Mientras se reactiva la denuncia del fiscal Nisman contra Cristina Kirchner, los Panama Papers siguen complicando a Mauricio Macri y a su padre.
Seguramente se trata de un récord mundial, triste, pero récord al fin: los problemas judiciales no cesan para los dos últimos presidentes de la Argentina. A las varias causas que investigan a la ex presidenta Cristina Kirchner se le sumó la reactivación de la denuncia de Alberto Nisman contra ella y otros ex funcionarios por presunto «encubrimiento» del atentado contra la AMIA.
En ese marco, el juez federal Ariel Lijo dispuso la realización de cincuenta medidas de prueba, que llevará adelante el fiscal Gerardo Pollicita. Esas medidas habían sido descartadas por el anterior juez de la causa, Daniel Rafecas, cuando cerró el expediente poco después de la muerte de Nisman.
De este modo queda reabierta formalmente la denuncia de Nisman, en la que el trágicamente fallecido fiscal advirtió sobre la supuesta «existencia de un plan delictivo destinado a encubrir y dotar de impunidad a los ciudadanos de nacionalidad iraní imputados».
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Al mismo tiempo, como parte de la investigación por el escándalo de los «Panama Papers», el fiscal federal Federico Delgado pidió profundizar la investigación sobre el Presidente y su padre Franco Macri: le pidió al juez Sebastián Casanello que tome medidas para determinar si hubo supuestas maniobras de lavado de dinero.
El fiscal también reclamó que se aceleren los tiempos de la investigación «porque involucra al Señor Presidente de la Nación». «Si bien todas las causas deben resolverse en un tiempo razonable, la trascendencia institucional de esta requiere un esfuerzo mayor», sostuvo el fiscal.
Macri es investigado en esta causa por presunta «omisión maliciosa» en su declaración jurada de bienes.
Fuente de la foto: La Nación