La Cooperativa de Trabajadores Solidarios en Lucha es una experiencia exitosa de gestión obrera. Los iniciales 35 trabajadores “atrincherados” no sólo conservaron su fuente laboral: la multiplicaron. Hoy son 120. Una crónica que muestra que lo imposible puede intentarse, y que vale la pena hacerlo posible.
I
Llego a calle Tucumán 1349 de la ciudad de Rosario. Entro con el auto y lo estaciono en algún lugar que queda libre. La mayoría de las veces es difícil encontrar espacio aquí. Me bajo del auto y camino por un playón abierto mientras pienso que podría irme sin pagar el estacionamiento y nadie se daría cuenta. Entro al establecimiento y saludo a la chica que se acerca hasta una pequeña oficina al costado de la puerta. Le digo la patente del auto y la anota en su cuadernillo Éxito de hojas cuadriculadas que parece una planilla de Excel. Es temprano aún –pienso mientras observo la hora en mi teléfono móvil. Tengo tiempo para un café.
Le digo gracias a la chica y ocupo una mesa del bar, ¿tendrá Wi Fi también? Así es.
A mi espalda una gran fotografía del Subcomandante Marcos que parece caminar por donde se trasladan el resto de los mortales. Enfrentado a la gran fotografía la “Biblioteca Popular Frederich Engels” gestionada por Rubén, un empleado bancario de larga data que divide su tiempo libre entre la biblioteca y su familia. Oriundo de Granadero Baigorria, en el “conurbano” rosarino –con todo lo que ello implica.
Se acerca el mozo al saludo de “buen día, compañero ¿qué va a querer?”. Buen día compañero –le digo–, un cortado y dos medialunas. Se va caminando acompañado de un “enseguida se lo traigo”. Y así es.
Mientras tomo el café y leo las noticias en mi celular, noticias que mi trabajo me reclama seguir constantemente, se me acerca un niño de rasgos aborígenes. Nadie le teme, nadie le reprende. Me ofrece un almanaque y le doy una medialuna. Me dice gracias y se va para otra mesa. A mi costado, un grupo de chicas de alguna organización feminista repasa agenda. Más allá unos 10 compañeros entre sí de la carrera de Filosofía juntan las mesas del bar dispuestos a almorzar con el menú universitario que sirve este espacio acordado con la Universidad Nacional de Rosario. De más está decir que el precio del menú estudiantil es un precio simbólico. También ofrecen un menú ejecutivo con un precio envidiable para cualquier hogar rosarino. Se escucha el ritmo de la caja de un supermercado de modestas dimensiones, carnicería y varios locales. Termino mi café y me acerco hasta el mostrador un tanto apurado para ir a una reunión y pienso nuevamente que podría irme sin que nadie se diera cuenta o, mejor dicho, sin que nadie lo tomara como una afrenta o una estafa.
Le pago y le digo “chau compañero” y me devuelve un “hasta luego compañero”.
[blockquote author=»» pull=»normal»]Según palabras del actual presidente de La Toma, Carlos Ghioldi, “es la primera organización social pública no estatal de Argentina”.[/blockquote]
II
Este lugar al que hago mención se llama Cooperativa de Trabajadores Solidarios en Lucha y se lo conoce como “La Toma”, mote que le pusieron sus propios trabajadores del ex Hipermercado Tigre, cuyos dueños, a mediados del 2001, habían comenzado con el vaciamiento literal y simbólico de la empresa.
El Tigre supo ser una cadena de 24 sucursales y 1.000 empleados. Supo estar dentro de las 500 empresas con mayor facturación de Argentina. De estos mil trabajadores quedaron 35 “atrincherados” en el espacio de calle Tucumán.
Antes de que fuera Hipermercado Tigre funcionó allí el Hogar Obrero, la primera cooperativa de carácter estrictamente obrero en el país –fundada por el propio Juan B. Justo y Nicolás Repetto en 1905– y que llegó hasta muy poco antes de su desaparición dolosa por parte del menemismo a ser la empresa privada más grande de Argentina y la sexta más grande del país (contamos entre las públicas hasta su privatización a YPF, Aerolíneas Argentinas, Gas del Estado, Entel, etc. y en las privadas como Acindar, Techint, Socma, etc.). La diversificación económica de la Cooperativa Hogar Obrero permitió que el laburante de a pie pudiera comprar su primera casa, su primer televisor color, VHS, etc. Todos estos datos son verificables vía internet. Fue la víctima privada obrera de la oleada neoliberal. Un tal Alfredo Coto [1] fue el primero en adquirir los establecimientos aún tibios de la ciudad de Buenos Aires.
