Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Los gobiernos locales deben involucrarse en la seguridad

por | May 17, 2023 | Opinión, Seguridad

América Latina es una de las regiones más avanzadas en prevención social social de la violencia y el delito. Los gobiernos locales han protagonizado acciones para mejorar la seguridad desde la prevención. Es posible sacar algunas conclusiones.

Nadie tiene la receta mágica de la seguridad. Hay tantas fórmulas como particularidades de cada ciudad, de los diagnósticos que construyan y los problemas que identifiquen. Sin embargo, la acumulación de decenas de experiencias permite identificar algunos puntos en común. No serán lo originales porque como decía Jorge Luis Borges, “somos los libros que nos han mejorado, somos gratamente los otros”.

Tal vez sirvan para ordenar ideas y alentar nuevas experiencias.

 

PRIMERA: ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PREVENCIÓN?

Un pilar donde apoyarse es el concepto de seguridad humana, de las Naciones Unidas, que nos permite una mirada integral y tremendamente oportuna en este momento en que estamos preocupados por alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En esa perspectiva de interdependencia podemos tomar la definición de “prevención” de la Resolución 12 producida por el Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal en 2010. Define: “La prevención del delito engloba toda la labor realizada para reducir el riesgo de que se cometan delitos y sus efectos perjudiciales en las personas y la sociedad, incluido el temor a la delincuencia. La prevención del delito procura influir en las múltiples causas de la delincuencia. La aplicación de la ley y las sanciones penales no se incluyen en este contexto, pese a sus posibles efectos preventivos”.

Enfaticemos sobre dos conceptos: ¿Cuáles son las facultades que tienen los gobiernos locales para involucrarse en la seguridad? ¿Cuáles son los límites?

La definición de las Naciones Unidas establece el límite en la persecución penal. Es prevención abordar la violencia y el delito sin persecución penal. En ese amplio campo de la prevención tienen facultad los gobiernos locales. En cambio, no tienen facultades delegadas de hacer cumplir la ley penal. Pero sí tienen muchas posibilidades de articular intervenciones preventivas con la justicia, con las fuerzas de seguridad y especialmente gestionando conflictos. Los códigos de convivencia han demostrado ser buenas herramientas para prevenir violencias y resolver problemas que son angustiantes.

 

SEGUNDA: ¿DE QUÉ MODO PUEDEN INTEGRARSE LOS GOBIERNOS LOCALES CON OTRAS AGENCIAS?

En las perspectivas de desarrollo sostenible y también de prevención mencionamos la integración de temas y actores. ¿Qué sería prevención integrada? ¿Por qué es importante para los municipios y los gobiernos locales?

El trabajo de seguridad está integrado en un territorio y es una práctica frecuente. No siempre existe una coordinación de las acciones. Muchas de las acciones de seguridad se vienen haciendo, quizás, con otros rótulos. Quizás en diferentes rubros presupuestarios que no son específicamente los de seguridad. Corresponden a distintos “ravioles” en los organigramas. Pero han sido facultades originales de los gobiernos locales. Por ejemplo: el cuidado y mantenimiento de los espacios públicos es también un aporte a la prevención de la violencia y el delito, pero es imputado como un servicio de higiene o iluminación.

Lo que deberíamos cambiar es el objetivo y el cómo: necesitan que tengamos una mirada integral. No es lo mismo la higiene urbana como una responsabilidad tradicional de los municipios que pensarla como una forma de construir espacios públicos que integren, que generen inclusión y que sean lugares que puedan ser vividos sin temor.

No podemos pensar la seguridad y mucho menos la prevención social local sin participación ciudadana con delegación real de facultades y una perspectiva de derechos humanos.

Espacio de la heterogeneidad para la convivencia.

Entonces, los municipios van a seguir haciendo cosas que ya vienen haciendo, el desafío es pensarlos también como aporte para prevenir la violencia y el delito. Y la prevención es el trabajo con vecinos para gestionar los distintos tipos de conflictos, porque si esos conflictos no son abordados oportunamente pueden escalar en violencias.

Esa gestión demanda participación, que sólo es efectiva reconociendo a las otras como sujeto de derecho, como actoras sociales y políticas legítimas. Como ciudadanos. Eso nos va a permitir la verdadera participación, el reconocimiento de las diversidades y con una visión transversal de todos los derechos humanos.

No podemos pensar la seguridad y mucho menos la prevención social local sin participación ciudadana con delegación real de facultades y una perspectiva de derechos humanos.

