El fin de Angela Merkel está cerca. Las elecciones regionales en Baviera, el estado más grande de Alemania, significaron un duro golpe a la Gran Coalición, que puede romperse en cualquier momento. Merkel, que gobierna desde el 2005 y tiene mandato hasta el 2021, puede abandonar antes de tiempo. El impacto no sería menor.
La política es impredecible, pero las elecciones avisan. Las regionales del domingo 14 en Baviera, el estado más grande y rico de Alemania, avisaron: a Angela Merkel le queda poco tiempo en el poder.
Los socialcristianos (CSU en alemán), el partido hermano del de Merkel (CDU) y que solo compite en Baviera, la cual gobierna ininterrumpidamente desde la Segunda Guerra Mundial, realizó la peor elección desde la década del 50. Salió primero con el 37%, pero registró una pérdida del 10% de los votos y se quedó sin mayoría absoluta para gobernar. Después de meses de especulación, se confirma: el CSU, como le sucede a todos los partidos tradicionales de Europa desde hace un tiempo, ya no es indiscutido ni siquiera en su bastión. Con la única diferencia que ellos no compiten en otro lugar.
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El Partido Socialista Alemán (SPD), por otro lado, obtuvo menos del 10% de los votos. Mirémoslo de esta manera: la socialdemocracia no se cansa de romper récords. En las últimas elecciones federales, en septiembre del 2017, registraron el peor resultado de su historia reciente. Ahora lo lograron a nivel regional. Si bien nunca fueron fuertes en Baviera, perdieron más de la mitad de los votos comparado con la última elección. Tan PASOK que duele.
¿Qué significa esto y por qué importa tanto una elección regional en Alemania? Primero, porque la elección representa un pequeño terremoto político y su impacto es nacional. El CSU y el SPD son integrantes de la Gran Coalición, débil desde su origen, tras fracasar un primer intento de coalición con partidos del centro y la derecha. En Baviera, la Gran Coalición sacó menos de la mitad de los votos. En el Estado más grande de Alemania. Menos de la mitad de los votos. Y en segundo lugar, bueno, importan porque así está diseñada la Unión Europea: todo lo que pasa en Alemania importa.
LA CANCILLER EN SU LABERINTO
La coyuntura alemana hace tiempo viene siendo dominada por una disputa entre el líder del CSU y ministro de Interior Horst Seehofer y Angela Merkel. Si bien el CSU históricamente tuvo posiciones más conservadoras que el CDU, las críticas al gobierno de Merkel por su política migratoria se intensificaron como nunca en estos últimos meses y amenazaron con romper la coalición. La cita de Baviera, la entrada principal de los migrantes al país, prometía ser un punto de inflexión. El CSU hizo campaña con un discurso fuertemente antimigratorio, similar al de Alternativa por Alemania (AfD), la extrema derecha. Algunos votantes prefirieron el original antes que la copia: varios votos se fueron para AfD, que si bien tuvo una elección modesta mantuvo el piso de los dos dígitos y accedió por primera vez al parlamento regional. Pero muchos más votos se fugaron hacia el centro: Los Verdes se aprovecharon del viraje extremista y salieron segundos a nivel regional; otra parte fue para Freie Wähler (Votantes Libres), una asociación minoritaria de votantes de centro derecha que seguramente integrará la coalición de gobierno.
Por lo demás, la elección tuvo los condimentos conocidos en Europa: los partidos tradicionales pierden votos en detrimento de los partidos minoritarios. Otra vez, el manejo de la economía no estuvo en discusión: en una región próspera, con un desempleo menor al 3% y una actividad industrial ejemplar, los temas que dominaron la campaña fueron la identidad, la educación, el medioambiente y la vivienda. El gobierno federal dejó de dominar la narrativa.
