Un invento del siglo XIX puede ser la mejor herramienta con que cuentan las ciudades para una transformación sostenible, generando núcleos urbanos menos ruidosos, sin emisiones y con poblaciones saludables.
La Vanguardia digital dialogó con el Arquitecto de la UBA Andrés Borthagaray presidente de FURBAN (Fundación dedicada al medioambiente, el espacio y el diseño de la movilidad y la gobernabilidad) sobre la extensión del uso de la bicicleta, cuáles son sus ventajas, cómo es la adaptación de las ciudades y del transporte público y la necesidad de proteger tanto al ciclista como al peatón.
¿Qué elementos favorecen el uso de la bicicleta en la ciudad?
El uso se ve favorecido cuando existe una masa crítica, una percepción de seguridad, infraestructura protegida para circular y estacionar tanto en ámbitos públicos como privados. También la disponibilidad de bicicletas públicas en una serie de ciudades. La reducción de velocidades máximas también favorece su uso, varias ciudades han adoptado 30 km/h en la mayor parte de su red de calles y avenidas.
Es saludable porque ofrece una cuota diaria de ejercicio, es un antídoto contra la sedentariedad y no genera efectos negativos como los escapes.
¿Qué beneficios reporta su uso?
Junto a la caminata es la forma más saludable, eficiente e inclusiva de desplazarse. Trae beneficios ambientales, es compatible con una red de transporte público de capacidad para las distancias más largas. Es saludable porque ofrece una cuota diaria de ejercicio, es un antídoto contra la sedentariedad y no genera efectos negativos como los escapes.
Es eficiente porque a diferencia de un auto no necesita desplazar más de una tonelada para mover el peso de una o dos personas o de cargas livianas, ni ocupa más de doce metros cuadrados de espacio urbano crítico cuando está estacionada.
Es inclusiva porque es mucho más accesible, aún para un rango de edad mucho mayor. En algunos países, como en Japón, desde la perspectiva de género, la bicicleta muestra que también puede ser más inclusiva.
¿Existen proyecciones en cuanto al crecimiento de uso de bicicleta como medio de transporte urbano en Argentina?
Ha venido creciendo, aunque está muy por debajo de lo que ha ocurrido en otros países. 40% en países de uso más consolidado, como Países Bajos o Dinamarca, 10% en Francia e Inglaterra, un 4% que cuesta afirmar en algunas zonas urbanas. Pero la experiencia de otros países muestra que es posible aumentar significativamente la parte en el total de viajes.
¿Hay corrientes urbanísticas o diferentes teorías para la adaptación de la ciudad al uso masivo de la bicicleta?
En primer lugar, hay un mandato frente al cambio climático. Los acuerdos internacionales firmados en París en 2015, suscriptos por más de 160 países, entre ellos la Argentina, comprometen metas de reducción de emisiones e involucran planes nacionales y locales para su cumplimiento. En ese sentido, la promoción de la marcha, la bicicleta y el transporte público sustentable se inscriben dentro de las acciones necesarias. En segundo lugar, los efectos espaciales de haber intentado adaptar las ciudades al automóvil, el consumo de espacio y la forma de desarrollo urbano que trae aparejada han puesto en crisis ese modelo de ciudad. La bicicleta es compatible con ciudades de mayor interacción a mayor proximidad. Y en tercer lugar, las teorías urbanas y las políticas públicas han comenzado a articularse con distintos grados de éxito.
La OMS señala que a partir de una reducción de la velocidad máxima a 30 km por hora las condiciones para circular con seguridad para los ciclistas son mayores, aún sin separación física tan estricta.
Las ciudades Argentinas vienen experimentando un crecimiento en cuanto a la instalación de ciclovías y bicisendas. ¿Podría definir similitudes y diferencias entre ambos conceptos?
En definiciones públicas una ciclovía es una infraestructura exclusiva y especializada para ciclistas. Las Ciclovías forman parte de una Red de Vías Protegidas. Su traza se encuentra ubicada sobre la calzada, delimitada por separadores físicos. Una bicisenda es una infraestructura exclusiva y especializada para ciclistas, que a diferencia de una ciclovía, se implanta sobre veredas, parques, plazas y en relación a vías peatonales separadas de la calzada.
