Hay consenso internacional que el control de armas es una herramienta para mejorar la seguridad. Se lograron avances importante en los últimos 20 años. La autora señala que en la Argentina y Brasil las políticas toman sentido contrario.
A mediados de la década de los ‘90, las armas pequeñas comenzaron a ser identificadas por la comunidad internacional como los instrumentos de violencia principales en conflictos y en la responsabilidad de pérdidas humanas.
Así se llegó a que en 2001 se adoptara en las Naciones Unidas el “Programa de Acción para Prevenir, combatir y eliminar el tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras (UNPoA)”.
En ese contexto, la sociedad civil ha jugado un rol fundamental, en particular la Red de Acción Internacional sobre Armas Pequeñas (IANSA). La red global que reúne cientos de organizaciones en todo el mundo que se ocupan sobre las armas pequeñas, que además, coordina la participación de la sociedad civil en el proceso de Naciones Unidas desde el 2001 y trabaja con el objetivo común de reducir la proliferación, mal uso de armas y reducir el sufrimiento humano.
El programa de acción de Naciones Unidas establece una serie de medidas a nivel global, regional y nacional para controlar las armas, evitar su proliferación y prevenir el dolor causado por la violencia armada.
Consenso mundial sobre control de armas
Es un acuerdo global y político que se ocupa de una variedad de temas que van desde el establecimiento de medidas para el control del comercio, exportaciones, fabricación hasta la promoción de programas de desarme.
Pero uno de los temas del que no se ocupa a pedido de Estado Unidos y que es de vital importancia por su impacto en la violencia armada, es la posesión civil.
Los países latinoamericanos actualizaron su legislación sobre posesión civil (de armas). Fue producto de la presión y movilización popular y del traslado al ámbito nacional de compromisos internacionales.
Otro elemento fundamental olvidado a propósito en el programa de acción que acordaron los países del mundo en el 2001 es la regulación de municiones. La decisión de no incluir municiones es flagrante y sirve a los intereses de estados productores de municiones.
Los Estados han puesto en práctica estos compromisos internacionales implementando medidas y proyectos de control de armas. En muchos casos lo hicieron a través de la cooperación internacional y en alianza con las Oficinas Regionales de Naciones Unidas para el Desarme: UNLiReC (América Latina y el Caribe), UNREC (África) y UNRCPD (Asia).
Paradójicamente, a pesar de no estar en la letra programa de acción de Naciones Unidas, durante los primeros años de vida, los países latinoamericanos actualizaron su legislación sobre posesión civil. Fue producto de la presión y movilización popular y del traslado al ámbito nacional de compromisos internacionales.
Brasil y Argentina fueron ejemplo
Un ejemplo es el “Estatuto de Desarme” que aprobó el Congreso Nacional de Brasil en 2003. Este documento establecía una serie de medidas de control de armas y municiones en el país y que sirvió como modelo para muchas naciones por su impacto. Además, fue referente por la posterior implementación del Plan de Entrega Voluntaria de Armas.
La Red Argentina para el Desarme (RAD) fundada a instancias de IANSA en 2005, asumió la responsabilidad de la promoción, colaborar en la implementación y monitorear el Plan de Desarme argentino (2007).
Desde el 2001 hasta la reciente reunión Bianual de los Estados, ocurrida en julio del 2022, los temas de las sucesivas conferencias de actualización, como también, de las Conferencias de Revisión (2006-2012-2018) han circunscripto el debate y temas, a aspectos más concretos como la adopción del Instrumento Internacional sobre Rastreo (2005) y las recomendaciones sobre Intermediación del Grupo de Expertos Gubernamentales (2015) y el reconocimiento de la necesidad de la discusión de municiones convencionales.
Visibilizar la violencia armada contra mujeres
Uno de los temas fundamentales, ausente en el marco del programa de acción de las Naciones Unidas, además de la posesión civil, ha sido el tema de género.
Gracias a la permanente incidencia de la sociedad civil -en particular la red de Mujeres de IANSA- el tema ganó terreno en los reportes de los países.
En 2016 los Estados reconocieron la transversalidad de género en el control de armas: se comprometieron a promover una participación y representación sustantiva de mujeres en los procesos relacionados con el control de armas.
