En los últimos 50 años la cantidad de agua con oxígeno en el mundo ha disminuido gradualmente, provocando un grave problema a los ecosistemas marinos: la presencia de zonas muertas.
Las áreas marítimas del planeta enfrentan uno de los momentos más críticos de la historia debido a la disminución del oxígeno en el mar, lo que pone en riesgo no solo la biodiversidad marina, sino también todo el ecosistema humano.
Según un estudio publicado recientemente en la revista Science, el tamaño de las zonas sin oxígeno en las aguas abiertas del océano se ha cuadruplicado desde mediados del siglo XX, mientras que las zonas con muy poco oxígeno cerca de las costas se han multiplicado por 10.
En los cuerpos de agua costeros, incluidos los estuarios y los mares, los sitios de bajo oxígeno han aumentado más de diez veces desde 1950 y los científicos esperan que el oxígeno continúe cayendo incluso fuera de estas zonas a medida que la Tierra se calienta.
Esto, señalan los autores del estudio que analiza en profundidad la falta de oxígeno en los océanos, puede provocar la extinción masiva de especies en el largo plazo, poniendo en riesgo la vida de millones de personas que dependen del mar para alimentarse y como fuente de trabajo.
[blockquote author=»» pull=»normal»]La causa de este desastre medioambiental parece ser, una vez más, la acción humana.[/blockquote]
¿QUÉ SON LAS ZONAS MUERTAS DEL OCÉANO?
Las zonas muertas son grandes extensiones de agua que contienen muy poco o nada de oxígeno. Se las llama «muertas» porque son muy pocos los organismos que pueden sobrevivir allí: la mayor parte de los animales que terminan en estos parches acaban sofocándose y mueren.
Si bien zonas de poco oxígeno ocurren naturalmente en el océano (normalmente en el oeste de los continentes, debito al efecto de la rotación de la Tierra sobre las corrientes oceánicas) el problema es la medida en que se han expandido desde 1950.
Los niveles bajos de oxígeno hacen que los animales crezcan menos, tengan problemas reproductivos y enfermedades.
«Los mayores eventos de extinción en la historia de la Tierra han estado asociados con climas cálidos y con la deficiencia de oxígeno en los océanos», señaló Denise Breitburg, científica del Centro de Investigación Ambiental Smithsonian, en Estados Unidos, y autora principal del estudio.
LAS CAUSAS
Estas zonas están principalmente cerca de regiones en las que se vierten aguas cargadas de desechos industriales y agrícolas, cercanas muchas veces a grandes núcleos de población. Estos vertidos, que muchas veces llegan al mar a través de los ríos y los escurrimientos de las lluvias, provocan el fenómeno conocido como eutrofización, que es un enriquecimiento excesivo de nutrientes que dispara el desarrollo de algas y bacterias descomponedoras que consumen el oxígeno del agua.
Este fenómeno ocurre con mayor intensidad en aguas tropicales, que naturalmente son menos ricas en oxígeno, provocando que la vida bentónica sésil muera (como esponjas, tunicados, moluscos bivalvos y otros organismos que viven fijos al fondo), mientras que los que tienen mayor movilidad, como los peces, abandonan la zona, convirtiéndola casi en un “desierto biológico”.
La relación con el desarrollo está clara. Desde los años 60 del siglo pasado, el número de zonas muertas identificadas se va duplicando cada década: 10, en 1960; 19, en 1970; 37, en 1980; 68, en 1990 y se calcula que actualmente existen en el mundo entre 200 y 220 de estas zonas. Y su reparto –casi todas en el hemisferio norte– confirma su vínculo con prácticas de agricultura intensiva. La causa de este desastre medioambiental es, una vez más, la acción humana.
[blockquote author=»» pull=»normal»]Las zonas muertas están cerca de grandes núcleos de población, regiones donde se vierten aguas cargadas de desechos industriales y agrícolas.[/blockquote]
SOLUCIONES
Por si los efectos mencionados antes no fueran suficientes, la falta de oxígeno puede además impulsar al océano a liberar sustancias químicas peligrosas como por ejemplo óxido de nitrógeno, un gas con efecto invernadero 300 veces más poderoso que el dióxido de carbono.
Para mantener el bajo nivel de oxígeno bajo control, los científicos creen que el mundo necesita abordar el problema desde diferentes ángulos.
Primero hay que abordar las causas, como la contaminación de nutrientes y el cambio climático. Apuestan por mejores sistemas sépticos y saneamiento para proteger la salud humana y mantener la contaminación fuera del agua y la reducción de las emisiones de combustibles fósiles.
«Frenar el cambio climático requiere un esfuerzo global, pero incluso las acciones locales pueden ayudar con el declive de oxígeno provocado por el exceso de nutrientes», señaló Breitburg.
Además de implementar medidas para frenar el calentamiento global, los expertos creen que se pueden crear áreas marinas protegidas o zonas donde se prohíba la captura de los animales que usan estos lugares para escapar del bajo nivel de oxígeno.
También proponen mejorar el seguimiento de zonas con poco oxígeno en todo el mundo, para revertir con acciones anticipadas el aumento de zonas muertas.
En base a Europa Press / BBC / TeleSur / El País