 

TERCERA: ¿POR QUÉ LAS INTENDENTAS Y LOS ALCADES DEBEN SER RESPONSABLES, EMPODERARSE E INVOLUCRARSE EN LA SEGURIDAD?

Hay un conjunto de facultades que los sistemas políticos le otorgan a los gobiernos locales y que son fundamentales para la seguridad.

Muchos intendentes se preguntan por qué involucrarse en temas de seguridad si no tienen muchas herramientas para abordar el problema. “Las facultades las tienen las policías pero nos reclaman a nosotros”, suelen pensar.

¿Qué caminos fueron construyendo las distintas gestiones para canalizar estos reclamos?

Las alcaldesas o intendentes reciben los reclamos porque son la primera línea, quiénes están más cerca del vecino. Son los funcionarios políticos mejor valorados en las encuestas, porque sus acciones son más perceptibles. Entonces, si el Estado eficiente no articula desde sus figuras de máxima legitimidad una respuesta a esa demanda, estamos perdiendo una gran posibilidad de hacer transformaciones sostenibles.

Además, es clave la información. Hay mucha información en los gobiernos locales, la cuestión es cómo aprovecharla. La clave es qué le vamos a preguntar. Muchos municipios construyen sus sistemas de indicadores. Son herramientas hechas a medida que no se compran de la góndola de indicadores, ni se sacan de la góndola de los observatorios: se construyen en función de los objetivos de la política pública, que se define desde el espacio local.

Las políticas y acciones de prevención de la violencia y el delito empiezan a dar resultados en el corto plazo que se van a ir acumulando a lo largo del tiempo según una planificación estratégica.

Redondeando: podemos trabajar en prevención, tenemos la legitimidad de las autoridades locales y la capacidad de construir la información. Además, tenemos los recursos que ya están dispersos en distintos rubros presupuestarios.

El camino es analizar de qué manera estamos invirtiendo en otras líneas que impactan en la seguridad, entendido y complementado como una estrategia integral.

Las herramientas de gestión que tienen los gobiernos locales pueden articular los recursos de distintos niveles del Estado. Desde un municipio se puede trabajar y buscar impacto en problemas de mayor alcance. Y planificar contemplando nuevos desafíos.

La urbanización descontrolada no puede estar desvinculada de la seguridad.

La circulación acelerada de los bienes y de los cuerpos nos lleva a pensar en las migraciones de primera generación, pero también los desafíos de la integración para la convivencia. Hay investigaciones que exponen que las juventudes de la segunda generación de migrantes necesitan reforzar sus cuestiones identitarias con riesgo de integrarse a grupos violentos.

Hay migración por razones económicas, políticas pero también en una creciente migración por el cambio climático.

CUARTA: ¿ES POSIBLE TENER RESULTADOS A CORTO PLAZO?

Las políticas y acciones de prevención de la violencia y el delito empiezan a dar resultados en el corto plazo que se van a ir acumulando a lo largo del tiempo según una planificación estratégica. Pero, insistamos, las intervenciones en la gestión de los conflictos, de inclusión, de prevención local, tienen resultados en el corto plazo.

En nuestros barrios vemos las transformaciones que producen acciones sencillas que también generan cambios estructurales en tiempos más largos. La vida no será igual para aquel chico que recibe apoyo escolar (probablemente evitará la deserción escolar), que también participa en un polideportivo relacionándose con respeto, aceptando normas y códigos de convivencia. Esos servicios son transformadores y tienen un efecto acumulativo.

Por ejemplo, el proyecto de prevención social para juventudes basado en la práctica de senderismo que implementa Godoy Cruz, es una buena experiencia de convivencia, que sirve para reconocer al otro, compartir una aventura generando vínculos, autorreconocimiento, autorespeto, amores, nuevas pasiones por el entorno natural. Es transformador, se complementa con apoyo escolar y atención primaria de salud. Ejemplo de varias acciones puntuales que acumuladas generan transformaciones estructurales que redundan en prevención de la violencia y el delito.

Sin fondos no habrá una política pública. Puede haber una declaración de voluntad, pero sin recursos para desarrollar una política, no habrá una política.

Implementar este tipo de programas debe surgir de la información que producen nuestros sistemas de información y deben involucrar a las juventudes tanto en el diseño como en la ejecución.

 

QUINTA: ¿CÓMO DEBERÍA SER UNA POLÍTICA DE PREVENCIÓN LOCAL?

