La triste y evitable muerte de una yaguareté hembra preñada, atropellada en una ruta de Misiones a principio de este año, no hizo más que mostrar la indiferencia de gran parte de la sociedad hacia otras formas de vida.
El lamentable hecho tuvo lugar en un tramo de la ruta provincial 19, que une las localidades de Wanda con Andresito y atraviesa de punta a punta el Parque Provincial Urugua-í, en plena selva misionera, una zona protegida por su rica biodiversidad.
Teniendo en cuenta la escasa población de yaguaretés que sobreviven en nuestro país, a este hecho se le suma la gravedad de que la hembra atropellada estaba preñada con dos cachorros por nacer, como lo confirmó el equipo de veterinarios y biólogos a cargo de la necropsia. En el informe que presentaron detallan que el animal era una hembra joven de 42 kilogramos de peso y 183 centímetros de largo, que se encontraba en estado de preñez de dos cachorros (un macho y una hembra), y que estaban completamente desarrollados y próximos a nacer.
Lamentablemente esto no es nuevo: ya en 2015 el Centro de Rescate, Rehabilitación y Recría de Animales Silvestres “Güira Oga”, registró 1.086 atropellamientos de fauna silvestre en el tramo de acceso al Parque Nacional Iguazú y el Parque Provincial Puerto Península, y esta cifra sigue creciendo año tras año. Actualmente en la zona norte de la provincia de Misiones, más de 3.000 animales mueren atropellados cada año.
En un estudio publicado en 2017 en la revista Animal Conservation, investigadores del IBS y del Joint Research Centre (JRC), de Italia, analizaron las principales zonas para conservar al yaguareté y diseñaron estrategias para mejorar el hábitat y recuperar la población. Con la aplicación de métodos analíticos de conectividad, se determinó que algunos de los parches de poblaciones más importantes estaban atravesados por rutas y que existía un riesgo latente de que murieran atropellados.
[blockquote author=»» pull=»normal»]Actualmente en la zona norte de la provincia de Misiones, más de 3.000 animales mueren atropellados cada año.[/blockquote]
El lugar donde fue impactada la yaguareté había sido identificado por los investigadores como uno de los puntos de mayor riesgo. Otra de las áreas críticas, señalan, son las Rutas Nacionales Nº 12 y 101, en el tramo que atraviesan el Parque Nacional Iguazú y el Parque Provincial Puerto Península.
El incremento de la actividad turística, del parque automotor y la pavimentación de tramos de rutas que atraviesan áreas protegidas o zonas de alta biodiversidad han contribuido al incremento de las muertes de animales por atropellamiento, pero el exceso de velocidad es la causa principal.
Diversas pueden ser las circunstancias en la que un vehículo y un animal se encuentran, pero si el primero circula a una velocidad excesiva, su capacidad de frenado siempre favorece al atropellamiento. Los conductores violan las velocidades máximas permitidas en la zona de áreas naturales protegidas, que es de 60 y 80 kilómetros por hora.
Si bien en este caso en particular se le aplicará al conductor una multa que podría llegar a los 500.000 pesos, por haber terminado con la vida de un animal en peligro de extinción, estas sanciones no tienen que ser la única solución. Ya que como dijo Nicolás Lodeiro Ocampo, de la Red Yaguareté, el 97 por ciento de los automovilistas excede igualmente la velocidad máxima en las zonas de reserva.
OTRAS SOLUCIONES
En las rutas argentinas que atraviesan áreas protegidas y especialmente en la provincia de Misiones, se está trabajando hace varios años en campañas de concientización sobre el respeto de los conductores a las velocidades máximas establecidas cuando circulan por estos lugares. Aunque esto solo no alcanza, por lo que desde diferentes organizaciones se sigue pidiendo la instalación de radares y el endurecimiento de las multas a los infractores, para así desalentar los excesos de velocidad. Ya que si hay exceso de velocidad no se puede hablar ya de “accidente” sino de negligencia.
Igualmente existen diferentes alternativas para tratar de evitar que los animales y los vehículos se crucen sobre las rutas, una de ellas son los llamados pasafaunas. Estos pueden ser subviales, es decir que pasan por debajo de la cinta asfáltica y conectan de forma segura para los animales ambos lados de la ruta.
Pero también pueden estar por sobre la ruta, como el ya famoso ecoducto o pasafauna aéreo, que fue construido por la Dirección Provincial de Vialidad de Misiones en el área del corredor de biodiversidad Urugua-í – Foerster, cuando se realizaron las obras de pavimentación de la Ruta Nacional 101. Esta estructura permite que la fauna nativa circule por sobre la vía y aumenta la permeabilidad de las rutas.
[blockquote author=»» pull=»normal»]Hay que incluir a la fauna nativa en el desarrollo de la infraestructura, de modo que podamos disfrutarla y beneficiarnos con los servicios ecosistémicos que brindan.[/blockquote]
Esta experiencia que se lleva a cabo en Misiones no solamente es la única del país, sino de toda Latinoamérica y surgió de la preocupación por el impacto de la construcción de rutas dentro de áreas naturales protegidas.
Este tipo de construcciones de probada eficacia, representan una alternativa para la fauna nativa que les permite circular por los corredores biológicos si tener que cruzarse en el camino de algún desprevenido conductor.
Con este mismo fin hace unos años surgió la propuesta de una autopista elevada sobre el Parque Nacional Iguazú, similar a la “Rodovia Dos Imigrantes” que se llevó a cabo en Brasil, donde se construyó una autopista que cruza la Serra do Mar en el estado de San Pablo.
Las alternativas son varias y muchas de probada eficiencia, es cuestión de ver el panorama completo e incluir a la fauna nativa en el desarrollo de la infraestructura, para que todos podamos disfrutarla y beneficiarnos con los importantes servicios ecosistémicos que nos brindan.
En base a Red Yaguareté / Misiones Online / Primera Edición / El Federal
Fotos: Yaca Ferroni/Diego Pelinski