¿Cómo emerge Angela Merkel de esta elección? Para Franco Delle Donne, consultor argentino radicado en Baviera y autor del blog Elecciones en Alemania, la canciller sale perdiendo, pero lo iba a hacer de cualquier modo. “Esta elección no le daba ningún escenario a Merkel en el cual saliera mejor parada. Si la CSU sacaba un buen resultado también era un golpe, ya que hubiese probado que Merkel estuvo equivocada estos últimos tres años y que un cambio de rumbo es necesario. Y con este resultado tiene un compañero de coalición debilitado, que va a intentar volver a diferenciarse para mostrarle a su electorado que siguen siendo fuertes” explicó a La Vanguardia.
[blockquote author=»» pull=»normal»]»El mal resultado de las elecciones y las encuestas actuales ejercen una gran presión sobre los socialdemócratas para que realicen cambios drásticos. Eso pone en peligro a la Gran Coalición, que de todos modos es muy impopular para muchos socialdemócratas” dice Marcel Dirsus.[/blockquote]
Paulina Astroza, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Concepción (Chile) y especialista en integración europea, pone el foco en otro lado. “Yo creo que lo que puede afectar la estabilidad del gobierno, que ya está complicada, es más la eventual pérdida del SPD como socio que el castigo que sufrieron los socialcristianos” dijo, en diálogo con La Vanguardia.
“El mal resultado de las elecciones y las encuestas actuales ejercen una gran presión sobre los socialdemócratas para que realicen cambios drásticos. Eso pone en peligro a la Gran Coalición, que de todos modos es muy impopular para muchos socialdemócratas” dice a La Vanguardia Marcel Dirsus, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Kiel, Alemania. Según una encuesta de la televisión pública alemana, el 76% de los votantes socialdemócratas considera que el partido debe reconstruirse desde la oposición. Tras el pésimo resultado de las elecciones del 2017, el partido ha cambiado de liderazgo pero no de rumbo. Después de haber roto el compromiso para no integrar una coalición con Merkel, Martin Schulz le cedió el lugar a Andrea Nahles, la primera mujer en el cargo en la historia del partido. En la misma línea, sostiene Delle Donne: “Es un partido que no resolvió su interna, que necesitaba un cambio, se veía claramente, y decidió seguir por el mismo camino. Esa situación va a explotar en cualquier momento”
El domingo 28 de octubre, las elecciones en la región de Hesse van a reavivar el conflicto. Los socialdemócratas están midiendo terceros según las encuestas, con una intención de voto del 20%, diez puntos menos que en la última elección. Los conservadores apenas superan el 26%, cayendo doce puntos, solo que esta vez el candidato es un hombre de Merkel, que quedaría como responsable. Dos semanas después de Baviera, la Gran Coalición podría volver a fracasar en superar la mitad de los votos.
EL PRINCIPIO DEL FIN SE ACELERA
“Yo no creo que Merkel termine el mandato en 2021” dice Delle Donne, apoyándose en el clima que se respira en las propias filas conservadoras. Después de Baviera, Wolfgang Schäuble, ex ministro de finanzas, actual presidente del Parlamento y uno de los hombres fuertes del partido, salió a cruzar a la canciller, asegurando que “ya no es indiscutible”. Sus dichos fueron interpretados como un aviso para lo que pueda suceder en diciembre, cuando el partido renueve sus autoridades. Merkel podría renunciar al liderazgo conservador, dejando vía libre para quien sea su sucesor o sucesora.
Primero, la cuestión de la coalición. Si los socialdemócratas terminan cediendo a las bases y rompen la Gran Coalición, Merkel deberá buscar apoyo en otros dos partidos -los Liberales y los Verdes-, con los que no tuvo éxito después de las elecciones, cuando la canciller estaba más fuerte que ahora. En segundo lugar, la coyuntura obliga. Entre las crisis con las que debe lidiar hacia dentro y las de Europa -con el Brexit, el desafío migratorio las derivas autoritarias de Hungría y Polonia y el gobierno caótico de Italia, entre tantas otras- difícilmente Merkel pueda recuperarse. Debe atender, además, al calendario electoral: las elecciones regionales, con resultados cada vez más magros, y las europeas, que tendrán lugar en mayo del año que viene y renovarán al parlamento y la comisión.
