En el día de ayer, los países miembros de la Alianza Bolivariana para las Américas se reunieron en Caracas, Venezuela, para recordar a Hugo Chávez a cuatro años de su muerte. El ex mandatario venezolano, quien fuera el impulsor de dicha alianza continental, fue venerado por los distintos presidentes que asistieron a la reunión.
El presidente cubano Raúl Castro, uno de los más firmes defensores del ALBA, defendió a Venezuela ante la crisis política que vive el actual presidente, Nicolás Maduro. Castro afirmó, sin tapujos, que en Venezuela se «libra la batalla decisiva por la soberanía, la emancipación, la integración y el desarrollo de Nuestra América». Según el hermano de Fidel Castro – el líder de la revolución cubana fallecido el año pasado – los actuales cambios en el mapa político mundial expresan una «etapa crucial de la historia».
La cumbre del ALBA llega en momentos en los que la izquierda «nacional-popular» de América Latina vive horas bajas. Los distintos procesos regionales se vieron afectados por sucesivas derrotas y crisis, a pesar de que muchos de los gobiernos permanecen en el poder. En esta oportunidad, los temas fundamentales de debate se centraron en la defensa de los migrantes y en las duras críticas al muro que Trump pretende continuar en la frontera norte de Estados Unidos con México.
Extrañamente, las críticas a Trump se produjeron en tierras venezolanas. El anfitrión, Nicolás Maduro, había afirmado en enero que el actual presidente norteamericano había sido víctima de una «campaña de odio». De hecho, había afirmado: «Peor que Obama no será».
La idea de integración de países al ALBA-TCP fue otro de los puntos importantes de la reunión. Evo Morales, el presidente boliviano, fue uno de los más firmes defensores de sumar a otros presidentes a la organización. Morales, sin embargo, afirmó: «Aquí están los gobiernos antiimperialistas, esa es la diferencia con otros países, tenemos políticas para la liberación de los pueblos y debemos unirnos»
El ALBA, que nació para enfrentar al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) presentándose como la «alternativa de izquierda», no tomó, sin embargo, medidas que puedan ser analizadas como verdaderamente vinculantes. Más allá de las declaraciones de intenciones y las declaraciones furibundas, hay bastante poco de realidad. De hecho, Nicolás Maduro, que vive una profunda crisis en su país, lo aceptó tácitamente, cuando llamó a construir una «zona económica común». El contexto regional no parece, sin embargo, facilitar demasiado una propuesta de ese tipo.