Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Repensar la Escuela Secundaria: Un Llamado a Políticas de Cercanía y Trayectorias Educativas Inclusivas

por | Ago 3, 2025 | Educación, Sociedad

La escuela secundaria argentina enfrenta un momento crucial. A pesar de su masificación, persisten desafíos históricos que limitan el acceso, la permanencia y el egreso de los jóvenes, evidenciando la urgencia de redefinir las políticas educativas para garantizar el derecho a una educación de calidad para todos.

La educación secundaria en Argentina, originalmente pensada para las élites, ha experimentado una expansión significativa a lo largo de los años. Con la Ley de Educación 26.206 de 2006, la obligatoriedad del nivel sentó las bases para un escenario educativo más inclusivo, abriendo paso a nuevas demandas, formas de enseñanza y aprendizaje que contribuyeron al desarrollo cultural y la cohesión social. Sin embargo, a pesar de esta evolución, la escuela secundaria aún arrastra rasgos de su matriz de origen que obstaculizan el recorrido de muchos estudiantes, especialmente aquellos en situaciones de mayor vulnerabilidad socioeconómica.

UN SISTEMA CON BRECHAS PERSISTENTES

Hoy, nos encontramos con una escuela masiva, pero a la vez, con una marcada heterogeneidad entre las instituciones estatales y privadas, lo que genera brechas en el acceso a conocimientos y tipos de experiencias educativas. Como señaló Puiggrós (1990), el sistema educativo experimentó un crecimiento, expansión y segmentación desde fines del siglo XIX hasta la década de 1970. Esta diversificación, si bien amplió la cobertura, también evidenció una descentralización que potenció desigualdades entre jurisdicciones y una complejidad interna en cada una. El resultado es un mayor número de jóvenes en las aulas, pero sin una integración social plena, un problema que excede las paredes de la escuela.

Existe un consenso generalizado sobre la necesidad apremiante de modificaciones en la escuela media. Varias características intrínsecas al nivel no están funcionando de manera óptima, y la inclusión de estudiantes en la secundaria no es garantía de igualdad de oportunidades. No todos aprenden lo mismo, ni logran completar sus trayectorias. Esto subraya la complejidad de la tarea de enseñar y aprender, y la urgencia de implementar acciones desde las micropolíticas de los equipos de gestión escolar, así como desde políticas públicas educativas que aborden estas problemáticas de manera integral.

«las juventudes han cambiado a mayor velocidad que la escuela secundaria, una institución densa, compleja y con tradiciones sólidas». Núñez y Litichever (2025)

El llamado «fracaso escolar» en escuelas urbano-marginales, y en menor medida en sectores medios y altos, es multifactorial. Incluye desde la gramática escolar —factores materiales, organizativos y culturales del sistema educativo— hasta los contenidos, metodologías de enseñanza y evaluación, la organización de la tarea escolar, los roles del personal directivo y la comunicación entre escuela y familia. Historias como la protagonista de «Cometierra» de Dolores Reyes, o los conflictos narrados en «Ni chico ni chica» de Belén Mentasti, reflejan las diversas experiencias que llevan a los jóvenes a abandonar la escuela o a enfrentar desafíos significativos dentro de ella.

El sistema en su conjunto no ha logrado articular una propuesta que contemple la formación docente junto con los nuevos contextos de aprendizaje y las expectativas educativas marcadas por cambios culturales. Persiste la tensión entre construir un dispositivo educativo conjunto y, a la vez, atender las diferencias individuales de los estudiantes. A esto se suman obstáculos como la fragmentación curricular y la diversidad de carga horaria de los docentes en distintas instituciones. Si bien algunas jurisdicciones han implementado cambios, estos a menudo son «parches» que no logran desvincularse de dinámicas que dificultan la transformación de la escuela secundaria en el mundo actual. De hecho, como señalan Núñez y Litichever (2025), «las juventudes han cambiado a mayor velocidad que la escuela secundaria, una institución densa, compleja y con tradiciones sólidas».

