Rosario es noticia, pero esta vez por la calidad y capacidad de respuesta de su sistema de salud, principal legado de las gestiones socialistas. La pandemia ha puesto en relevancia las virtudes de un modelo pensado desde lo público y basado en la igualdad.
Rosario ha sido considerado como un caso paradigmático por su eficiencia. Tuvo un perfil propio con sus variables epidemiológicas notables cuando se las compara con el resto del país.
La crisis de la pandemia nos sacudió con los mismos problemas que tuvieron todos, como los elementos de protección personal, diseño de protocolos, acuerdos en criterios de trabajo, ampliación de camas críticas, etc. Creo que hubo alguna diferencia y fue la forma en que piensa nuestro colectivo de trabajadores de la Salud: lo piensan desde una perspectiva de derechos. O sea, son trabajadores que están implicados en un proyecto. No es un empleo más trabajar en Salud. Eso no se hace de un día para otro, solo puede hacerse luego de una discusión política del sentido de las prácticas. Así abordamos la pandemia como abordamos el resto de los problemas de salud-enfermedad, los derechos sexuales y reproductivos, el acceso a medicamentos crónicos, pensar el Centro de Salud con una dinámica en el gabinete social y con el vínculo con la población. Así los equipos deciden llevar todos los medicamentos de uso crónico para tres meses al domicilio de adultos mayores, evitando que regresen periódicamente, así también se decidió la vacunación (gripe y neumococo) en domicilio a cargo de los 51 centros de salud en más de 100 autos que llegaron a todos los pacientes mayores adscriptos de cada clínico generalista.
¿Cómo evalúan los resultados del trabajo de vuestros equipos?
No es posible hacer eso si no hay equipos formados previamente y comprometidos con el proyecto. Esto fue parte del cuidado. Lograr que los adultos mayores tengan sus medicamentos y vacunas al día es un tema clave para disminuir la chance de contagios. Cuando dejamos de tener casos en pacientes llegados del exterior tuvimos casos de circulación comunitaria en barrios pobres muy vulnerables como Empalme, Los Pumitas, Barrio Tío Rolo. Hubo un alerta temprano muy rápido. El Centro de Salud conoce la población y salió a cuidar a los adultos mayores, se derivó a los jubilados a PAMI, se aislaron los casos sospechosos. Alrededor de cada caso contagiado no tuvimos ninguno más.
En un momento llegaron a tener 20 días sin casos nuevos, con curva amesetada durante esos días ¿eso significa que –pasado ya el tiempo de los contagios en el extranjero– que no hubo contagios?
Claro, técnicamente es así.
«Creo que hubo alguna diferencia y fue la forma en que piensa nuestro colectivo de trabajadores de la Salud: lo piensan desde una perspectiva de derechos. O sea, son trabajadores que están implicados en un proyecto».
Fue un resultado de ese trabajo multidimensional que mencionabas antes.
Sí, es el resultado de no haber tenido más casos de circulación comunitaria. De los 98 casos, tuvimos dos ciclos de 28 días desde la fecha de inicio de síntomas del último paciente. Después, los casos que aparecieron estaban relacionados a viajes a localidades de la provincia de Buenos Aires. O sea, el viajero de nuevo se transforma en factor de riesgo. Y nos aparecen alrededor casos cercanos a estas personas.
Leímos que ustedes siguen el control de los pacientes telefónicamente. ¿Cómo es eso?
Hay varios protocolos. Uno es el Protocolo Territorial que se activa ante un caso sospechoso o confirmado en un barrio vulnerable. Interviene el Centro de Salud, la Dirección de Epidemiología y las áreas sociales para el abordaje del lugar. Eso es muy temprano. Después, el seguimiento es telefónico y diario. Primero, internamos a todos, pues tenemos posibilidades en el Hospital General. Creamos un lugar con 1.200 camas. El llamado telefónico, tanto al paciente confirmado como al sospechoso o a los aislados preventivamente, lo hacemos diariamente. Si aparecen síntomas se lo hisopa el mismo día pero ya están aislados. Trabajamos un Protocolo de Geriátricos, pues ya estamos conociendo la estructura de todos los geriátricos de la ciudad, los adultos mayores que allí viven, qué obra social tienen y cuál intervención se usará ante una contingencia. ¿Quién sale?, ¿Cómo se queda el resto? Es decir, tratar de no planificar en medio del incendio. Vimos lo ocurrido en geriátricos de Capital y Córdoba, donde los medios se enteran antes que el Estado de lo que está ocurriendo y deseamos evitar eso.
