Ricardo “el mono” Cohen, más conocido como Rocambole, es uno de los artistas plásticos más reconocidos de la Argentina. Desarrolló casi toda su carrera en la ciudad de las diagonales y sus trabajos trascendieron las fronteras de Latinoamérica.
Su lápiz es reconocido por generaciones como símbolo de juventud y rebeldía, un rockero que nunca tocó una nota y sin embargo se consagró como uno de los integrantes irremplazables de los míticos redonditos de Ricota, vistiendo muros, remeras y pieles con dibujos salidos de noches de desvelo y de hacer lo que desde niño sabía hacer.
Ricardo Cohen nos invita a realizar una recorrida por su trayectoria y vida, que pareciera ser un paseo por la ciudad de La Plata a través del tiempo, ciudad que aún resguarda su obra y su colección de folletines que, en sus amarillentas páginas guardan las hazañas del gran Rocambole.
¿Cómo era el hogar de tu infancia en La Plata?
De clase trabajadora, mi viejo era empleado de comercio durante muchos años, después aprendió tapicería puso su pequeño taller, mi vieja como madre de esa época, que fue hace casi un siglo, era ama de casa, costurera alguna vez. Cosas así para pelear el mango .
En ese hogar conociste un personaje del que luego adoptaste su nombre
Rocambole es un personaje de un folletín francés de mediados del siglo XIX. Antes de la existencia de las historietas, de la existencia de la serie de televisión, empiezan a publicar en los diarios más importantes de París suplementos especiales, en ellos aparecían novelas en episodios y así es cómo surgen Julio Verne, Alejandro Dumas y muchos otros autores de la novela francesa, precursores del sistema de episodios, donde se llegaba un clímax en una parte de la novela, y en ese momento se pasaba a otro episodio para que el lector tuviera ganas de leerlo a la próxima semana.
Eso empezó a impulsar muchísimo la venta de los diarios y en esos suplementos dominicales destacaban algunos autores como es Ponson du Terrail autor de “Las hazañas de Rocambole” quien también escribió muchísimas otra cosas, porque eran escritores que trabajaban en serie, incluso trabajaban como hoy día lo hacen los estudios de cine, con muchos colaboradores, por ejemplo si Alejandro Dumas hubiera escrito personalmente toda su obra, no le hubiera alcanzado la vida. Eran como un equipo y en este caso, Ponson du Terrail destacó con esta serie.
No sabía jugar al fútbol, siempre fui patadura y para pelear era muy malo y en mi época cuando uno no sabía jugar al fútbol y no sabía pelear, era destinatario de todas las burlas por parte del grado. Entonces yo me defendí con mi habilidad que aprendí desde chico. Dibujaba y copiaba historietas.
Este personaje llega a mis manos porque mi papá era asiduo lector de literatura clase B, osea de literatura que venía en lo que se llamaba papel amarillo, que eran novelitas de Cowboys, novelitas policiales y en muchos casos algunos folletines antiguos que se reeeditaban en una editorial Argentina la editorial Tor. qué alrededor de los años 30 editó muchas publicaciones de novelas en episodio y así aparece también la saga de Las aventuras de Rocambole, aparece también Tarzán de los monos que venía también episodios, o Sandokán y muchísimos otros, literatura bastante popular y bueno, mi padre era para aficionado a todo eso y yo me crié con esa literatura y hoy es también mi afición porque soy un coleccionista toda esa cabeza literatura popular.Tengo una muy buena colección y algún día la donaré a algún lugar donde la aprecien.
¿Y cuándo empezaste a vincularte con las artes plásticas?
Suelo dar charlas que tienen que ver con arte, diseño y artes plásticas etcétera, porque tengo el vicio del docente, más de 40 años fui docente en bellas artes de La Plata. Entonces me pongo hablar de todo lo que es la historia de la imagen y entre eso yo muchas veces explico que el dibujo o las artes plásticas como tales aparecen muy tempranamente en la historia personal de todo individuo, o sea, lo que yo digo es que un niño de dos años aprende tres cosas importantes: una es hablar, otra es caminar y la tercera es que le das a un chico un lápiz e inexplicablemente empieza a dibujar, entonces este es como que pareciera ser una una cualidad importante en el crecimiento de un individuo. Yo como tal a los dos años también hice lo mismo, lo que pasa es que cuando se llega a la escuela primaria se olvida y algunos no dejan de hacerlo en toda la vida, bueno yo seguí haciéndolo y como tantos otros que se han dedicado a las artes plásticas.