TRAYECTORIAS: MÁS ALLÁ DE LO LINEAL

La Comisión de Educación del CEMUPRO ha debatido intensamente sobre qué implica la inclusión y cómo garantizar los derechos de los estudiantes en un contexto de crecientes desigualdades. Los últimos años han sido ricos en análisis sobre la situación de la secundaria, sus desafíos y dificultades. Sobre los docentes, recaen múltiples demandas: desde qué y cómo enseñar, hasta cómo vincularse con el mercado laboral y la vida contemporánea, y cómo abordar temáticas específicas como el mundo del trabajo y las tecnologías.

El rol de las tecnologías en la escuela es fundamental, ya que construyen socialidad y configuran relaciones sociales y prácticas educativas en sociedades cada vez más mediadas por plataformas y redes. El uso crítico de la tecnología es una responsabilidad compartida entre la escuela y las familias. Esta situación, mediada por la tecnología, se suma a los problemas tradicionales de la secundaria. Tras la pandemia, actores de las escuelas reportan mayores dificultades en la atención y concentración, así como en sostener el tiempo escolar, evidenciando cómo la crisis sanitaria agudizó las desigualdades en conectividad y aprendizajes.

“La existencia concreta hoy en las instituciones de trayectorias no lineales, desestandarizadas, intermitentes, inaugurales como las ha planteado la literatura obligan a pensar acciones educativas.” (Terigi, 2007)

El sistema educativo, desde sus orígenes, se ha basado en la gradualidad, la obligatoriedad y la homogeneización del recorrido escolar. Las trayectorias teóricas expresan los recorridos ideales y lineales que se esperan de los sujetos. Sin embargo, como ha destacado Terigi (2007), las trayectorias reales son a menudo no lineales, desestandarizadas e intermitentes. Durante décadas, estas diferencias fueron interpretadas como «fracaso escolar individual», responsabilizando al estudiante por desviarse del camino propuesto. La existencia de estas trayectorias no lineales en las instituciones actuales exige un replanteamiento de las acciones educativas. Las trayectorias son una construcción permanente, un itinerario en situación que no puede anticiparse por completo, y que requiere una perspectiva de devenir en la enseñanza.

Es fundamental entender que proteger las trayectorias no se reduce a mantener la matrícula a cualquier costo, simplificando la propuesta de enseñanza. Se trata de repensar la organización escolar, considerando el cronosistema (Terigi, 2007) —la imposición de un ritmo de aprendizaje igual para todos, la duración de las jornadas, las propuestas de evaluación homogéneas— y la descontextualización de la enseñanza. También, las formas de grupalidad y el uso de los espacios con cursos conformados frente a un docente, o la pretensión de simultaneidad en la enseñanza, no garantizan que todos aprendan lo mismo, ya que «lo mismo no es lo común» (Terigi, 2008). La enseñanza, como práctica docente, es invención, no una receta universal.

HACIA UNA AGENDA EDUCATIVA RENOVADA

La agenda educativa actual debe centrarse en las instituciones, especialmente la escuela secundaria, con una mirada atenta a las trayectorias. La masificación estudiantil, por sí sola, no garantiza el derecho a la educación. Plantear políticas educativas que consideren las trayectorias reales implica comprender qué significa ese recorrido para los estudiantes y cómo se vincula con los demás, porque la educación como derecho es una acción con otros. Se trata de recibir y alojar al que llega, brindando hospitalidad.

Los estudios revelan un creciente desacoplamiento entre las trayectorias teóricas y las reales. Recién ahora esta problemática ha pasado de ser una cuestión individual a un problema que debe ser atendido sistemáticamente. Las trayectorias escolares son objeto de atención en estudios sobre infancia, adolescencia y juventud, así como en políticas sociales y educativas. Resaltamos la importancia de un «otro» en la escuela que reciba, aloje y acompañe el camino de los estudiantes. Este «acompañar» implica conocer los obstáculos y mediar pedagógicamente en el proceso de subjetivación de los jóvenes, como plantean Nicastro y Greco (2009).

