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Políticas de ciencia, tecnología e innovación: los nuevos compromisos que la Argentina necesita 

por | Sep 5, 2024 | Opinión

Con el crecimiento de las extremas derechas en el mundo proliferan las teorías conspirativas, los populismos, negacionismos y escepticismos. La subjetividad de las creencias y las emociones dan apoyo a políticas que están planificadas racionalmente, en favor de la concentración de la riqueza y el despojo de los recursos naturales de nuestros pueblos. 

Necesitamos que la ciencia y la investigación sean un bien común de toda nuestra sociedad, para construirla y para servirnos del conocimiento en conjunto. Necesitamos reconstruir la confianza en las personas y las instituciones que hacen ciencia en la Argentina, y que cada persona confíe en sus capacidades para comprender los desafíos que plantea la vida hoy, apropiándose del conocimiento y la tecnología. 

Cuando se recorren opiniones en el sector científico, los espacios de innovación y tecnología, a menudo se escucha que en Argentina existen grandes desafíos que siempre quedan pendientes y que no se han debatido por largas décadas. Que las propuestas y debates recientes se han centrado en el porcentaje del PBI nacional para el financiamiento de ciencia, tecnología y en el número de investigadores del CONICET, pero que ha faltado vocación transformadora, y que grandes temas como la orientación del conocimiento, la investigación en las universidades, la calidad de la producción, la organización y gobernanza de las unidades de investigación, la existencia y fortaleza de instituciones de interfase, por poner sólo algunos ejemplos, no fueron objeto de análisis y en muchos casos, ni siquiera de propuestas.

«Necesitamos que la ciencia y la investigación sean un bien común de toda nuestra sociedad, para construirla y para servirnos del conocimiento en conjunto. Necesitamos reconstruir la confianza en las personas y las instituciones que hacen ciencia en la Argentina, y que cada persona confíe en sus capacidades para comprender los desafíos que plantea la vida hoy, apropiándose del conocimiento y la tecnología.»

En la actual coyuntura, parece imposible abrir tales discusiones, porque el gobierno nacional sólo propone el ajuste y la destrucción como política científica y tecnológica, y su crítica y deslegitimación del sector del conocimiento ni siquiera sigue un hilo conceptual. En efecto, buscan recortar allí donde es más fácil porque los trabajadores están precarizados, disminuyen fondos de mantenimiento sin averiguar si causan daños más caros que el ahorro, estigmatizan áreas disciplinares que le resultan fáciles de atacar ante el sentido común y la cultura general, y muchos otros ejemplos de un festival anti ciencia, anti conocimiento y anti evidencia, que en muchos casos parece simplemente anti verdad.

VOCACIÓN TRANSFORMADORA

En este nuevo escenario, el Partido Socialista manifiesta el más alto compromiso con la ciencia, la tecnología y la innovación, su crecimiento y mejora estructural, y su participación en la construcción de un futuro mejor para la Argentina.

Necesitamos una verdadera vocación transformadora de nuestra política y nuestro sector de ciencia, tecnología e investigación, pero esta transformación debe darse en un contexto de desarrollo y fortalecimiento del sector, no ser la excusa para su declive. Debemos hacerlo en conjunto: generar las alianzas que permitan crear y sostener nuevas políticas en el gobierno, con el sector científico y tecnológico, las universidades y el sector productivo del conocimiento, de los sectores económicos más dinámicos y de los entramados tradicionales.

Las políticas educativas, científicas y tecnológicas en Argentina han sido motivo de controversias y discusiones desde los inicios de la organización de nuestro estado nación, y ello se debe a que implica una manera de organizar la producción y la circulación del conocimiento y lleva implícito el valor que se le otorga. Nuestro país también se destaca por importantes contribuciones al debate del diseño, planificación y ejecución de políticas de CTI, de la mano de los modelos de desarrollo nacional y regional. Pero es en esta coyuntura en la que nos encontramos que se plantea una disyuntiva mucho más elemental, vinculada a que Argentina llanamente tenga o carezca de sistema científico y de universidades de investigación.

En este contexto, creemos que es necesario ampliar la mirada de discusiones que han monopolizado la atención, como el porcentaje del PBI destinado al financiamiento y el número de investigadores cada mil personas económicamente activas, para tomar posición claramente sobre temas fundamentales, alcanzar acuerdos básicos, y por otro lado debatir ejes concretos que hacen al trabajo y a la profesión de la ciencia, la tecnología y la innovación en el país.

LA FUERZA DE LA CIENCIA

Debemos pasar de sólo pagar salarios (austeros) a realizar proyectos de I+D de alta calidad y alto impacto. En las últimas décadas, el CONICET y otros organismos de Ciencia y Tecnología siguieron un camino que ya le había sido impuesto a las Universidades: una disminución en la proporción del presupuesto destinado a financiar la ejecución de I+D y la provisión de equipamiento e infraestructura, y en consecuencia, de la capacidad de planificar o fijar una estrategia de desarrollo o de articularla con otros organismos de I+D y con el sector productivo. La mayor parte del presupuesto, aún en etapas de crecimiento, se ha destinado a salarios y a funcionamiento. Los proyectos del CONICET y los proyectos universitarios acreditados al programa de incentivos son marcos institucionales para los trabajos de investigación, sin financiamiento oportuno o suficiente. 

«La mayor parte del presupuesto, aún en etapas de crecimiento, se ha destinado a salarios y a funcionamiento. Los proyectos del CONICET y los proyectos universitarios acreditados al programa de incentivos son marcos institucionales para los trabajos de investigación, sin financiamiento oportuno o suficiente.»

En este contexto, el financiamiento para funcionamiento proviene de los instrumentos de la Agencia de I+D+i, que con las sucesivas devaluaciones, tampoco permite comprar equipos o asistir a congresos internacionales. Hace unos días, la agencia comunicó que no abrirá convocatorias este año, y que las de 2025 se verán supeditadas a la disponibilidad de fondos.  

¿CÓMO SALIMOS DE ESTE LABERINTO?

Debemos comprometernos con un cambio hacia una mayor fuerza de contenido y realidad de la ciencia argentina, no solo de formalidad y narrativa. Tenemos que idear nuevas maneras de financiar y producir conocimiento, que saquen la discusión de la dinámica de crecimiento de los grupos y unidades ejecutoras o las carreras individuales, y la sitúen en una fortaleza de todo el sector del conocimiento, conectado con las necesidades de un proyecto de desarrollo de nuestro país.

Para ello, convocamos a todos los sectores de la ciencia, tecnología e innovación, al sector de las empresas de base tecnológica, a todos los sectores productivos que necesitan y quieren tecnología argentina para sostenerse y crecer. Construyamos el nuevo proyecto que Argentina necesita con ciencia, tecnología e innovación

Erica Hynes

Erica Hynes

Doctora en química. Investigadora del CONICET y profesora en la Universidad del Litoral. Feminista. Responsable de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) en el Ministerio de Desarrollo Productivo de Santa Fe. Fue ministra y diputada provincial. Es secretaria de CTI del Partido Socialista.