¿Cómo se construyó el puente entre tu habilidad y una profesión a la que dedicás tu vida?
Más que nada el destino lo decidió por mí, por ejemplo, en la escuela primaria no sabía jugar al fútbol, siempre fui patadura y para pelear era muy malo y en mi época cuando uno no sabía jugar al fútbol y no sabía pelear, era destinatario de todas las burlas por parte del grado. Entonces yo me defendí con mi habilidad que aprendí desde chico. Dibujaba y copiaba historietas, incluso creo que aprendí a leer gracias a las historietas y cuando los otros chicos veían que yo podía dibujar una cosa que se parecía a algo de la realidad, me miraban con asombro.
En la historia de la humanidad, ha existido una especie de veneración por aquellos que podían crear un mundo, o sea, incluso hoy una persona ve a otra que puede dibujar algo y la mira como algo mágico. No es más que una técnica como cualquier otra de las realizaciones humanas.
Incluso las maestras también descubrieron las cosas que podía hacer y empezaron a encargarme trabajos que necesitaban ellas para dar su clase, porque era una época en la que no existía el poster, no existía nada de que pudiera ayudar a un aula como pueden ser hoy día las proyecciones, mucho menos internet. Entonces la maestra para las clases usaba algo que se llamaba frisos, grandes hojas de papel donde se pegaban ilustraciones, y me encargaban hacerlas donde se graficara en esquemas para brindar conocimiento, podrían ser el desarrollo del crecimiento de un poroto, por ejemplo o San Martín Cruzando los Andes.
Esos esquemas me lo encargaban y yo se lo hacía, se sentían un poco culpables por hacerme trabajar y me pagaban esas tareas Entonces cuando yo ya estaba egresando de la escuela (quinto o sexto grado) ya tenía un kiosko bien armado donde no sólo mi maestra sino que desde otros grados me encargaban tareas de este tipo, incluso llegó un momento en que creo que estaba más remunerado que mi viejo como empleado de comercio.
Cuando salí de la escuela y quise seguir estudiando llegó el momento en que tu padre te decía “bueno ¿qué vas a hacer, vas a trabajar, vas a estudiar?” incluso si estudiabas te decía que debías trabajar porque la cosa no era fácil. Con mi viejo, cuando llegó esa charla. le dije que iba a seguir trabajando pero con el lápiz que es lo que sabía hacer. Y así fue como me dediqué a la publicidad (aunque en esa época la publicidad era hacer carteles para kioscos, negocios y verdulerías) y así seguí ganándome la vida. Y cuando terminé el colegio secundario ingresé a la Escuela de Bellas Artes.
Imagino que encontraste tu lugar en el mundo a pesar de que era una época de mucho conflicto en el país y especialmente en las universidades.
Desde que tengo memoria las épocas son siempre difíciles, en el tiempo que llevo viviendo no recuerdo una época de armonía y felicidad. Durante toda la década del sesenta, en Argentina se abrió una puerta a todas las situaciones, de moda ideológicas y artísticas que arribaron de golpe. Y estábamos muy motivados por hechos políticos como la revolución cubana, hechos artísticos como el cine francés, el mismo cine argentino que salía del cine familiar, el boom de la literatura latinoamericana con Cortazar y García Marquez entre otros. Para mi era un vértigo todas estas cosas que aparecían. Desde el Rocanrol hasta el pop art y las artes visuales. Uno tenía la sensación de que el mundo estaba cambiando en la década del sesenta. La situación derivada de la guerra de Vietnam en EEUU y la generación Beat era un verdadero bombardeo que venía de todos los campos.
Y en la escuela de Bellas Artes (que aún no era Facultad) encontré gente que más o menos había experimentado situaciones parecidas y encontré a mis pares que venían de todas partes del mundo a estudiar a la Plata, un imán para jóvenes de toda América que venían con sus ideas y su cultura.
Con tus pares fundan un centro cultural muy reconocido llamado La Cofradía de la Flor Solar pero antes una agrupación estudiantil.
Fundamos una agrupación estudiantil con un grupo de compañeros en donde había muchas músicas y músicos, que no era un espacio subsidiado por algún partido, sino independiente e igual llegamos a ganar el centro de estudiante lo cual fue bastante raro en esa época porque la mayoría de las agrupaciones tenían mucha fuerza y apoyo partidario. Eran muy fuertes el peronismo de la resistencia, el Partido Comunista y muchas otras agrupaciones partidarias. En ese momento con algunas consignas bastante surrealistas el alumnado de la facultad nos votó y obtuvimos el centro de estudiantes aunque esto fue justo cuando el general Onganía, en el sesenta y seis, prohíbe toda actividad política en la Universidad y ello nos obligó a irnos de la Escuela así que decidimos seguir juntos y armar una suerte centro cultural que se llamó La Cofradía de la Flor Solar.
