La actual corrida del dólar desnuda dos realidades innegables sobre la economía de nuestro país: por un lado, se verifican nuevamente las fallas estructurales de una economía primarizada y vulnerable, y por el otro, se comprueban los efectos negativos de las políticas implementadas por el gobierno de Cambiemos.
La actual corrida del dólar desnuda dos realidades innegables sobre la economía de nuestro país: por un lado, se verifican nuevamente las fallas estructurales de una economía primarizada y vulnerable, y por el otro, se comprueban los efectos negativos de las políticas implementadas por el gobierno de Cambiemos.
Un análisis desapasionado de los últimos 50 años muestra que, más allá de los matices en las políticas y de nuestras propias preferencias personales, los datos objetivos prueban que nuestro país ha ido en retroceso permanente. Sin entrar en muchos detalles, podemos mirar el historial de la inflación, la evolución del desempleo o los índices de pobreza para verificar la veracidad de esta afirmación.
Estas situaciones críticas se manifiestan cíclicamente, con estallidos económicos muy severos luego de algunos años de relativa bonanza. Así pasaron el “Rodrigazo”(1975), el fin de la «Tablita» de Martinez de Hoz (1981), las hiperinflaciones de 1989 y 1990, y el estallido de 2001.
En todas estas circunstancias existieron crisis severas con el tipo de cambio que desencadenaron devaluaciones muy importantes y procesos de altísima inflación. Las consecuencias en el desempleo y en todos los indicadores económicos fueron siempre muy perjudiciales para la sociedad en su conjunto, y especialmente para los sectores más desfavorecidos.
Examinando la historia podemos descubrir que la mayor parte de nuestros problemas no son nuevos y siguen existiendo por la impericia de quienes nos gobiernan.
[blockquote author=»» ]Un análisis desapasionado de los últimos 50 años muestra que los datos objetivos prueban que nuestro país ha ido en retroceso permanente. Sin entrar en muchos detalles, podemos mirar el historial de la inflación, la evolución del desempleo o los índices de pobreza para verificar la veracidad de esta afirmación.[/blockquote]
Resulta evidente que el gobierno anterior no fue capaz de modificar esa estructura económica primarizada, a pesar de haber gobernado durante 12 años con mayoría parlamentaria y una bonanza sin precedentes de ingresos por exportaciones.
En lo que respecta al gobierno de Cambiemos, está más que claro que han empeorado todos los indicadores que decían iban a corregir. El cóctel explosivo de alta Inflación, déficit fiscal, déficit comercial y de la balanza de pagos, y alto nivel de endeudamiento externo e interno, empieza a mostrar resultados. La fragilidad del modelo se verifica con la corrida cambiaria que se ha desatado en los últimos días y que es consecuencia directa de la irresponsable política implementada por el gobierno.
A esta situación se llega por diversas causas:
- Al asumir el nuevo gobierno resignó importantes ingresos fiscales al eliminar retenciones a la minería y reducir retenciones al sector agropecuario.
- Liberó la posibilidad de ingreso y egreso de capitales financieros sin ninguna restricción
- Ante la pérdida de ingresos fiscales antes mencionada, inicia un proceso de quita de subsidios a los servicios públicos en paralelo con un agresivo cronograma de aumentos de tarifas.
- Para financiar el creciente déficit, producto de las medidas mencionadas, el crecimiento de las estructuras del Estado y el aumento del gasto público, empiezan a recurrir aceleradamente al endeudamiento externo.
- Para neutralizar la liquidación a pesos de la entrada de dólares por los créditos externos, el Banco Central implementó el nefasto sistema de LEBACs que con tasas muy elevadas (superiores al 25%) y con un valor del dólar frenado generó un negocio financiero insuperable para los capitales «golondrina» que entraron al país.
Esta política irresponsable chocó con la realidad y, ante la suba de tasas en EE.UU, estas colocaciones dejaron de ser atractivas para los capitales «golondrina». Estos capitales comenzaron a salir de sus posiciones en LEBACS para pasarse a dólares y emprender la retirada. El resultado está a la vista: corridas con el tipo de cambio y el BCRA “quemando” reservas para apagar el incendio y entregando la dignidad subiendo las tasas hasta un 40%.
Mientras tanto, el Ministro Dujovne «habló al país», pero en realidad dirigió su mensaje a los capitales especulativos a los que les promete ajustes en el gasto público y persistir en el «tarifazo», como elementos adicionales a lo ofrecido en materia de tasas por el BCRA.
Lamentablemente, esta idea de creer que con mecanismos de “alquimia financiera” y manteniendo las inconsistentes políticas del gobierno será posible modificar los pobres resultados alcanzados en más de dos años de gestión es, como mínimo, inocente.
Desde el Socialismo advertimos que lo que hace falta es un cambio absoluto en la política económica que tiene que enfocarse en la implementación de un plan de desarrollo sustentable. Es necesario corregir el rumbo y salir de esta dinámica que nos vuelve a poner en las manos de los intereses de los grandes grupos financieros y de los organismos internacionales de crédito. No podemos persistir en este peligroso camino de endeudamiento que nos lleva inexorablemente a condicionar la independencia de nuestra política económica.
Está claro que quienes nos gobiernan están mirando intereses que no son los de la mayoría de los argentinos. Mientras insistan con este modelo veremos como resultado el agravamiento de la crisis social y económica, y corremos el riesgo de enfrentar en breve nuevas crisis y corridas más profundas que la que hemos visto en estos días.