La respuesta de los países ante la pandemia ha sido desigual e intuitiva. La Argentina pareciera estar en el grupo de los que, en principio, hicieron bien las cosas, sin embargo hay algunos puntos en los que es preciso mejorar.
Desde marzo de este año, el mundo entero se encuentra en un momento social, económico y político sin precedentes en las últimas décadas, ocasionado por la propagación del coronavirus (COVID-19), originado en diciembre en China y declarado pandemia el pasado 11 de marzo por la Organización Mundial de la Salud. Esta pandemia y el posterior aislamiento social, decretado en numerosos países, ha traído consecuencias económicas, políticas y sociales comparables con la crisis de 1929/1930 o las dos guerras mundiales. Como consecuencia de las medidas preventivas, en numerosos países las economías se han resentido o se encuentran en grave crisis a causa de las inevitables consecuencias que conlleva el detenimiento de la producción en varias actividades y áreas de la economía que se encuentran suspendidas. Muchas empresas, comercios y pymes se han declarado en quiebra y muchas otras corren el riesgo de caer en la misma suerte.
En ese contexto internacional, en nuestro país el gobierno está sobrellevando la pandemia con numerosas dificultades, con muchos aciertos y también con algunas equivocaciones.
Frente a esta pandemia, a nivel mundial los gobiernos han seguido, tres vías distintas. En primer lugar, tenemos en algunos países con gobiernos conservadores (y liberales, en lo económico), como el caso de Brasil, cuyo presidente, Jair Bolsonaro, llamó a la enfermedad primero “gripecita”, subestimó públicamente la pandemia en varias oportunidades y mantiene una irresponsable política de libre circulación, incluso permitiendo en muchos estados las reuniones masivas. Bolsonaro mantiene una confrontación constante con los gobernadores de estados como Rio de Janeiro o San Pablo que decretaron la cuarentena obligatoria o hasta expulsando del gabinete al ministro de salud por haber criticado su posición frente a la pandemia. Incluso ha manifestado querer reabrir las fronteras. Con esa política ‘liberal’, Brasil hoy tiene casi 800.000 infectados de coronavirus (2º en el ránking mundial) y más de 40.000 muertos (el 3º en decesos).
Este primer grupo de países (Brasil, Estados Unidos y Reino Unido), gobernados por el liberalismo ortodoxo, actúan (o actuaron) irresponsablemente en nombre de la “libertad” y la “libre circulación”, al desproteger la salud pública de sus habitantes, priorizando la economía y exponiendo así a su población a contagios masivos.
El caso más grave es el de Estados Unidos con Donald Trump a la cabeza, que también descartó la cuarentena obligatoria en todos sus estados y sigue priorizando la economía por encima de la salud pública. El caso de Estados Unidos, que lidera el ránking de infectados con más de 2.000.000 y con más 115.000 muertos, es el más emblemático. Recientemente ha roto relaciones con la OMS (Organización Mundial de la Salud). Un tercer caso es el de Reino Unido con Boris Johnson a la cabeza quien, en un primer momento, subestimó la enfermedad y luego terminó contagiándose él mismo, y cambiando entonces de estrategia. Hoy Reino Unido está segundo en el ránking de muertos (con más de 41.000).
Este primer grupo de países (Brasil, Estados Unidos y Reino Unido), gobernados por el liberalismo ortodoxo, actúan (o actuaron) irresponsablemente en nombre de la “libertad” y la “libre circulación”, al desproteger la salud pública de sus habitantes, priorizando la economía y exponiendo así a su población a contagios masivos. Basta mirar las cifras de contagios y muertes (que mencionamos arriba) y vemos que estos tres países lideran los ránkings de infectados y muertos. ¿Casualidad o causalidad? Es evidente que esta crisis mundial sanitaria, económica y política desnuda y confirma, como lo hicieron otras crisis como las de 1871-79, 1929/30 y 2007/8, las enormes deficiencias del sistema capitalista (y del modelo neo-liberal, en particular) para sobrellevar los problemas políticos, económicos y sociales. En lo concreto, nos muestra que cuando la salud pública no es un derecho, si no un negocio, asola la crisis humanitaria. Y, como en 1929 y 2008, los Estados Unidos (emblema y símbolo del capitalismo y de la libertad de mercado) con sus hospitales colapsados, con las fosas comunes cavadas en Hart Island para enterrar a los muertos, con las filas de ataúdes de cartón, son nuevamente el epicentro de una crisis mundial.
