“Estamos ante una bifurcación en el camino. Una opción conduce a un futuro desigual, insostenible, de inestabilidad creciente, mayores crisis. El otro se basa en un modelo que coloca al ser humano en el centro para construir mejores sociedades, priorizando el empleo, los ingresos y la protección social, los derechos de los trabajadores y el diálogo social”, Guy Ryder (OIT, Enero 2021).
¿Dónde nos lleva la revolución tecnológica 4.0? ¿Qué está pasando en el mundo del trabajo? ¿Cuáles son las actividades laborables del mañana? ¿Para quién o quiénes trabajamos los seres humanos? ¿Cómo nos prepararemos los trabajadores actuales para continuar dentro del mundo laboral ¿Cómo y cuales las habilidades requeridas para iniciar una relación de trabajo en el futuro que comienza hoy? ¿cambian las condiciones laborales? ¿Existen riesgos emergentes en el mundo del trabajo?
Desde los inicios de la humanidad los instrumentos tecnológicos han moldeado la historia de la civilización y por ende el futuro del trabajo humano. Desde la introducción de la rueda, las poleas, los molinos, la máquina a vapor, el motor a combustión, la energía eléctrica, la telecomunicación hasta el actual estado de la tecnología que se construye en torno a la internet de las cosas.
La innovación es motorizada en dos sentidos, por un lado la creación de algo nuevo (disruptivo) o por otra parte es consecuencia de mejorar un producto o servicio existente (eficiencia; productividad, mejora continua). Ambas fuerzas dan movimiento obligando a los actores del entramado productivo buscar emparejarse al ritmo de los cambios.
Actualmente existen tres tendencias que marcan el pulso acelerado de los procesos de transformación de la realidad presente:
La inteligencia artificial, cuya aplicación práctica afecta la manera en que se gestionan los múltiples datos en las actividades de rutina.
El Deep Learning, que fusiona la tecnología con los comportamientos humanos buscando desarrollar tecnologías capaces de imitar hábitos y decisiones de las personas para auxiliarse, incrementar la efectividad y eficiencia de sus acciones o “reemplazarlas”.
Finalmente encontramos los ecosistemas digitales, en referencia a la creación de plataformas unificadas que dan marco a una realidad virtual compartida por los usuarios, identificados a través de sus perfiles de diseño; donde interactúan interconectados unificando espacio y tiempo independientemente del espacio territorial y el tiempo u hora local desde donde se conectan.
Las tres tendencias conforman la denominada revolución 4.0 que atraviesa los procesos productivos y todo hecho susceptible de incluirse en esta naciente versión del sistema capitalista. Estas redes sociales creadas en la virtualidad, borran las fronteras físicas, eliminan las distancias, los humanos a través de cámaras y programas de transmisión online (streaming), se hacen presentes en eventos que ocurren lejanos a su punto de ubicación; sea cual fuera la medida elegida para su medición: kilómetros u horas.
EL TRABAJO DESOLOCALIZADO
Las nuevas plataformas digitales, versión modernizada de las viejas ferias de mercaderes, se expanden a escala. Usuarios de todo el mundo, una vez logueados en los software que las contienen; intercambian ofrecimientos, opiniones, construcciones, habilidades o distinciones; por satisfacer sus demandas, gustos y preferencias respecto de sus influencers frecuentes; sin intermediarios visibles (porque existen intermediarios ocultos como el administrador de la red o el proveedor de internet que son partícipes necesarios no solo suficientes). Conectados realizan incontables transacciones uniendo distancias factibles de conexión, generando multimillonarias ganancias que para quienes ya las concentran.
La existencia de la conexión (fibra óptica o inalámbrica) es ahora la determinante para estar sincronizados e incluidos en la internet de las cosas, en un tiempo instantáneo. Así, el avance de estas herramientas en las tareas se replican sobre el mundo del trabajo o sobre los trabajadores en particular. La telemática no advierte alarmas por desconexión, plasmando en imágenes, videos, reels, fotos incluso retocadas, filtradas por diseños de máquina; cada registro de humanidad. Una nube invisible de información que pocos entienden cómo o dónde funciona; guarda el despliegue de las horas laborales(y no) del tiempo actual. El dispositivo de bolsillo abre la puerta al trabajo digital autómata.
El trabajador del futuro será entonces aquel quien pueda resolver una tarea puntual con habilidades aprehendidas, adaptándose unos pocos minutos antes de la ejecución. Flexibilidad, resiliencia, capacidad de innovación, altas dosis de creatividad y adaptación surgen como nuevas credenciales.
La fuerza de trabajo humana que el sistema capitalista supo mercantilizar y asignar valor monetario de intercambio; se devalúa y reemplaza. En el contexto, actores de acero, microchip y batería (transhumanos) dotados de inteligencia suprahumana se dan lugar en la escena de la producción mundial. Los agentes del modelo clásico capitalista moderno: el capitalista, el terrateniente, el empresario y el trabajador/operario/empleado, van quedando vetustos.
El trabajador del futuro será entonces aquel quien pueda resolver una tarea puntual con habilidades aprehendidas, adaptándose unos pocos minutos antes de la ejecución. Flexibilidad, resiliencia, capacidad de innovación, altas dosis de creatividad y adaptación surgen como nuevas credenciales. Todas características que nacen de la experiencia, del análisis, de la formación continua y la virtud humana de anticiparse, intuir y proyectarse.
EL TRABAJO MAS HUMANIZADO
Su rol tradicional de contribución de tiempo productivo ya no suma; es su tiempo conectado sin direccionamiento alguno; sin instrucción ajena sino su instinto y curiosidad, sus preferencias reveladas en su consumo irracional; el que transforma su lugar al igual que el modelo global. Así las dinámicas de acumulación por despojo siguen vigentes, se expanden y profundizan la exclusión socioeconómica de las comunidades periféricas; precariza las condiciones de vida y las margina a un escenario con menos derechos y oportunidades.
La economía está en pleno salto cuantitativo y cualitativo. Las nuevas tecnologías generan desempleo tecnológico que se suma al estructural existente. Preocupa sobre las fuentes de trabajo que se eliminan que serán irrecuperables. En esta bisagra de la historia; serán los propios humanos en sus roles funcionales: trabajo, consumo, producción, creación de valor y contenido; quienes deberán elegir la dirección de lo que viene asumiendo su papel protagónico en la construcción del futuro.