[blockquote author=»» pull=»normal»]Quizás el interrogante más importante es qué sucederá en la Unión Europea luego de la caída de Merkel, ama y señora de todo lo que se discute en Bruselas.[/blockquote]
“Este es un gobierno que va a durar lo que pueda, pero no va a ser un tiempo largo. Y ahí se levantan dos opciones. Una es que se genere un gobierno de transición, es decir, que el propio parlamento vuelva a elegir otro gobierno -tal vez un gobierno en minoría, con Merkel o con Schäuble- para bajar los ánimos y llegar a unas elecciones con los partidos mayoritarios no tan lastimados. El otro escenario es directamente llamar a elecciones, lo cual, si miras las encuestas a nivel federal actuales, te da un parlamento absolutamente fragmentado, parecido al que tenemos ahora, con una dificultad enorme para construir mayorías y sin líderes, porque Merkel no se presentaría” dice Delle Donne. El problema: la inestabilidad. Alemania, basta con mirar la historia, necesita de un escenario político estable y sostenible. Los partidos que se estuvieron robando los votos de los tradicionales -los Verdes y Alternativa por Alemania, en el último tiempo- no logran todavía proyección nacional, lo que genera una situación de vacío preocupante.
“La centro derecha se está preparando para la inevitable caída de Merkel” dice Marcel Dirsus. Las voces críticas, como la de Schäuble, comienzan a aparecer pero todavía no asoma ningún sucesor o sucesora a la vista. “Eso es una de las cosas que le cuestionan: que ella no ha ido creando las posibilidades para que un nuevo liderazgo surja. No veo de dónde pueda surgir” sostiene Astroza.
ALEMANIA ESTORNUDA Y EUROPA SE RESFRÍA
Quizás el interrogante más importante es qué sucederá en la Unión Europea luego de la caída de Merkel, ama y señora de todo lo que se discute en Bruselas. Alemania, por cuestiones estructurales, va a seguir ostentando su condición de líder hacia el interior de la Unión, pero es plausible esperar algún cambio en la relación de fuerzas. “En la Unión Europea el liderazgo alemán es irreemplazable” explica a La Vanguardia Martín Schapiro, analista internacional. En una Europa que hoy tiende hacia los extremos, el liderazgo de Merkel oficia como un factor de estabilidad. “Merkel garantiza un liderazgo comprometido. La Unión Europea está en crisis hace tiempo y si el único liderazgo que, por un motivo u otro, todos reconocen, se retrae, deja de ocupar el rol estabilizante, esa crisis se profundiza” agrega Schapiro.
Otros proyectos centristas y reformistas, cada vez más minoritarios dentro la Unión, se debilitarían ante el vacío que generaría Merkel en el corto plazo. Entre ellos el de Emmanuel Macron, que prometió refundar Europa con la ayuda de la canciller. Difícilmente esa ayuda pueda llegar ante un panorama negro que, en el caso de Macron, se combina con los crecientes niveles de rechazo que sufre a nivel doméstico.
Pero antes de despedirse, Merkel se puede anotar una última victoria. Su candidato para presidir la Comisión Europea, Manfred Weber, tiene muchas posibilidades de conseguirlo, sobre todo si consigue el apoyo del resto del Partido Popular Europeo, la bancada más grande del Parlamento Europeo. Weber representa al ala más moderada y europeísta de los conservadores bávaros. De ganar, su liderazgo en la Comisión podría ejercer como parche ante las derivas extremistas dentro de la Unión.
Con una Europa en crisis y una Alemania que vuelve a recordar los fantasmas de la inestabilidad, el vacío que deje Merkel necesitará de un liderazgo a la altura. El mundo mira de cerca y con preocupación.