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1° de Mayo: Día de lucha, no de descuentos

por | May 1, 2025 | Opinión | 0 Comentarios

Cada Primero de Mayo, los pueblos del mundo recuerdan que los derechos laborales no cayeron del cielo, ni fueron regalos del poder. Fueron conquistas arrancadas a fuerza de huelgas, persecuciones y sangre.

Ese día que hoy algunos quieren reducir a una promoción de electrodomésticos, nació de un crimen: el asesinato de trabajadores que pedían ocho horas para trabajar, ocho para descansar y ocho para vivir.

Hoy, cuando nos quieren convencer de que esos derechos son un lujo que ya no podemos permitirnos, conviene recordar que el derecho al trabajo digno no es un gasto, es una trinchera. Y que la memoria obrera no es nostalgia: es resistencia. Este Primero de Mayo no es solo un recuerdo. Es una advertencia.

Hoy, cuando nos quieren convencer de que esos derechos son un lujo que ya no podemos permitirnos, conviene recordar que el derecho al trabajo digno no es un gasto, es una trinchera. Y que la memoria obrera no es nostalgia: es resistencia. Este Primero de Mayo no es solo un recuerdo. Es una advertencia.

LA GRAN COARTADA  CÓMO LA REFORMA LABORAL DE MILEI PRECARIZA EN NOMBRE DEL EMPLEO
Versos para un tiempo de retroceso

El futuro llegó, pero con olor a pasado. Vuelve la patria sin derechos, disfrazada de libertad. En nombre del cambio, nos revenden lo viejo con olor a nuevo: el trabajo sin amparo, la ley al servicio del amo, y el miedo como sistema de organización social, como un contrato tácito que dice “obedecé o andate”.

Como decía Galeano: «La libertad del zorro en el gallinero no es libertad para las gallinas». Pero acá, los gallineros están siendo eliminados a ritmo de DNU, y al zorro lo aplauden desde la rosada.

UN TRABAJO PARA POCOS, INESTABLES Y SIN DERECHOS

El gobierno de Javier Milei prometió modernizar el mercado laboral. En la letra chica de esa promesa venía escondido un paquete clásico del manual neoliberal: menos derechos, más poder para las empresas y un Estado retirado de su rol protector.

Todo envuelto en un lenguaje amable, con palabras como «modernización», «flexibilidad» o «libertad». Pero debajo del marketing, lo que se cocina es precariedad legalizada. Mientras miles perdían su empleo, Luis Caputo ajustaba los números y Federico Sturzenegger sonreía en la penumbra de su oficina porque no hay nada que le dé más placer que ver cerrar las cuentas del excel, aunque sea sobre los huesos del salario o jubilación ajena.

LA TRAMPA DEL DISCURSO: DE PROTEGER A LOS TRABAJADORES A «DAR CONFIANZA» A LOS EMPLEADORES

Una aclaración necesaria es que los empresarios no «dan» trabajo. Toman trabajo. Toman tiempo, energía, salud, vida. Lo que ofrecen es una contraprestación por ese uso. Pero el relato históricamente dominante los muestra como benefactores, no como actores en una relación de poder profundamente desigual.

Milei repite una fórmula vieja, los derechos laborales son el obstáculo para generar empleo. Eliminar esos derechos sería entonces una forma de abrir la economía. Pero no es nuevo ni es cierto. En realidad, se está reemplazando el principio histórico que justifica al derecho del trabajo (proteger a la parte más débil) por uno nuevo: proteger la rentabilidad empresarial.

El derecho del trabajo no nació para tranquilizar a los empleadores, sino para contener una relación de poder desigual. Como enseñó Sinzheimer, el contrato de trabajo no es un pacto entre iguales, sino el modo jurídico de una subordinación económica.

El derecho del trabajo no nació para tranquilizar a los empleadores, sino para contener una relación de poder desigual. Como enseñó Sinzheimer, el contrato de trabajo no es un pacto entre iguales, sino el modo jurídico de una subordinación económica.

El Estado ya no es el garante de la justicia social, sino el facilitador de un «mercado libre» donde la ley se adapta al empleador y no al revés. La promesa de generar empleo oculta un verdadero programa de desprotección.

PUNTOS CLAVE DE LA REFORMA EN MARCHA, UNA PRECARIZACIÓN METÓDICA

Período de prueba extendido: Pasó de 3 a 6 meses, y hasta 8 en algunas empresas. Más meses donde el trabajador puede ser despedido sin causa y sin indemnización. Más tiempo en la cuerda floja.

Fondo de cese laboral: En lugar de pagar indemnización al despedir, el empleador aporta un fondo mensual. Se presenta como modernización, pero convierte un derecho a la reparación en un ahorro forzoso y limitado.

Blanqueo sin penalidades: Los patrones que tuvieron empleados en negro pueden ahora registrarlos sin pagar multas ni deudas. Un premio a la ilegalidad pasada. Un mensaje claro: mejor pedir perdón que permiso.

Eliminación de sanciones: Se eliminaron las multas que castigaban el empleo no registrado. El resultado: una ley sin dientes, que no disuade ni castiga. Es como anunciar que robar ya no tendrá consecuencias.

