Por las redes sociales circulan fotos de un cadáver. En medio de la espera y la angustia por Santiago Maldonado, florecen las peores características de la condición humana.
Desalmados, eso somos. Eso pensé cuando me llegaron por primera vez las fotos del cadáver. Aún no sé de quién se trata ni de qué forma murió pero ya tengo mi whatsapp inundado de imágenes que preferiría no haber visto nunca.
Quizás fuiste a las marchas pidiendo por saber dónde estaba, debés tener una hipótesis sobre quién lo mató, te debés haber indignado por los días que pasaban, la inacción de los jueces, o la descontrolada verborragia periodística. O quizás no. Quizás todo lo contrario, pero no me importa.
Las redes sociales con solo un “click” te permiten sentirte protagonista. Pero no los sos.
Te propongo un juego. Uno con casi tanto morbo como el que te producen esas fotos.
Imaginate que sí sos el protagonista. Pensá por un momento que esa carne putrefacta, envuelta ropas deshilachadas por el agua, es la última imagen de tu hijo, de tu hermano, de tu amigo.
[blockquote author=»» ]Desalmados, eso somos. Eso pensé cuando me llegaron por primera vez las fotos del cadáver. Aún no sé de quién se trata ni de qué forma murió pero ya tengo mi whatsapp inundado de imágenes que preferiría no haber visto nunca.[/blockquote]
O peor aún, pensá que sos vos, y que ese cuadro es el último que va a quedar grabado en la cabeza de tu madre, de tu padre, de tus hermanos o de tus amigos.
Espero que ya no estés tan seguro de volverlas a pasar, capaz que te arrepentís de haber sucumbido al “reenvío”. Te juro que lo espero.
Si no es así, te hago un último pedido: Por favor a mí no me las reenvíes.