APUNTES PARA LA POLÍTICA EDUCATIVA: «CUALQUIERA PUEDE»

La trayectoria de un estudiante no depende exclusivamente de su formación previa, biografía, condiciones de vida o contexto familiar; tampoco solo de la enseñanza individual de los docentes. Se trata de ofrecer propuestas de trabajo enmarcadas en políticas públicas e instituciones que alojen la diversidad de los sujetos que habitan la escuela, garantizando que los estudiantes, herederos de la cultura común, puedan acceder a ella. Es crucial contemplar los distintos ritmos de aprendizaje y formas de acceso al conocimiento.

Para una política educativa que responda a estas necesidades, proponemos:

  1. Múltiples experiencias y saberes: Las trayectorias van a contrapelo de prácticas educativas que uniformizan aprendizajes. La escuela debe ofrecer diversos recorridos y saberes para que los niños y jóvenes puedan participar de la cultura y las sociedades.
  2. Responsabilidad institucional: Reconocer el doble anclaje de la trayectoria (teórica y real). Apelar a la responsabilidad del estudiante no implica una autonomía solitaria, sino una responsabilidad institucional que proteja su trayectoria y le brinde condiciones habilitantes.
  3. Programas de acompañamiento: Impulsar programas que, en articulación con organizaciones, universidades y otras políticas públicas, generen un contacto cercano con quienes abandonaron la escuela o enfrentan dificultades para continuar.
  4. Figuras referentes: Plantear condiciones de acompañamiento a través de figuras referentes que contribuyan a sostener el tránsito de los estudiantes, promoviendo tutorías y espacios curriculares de recuperación o profundización.
  5. Espacios extracurriculares barriales: Fomentar espacios a nivel barrial para el acompañamiento en los estudios, impulsando una red educativa con la escuela como foco, pero articulada con bibliotecas, organizaciones sociales e iglesias.
  6. Foco en los saberes: Impulsar trabajos en grupos reducidos dentro de las instituciones para facilitar la apropiación de contenidos.

Es urgente poner en debate la inclusión hoy y el acompañamiento de las trayectorias de los jóvenes, pero también es necesario que tales enunciados se concreten, reinventando la escuela y el oficio de docentes.

Las escuelas enfrentan múltiples desafíos hoy, con cambios en las subjetividades de estudiantes y docentes, y diversos sentidos en torno a la experiencia escolar. Muchas jurisdicciones han impulsado cambios en el formato escolar y el régimen académico, pero sostenemos la necesidad de políticas de cercanía que pongan el foco tanto en la organización escolar como en el sostenimiento de los múltiples itinerarios estudiantiles.

Es fundamental dar la palabra y escuchar a los estudiantes, para que sean protagonistas de su propia narración. Parafraseando a María Zambrano (2007), es urgente reinventar la escuela y el oficio docente para sostener, con propuestas de cuidado y enseñanzas, aprendizajes plurales y encuentros en las aulas, ejerciendo los derechos de los jóvenes y erosionando las desigualdades del mundo al que pertenecen.

Pedro Nuñez, Diego Piedrabuena y Viviana Muga

Pedro Nuñez, Diego Piedrabuena y Viviana Muga

Pedro Núñez (Investigador FLACSO-CONICET/UBA, coordinador de la Comisión Educación del CEMUPRO). Diego Piedrabuena (Docente, Directivo de escuela secundaria, Magister en Políticas Públicas para la Educación UNL. Viviana Muga (Docente e investigadora UADER Humanidades, Docente contratada UNL FHUC Licenciatura en Gestión Educativa). Ambos Docentes de Santa Fe de los Niveles Medio y Superior de la provincia. Integrantes de la Comisión de Educación del CEMUPRO.