¿Dónde está parada Rosario en el país en este momento?
En este momento estamos bien. Luego de esos 20 días de amesetamiento con 112 casos confirmados, 95 recuperados y un fallecido (el cónsul chileno). La edad más común de los infectados son los adultos jóvenes y las complicaciones son en adultos mayores. Los recuperados ya son parte del Proyecto de Investigación Nacional como donantes de plasma para estudio. El testeo está entre 80 y 150 por día y otros test en barrios vulnerables (50 test/día) para ver oligosintomáticos.
En medio del desastre de la pandemia, los números de afectados y muertos en Rosario son una de las más bajas del país ¿verdad?
Sí, es así, la verdad es que tenemos índices bajos y en la provincia también. Tuvimos complicaciones. Hubo pacientes ventilados por mucho tiempo, pero salieron. Hay una historia de muchos años de articulación con el sector privado. Todos los inviernos tenemos una gestión integrada de camas críticas. Tenemos vínculos en relación al respeto de los protocolos. La verdad es que hay una historia y un buen piso de trabajo con lo privado.
Es sabido que la Asociación Médica de Rosario ha estado desde el inicio de los ´90 en la mesa de trabajo de las políticas públicas de la ciudad. Por lo general, no es fácil ese nivel de asociatividad estado/gremio médico en el diseño de políticas públicas.
Cuando hablamos antes del Instituto Lazarte, no mencionamos que hizo un convenio con la Universidad y la Asociación Médica de Rosario a través del cual se generan herramientas de capacitación para los trabajadores. Se pensó casi como un brazo estratégico y no casual, el trabajo conjunto de las instituciones mencionadas. Es verdad, la Asociación Médica de Rosario ha estado presente desde siempre en la gestión de la Salud de la ciudad y lo rescatamos como fundamental.
«Nos preocupa mucho cómo se maneja la pandemia en términos comunicacionales. Muchas veces se discrimina al viralizar los datos filiatorios de las personas que se enferman».
Me interesa tu mirada sobre el confinamiento. ¿Cómo funcionó en Rosario?
Con respecto al distanciamiento, hemos estado al lado de los protocolos nacionales. Solo algunas diferencias sobre el adelanto con la suspensión de los espectáculos públicos. En relación a las salidas de esparcimiento sólo se permiten en términos familiares o de grupos convivientes. No es para todos los días. Ni es momento para las discusiones políticas con este tema. La cuarentena es un instrumento y como dicen los sanitaristas, el tema es cuándo se aplica, antes o después del incendio. Aquí fue precoz y eso permitió el menor número de contagios. Los trastornos sociales y las tensiones que produjo nos preocupan y los abordamos con el Área de Salud Mental y con psicólogos para los trabajadores de la Salud. Hay teléfonos disponibles ante necesidades de las personas que más sufren el aislamiento. Nos preocupa mucho cómo se maneja la pandemia en términos comunicacionales. Muchas veces se discrimina al viralizar los datos filiatorios de las personas que se enferman. Esto genera una estigmatización muy importante de cada uno de los casos.
¿Recordás que esto pasó en los 80 con el SIDA?
Sí, exactamente igual.
Una síntesis final de la experiencia.
La presencia de todo el sistema de salud es un diferencial, no por nada exitista sino porque que el conocimiento de los equipos cercanos a la población que más riesgo tiene es un diferencial a la hora de abordarlo. Haber indagado en cada caso el historial de 72 horas antes fue esencial para la decisión epidemiológica y la reducción de contagios.
UNA POLÍTICA DE ESTADO CONSENSUADA
No todos conocen el perfil del Sistema de Salud Municipal de Rosario, sería útil destacar sus principales características.
