A pocos días de la elección de medio término que definirá la composición del Congreso que acompañará los dos últimos años de gestión de Milei, los acontecimientos políticos y económicos muestran una dinámica marcada por la volatilidad y la incertidumbre.
Al gobierno nacional se le ha detonado una serie de eventos negativos, casi en paralelo al desarrollo de la campaña electoral. Algunos de los hechos que marcaron la agenda de escándalos políticos de los últimos tiempos han sido la denuncia sobre las presuntas coimas vinculadas al ANDIS, que salpican a la hermana del presidente, la vinculación narco de Espert con Fred Machado, el pasado narco de la diputada Villarreal, y en medio de una crisis de credibilidad, se sumó el bizarro recital de rock organizado por el presidente.
Si la política y los tropiezos en el Congreso no hubieran sido suficientes, la economía, que creían controlada, comenzó a generar señales de alarma.
Por un lado, se potenció la presión sobre el esquema cambiario, mientras el gobierno consumió casi la totalidad de los dólares disponibles intentando, infructuosamente, contener la cotización entre las bandas.
Asimismo, la bandera del control de la inflación empieza a desdibujarse. Aun en un contexto de caída constante del consumo y frente a una invasión de productos importados baratos, el IPC de INDEC (muy cuestionado en función de la desactualización de las canastas) luego del piso de 1,5% de mayo, muestra una aceleración mensual creciente que culmina con un 2,1% para septiembre.
El nivel de actividad, por su parte, muestra signos de enfriamiento. Las empresas y familias sufren el impacto de una política de tasas de interés elevadas que encarece el crédito y frena la economía. La utilización de la capacidad instalada de la industria sigue siendo baja, mientras que desde el inicio del gobierno a la fecha se registra la perdida de más de 200.000 puestos de trabajo registrados y el cierre de 17.000 emprendimientos.
Acorralado frente a un escenario político adverso, y con la derrota de septiembre en provincia de Buenos Aires en la mochila, el gobierno enfrenta un contexto de alta volatilidad de los mercados y un deterioro acelerado de los principales indicadores de la economía.
Haciendo equilibrio entre el discurso triunfalista y atribuyendo los contratiempos económicos y la volatilidad al supuesto “riesgo kuka”, en medio de la desorientación absoluta, apareció la carta clave: el respaldo contundente de la administración Trump. El apoyo del Tesoro norteamericano es utilizado para intentar, una vez más, disfrazar de éxito lo que representa un rotundo fracaso de la gestión
El inédito plan elaborado por Scott Bessent implica un nivel de intervención de EE. UU en la economía y la política argentina que no tiene precedentes en la historia de nuestro país.
ELEMENTOS CENTRALES DEL SALVATAJE ESTADOUNIDENSE
Se firmó un acuerdo de swap de monedas entre los dos países equivalente a U$D 20.000 millones de dólares. Se trata de una herramienta que funciona como una línea de descubierto y que no genera intereses a menos que se active como préstamo. Incrementa reservas brutas. Milei ya advirtió que, en caso de no contar con fondos propios para pagar vencimientos en 2026, podrían activar el uso del swap.
El Tesoro norteamericano comenzó a intervenir en el mercado de cambios a partir del 9 de octubre, inyectando dólares (comprando pesos) con el objetivo de contener la escalada de la cotización del dólar. Asimismo, se ha manifestado que también podría comenzar a operar en el mercado de bonos.
Se habla de un préstamo de bancos privados norteamericanos por otros U$D 20.000 millones que podría tener como objetivo final la recompra de deuda ya emitida para mejorar el perfil de tasas y vencimientos. De esta operación aun no se conocen detalles concretos.
Queda claro que este salvataje en tiempo de descuento tiene una finalidad política y es la de apoyar al gobierno en la campaña electoral. Esta intervención audaz e inadmisible representa una injerencia objetiva de los asuntos internos de un país soberano.
ALINEACIÓN INCONDICIONAL Y ¿QUÉ MÁS?
Persisten dudas sobre los detalles no develados de los acuerdos para conocer las exigencias y condiciones a cambio del respaldo recibido, tanto del propio gobierno norteamericano como del pool de bancos privados. Lo que queda claro es que Trump exige un apoyo político explícito a su administración, lo que implica que Milei profundizará su alineamiento automático con EE.UU.
Lo que queda claro es que Trump exige un apoyo político explícito a su administración, lo que implica que Milei profundizará su alineamiento automático con EE.UU.
Este vínculo más intenso podría significar realizar concesiones a empresas norteamericanas en materia de energía, minería, en detrimento del desarrollo comercial con China y el propio Brasil.
Las áreas de interés del gobierno de Trump parecen estar enfocadas en recursos naturales (litio, minerales de “tierras raras”, uranio), la operación de represas, centrales nucleares, y la posibilidad de instalar una base militar en la Patagonia, entre otras cosas.
LAS PRIORIDADES DEL FMI
Desde el Fondo Monetario, ya han ido marcando la agenda post electoral al gobierno. Los planteos son los clásicos vinculados a las llamadas “reformas pendientes” que implican un esquema de flexibilización laboral, una reforma del sistema jubilatorio, y algunas reformas tributarias sugeridas por el organismo y del agrado del sector empresarial local.
Sin embargo, a pesar de los elogios sobre la prudencia fiscal del gobierno, hay dos planteos adicionales que tendrán que ser contemplados por el gobierno:
Por un lado, avanzar en mayores recortes del gasto para lograr realmente un superávit financiero solido y real que permita dejar de lado la contabilidad creativa de capitalizar intereses para esconder lo que realmente está sucediendo. Esto implica más ajustes en general, con obra publica totalmente paralizada y con mayores ajustes en salarios del sector público y de jubilaciones.
En segundo lugar, nuevamente, remarcan la necesidad de implementar un esquema consistente para acumular reservas. Esto significa que el actual esquema cambiario posiblemente llegue a su fin, ya que ha fracasado como herramienta de acumulación de dólares. Por el contrario, el modelo vigente de sostener un dólar artificialmente barato es la causa principal de la evaporación de todos los dólares que pasaron por las manos del gobierno.
Esto nos lleva, probablemente, a un nuevo esquema estructurado a partir de un valor más alto del dólar. Posiblemente utilizando algún esquema de flotación sucia (con intervenciones no anunciadas del BCRA para moderar los saltos cambiarios). Dicho en términos más simples, lo que el mercado y los actores económicos en general prácticamente descuentan, es que habrá una devaluación.
Dicho en términos más simples, lo que el mercado y los actores económicos en general prácticamente descuentan, es que habrá una devaluación.
Las cartas están sobre la mesa y el paquete de Bessent representa una suerte de “plan platita” para auxiliar al gobierno en un momento de gran debilidad. En breve veremos si logra o no el objetivo.
El resultado final y el respaldo legislativo que obtenga el oficialismo definirá si el gobierno podrá implementar aquello que dice que le falta: un ajuste más profundo, el desmantelamiento del Estado, la flexibilización laboral, la reforma jubilatoria, y la apertura indiscriminada, entre otras.