No hay una política de prevención local sin liderazgo político. Es clave. No alcanza con decir yo quiero hacer, también hay que generar las transformaciones institucionales estructurales, los cuadros técnicos, las herramientas que permitan la gestión y asignar fondos.

Sin fondos no habrá una política pública. Puede haber una declaración de voluntad, pero sin recursos para desarrollar una política, no habrá una política.

Por otra parte, deben ser políticas participativas, inclusivas y representativas de las diversidades. Por ejemplo en el Plan Nacional de Prevención del Delito del año 2000 en la Argentina: tuvo problemas en la representatividad a la hora de la participación en los espacios de diagnóstico. Hubo una involuntaria exclusión de jóvenes. El resultado: propuestas de intervención que profundizaban el sesgo de control sobre las juventudes y los ciclos de violencia. La lección aprendida permitió generar mejoras y otras políticas para corregir esa distorsión en la participación.

Por otra parte, si vamos a hacer una acumulación de acciones que generen transformaciones estructurales necesitamos planificar y empezar teniendo resultados en el corto plazo. La paciencia social se agota rápido. Trabajar lo táctico sin perder de vista lo estratégico. Se necesita una planificación estratégica situacional (Carlos Matus), trabajando en las dos dimensiones al mismo tiempo, a veces generando equipos diferenciados.

SEXTA: ¿CÓMO LOGRAR EL TRABAJO COORDINADO EN SEGURIDAD?

Dónde empieza y a dónde termina la facultades de un gobierno local: la competencia legal es una dimensión importante.

Si tenemos una mirada de la seguridad centrada en el control penal, no controlar la policía es una excusa para no involucrarse. Pero en realidad, como venimos viendo, los municipios tienen muchas herramientas y potencialidades para trabajar en el campo de la prevención local.

No siempre, las instituciones tradicionales de la seguridad están dispuestas a reconocer a nuevos jugadores. Se preguntan: ¿cuál es la legitimidad que tienen los funcionarios de gobiernos locales para involucrarse?

Es frecuente que desde una perspectiva de la seguridad centrada en el control, se cuestione el rol del gobierno local. Lo he vivido: “¿por qué nos venís a hablar de seguridad si nunca has tirado un tiro?” Son los menos.

Es fundamental que incluyamos. La diversidad de perspectivas es novedosa y superadora de miradas sólo basadas en el control. La síntesis de esa colaboración va a generar nuevas ideas y por lo tanto transformadoras.

La principal ventaja que tienen los gobiernos locales para involucrarse en el tema es que tienen la experiencia y capacidad para facilitar la convivencia interinstitucional. Lo hacen en salud, en educación, en planificación urbana, entonces, por qué no lo van a hacer en la seguridad.

Para lograr el diálogo interinstitucional, la academia es fundamental. Experiencias de reflexión y aprendizaje conjunto de agentes municipales, policiales, judiciales, de infancias y la salud, entre otros. Construir en conjunto una comprensión de los problemas y de las formas de resolverlo, facilita después la articulación. En los últimos años la seguridad ha dejado de ser un tema de vacancia en las universidades. Gran avance.

Entonces, cuando intentamos sentar en una misma mesa a policías, fiscales, funcionarios comunales, académicos y organizaciones de la sociedad civil, el desafío es que se entiendan. Necesariamente, también habrá disputas de poder y tensiones. Hay historias institucionales, hay identidades, hay intereses en juegos. Pero a partir de una tensión es posible construir una visión superadora que incluya, que sea participativa.

Es fundamental que incluyamos. La diversidad de perspectivas es novedosa y superadora de miradas sólo basadas en el control. La síntesis de esa colaboración va a generar nuevas ideas y por lo tanto transformadoras.

 

SEPTIMA: ¿CUÁLES SON LOS NUEVOS DESAFÍOS Y AMENAZAS?

No tenemos que perder de vista dónde vamos a estar dentro de unos años.

Hay ciudades donde los gobiernos locales invierten en la formación de las policías, aunque no sea necesariamente su incumbencia, para prepararlos a adecuarse a escenarios posibles ¿Qué tipo de policía se necesita para dentro de 15 años? Los desafíos que hoy podemos ver, no serán los mismos dentro de 15 años. Por eso es necesaria la formación permanente: hay que apostar a la reflexión, reformulación institucional y personal permanente.

¿Cuáles serán los nuevos desafíos?

Vamos con un ejemplo hoy muy palpable: el cambio climático. La escasez de agua tiene impactos sobre la vida, sobre los espacios públicos (lugar de encuentro y convivencia), sobre los precios de los alimentos. Son todos factores que ya están generando conflictos en las zonas andinas de América del Sur.

