Frecuente columnista en La Vanguardia, el historiador español advierte sobre la trascendencia de las próximas elecciones en su país y la amenaza de una derecha que quiere eliminar derechos.
Como bien ya saben los argentinos y argentinas el próximo día 23 de julio se celebrarán unas trascendentales elecciones en España, y lo son porque se enfrentan dos grandes opciones como hacía tiempo que no ocurría en este viejo país europeo.
Por un lado, estaría la izquierda, con dos grandes formaciones estatales: el PSOE liderado por su secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; y una coalición de grupos a su izquierda, llamada SUMAR, y encabezada por Yolanda Díaz, actual ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno.
Se enfrentan al bloque de la derecha, representado por el Partido Popular, liderado por Alberto Núñez Feijóo, y la extrema derecha de VOX con Santiago Abascal. Dos formaciones que han llegado a muchos acuerdos de gobierno en ayuntamientos (municipalidades) y gobiernos autónomos (regiones) a raíz de las últimas elecciones locales y regionales.
Las derechas españolas están empeñadas en terminar con la etapa de gobierno de coalición, una novedad en la historia democrática española desde la muerte de Franco, denominando a este ejecutivo como un “Gobierno Frankestein” y a la etapa en sí con el calificativo de “Sanchismo”.
DERECHAS ATACAN EL DIÁLOGO CON INDEPENDENTISMO
No pueden argumentar críticas de índole económica porque el país se encuentra en una situación muy estable y hasta envidiada por algunos de los socios de la Unión Europea, además de haberse desarrollado una intensa política social para paliar los efectos de la pandemia, la guerra de Ucrania y los vaivenes de ya una inflación controlada. Por otro lado, el país ha recuperado su protagonismo internacional de los tiempos de Felipe González.
No, en estos terrenos no es fácil combatir a la izquierda gobernante, por lo que las derechas españolas atacan desde otro flanco, al considerar que Pedro Sánchez se ha manchado por conseguir acuerdos con el independentismo catalán y con el nacionalismo vasco radical (BILDU) asociado a la etapa del terrorismo, para sacar adelante leyes y reformas en el parlamento, aunque algunas sean tan destacadas como la subida del salario mínimo o de las pensiones, como nunca se había hecho en la historia contemporánea española. Ese argumento ha sido machaconamente repetido en los medios de comunicación de la derecha y ha calado en parte del electorado menos concienciado de la izquierda moderada. Y ha movilizado el voto de los electores conservadores en las pasadas elecciones de mayo.
La extrema derecha está obsesionada con terminar con el concepto de la violencia de género, desde una concepción trasnochada sobre la mujer. También con los derechos de las personas LGTBI en un país pionero en el reconocimiento y garantía de las personas desde un intenso principio de igualdad.
Frente a esto, las izquierdas y los ciudadanos españoles estamos viendo que la extrema derecha de signo populista, asimilable a la de otros países europeos y americanos, está marcando el paso al teórico moderado Núñez Feijóo porque es necesaria para gobernar, habida cuenta de unos resultados que se prevén muy ajustados.
La extrema derecha está obsesionada con terminar con el concepto de la violencia de género, desde una concepción trasnochada sobre la mujer. También con los derechos de las personas LGTBI en un país pionero en el reconocimiento y garantía de las personas desde un intenso principio de igualdad, alcanzado en los tiempos de Zapatero, con censurar todo tipo de educación sexual en el ámbito educativo y más general, además de resucitar mensajes y lenguajes del pasado dictatorial.
DESPRECIO A INMIGRACION
No hay que olvidar su desprecio hacia los inmigrantes, que han sido fundamentales para el desarrollo económico, social y cultural de España desde los años noventa, terminando con una acusada defensa del negacionismo climático, en un país que sufre el calor extremo, y un profundo sentimiento antieuropeísta, cuando tanto debe nuestro país a Europa.
En estos mismos días se desarrolla una intensa polémica sobre censuras a obras de teatro de Virginia Woolf y hasta de Lope de Vega en algunas ciudades. Esta situación y los resultados de mayo están generando una evidente movilización de la izquierda, de sus partidos, organizaciones y sindicatos, así como del mundo de la cultura porque se teme un retroceso en derechos. Sin olvidar que las derechas quieren frenar las políticas sociales: cuestión de la que poco se habla pero que también es fundamental para los más desfavorecidos porque en España, a pesar de su brillo, hay familias con problemas para terminar el mes, algo que algunos olvidan con frecuencia.
Los argentinos españoles están también llamados a participar desde el otro del lado del Atlántico, desde su invierno en este tórrido verano español. Los argentinos españoles tienen la ventaja de ver las cosas desde la distancia, y de ver a este su segundo país presidiendo ahora la Unión Europea.
A ellos y a ellas va dirigido este artículo que ha intentado ser mesurado, pero, evidentemente, no neutral, ni equidistante, porque en esta vida y más en política eso no existe, afortunadamente.