Por otra parte, hay una gran cantidad de países en todo el mundo que han decretado el aislamiento social obligatorio y han desarrollado muchas políticas sanitarias de protección y prevención frente a la pandemia, priorizando la salud pública por sobre la economía.
En el medio de estos dos grupos, hay un conjunto de países, como Chile, Perú y Ecuador o como Rusia, Alemania, India o Turquía en los que no ha habido cuarentena obligatoria sino voluntaria, pero, en algunos de ellos, se han desarrollado políticas de protección y prevención importantes.
Es el caso particular de Argentina, el gobierno de Alberto Fernández comenzó manejando de manera responsable y eficiente la pandemia. El gran acierto ha sido la declaración de la cuarentena obligatoria, inmediatamente después de que la OMS anunciara la pandemia. Desde que decretó el aislamiento obligatorio se ha mantenido la curva de mortandad relativamente estable con cifras que oscilaron entre los 10 y 25 muertos diarios, aunque en los últimos días se ha disparado la cifra de infectados.
Sin embargo, el gobierno ha actuado preventivamente, con la preparación y equipamiento de hospitales y otros establecimientos como hoteles u otras instituciones para equiparlos con el fin de albergar enfermos en caso de ser necesario, tomando en cuenta los problemas que existieron en Italia o España durante el mes de marzo con este tema.
En el plano económico, el gobierno ha acertado con el otorgamiento de los bonos de ANSES (Ingreso Familiar de Emergencia) por el decreto 511/2020 que establece el pago de 10.000$ a desocupados, trabajadores informales, monotributistas de las categorías A y B, monotributistas sociales y trabajadores de casas particulares, lo cual alcanza a 9 millones de personal. Lo mismo con los bonos de $5.000 para jubilados.
En el caso de Argentina, si bien se incrementaron la cantidad de tests (y de ahí que tengamos ahora números más precisos cada día) aún se ha realizado una exigua cantidad con poco más de 200.000 (puesto 64º mundial), lo cual representa un promedio de 4.495 tests por cada millón de habitantes (puesto 133º global), es decir, es un número bajísimo.
Ahora bien, hay algunas cuestiones en las que aún estamos bastante atrasados. En materia sanitaria, es urgente que el Estado se provea de tests masivos para aplicar a la población, como han hecho países como Alemania, Rusia, Corea del Sur, Turquía o Canadá, para detectar de manera generalizada y tempranamente los casos reales de coronavirus y poder tratarlos a tiempo. Si analizamos los resultados de los países que han aplicados test masivos, vemos que, junto a la cuarentena, esta medida ha sido un factor determinante en la reducción de muertes y de casos críticos, al poder iniciar un tratamiento en una fase temprana gracias a la rápida detección. Esto se ve especialmente en los países que mayor cantidad de tests implementaron como Rusia, que hizo más de 13 millones de tests, India que realizó casi 6 millones y Alemania, cerca de 5 millones. Y los resultados muestran eficacia de los test tempranos: Rusia, el país que más hizo, teniendo más de medio millón de infectados, tuvo poco más de 6.000 muertos (1,3%), una cifra pequeñísima si comparamos con todos los otros países. Lo mismo sucedió en la India que, de 300.000 infectados, tiene 8.000 muertos (2,6%) o Alemania con casi 200.000 infectados y 8.847 muertos (4,4%). Aunque tardíamente, también Italia, España y Francia han hecho tests masivos, con más de 4 millones, y desde el momento en que comenzaron a detectar los casos tempranamente para su tratamiento inmediato, se ha reducido notablemente la cantidad de infectados y de muertos.
En el caso de Argentina, si bien se incrementaron la cantidad de tests (y de ahí que tengamos ahora números más precisos cada día) aún se ha realizado una exigua cantidad con poco más de 200.000 (puesto 64º mundial), lo cual representa un promedio de 4.495 tests por cada millón de habitantes (puesto 133º global), es decir, es un número bajísimo. El gobierno está bastante atrasado en este tema si comparamos con la mayoría de los países del mundo y eso ralentiza la detección y posterior tratamiento de infectados.