Allí armamos una suerte de Universidad paralela, nuestro planteo era “si la universidad no nos quiere, hagamos nosotros una universidad” era un poco ambiciosa la propuesta (rie) pero en principio alquilamos una casa donde queríamos invitar a los profesores que habían sido echados por el régimen, a que dieran clases y empezamos a armar eventos culturales de todo tipo, para que viniera gente a escuchar y tocar música, a hacer muestras, a leer poemas, toda una historia de índole cultural.
Uno es producto de todo lo que vivió, el producto de los libros que leyó, de las películas que vió, de los amigos que tuvo, entonces quizás tuve la suerte de rodearme con algunas cosas que siempre me motivaron y me interesaron, cosas que me ayudaron a desarrollarme en la vida y estar en un momento preciso, uno de ellos fue la docencia en la universidad y otra estar con Patricio Rey y sus redonditos de ricota.
¿Es allí donde conocés a Skay?
Los hermanos Beilinson que eran tres: Daniel, Guillermo y Skay, eran de una familia acomodada de la ciudad La Plata y los padres los habían enviado a estudiar a Europa y justo habían caído en la Sorbona de París para mayo de 1968 cuando se lleva a cabo toda esa revolución obrero estudiantil que se llamó el mayo francés, en ese momento los deportaron por meterse en todos esos líos y manifestaciones son deportados a Inglaterra y allí son testigos de todo el auge del Rock inglés.
Al volver de Europa toman contacto con nosotros porque alguien les dice: “mirá, todo eso que ustedes cuentan lo hacen unos pibes que alquilan una casa del centro de la Plata” así que aparecieron y al instante hicimos migas y traían una información impresionante acerca de todo lo que estaba pasando en Europa en estas nuevas generaciones, como que nos fuimos nutriendo de novedades y aparte es mucho más difícil entenderlo ahora, era información y material, ellos venían con baúles llenos de discos que acá no se conseguían para nada, o sea, era la primera vez que escuchamos a Led Zeppelin o Jethro tull, cosas fantásticas que aquí no teníamos ni idea de que existían, una especie de trasvasamiento de culturas.
Y te convertiste en la imagen del Rock en Argentina ¿Cómo se construyó ese vínculo?
Yo fui atravesado por el rock and roll en la adolescencia como muchos de mis compañeros de colegio, cuando aparecen los primeros héroes rock Elvis Presley Chuck Berry y Litle Richards yo tenía en ese momento 15 años, fue mi música. Entonces cuando un poco más tarde empecé a conocer amigos o compañeros artistas que tenían que ver con la música y justamente les gustaba también el rock, desde el lado que yo sabía hacer, publicitar y crear imágenes para, simbólicamente, comunicar lo que pasaba lo que pasaba en la mente de un joven al sentir compases de música, a través del diseño gráfico y aún hago algunas cosas al respecto.
Tanto es así que llegaste a realizar tapas para artistas legendarios como Frank Zappa.
Eso fue un golpe de casualidad, algo de suerte, un amigo mío periodista de rock, Alfredo Rosso era muy fanático de Zappa, luego del fallecimiento del músico, mi amigo viaja a Estados Unidos y trata de convencer a Los Herederos de Frank que editaran disco con un compilado de temas que, según él, eran los temas que hubiera tocado en la radio. Finalmente convenció a los herederos de Zappa y le dijeron que, en la parte estética, Frank era muy cuidadoso y buscaba artistas muy reconocidos para hacer su tapa de disco. Rosso plantea que acá en Argentina un amigo podía hacer algo al respecto, entonces me convoca él para trabajar en el proyecto. Hago el trabajo y es aceptado el proyecto por la familia. Es así que es editado el disco Frank Zappa in the radio, que creo, algún coleccionista conserva.
¿Casi toda tu vida se desarrolló en la plata?
A excepción de dos años en los que viví en Brasil, a partir del golpe del setenta y seis, me tuve que ir por un razones de salud y luego en el setenta y ocho volví. Volví a dar clases como docente en Bellas Artes de donde me habían expulsado varias veces y alrededor de dos mil cuatro con una agrupación docente fui electo vicedecano de la facultad
De irse de la Universidad para fundar una popular a integrarse a la Facultad de Bellas Artes y ser vicedecano ¿Cómo fue ese proceso que te llevó a vivir experiencias tan diferentes?
