La policía del régimen conservador en 1909 avanzó sobre los manifestantes en el Día Internacional del Trabajo en plaza Lorea, en Buenos Aires. Cien heridos y el comienzo del una huelga general. Persecusión contra los anarquistas e inmigrantes. Solidaridad de la Unión General de Trabajadores en Madrid.
La represión del movimiento obrero en Argentina se incrementó considerablemente bajo la presidencia de José Figueroa Alcorta. La policía bonaerense se empleó con dureza en la manifestación del primero de mayo de 1909, con once muertos y un centenar de heridos. Pero también se persiguió a los obreros en el sepelio del día posterior. Fue el momento de la conocida como Semana Roja (recordemos que, en ese mismo año, pero en verano, se produjo la Semana Trágica en Barcelona).
En esa represión la figura clave fue el jefe de Policía de Buenos Aires, Ramón L. Falcón, un personaje que se distinguió por su dureza extrema contra el movimiento obrero. Terminó siendo asesinado ese mismo año, el 19 de noviembre, a manos de un jovencísimo anarquista ucraniano.
En la Argentina se generó en aquella época un intenso debate sobre la cuestión social entre las clases poderosas. A través de algunas políticas de ámbito social, seguramente más por un deseo de frenar al movimiento obrero que por una voluntad sincera de justicia. En este sentido, la propia Iglesia apostaba por el desarrollo del sindicalismo católico. Pero la represión no se aflojó.
LEY DE DEFENSA SOCIAL
Poco antes de las celebraciones por el centenario del país, en 1910, las centrales obreras proclamaron la huelga general. Como respuesta, el Gobierno decretó el estado de sitio, con centenares de detenciones y cierre de periódicos obreros. Se promulgó la Ley de Defensa Social que prohibía la entrada en la Argentina de los extranjeros que hubieran sido condenados por delitos comunes, los anarquistas y personas que defendiesen el ataque con fuerza o violencia contra funcionarios públicos, gobiernos en general o contra instituciones de la sociedad.
Pero, además, la Ley establecía la prohibición de toda asociación o reunión de personas que tuviera por objeto la propagación de las doctrinas anarquistas o la preparación e instigación a cometer hechos reprimidos por las leyes argentinas, procediendo a su disolución. La Ley sirvió como instrumento represivo muy eficaz contra los anarquistas o contra quienes fueran considerados como tales.
En España se protestaba contra la Ley de Defensa Social, considerando que era una disposición bárbara, elaborada por “la clase explotadora” de la República Argentina.
En todo caso, en algunos de los festejos del centenario, grupos anarquistas atentaron contra las fuerzas de seguridad, con el consiguiente decreto de estado de sitio, por lo que el centenario del nacimiento de la Argentina tuvo lugar sin el disfrute de todas las libertades individuales, y con un aumento tanto de la represión de las fuerzas de seguridad como de grupos activistas de la derecha.
El X Congreso de la UGT, celebrado en Madrid, en mayo de 1910 -es decir un año después de la Semana Roja-, coincidiendo con la visita a España del expresidente Figueroa Alcorta, se aprobó una proposición por la que se afirmaba que se veía con profundo disgusto dicha visita, considerando al expresidente como un “émulo del zar de Rusia”.
Además, se protestaba contra la Ley de Defensa Social, considerando que era una disposición bárbara, elaborada por “la clase explotadora” de la República Argentina. Por fin, se enviaba un fraternal saludo a todos los proletarios que en dicho país luchaban por el respeto de las libertades políticas y por la supresión del régimen capitalista.
La resolución de la UGT ha sido consultada en el número 1315 de El Socialista, de 26 de mayo de 1910.