Por otra parte, es necesario equipar urgentemente los hospitales con los insumos necesarios, en especial, con respiradores. Según los datos del mes de mayo, en Argentina hay 8.500 camas con respiradores. Ante un pico de la pandemia, el propio gobierno evalúa que se necesitarán 3.000 camas más con respiradores y hoy sólo tienen 700 aparatos para atender ese posible desborde. Se necesitarían aún adquirir al menos 2.300 respiradores para cubrir un eventual pico de la pandemia en nuestro país. En relación con esto, el gobierno había acordado la donación de 1.500 respiradores por parte del gobierno chino, donación que quedó trunca y solo se adquirieron 300 respiradores de los 2.300 necesarios. Según informó el Ministerio de Salud de la Nación “en las últimas semanas se fortaleció el sistema sanitario en todas las jurisdicciones y se pasó de un total de 18,1 camas de Unidades de Terapia Intensiva a 23 cada 100.000 habitantes”. Sin embargo, esto sigue siendo poco ante el pico que estamos viviendo estos días con más de 1.000 nuevos infectados por día.
Si volvemos al plano económico, es necesario garantizar un esquema de funcionamiento adecuado que permita contar con todos los productos y servicios esenciales para el normal funcionamiento de la sociedad. Se deberían llevar adelante medidas que también contengan a los comercios, PYMES, pequeñas empresas, profesionales independientes, autónomos y cuentapropistas con oficios registrados o no, cuenten con el respaldo necesario del Estado para poder sobrevivir mientras estén impedidos de realizar normalmente sus actividades. Es necesario que el gobierno, sin dejar de preservar la salud pública, no abandone estos sectores y les dé algún tipo de contención. Luego de estos 90 días de cuarentena, sería importante o bien permitir una apertura progresiva de algunos comercios (excepto en las regiones de AMBA más afectadas) con todas las medidas preventivas necesarias.
En este contexto de crisis económica, derivada de la crisis sanitaria por la paralización de la producción, los costos no deberían recaer (como sucede casi siempre) en los sectores medios y bajos. Y es lo que está sucediendo. Esto es evidente cuando vemos que los trabajadores independientes, comerciantes, autónomos o pymes no tienen ningún tipo de ayuda. Mientras la inflación no cede, el sector financiero usurario representa un escollo insuperable para el desarrollo de las actividades económicas y el sistema tributario continúa siendo absolutamente regresivo. En ese sentido, creo que es necesario que se debata y se apruebe el proyecto de ley de impuesto a la riqueza.
En este contexto de crisis económica, derivada de la crisis sanitaria por la paralización de la producción, los costos no deberían recaer (como sucede casi siempre) en los sectores medios y bajos. Y es lo que está sucediendo.
Por último, creo que es urgente una mejora de las condiciones laborales para los trabajadores de la salud, que están arriesgando todos los días su vida al ejercer su profesión, mientras la mayoría cobran menos de 35.000 pesos mensuales (sueldos que ni siquiera alcanza para cubrir la canasta familiar) mientras los jueces, funcionarios y gobernantes siguen cobrando cifras astronómicas por mes. Pese a sus reclamos, como “Marcha de las antorchas” que hicieron recientemente en Córdoba los trabajadores de la salud, nucleados en la UTS ni los gobiernos provinciales ni el gobierno nacional les han dado una respuesta. Ni tampoco la sociedad los ha acompañado en sus reclamos. ¿Solo nos acordamos de los médicos a las 9 de la noche? Están muy bien los aplausos en los balcones, pero no alcanza con meros aplausos si después nos quedamos indiferentes ante esta situación…
En síntesis, si bien se han hecho importantes avances tanto en la prevención (cuarentena obligatoria, distanciamiento social para las actividades exceptuadas de la cuarentena) y el tratamiento de la pandemia (compra de insumos, equipamiento de hospitales) como en el plano económico (con subsidios y bonos a algunos sectores), sería importante no quedarnos en el conformismo y avanzar en todo lo que nos falta, tanto en materia sanitaria (fundamentalmente con tests masivos a la población como han hecho otros países con resultados exitosos y el aumento de camas disponibles y respiradores) como en materia económica (mayor contención a sectores de trabajadores independientes) para poder enfrentar todos de la mejor manera posible esta histórica crisis.