También es importante recordar que la OMS señala que a partir de una reducción de la velocidad máxima a 30 km por hora las condiciones para circular con seguridad para los ciclistas son mayores, aún sin separación física tan estricta. En varios casos se ha utilizado al propio lugar de estacionamiento como un fuelle para separar el flujo vehicular del espacio de circulación de bicicletas, dejando un espacio entre la franja de estacionamiento (contemplando apertura de puertas) y la vereda.
Ese crecimiento de infraestructura para transporte en bicicleta ¿es planificado o caótico?¿Qué dificultades presenta?
Se ha tendido a planificar, aunque también surge de reivindicaciones de colectivos de ciclistas y del activismo ambiental que juegan un rol muy importante. En muchos casos los comienzos son traumáticos, hay resistencia de automovilistas, comerciantes, e inclusive peatones que se sienten amenazados cuando no se respetan los cruces. En general los conflictos se tienden a superar con el tiempo. El principio de respetar siempre al más vulnerable es muy importante.
Teniendo en cuenta la diversidad geográfica y de tamaño de las ciudades Argentinas ¿Qué factores ambientales influyen en el fomento de la bicicleta como medio de transporte?
Obviamente, las cuestiones climáticas, geográficas y topográficas influyen. En las ciudades argentinas y en distintas partes del mundo donde se promueve la bicicleta. Pero también, a partir del uso de la bicicleta en ciudades con inviernos muy duros, como en los países nórdicos, queda demostrado que se pueden superar muchas adversidades.
¿El uso de la bicicleta genera nuevos problemas para la ciudad?
Creo que genera muchas más soluciones que problemas. Justamente por eso considero muy importante que se tomen todas las medidas para proteger a los ciclistas y que desde la bicicleta se fomente una cultura de respeto a las normas y de protección de los peatones. Si existen espacios bien preservados en las calles es un contrasentido que se circule en bicicleta por las veredas exponiendo a los peatones.
El mundo va en el sentido de reducir el lugar del automóvil. De hecho, está saliendo de producción el motor de combustión interna en un horizonte de 2030 o pocos años más en buena parte del mundo.
¿Por qué es tan resistida la convivencia de la bicicleta con otros tipos de movilidad, especialmente por quienes conducen automóviles?
El automóvil es un gran consumidor de espacio. No quiere competencia. Cuando aparece una zona reservada la reacción típica es de queja. Pero el mundo va en el sentido de reducir el lugar del automóvil. De hecho, está saliendo de producción el motor de combustión interna en un horizonte de 2030 o pocos años más en buena parte del mundo. Y aunque se produzcan vehículos eléctricos los problemas de congestión seguirán siendo graves. Pero es importante que las ciudades tengan políticas coherentes y no traten de disuadir por un lado al uso del auto y de estimularlo por otro con estacionamientos o infraestructura vial anacrónica.
¿Es posible pensar en un futuro prohibir la circulación de automóviles en las ciudades?
La política pública en varios países con alto grado de motorización va en el sentido de la restricción, especialmente en áreas centrales. O de gravar las externalidades negativas que genera. O bien de promover un uso compartido, lo más ineficiente es que los autos viajen con una sola persona o algo similar, el promedio de ocupación es de 1,3 en varias ciudades argentinas.
¿Es posible combinar el transporte público con el uso de la bici?
Claro que sí, es posible y necesario. En algunos casos para llevar durante el viaje, en otros con estacionamientos seguros y accesibles en puntos clave, o bien en formas de compartir carriles preferenciales de circulación en varias ciudades.
En muchos distritos del país se promueven leyes que regulen el uso de la bicicleta ¿Considera necesaria dicha legislación?¿Qué aspectos debería abordar?
Si, sobre todo la protección de quienes usan la bicicleta y la de los peatones. También la creación de condiciones de estacionamiento seguro. Pero en gran medida es clave la forma en que se legisla sobre el uso del automóvil y de la ciudad.