La información da cuenta de la producción de contenidos escolares desde los agronegocios, las mineras y los bancos. Guillermo Folguera, biólogo y filósofo, resalta cinco aspectos del asunto y se pregunta si hay novedades relevantes ante esta información, más allá de la primera reacción: el asco.
Arrimarse a las noticias cotidianas de nuestro país es una siempre una experiencia. Y así, por ejemplo, se lee: “Contenidos escolares armados por las empresas del agro, las minerías y los bancos”. Y entonces uno busca desmarcarse de una primera reacción –“qué asco”– para tratar de entender la noticia y, sobre todo, entender si hay elementos novedosos en ella. Y así, nos preguntamos: ¿qué elementos están de fondo y qué grado de novedad presentan?
Formar para obedecer. Buscan formar alumnos que desempeñen determinadas tareas y de manera irreflexiva. Nada más. ¿Es novedad eso? No parece. Concedamos que el proyecto de no generar pensamientos críticos capaces de rebelarse al poder de turno no fue una opción demasiado elegida a través de la historia educativa de Argentina.
El sector privado digitando contenidos, aproximaciones y posiciones. Tampoco es novedoso. En las últimas décadas hemos reconocido incluso grandes avanzadas en ese sentido. Y no sólo intentonas en las primeras etapas educativas, sino también en el ámbito universitario. El Estado al servicio de las empresas.
[blockquote author=»» pull=»normal»]Los contenidos, aunque son publicitarios, no son presentados como tales. No se aclara que se está vendiendo un producto.[/blockquote]
El área de Educación supeditada a otros intereses. También muy claro y tampoco novedoso. Como ejemplo vale recordar el material del Ministerio de Educación en el 2012 cediendo frente al lobby creacionista en un material acerca de la evolución biológica.
El discurso de lo neutro, de lo aséptico (ética y políticamente). Los contenidos pese a que son publicitarios no son presentados como tales. No se aclara que se está vendiendo un producto, en cambio se habla de Verdad, de Razón, de Progreso. No hay otros valores. La ética y la política interrumpidas. O mejor aún. Invadidas. Pero esto tampoco es muy novedoso, lo sabemos.
Decir la verdad es decirla toda. Pero no la dicen toda. No aclaran los efectos ambientales y sociales que la agricultura industrial y diferentes tipos de minerías han tenido sobre nuestros territorios. Tampoco mencionan el papel de los bancos en la historia y presente de nuestro pais. Pero, claro, nunca lo hacen. La novedad no está en este rubro tampoco.
Cinco elementos que analizados individualmente no reportan características demasiado novedosas. Y sin embargo, concedamos que el impacto sigue siendo demasiado grande, y eso sugiere que sí hay novedades relevantes. Quizás entonces el asunto es lo impresionante que resulta ver reunidos todos esos mismos factores, con tanta comodidad y galantería, con tanto desparpajo, tan obscenos ellos, como los principales invitados a la formación de nuestros hijos e hijas.