Las postales de la nueva normalidad no cantan lindas canciones. Un joven despedido el día 179 del período de prueba. En una pizzería de Córdoba, la nueva empleada fue anotada como «alumna en prácticas» para no pagarle salario. En un call center de Rosario, los trabajadores firman contratos por dos semanas. El siglo XXI, con formas del XIX. Esas son las nuevas «historias de éxito».

RESULTADOS: MENOS EMPLEO REGISTRADO, MÁS PRECARIDAD

Lejos de crear más empleo, la reforma coincidió con una caída del trabajo registrado. En los primeros meses de 2024 se perdieron miles de puestos formales, y lo único que creció fue el monotributo: la salida precaria por excelencia.

Según ARCA, solo el 0,2% de los empleadores adhirieron al blanqueo laboral (hasta diciembre de 2024). Una cifra que evidencia que ni los empresarios compraron el relato oficial. Y mientras tanto, los despidos crecieron y la industria se achicó.

A contramano del relato oficial, los propios datos del INDEC desmienten que la reforma laboral haya impulsado el empleo. Desde diciembre de 2023, el empleo total en el país —sumando asalariados privados, públicos, trabajo doméstico e independientes— comenzó a caer de manera continua. La curva que antes venía estable o en ascenso desde 2020, incluso en plena pandemia, ahora se inclina hacia abajo. La tendencia no es casual: es el resultado directo de un modelo que desmonta derechos con la excusa de generar confianza. Pero sin derechos no se genera confianza: se impone miedo. Y con miedo no se construye empleo, se reparte obediencia.

A su vez, la producción industrial cerró 2024 con una caída del 9,4% respecto al año anterior, una de las más pronunciadas desde 2002. La utilización de la capacidad instalada fue del 56,7% en diciembre, un punto por debajo del mismo mes de 2023. Y entre noviembre de 2023 y noviembre de 2024, se perdieron más de 25.000 empleos formales en el sector industrial. En paralelo, había 204 empresas menos en septiembre de 2024 que un año antes, según datos de la Unión Industrial Argentina. Libertad de mercado, sí. Pero en retroceso.

LA VERDADERA PREGUNTA: ¿QUÉ MODELO DE TRABAJO ESTÁN CONSTRUYENDO?

La reforma laboral de Milei no busca adaptarse al siglo XXI. Busca volver al siglo XIX. Un modelo de relación laboral sin protecciones, sin estabilidad, sin derechos colectivos. Un modelo donde el contrato de trabajo es una cuestión entre partes «libres» aunque una de ellas tenga que elegir entre aceptar cualquier condición o no comer.

La reforma laboral de Milei no busca adaptarse al siglo XXI. Busca volver al siglo XIX. Un modelo de relación laboral sin protecciones, sin estabilidad, sin derechos colectivos. Un modelo donde el contrato de trabajo es una cuestión entre partes «libres» aunque una de ellas tenga que elegir entre aceptar cualquier condición o no comer.

Detrás del verso de la «libertad» se esconde un orden social profundamente desigual, donde el empresario decide, y el trabajador se calla o se va. Es el viejo sueño del capital sin límites del estado.

UN RETROCESO PROGRAMADO

La reforma laboral no es torpeza técnica ni error de diagnóstico. Es una decisión política. Su coherencia interna es la de un programa que pone al Estado al servicio del empresariado y deja al trabajador solo ante el mercado.

Lo llaman modernización, pero es desmantelamiento. Lo llaman libertad, pero es precariedad. Lo llaman empleo, pero es obediencia con miedo. Y todo con una sonrisa libertaria.

PARA NO OLVIDAR

En esta versión del mundo, los derechos son el problema y los privilegios son la solución. Nos dicen que el trabajo es caro, pero nunca dicen que la vida es impagable. Nos exigen eficiencia, pero no dicen que sin justicia todo es abuso.

Este 1° de Mayo, entre el ruido de las motosierra y el silencio de los medios, elijamos hacer memoria. No es tiempo de resignación, sino de organización. El trabajo digno no es una consigna vieja: es una urgencia nueva. Y sigue siendo la mejor forma de pararse frente al mundo con la frente en alto.

Y así, mientras los de arriba celebran su libertad de despedir, los de abajo cuentan los días que les quedan antes de ser descartados. Galeano lo sabía: «El sistema nos educa para no preguntar. Y si preguntamos, no responde». Pero acá estamos. Preguntando. Y respondiendo también.

Este 1° de Mayo, entre el ruido de las motosierra y el silencio de los medios, elijamos hacer memoria. No es tiempo de resignación, sino de organización. El trabajo digno no es una consigna vieja: es una urgencia nueva. Y sigue siendo la mejor forma de pararse frente al mundo con la frente en alto.

Volver a soñar no es ingenuidad, es la condición para que el futuro no lo dicte una planilla de Excel. La lucha no es solo por lo que tuvimos, sino por lo que aún no hemos conquistado.

Marcial Sorazábal

Marcial Sorazábal

Abogado (UNR). Fue Presidente de las Juventudes Socialistas de Argentina y funcionario de los gobiernos socialistas de la provincia de Santa Fe y de la Municipalidad de Rosario.