esa época pertenece el varón ilustre el capital general de los ejércitos de Chile, a cuya memoria Chile, agradecido, levanta hoy este monumento”.
«San Martín supo decir: ‘Mi juventud fue sacrificada al servicio de los españoles, mi edad media al de mi patria, creo que tengo derecho a disponer de mi vejez'»
Fue así que luego de 20 años de formación, preparación y experiencia, le bastaron tan sólo 10 años de vida pública para cambiar la faz del “continente dionisíaco”, tal la denominación que el mismo Libertador solía otorgar a América, al referirse a las pasiones irreconciliables que dieron lugar a las guerras fratricidas que devoraron a las antiguas colonias concluido el período independentista.
Como el mismo San Martín supo decir: “Mi juventud fue sacrificada al servicio de los españoles, mi edad media al de mi patria, creo que tengo derecho a disponer de mi vejez”, con esa claridad mental, equilibrio y ecuanimidad que lo caracterizó siempre, en esta sencilla frase pudo resumir toda su poderosa y fructífera vida. Vida larga y compleja dedicada a una misión a la que se entregó con profesionalismo, pasión y desvelo, convirtiéndose finalmente en el “hombre justo, en el momento indicado” para torcer el rumbo y lograr la Libertad de América.
Como hombre de acción, pero también como un intelectual ilustrado, Gobernante ordenado y progresista, y ciudadano comprometido con su tiempo: San Martín fue, sin duda, el máximo líder de su tiempo que logró cambiar el destino de América. Hoy más que nunca su legado de hombre público honesto y comprometido con la realidad de su tiempo y por sobre todo desde la coherencia entre su pensamiento, su palabra y su acción, nos interpela y nos impone una reflexión antes las grandes dificultades que atraviesa nuestro país y la región, aún pendiente en su desarrollo equitativo y justo, en la unidad latinoamericana tan pretendida y aún esquiva, y por sobre todo desde la visión del desarrollo y progreso a través de la educación e ilustración universal que tanto él como los hombres y mujeres que arriesgaron todo por la libertad e independencia soñaron.
Fuente del presente artículo, Libro: “San Martín, Modelo de Líder Americano. Edición Impresa Bs. As. 2014. Edición Digital, Mendoza, Setiembre 2020. Ebook: http://bit.ly/sanmartin-mla