El Gobierno nacional ratificó la quita de aranceles para la importación y las consecuencias se hacen sentir.
El año pasado el Gobierno había anunciado que quitaría los aranceles para la importación de productos informáticos con el objetivo de bajar los precios de los productos tecnológicos. Esta semana, lo que fuera anuncio de campaña se volvió medida oficial: según el Decreto 117/2017, publicado en el Boletín Oficial, se afirma que la medida “redundará en la disminución de los costos de fabricación de diversos aparatos y equipos electrónicos, mejorando las condiciones de competitividad y productividad, y contribuyendo al aumento de la inversión productiva en el sector y de su disponibilidad en el mercado local”.
La política abarca la importación tanto de computadoras portátiles como de accesorios informáticos y de telecomunicaciones que quedarán exentos del pago de derecho de importación.
En este marco los gremios denuncian que este tipo de medidas no hace más que aumentar los despidos, y señalan que el empresariado persiste en la violación del acuerdo que prometía conservar los empleos hasta marzo.
Por su parte, las cámaras empresarias no tardaron en dar sus explicaciones: «Estamos en una utilización de la capacidad industrial del 60% y la crisis de Brasil afecta fuertemente a las automotrices», señaló Funes de Rioja, dirigente de la UIA y uno de los que firmó el pacto antidespidos, y agregó que, a su juicio, «la industria ha hecho sus mejores esfuerzos para mantener el empleo. Ahora el Gobierno debe garantizar la competitividad del trabajo argentino frente al mundo. Hay que tomar medidas para bajar la burocracia, permitir el acceso al crédito e impulsar reformas tributarias», agregó.
Los números ratifican la existencia de la crisis. De acuerdo a un informe elaborado por el CEPA, el rubro servicios -en el cual el sector comercio y el de alimentos representan el 50%- desvinculó 484 trabajadores solamente en el mes de diciembre.
[blockquote author=»» pull=»normal»]Uno de los casos más notorios es Banghó: anunció que la quita de aranceles significaría 400 despidos de una empresa con 800 empleados. [/blockquote]
EL CASO DE BANGHÓ
Uno de los casos más notorios, si no el más, es el de la empresa Banghó, fabricante de computadoras y otros productos de tecnología informática, quien anunció que la quita de aranceles significaría 400 despidos de una empresa que contaba con 800 empleados y tres plantas de producción local. Los gremios, por su parte, se encuentran en medio de negociaciones por los ya 283 despidos, donde los directivos de Banghó y los gremialistas de la UOM acordaron que los despedidos pasarán a ser considerados suspendidos y cobrarán el 70% del salario. Por otro lado, y en consonancia con el acuerdo, el Gobierno prometió que implementaría un programa de contención para esos despedidos en un acuerdo con la empresa coreana Samsung.
No obstante, el dueño de Banghó, Carlos Suaya, fue escéptico respecto del acuerdo del Gobierno para reubicar a esos trabajadores, y señaló que los funcionarios no le dieron alternativas al no acceder a un diálogo para negociar otra medida distinta a la quita. En esta tónica, ratificó que los despedidos rondarán los 400 trabajadores, y que otras empresas del rubro ya han ido despidiendo trabajadores ‘por goteo’ a lo largo de este año y el anterior.
Según el dirigente metalúrgico y secretario del Interior de la CGT, Francisco “Barba” Gutierrez, son 10 mil los trabajadores metalúrgicos que están empleados en la industria informática y que perderían su puesto de trabajo. Según el dirigente, ya son 5.800 las empresas industriales que cerraron y alrededor de 2.000 comercios.
En base a Infogremiales, Mundo Gremial, La Nación