Retorno a la Facultad de Bellas Artes, termino los estudios que quedaban siempre colgados cada vez que había un golpe dictatorial y finalmente en la reconstrucción de la democracia me convocan para que participe de los concursos como docente y estoy de docente la pantalla bellas artes Durante los ochenta y los noventa y finalmente en el nuevo milenio en la parte directiva. Llegué a allí con la idea de tratar de motivar y de abrir caminos, explorar áreas populares del arte que estaban a veces postergadas y darles su lugar.
Yo creo que muchos de los hechos de la vida no son demasiado meditados, sino que por ahí uno sigue una tendencia que a veces es instintiva. Uno es producto de todo lo que vivió, el producto de los libros que leyó, de las películas que vió, de los amigos que tuvo, entonces quizás tuve la suerte de rodearme con algunas cosas que siempre me motivaron y me interesaron, cosas que me ayudaron a desarrollarme en la vida y estar en un momento preciso, uno de ellos fue la docencia en la universidad y otra estar con Patricio Rey y sus redonditos de ricota, ambos fueron momentos especiales.
¿Eras consciente del fenómeno que iban a ser los redondos y el impacto que iba a tener tu trabajo en la cultura argentina?
Nos quedamos asombrados de lo que pasó, no era una cosa esperada, era un trabajo de desarrollo de actividades que nos gustaba hacer, pero la dimensión que tomó la cuestión, nos tomó absolutamente por sorpresa. Yo creo que hasta hoy ninguno puede dar una explicación coherente al respecto.
Yo me vi envuelto y también este fenómeno, jamás imaginé la difusión que podrían llegar a tener imágenes que hacía en mi taller en una noche de insomnio y que aparezcan en paredes, en banderas, incluso me ha pasado una cosa impresionante que es ver a la gente que se lo tatúe en la piel.
Y si bien tu arte trascendió internacionalmente, no así los redondos, a pesar de que su auge coincidió con otras bandas de rock que sí alcanzaron este reconocimiento internacional ¿Por qué crees que los redondos son un placer íntimo de los argentinos?
Eso fue cosa de decisiones. Otras bandas argentinas firmaban con un productor o con un sello discográfico por ahí tenía sus clientes en diversos lugares, los redondos nunca tuvieron un productor. Sólo mi amiga Olga Carmen Castro hizo las veces de manager, productora y todo independientes de la farándula que se movía, entonces no es que no tuvieran ningún interés en tocar afuera, si me aparece que tenían muchas más ganas de recorrer el interior del país.
Tu arte, tu historia y tu carrera docente te han mantenido en contacto con los jóvenes, por lo tanto tenés un conocimiento profundo de sus dinámicas y cómo han cambiado con los años ¿Qué distingue a la juventud actual?
Yo no la veo muy diferente, por ahí cambian algunos campos de conocimiento. Algo que recogí de ser docente de colegios secundarios es que veía que el aula se dividía casi siempre de la misma manera: tenía a mi derecha y adelante los cinco alumnos que me escuchaban y estaban interesados en algo, que leían. Al fondo tenía la banda que me trataba de hacer la vida imposible, haciendo sus giladas y a la izquierda estaba una línea de chicos y chicas que sólo estaban esperando terminar el colegio secundario y nada más. Siempre me pareció ver la misma proporción, de una veintena de chicos y chicas sólo cuatro o cinco interesados en participar ya fuera la ciencia, las artes y la política, el resto en el momento.
Por otra parte están las carencias donde parte de la sociedad está carente de muchas cosas fundamentales para vivir, desde comer, hasta tener un lugar para estar y lógicamente ello da lugar a situaciones donde los individuos van a intentar de conseguir lo que necesitan como sea. Creo que las gestiones gubernamentales por lo menos, podrían paliar alguna de las necesidades más importantes para que pueda haber un sector de esos jóvenes que puedan llegar a ser productivos en diversos campos.
¿En qué estás trabajando actualmente?
En la actualidad estoy abocado a la presentación y difusión de unos libros de imágenes que pude publicar con algunos amigos en estos últimos cinco años, uno Rocambole, arte, diseño y contracultura y otro que se llama De regreso a Octubre y lo que quedó en el tintero. Además sigo trabajando en la gráfica musical y diseño para algunos músicos amigos. Además tengo muestras en La Plata, Buenos Aires y Mendoza.