Hace 129 años se conmemoraba por primera vez en la Argentina el Día Internacional de la Clase Trabajadora. La apelación al 1° de Mayo –reiterada durante el proceso de formación del Partido Socialista– es analizada aquí como elemento central para la construcción del conjunto de representaciones de ese pensamiento político.
“Tenemos ante nosotros el 1° de mayo. ¡Demostremos que merecemos el honor de pertenecer a los trabajadores organizados!”. Con esas palabras los socialistas alemanes del Verein Vorwärts convocaban, en la Argentina de comienzos de 1890, a la que sería la primera conmemoración internacional del 1° de Mayo.
El proceso de acelerada modernización que sufrió la Argentina en la segunda mitad del siglo XIX dio lugar, no sólo a las transformaciones esperadas, que se vinculaban con la construcción del Estado y la inserción del país en el mercado mundial, sino también con una serie de conflictos que los propios contemporáneos concebían como sociales. En ese clima de disputa se produjo el desarrollo del movimiento obrero. La acción de los trabajadores, sus organizaciones, y sus órganos de prensa cumplieron un rol fundamental en la instalación de la “cuestión social” en la opinión pública.
[blockquote author=»» pull=»normal»]El recuerdo de los sucesos de Chicago no solamente tenía por objetivo su rememoración sino también, y sobre todo, la acción concreta sobre la realidad argentina de comienzos de la década de 1890.[/blockquote]
Al mismo tiempo, la llegada de cada vez más inmigrantes ponía en discusión el problema de la definición del “ser nacional”. Esta coyuntura dio lugar al desarrollo de un creciente nacionalismo que se expandió en la opinión pública, de carácter esencialista y que se diferenciaba del cosmopolitismo integrador irradiado por el texto constitucional.
En ese marco, el grupo de socialistas alemanes que desde 1882 habían formado el Verein Vorwärts impulsó la conmemoración del 1° de Mayo en 1890, siguiendo las resoluciones del Congreso Internacional Obrero reunido en París en 1889. Allí se había decidido que esa fecha debía ser el día internacional de los trabajadores en conmemoración de las luchas obreras por la obtención de la jornada laboral de ocho horas, llevadas adelante en Chicago en 1886, que fueron brutalmente reprimidas.
El recuerdo de los sucesos de Chicago no solamente tenía por objetivo su rememoración sino también, y sobre todo, la acción concreta sobre la realidad argentina de comienzos de la década de 1890. En este sentido, la conmemoración tenía como objetivos impulsar la creación de una Confederación para la defensa de la clase obrera y de un órgano de prensa que le fuera propio, así como también era una forma de demostración de fuerzas para acompañar el petitorio con las leyes obreras que los socialistas buscaban que fueran sancionadas por el Congreso de la Nación.
La “fiesta internacional del trabajo” se conmemoró por primera vez en la Argentina el 1° de mayo de 1890. Sus impulsores habían pegado carteles invitando al meeting, que se celebró en el Prado Español, en el que además de socialistas participaron anarquistas y republicanos mazzinistas, en un número no menor de 1.500. Si bien el objetivo de formar una Confederación en defensa de los trabajadores y un órgano de prensa no pudo ser realizado inmediatamente después, el periódico semanal El Obrero. Defensor de los intereses de la clase proletaria comenzó a publicarse en diciembre de 1890 y la Federación Obrera pudo formarse a comienzos del año siguiente.
La apelación al 1° de mayo siguió siendo reiterada durante el proceso de formación del Partido Socialista, convirtiendo a su conmemoración en un elemento central para la construcción del imaginario socialista en la Argentina. En este sentido, el Comité Central del Partido señalaba, con motivo de la celebración del 1° de Mayo de 1895, la necesidad de llevarla adelante con entusiasmo “para reclamar de los poderes públicos la adopción de la jornada de ocho horas y la promulgación de leyes protectoras del trabajo”. También, durante el Congreso Constituyente del Partido Socialista, celebrado en junio de 1896, los socialistas allí reunidos confirman “la declaración de los demás congresos socialistas declarando el 1° de Mayo el día en que los obreros reclaman de los poderes públicos una ley que declare que la jornada máxima de trabajo sea de ocho horas”. De esta manera los socialistas en la Argentina se filiaban a las luchas del proletariado internacional y al mismo tiempo construían una tradición que buscaba la transformación en el marco de las instituciones del Estado Nacional.
La utilización de ciertos sentidos del pasado para la construcción de la identidad socialista, se produjo no sin tensiones con otras identidades que también se definían y redefinían en la Argentina de fines del siglo XIX. En este sentido, podemos pensar los usos del 1° de Mayo que realizaban los anarquistas. Mientras para los socialistas era un día de “fiesta” a partir del cual había que elevar reclamos a las instituciones vigentes, para los anarquistas era un día de “protesta” y de crítica a la existencia de las instituciones.
[blockquote author=»» pull=»normal»]El ideario socialista no abandonará nunca su carácter internacionalista y la conmemoración del 1° de Mayo continuará siendo un elemento constitutivo de su identidad.[/blockquote]
Asimismo, el internacionalismo que emanaba de la conmemoración del 1° de Mayo y que era un elemento constitutivo del imaginario socialista, entraba en disputa con el Estado, recientemente consolidado, que impulsaba cada vez con más fuerza la formación de la nacionalidad a partir de distintos mecanismos, como la incorporación de la liturgia patriótica en las escuelas, el esfuerzo que se realizó para revitalizar las celebraciones de las fiestas patrias, así como también el impulso a los monumentos a los héroes de la patria y la reglamentación del uso de los símbolos patrios.
Con el avance de la identidad nacional y la necesidad de arraigar en la política local, las proclamas internacionalistas serán cada vez menos predominantes en el imaginario socialista. Sin embargo, el ideario socialista no abandonará nunca su carácter internacionalista y la conmemoración del 1° de Mayo continuará siendo un elemento constitutivo de su identidad.
Habiendo transcurrido más de 120 años de aquella primera conmemoración, el socialismo argentino sigue reivindicando su vigencia.