Alemania persiste en una política de coaliciones amplia y mantiene el «cordón sanitario» a la extrema derecha. No obstante, Lucía Lago Krümmer se pregunta sobre la sostenibilidad de esta estrategia ante el avance de AfD, en especial en Alemania Oriental.

El gobierno de coalición en Alemania liderado por la CDU ante el desafío del avance de AFD y la extrema derecha.
«¿No reconocerán finalmente los alemanes —se preguntan aquí— que sus victorias son solamente pasos dados en un enorme pantano? ¿No entenderán que cuando sus soldados entran en tres tierras extranjeras, cuando sus submarinos hunden navíos en que iban niños que huían de la guerra, cuando impulsan a más hombres a la miseria, la proscripción y el suicidio y se ganan el odio del mundo no se acercan con ello a la meta deseada?»
Thomas Mann, Escucha Alemania
Escucha Alemania compila la totalidad de los discursos pronunciados por Thomas Mann durante la Segunda Guerra Mundial. En aquellos años , el que quizá sea el escritor contemporáneo más importante en lengua alemana se dirigía a través de la BBC a sus compatriotas en Alemania. En aquellos discursos alertaba sobre el peligro que suponía apoyar la guerra de exterminio de Hitler, así como sobre las consecuencias que esta tendría sobre el pueblo alemán.
Mann, que había sido uno de los pocos intelectuales dispuestos a apoyar a la República de Weimar hasta su último suspiro, estaba convencido, tal y como lo manifestó en una de sus últimas entrevistas, en la década del 50, que el único futuro posible para Alemania se encontraba en construir una democracia sólida y abocada al proceso de integración europeo.
Durante la primera década de la postguerra, Alemania Occidental se convirtió en una democracia liberal que llevó a cabo un proceso de desnazificación bastante imperfecto que, sin embargo, permitió la construcción de un sistema de partidos sólido que oscilaban entre la centroizquierda socialdemócrata y la centroderecha liberal.
Durante la primera década de la postguerra, Alemania Occidental se convirtió en una democracia liberal que llevó a cabo un proceso de desnazificación bastante imperfecto que, sin embargo, permitió la construcción de un sistema de partidos sólido que oscilaban entre la centroizquierda socialdemócrata y la centroderecha liberal. A diferencia de la República de Weimar, donde nacionalistas, comunistas y socialistas se enfrentaban violentamente en la calle, en la República Federal de Alemania (RFA), los partidos políticos dirimían sus diferencias en el Parlamento. Con la caída del muro de Berlín y la posterior reunificación de Alemania, la totalidad de la población alemana se encontró viviendo bajo un régimen democrático por primera vez en más de 50 años.
Sin embargo, este experimento democrático plantea, a priori, dos interrogantes: teniendo en cuenta las condiciones de desigualdad económica y social en las que se desarrollaron entre ambos Estados; es posible que en el Este y el Oeste se desarrolle una democracia igualitaria para todos los ciudadanos?, y también, sabiendo que por lo menos un cuarto de los alemanes creció y se formó en un Estado autoritario, como se integra esta sociedad en un sistema democrático ya establecido?
Para responder a estos interrogantes primero tenemos que comprender cómo se construyó la República Democrática Alemana (RDA). En los años posteriores a su fundación, la Alemania Oriental se autoproclamó como un Estado antifascista, aliado de la Unión Soviética y contracara de la fascista y capitalista República Federal, que según el Politburó del Partido Socialista unificado de la RDA, era el Estado heredero del régimen nacionalsocialista.
Si bien en la Alemania Oriental se veneraban a los héroes de la Resistencia y se conmemoraba el 8 de mayo como el Dia de Liberación del nacionalsocialismo, el proceso de desnazificación y democratización que se produjo en el Oeste, no tuvo lugar en el Este. Aunque la presencia de antiguos funcionarios nazis fue mayor en la RFA, no se puede soslayar la presencia de miembros del régimen nacionalsocialista en el aparato estatal de la RDA.

Movilización liderada por el partido de extrema derecha AfD.
En las escuelas de la RDA, al igual que en muchos países del Este, se practicaba un profundo nacionalismo. A pesar de haber acogido a muchos refugiados de Asia y Latinoamérica, la hostilidad hacia todo lo que no fuera alemán era enorme. Cuando acudían a las urnas, los alemanes del Este solo podían marcar con una cruz si deseaban continuar con el régimen imperante o no.
Luego de la reunificación, los alemanes del Este tenían la esperanza de poder disfrutar de las mieles de una economía de mercado. En cambio, se encontraron accediendo a trabajos precarizados y perdiendo gran parte de sus ahorros en un país que los veía como extranjeros en su propia tierra. Los Özzis, como se conocía a los antiguos habitantes de la RDA en los años posteriores a la Reunificación, eran ridiculizados constantemente en los medios de comunicación y la cultura popular.
La aversión hacia lo externo y la falta de educación democrática generó una desconfianza en el sistema por parte de la mayoría de los antiguos alemanes del Este. La decepción de sentirse los principales perdedores del proceso de reunificación los llevó a acercarse a movimientos populistas. A comienzos de 2015, en plena erupción de la crisis de los refugiados en Europa, Dresden y Leipzig, que en su momento fueron las ciudades de la RDA donde se originó el movimiento social que anticipó la caída del muro, se convirtieron en los centros urbanos donde se originó un movimiento xenófobo y antiinmigración, PEGIDA.
A pesar de haber organizado manifestaciones multitudinarias, no existía todavía en Alemania una expresión política que aglutinara todas las demandas de este grupo poblacional. Cuando surgió la AFD, siglas de Alternativa para Alemania, rápidamente supo llegar a este electorado a través de una ideología nacionalista y populista de derecha. Nostálgico del pasado, este partido supo capitalizar la nostalgia que algunos alemanes sentían por la RDA, a la vez que relativiza los crímenes cometidos durante el régimen nacionalsocialista.
Cuando surgió la AFD, siglas de Alternativa para Alemania, rápidamente supo llegar a este electorado a través de una ideología nacionalista y populista de derecha. Nostálgico del pasado, este partido supo capitalizar la nostalgia que algunos alemanes sentían por la RDA, a la vez que relativiza los crímenes cometidos durante el régimen nacionalsocialista.
La explosión electoral de este partido se produjo en el año 2024, cuando se posicionó segundo en las elecciones europeas que se celebraron en junio de ese año. Al analizar el mapa electoral alemán, las fronteras entre el Este y Oeste volvían a dibujarse en un país que en realidad sigue dividido en dos. En el territorio de la ex RFA la CDU ganó por un amplio margen, mientras que la AFD se impuso holgadamente en el Este. Estos resultados indican que si la reunificación nunca se hubiera producido, un partido neonazi estaría gobernando Alemania 80 años después de la Segunda Guerra Mundial.
Con el colapso del gobierno de centro izquierda encabezado por los socialdemócratas a finales del año pasado, un nuevo gobierno conservador se hizo con las riendas del país. Respetando el muro de contención que busca alejar a los partidos extremistas del poder, la CDU formó un muro de contención con la SPD. Tras algunos meses de haber asumido sus funciones, este gobierno ya cuenta con un nivel de rechazo alarmante.
Hacia el final de la República de Weimar, Thomas Mann se sentía como el único demócrata en una República sin republicanos. Las palabras que le transmitió a los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial se reflejaron en un sistema democrático ejemplar para toda Europa. En un contexto de polarización y ascenso de partidos autoritarios, los alemanes tienen el desafío de demostrar que está vez sí son una República de republicanos.