Los países incorporan cada vez más el tema (de violencia de género) en sus políticas nacionales de control de armas, acompañando la masiva presencia de los movimientos feministas en la región (latinoamericana).
Como resultado de esta reunión, los reportes nacionales sobre cómo han avanzado en el control de armas incluyen “consideraciones sobre género”. Los países incorporan cada vez más el tema en sus políticas nacionales de control de armas, acompañando la masiva presencia de los movimientos feministas en la región.
Mientras en el ámbito internacional la agenda va avanzando y progresa en temas sustanciales y en concordancia a la agenda de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, en particular el objetivo 5 sobre igualdad de género y al objetivo 16 sobre Paz, Justicia e Instituciones sólidas, en el ámbito nacional, al menos en la Argentina y en Brasil, la agenda de control de armas está en retroceso.
Brasil y Argentina en retroceso
A partir de la asunción de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil, firmó varios decretos que redujeron el control de armas, aumentaron la cantidad y los tipos de armas que pueden poseer los civiles.
Además, envió al Congreso un proyecto de ley que establece un régimen especial para los homicidios cometidos durante las operaciones encabezadas por policías (dependientes de los Estados) y por las fuerzas al mando del Poder Ejecutivo, como el Ejército o la Fuerza Nacional de Seguridad (tropa de elite de la policía federal).
El tema de control de armas se ha colado en la campaña presidencial de Brasil, quienes sufragarán en octubre del 2022. Pasará lo mismo en la Argentina, por primera vez, en octubre del 2023.
Bolsonaro, candidato a la reelección en ese país sostuvo durante una entrevista con Fox News que su idea era aumentar la distribución de armas y aprobar leyes de armas “muy similares a las de Estados Unidos”, durante su segundo periodo.
El tema de control de armas se ha colado en la campaña presidencial de Brasil, quienes sufragarán en octubre del 2022. Pasará lo mismo en la Argentina, por primera vez, en octubre del 2023.
Imitando el peor ejemplo de violencia armada
En nuestro país, una figura emergente con gran presencia mediática, atractiva para jóvenes y no tanto, es el diputado Javier Milei, quien ha venido a romper con los esquemas de la política tradicional. Sus postulados libertarios, entre ellos los que se refieren a armas, harán que el tema sea de debate durante las elecciones del próximo año.
Las declaraciones sobre la libre portación de armas y el anhelo de parecernos a Estados Unidos fueron hechos luego de la masacre de Texas, donde murieron 19 niños, dos maestras, siendo la más mortífera en el ámbito educativo, luego de la de Sandy Hook.
Siempre que hay un tiroteo en el único lugar del mundo que suceden de manera casi cotidiana, se reaviva el debate sobre las armas con grupos abogando por mayor control, entre ellos familiares de víctimas y demócratas.
Y, por otro lado, aquellos que ven en el lenguaje de la segunda enmienda de la Constitución un derecho constitucional personal asociado a valores como la libertad y el patriotismo.
Finalmente Estados Unidos controló armas
Por primera vez, luego de la masacre de Texas, el Congreso aprobó una nueva ley de control de armas, acordada por demócratas y por un sector republicano.
Este hecho histórico ha sido al mismo tiempo ignorado por los emuladores de Estados Unidos: omiten deliberadamente la relación entre fácil acceso, disponibilidad de armas y violencia armada.
Discutir nuevamente sobre posesión civil es un real retroceso que esperamos que se revierta.
No es el único tema de la política que ha sufrido un retroceso en Argentina y Brasil, pero el debate de control de armas parecía zanjado.
Los que trabajamos en el tema desde hace mucho, estamos preocupados y estamos mostrando evidencia y esgrimiendo argumentos a favor del control de armas tal como lo hacíamos hace 20 años. Discutir nuevamente sobre posesión civil es un real retroceso que esperamos que se revierta.
En nuestras sociedades, ya maduras en democracia, no hay espacio para la irracionalidad. Tenemos la posibilidad de demostrarlo en las urnas o en los Parlamentos y en las próximas elecciones presidenciales. El ámbito internacional nos brinda otra posibilidad: presentar como país un informe voluntario sobre los avances en el control de armas y prevención de la violencia armada en la conferencia de revisión del programa de acción de Naciones Unidas en 2024.