Europa asiste a la extinción del bipartidismo. La centroderecha y la centroizquierda ven como, dentro del Parlamento Europeo, crecen los verdes y los euroescépticos. El nuevo mapa político de Europa está lleno de incertidumbre. El clivaje europeísmo-euroescepticismo influirá decisivamente en la vida parlamentaria del viejo continente.
La Unión Europea celebró nuevas elecciones desde el 23 al 26 de mayo pasado para elegir de forma directa a los representantes de su parlamento en 28 países miembros. Los resultados guardaron un conjunto de particularidades que reflejan un nuevo ordenamiento político en el viejo continente, especialmente contemplando los resultados con aquellos obtenidos cinco años atrás.
El proceso electoral contó con una participación destacada por parte de los ciudadanos europeos. El índice de participación superó el 50%, una de las cifras más altas de las últimas cinco elecciones. En ese sentido, como órgano que refleja la participación popular o ciudadana en un proyecto de integración, ello otorga al mismo una sólida legitimidad, incluso frente a los otros seis órganos que componen la Unión Europea.
Sin embargo, hablando de novedades, lo mencionado no sería lo más relevante para los lectores que hayan escogido abordar el presente artículo interesados en las dinámicas de los sistemas de partidos. Sino más bien la reconfiguración de la gobernanza europea a partir de la perdida de terreno en Bruselas de las fuerzas tradicionales, a la par del avance de los verdes, los liberales y la extrema derecha.
Según el reglamento del Parlamento Europeo (PE), un grupo político debe conformarse por 25 miembros de al menos siete países miembros. El Partido Popular Europeo y el Grupo Socialistas y Demócratas continúan siendo las dos agrupaciones de partidos políticos más grandes del Parlamento. No obstante, el primero tenía 217 escaños y pasó a a contar con 182, mientras que el segundo tenía 186 y pasó a 154. Los números de su actual performance electoral no le alcanzan para lograr mayoría dado que no concretan los 376 parlamentarios necesarios. El bipartidismo, conocido popularmente como la Gran Coalición, que había regido en el recinto europeo desde 1979, quedó finalmente extinguido.
[blockquote author=»» ]El bipartidismo, conocido popularmente como la Gran Coalición, que había regido en el recinto europeo desde 1979 quedó finalmente extinguido.[/blockquote]
Seguido de estos se encuentra el Grupo de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa que si bien había perdido 32 escaños entre las elecciones del 2009 y las del 2014, se recuperó en las actuales alcanzando los 106 escaños. Asimismo, los Verdes han logrado alcanzar las 74 bancas impulsados por el voto joven y por excelentes resultados en Alemania y Francia, países que por su población cuentan con más escaños a nivel europeo.
Los grupos restantes son el movimiento Identidad y Democracia (ex Europa de las Naciones y de las Libertades), Europa de la Libertad y la Democracia Directa y el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos. Estos tres grupos logran juntos 178 bancas y son aquellos que nuclean, en buena medida, a las fuerzas políticas euroescépticas. No tendrán suficiente poder de fuego en el recinto para bloquear el funcionamiento y el proceso de toma de decisiones pero registraron un avance moderado en las presentes elecciones que les permite consolidar un avance mayor generado en los últimos lustros a nivel nacional y regional.
Lejos de erigirse como un grupo homogéneo, los partidos euroescépticos se encuentran cruzados por diferencias programáticas y geopolíticas. Han logrado grandes victorias en Francia (Reagrupación Nacional), Italia (Lega Nord), Reino Unido (Brexit Party), Bélgica (Vlaams Belang) y Polonia (Ley y Justicia), representando un aproximado del 23% del parlamento. La Lega Nord convirtió a Italia en el país que más escaños de ultraderecha aporta al PE, seguido por Hungría, Polonia y Reino Unido.
Asimismo, en algunos casos como el italiano, las elecciones regionales replican la situación nacional. La liga superó el 30% creciendo a la par de su actual posición nacional y representando un salto marcado de la elecciones europeas de 2014 donde apenas obtuvo un 6%, o de las de 1984 cuando saco apenas un 0.5%.
Por otro lado, en las islas británicas “Brexit means brexit”, el mapa electoral del referéndum de 2016 se corresponde con el voto al nuevo Brexit Party de Nigel Farage en las elecciones de mayo, siendo los claros triunfadores en Reino Unido. El partido reciclado del viejo UKIP fue el más votado con un 33%, relegando al histórico bipartidismo británico. El Partido Conservador, en el marco de la aun irresuelta crisis de sucesión de May, quedó relegado al quinto puesto superado incluso por el Partido Verde.
La CDU de Merkel volvió a ser la fuerza más votada en Alemania en estas elecciones europeas aunque reduciendo su performance con las anteriores elecciones. El resultado sobresaliente fue para Los Verdes, duplicando lo obtenido en la elección anterior y superando a los socialdemócratas para quedarse con el segundo lugar. Por otro lado, AfD, obtuvo un 10,8% mayor que en las últimas europeas pero disminuyendo frente a las generales de 2017.
En España, el PSOE obtuvo una victoria que no experimentaba desde el año 2004. La novedad volvió a ser la ultraderecha de VOX, al entrar en el PE con casi un millón y medio de votos y logrando con ello tres escaños. Mientras tanto, las elecciones de mayo ratificaron en Portugal e Irlanda la inmunidad frente a fuerzas de extrema derecha.
Lo interrogantes que se abren por delante tiene que ver con la elecciones de importantes cargos de la burocracia europea. En 2012, una resolución del PE instaba a los partidos políticos europeos a designar a candidatos para la Presidencia de la Comisión Europea, el órgano que encarna por excelencia el interés comunitario. En ese marco, es interesante observar liderazgos jóvenes en ascenso, como el de la líder del Partido Verde Europeo, Ska Keller, quien ya había sido candidata a la presidencia en 2014.
[blockquote author=»» ]Lo interrogantes que se abren por delante tiene que ver con la elecciones de importantes cargos de la burocracia europea.[/blockquote]
Europa experimentará a nivel regional de las fuerzas un nuevo y más complejo formato de coaliciones y posiblemente el surgimiento o variación de los temas principales de agenda fogoneado por los liberales y los verdes. Los posiciones entre proeuropeos y antieuropeos (o el clivaje europeísmo-euroescepticismo) comienza a presentar rasgos más claros y nítidos que influirán decisivamente en la vida parlamentaria del viejo continente.