¿Cómo se va a gestionar esa conflictividad? ¿Se resuelve sólo con más policías?

Nuevamente, necesitamos información, diversidad de perspectivas para construir mejores escenarios e innovar en respuestas efectivas para empezar a reducir y prevenir la violencia ya desde plazos cortos, pero preparándonos para futuros inciertos.

 

OCTAVA: ¿QUÉ HA FUNCIONADO EN MATERIA DE PREVENCIÓN LOCAL?

Sólo algunos ejemplos: la prevención temprana con chicos y chicas basadas en el cuidado de la salud, la atención primaria de la salud, el seguimiento de la salud en las escuelas y el entrenamiento de los padres y las madres, junto con el desarrollo de habilidades emocionales y autocontrol. Aplicadas de manera sistemática ayudan a la prevención de la violencia y el delito. 

También: trabajar con juventudes en el espacio escolar desarrollando habilidades de convivencia socioemocionales donde la emocionalidad sea una parte importante la espiritualidad. Las evaluaciones muestran que también consiguen buenos resultados los programas de meditación, las experiencias de educación de tiempo completo, las transferencias condicionadas a la atención primaria de la salud.

Importante: los programas de transferencias condicionadas a las juventudes a cambio de que se inviertan en su desarrollo profesional, muestran resultados alentadores. Son el cruce ideal entre una política universal y una intervención focalizada de prevención.

En este conjunto de prácticas, pensar el espacio público como lugar de encuentro, de igualdad, como lugar para sentirse seguro y disfrutarlo. Como lugar de democracia espacial, mejorar el espacio público genera condiciones para tener una sociedad más democrática, más inclusiva, más pacífica, donde el otro se sienta reconocido y donde es posible generar convivencia.

NOVENA: ¿POR DONDE EMPEZAR?

Si vamos a diseñar una política de prevención para una ciudad hay que comenzar desde donde esa ciudad es fuerte. Por ejemplo, en Rosario, donde el sistema de salud pública es importante, el punto de partida fue una visión epidemiológica de la violencia.

Si una ciudad tiene un sistema de salud con alertas temprano y abordaje epidemiológico para el dengue y la hepatitis, por ejemplo, es posible adaptar esa capacidad para abordar la violencia armada haciendo foco en las armas como vector transmisor. Quizás no había un buen sistema de información criminal, pero sí había un buen sistema de estadísticas de salud. No era necesario un gran equipo estadístico sino aprovechar el del sistema de salud para recabar información sobre la violencia.

A esa masa de información, hay que hacerle las preguntas adecuadas a partir de una concepción clara de la violencia y sus causas.

Si cambiamos de perspectiva, veremos nuevas posibilidades accesibles, baratas, dentro de los mismos procedimientos que están haciendo los municipios. Allí estará la innovación.

En muchas ciudades, se desalienta una intervención por las dificultades para obtener estadísticas y tasas de criminalidad. Pero, mientras se construyen sistemas estadísticos específicos, se puede trabajar con información provisoria que permita orientar las acciones. En salas de emergencia se puede recabar información sobre las circunstancias se producen las heridas con armas, en qué lugares, horas y características de las víctimas. No serán datos exhaustivos pero sí orientadores de los fenómenos que hay que prevenir.

Si cambiamos de perspectiva, veremos nuevas posibilidades accesibles, baratas, dentro de los mismos procedimientos que están haciendo los municipios. Allí estará la innovación.

 

DECIMA: EL MEJOR PROGRAMA ESTÁ POR CREARSE

Hay mucha información inspiradora que está disponible sobre cómo los gobiernos locales han logrado éxitos en seguridad ciudadana. Sin embargo, no es recomendable comprar productos genéricos, soluciones enlatadas. Cada aldea es un mundo, los problemas son tan particulares como su gente y sus instituciones. Se trata de intentar poner a trabajar esa diversidad diagnosticando, proponiendo, trabajando en base a información, coordinando en base a un plan, identificando posibilidades presupuestarias ya asignadas a otros rubros, procurando resultados y alianzas que den sustento a los desafíos.

Los gobiernos locales deben involucrarse en los temas de seguridad. El mejor programa de seguridad para su municipio está esperando para que lo diseñen.

Martín Appiolaza

Martín Appiolaza

Magíster en Política y Planificación Social. Docente de postgrados. Director de Relaciones Institucionales de Godoy Cruz. Viridiana. Periodista resocializado. Director de La Vanguardia.