La pandemia pone en crisis y desafía la forma de organizarnos como sociedad. En la década de los 90, hubo también una crisis en relación al rol del Estado y a la mercantilización de las políticas públicas. Tras esa crisis, el gobierno progresista de Rosario decide tomar la oportunidad y construir un Sistema de Salud Pública basado en los derechos. Mientras se dictaba la Ley de Autogestión Hospitalaria, la descentralización de los hospitales, el desentendimiento del Estado, acá se decide incorporar fondos a la salud. Presupuesto pensado a partir de una lógica territorial inédita en el país. El proceso de descentralización y territorialización de la Salud fue el eje del Sistema.
¿Qué decisiones se tomaron?
Se editaron los “Cuadernos Médico Sociales”, se trabajó con el Movimiento de Salud Colectiva de Fiocruz, hubo distintas discusiones con la propia Asociación Médica, se creó el Instituto Lazarte, el Laboratorio de Producción Pública de Medicamentos, se generó autonomía en la información epidemiológica. Se pensó en un sistema de cuidados progresivos, con un fuerte protagonismo de la Atención Primaria de la Salud. Esa impronta fue cada vez más marcada en distintas etapas de los últimos 30 años.
¿Cómo obtuvieron los recursos para el nuevo proyecto?
Hubo que mejorar la infraestructura hospitalaria, dotarla de mayor capacidad y poner al Estado como rector del municipio. Esa confianza que hoy tiene el ciudadano en el Sistema de Salud, tuvo que ver con este proceso de toma de decisiones, de un aumento del presupuesto en Salud Municipal del 8% al 26% y de la construcción de un movimiento colectivo para la Salud Publica. Hubo mucha participación de los equipos de trabajo más allá del origen partidario. Una construcción amplia que sintetizaba en el derecho a la salud desde distintas miradas partidarias. Esto fue una marca distintiva del sistema.
«Cuando asume el Frente Progresista en la provincia, se empieza a dar algo inédito: se abandona la competencia pública-pública y se alcanza a generar una integración. Lo que hay está para todos y la asistencia la brindará quien tenga la capacidad técnica más importante».
En tiempos en que hubo diferentes partidos gobernando una y otra jurisdicción ¿la provincia acompañó las iniciativas de la ciudad?
Hubo competencia pública-pública de dos modelos de opuestos por años en la ciudad. Mientras uno propuso la planificación local, la planificación estratégica en esa época lo que imperaba eran las recetas del FMI y los programas verticales. Así, con programas, hubo competencia. El Centro de Salud provincial a 8 cuadras del Municipal tenía lógicas de trabajo distintas. Ellos trabajaban por programas y nosotros trabajábamos con autonomía local. Cuando asume el Frente Progresista en la provincia, se empieza a dar algo inédito: se abandona la competencia pública-pública y se alcanza a generar una integración. Lo que hay está para todos y la asistencia la brindará quien tenga la capacidad técnica más importante.
¿Cuánto tiempo hace que estás en la gestión?
Empecé en los 90 a trabajar en la gestión de un Centro de Salud: estuve ahí 14 años. Después asumí otros lugares de gestión más centrales como director del CEMAR, director General de Servicios de Salud, director de Atención Primaria (todos los centros de salud), luego subsecretario de Salud de Rosario y luego secretario de Salud, cargo con el cual continúo trabajando.
Tenés una carrera extensa en la función Salud Municipal.
Entré con Hermes (Binner) cuando era intendente. Mi especialidad es Medicina General y Familiar, fui médico de guardia, trabaje 14 años en un Centro de Salud. Entendía la gestión como tener una población a cargo, no como un director de un centro sin compromiso. Hice guardias hasta hace 9 años y en los últimos años, me dedique a la gestión central desde que ocupo el cargo de Secretario Municipal.
Finalmente quiero decirte que nos admira y asombra tanto el trabajo que están haciendo como los resultados que produce ese trabajo. El proyecto de Salud Pública de Rosario ya acumula 30 años ¿verdad?
Sí, tiene 30 años. Hay una cuestión con la pandemia que nos muestra que podemos cambiar los modos de atención. Muchas de las cosas que pensamos, como por ejemplo un especialista acercándose al territorio, o que se logre vacunar en domicilio y otras, son enseñanzas que indican que algunas naturalizaciones se pueden abandonar y podemos seguir transformando. Creo que esta es la riqueza de nuestro Sistema de Salud.
*Una primera versión de esa entrevista se publicó en el Diario El Pueblo de Villaguay (Entre Ríos).