En 1993, en épocas ya de finanzas complicadas, el lugar fue vendido al Hipermercado Tigre mediante un crédito hipotecario del Banco Roca Cooperativo –propiedad del Hogar Obrero–, crédito que nunca fue pagado porque a las 24 horas de haberse otorgado, el Banco quebró. Génesis del conflicto actual ya que el crédito hipotecario nunca fue cancelado. En 1998 el Hipermercado Tigre entró en concurso preventivo de acreedores, sin embargo se expandió con 17 nuevas sucursales, multiplicando así su pasivo, vendiendo mercadería que nunca fue abonada y todo esto ante la mirada pasiva del juez de la quiebra y del síndico. En 2001 hasta su mercadería fue retirada de las góndolas por sus propietarios pero hubo 35 trabajadores que resistieron la desaparición de su fuente de trabajo. Esos trabajadores remanentes convirtieron su espacio laboral en un Centro Cultural basado en el cooperativismo, la economía social solidaria y la autogestión: es más que una empresa recuperada.
[blockquote author=»» pull=»normal»]En 2008 la Legislatura de Santa Fe sanciona unánimemente con Fuerza de Ley la Expropiación de La Toma. [/blockquote]
III
Desde el año 2001, junto con la quiebra, están sujetos a una orden de desalojo ya que los sucesivos acreedores hipotecarios insisten con recuperar su crédito con la ejecución de la hipoteca, es decir, la subasta del inmueble para pagar el crédito. Es que estos “acreedores” esgrimen el derecho a su favor de acuerdo a la Ley pero su “legitimidad” no está muy hermanada con algún ideal de justicia y menos de justicia social. Son acreedores que adquieren viejas deudas garantizadas con hipotecas a precios muy bajos por ser muy complicado su cobro y se sumergen de pleno en una batalla judicial para sacar la tajada más grande que el dinero pueda comprar. Lógica propia de un fondo buitre pero entre argentinos, bien de acá, o sea, un fondo buitre nacional. El valor del inmueble es inestimable. Se encuentra en pleno centro rosarino, siendo uno de los bienes más jugosos para la especulación inmobiliaria actual.
Su alto valor económico representa un escollo insalvable para el municipio que sin embargo desarrolla su presencia territorial en el lugar.
En 2004 la Legislatura sanciona una ley que permitía la ocupación del lugar por parte de la Cooperativa por dos años. La gestión de Obeid no puso énfasis en la renovación del plazo.
En 2007 asume Hermes Binner la gobernación de Santa Fe y los vientos políticos cambian. En el año 2008 la Legislatura de Santa Fe y por iniciativa de Juan Carlos Zabalza sanciona unánimemente con Fuerza de Ley la Expropiación de La Toma. El 10 de febrero de 2009 Hermes Binner la promulgó y declaró al inmueble sujeto a utilidad pública.
El 12 de marzo de 2010 un juez de Rosario (Pedro Boasso, familiar del vice candidato del Frente Cambiemos en Santa Fe con Miguel Del Sel) declara la inconstitucionalidad de la Ley de Expropiación tomando como argumento “…la sustentabilidad del proyecto cooperativista…”, siendo que la expropiación –su sentido– como su consecuente declaración de utilidad pública se basa no en su factibilidad económica sino valor social. Los abogados de los acreedores sostuvieron en su momento que “…la expropiación es un acto político” (sic) y que “…interferir en una cuestión de esa naturaleza apareja una grave violación al principio de división de poderes”. Desde La Toma se delineó una estrategia para que la cuestión se llevara a debatir en el ámbito nacional y que sea, en definitiva, la Nación la que expropiara el inmueble poniendo en paralelo la lucha de La Toma con el Hotel Buen. Fue todo un naufragio.
La Provincia de Santa Fe recurrió la sentencia ante la Cámara de Apelaciones la cual ratificó el fallo de primera instancia y mediante queja se logró llegar a la Corte Suprema santafesina. El argumento principal para el Estado provincial fue que el tribunal de primera instancia vulneró la división de poderes al inmiscuirse en cuestiones reservadas por la Constitución al Poder Legislativo y Ejecutivo.
El avance del juicio de quiebra del ex Supermercado Tigre todavía está en veremos. Se han celebrado varias audiencias en el año 2016 para comprobar su “utilidad y función social”. Cuentan con el apoyo de numerosas instituciones que se han solicitado constituirse como amicus curiae recomendando al tribunal fallar en favor de La Toma. También el Concejo Municipal de Rosario declaró de manera unánime su apoyo a La Toma y su continuidad.
En 2016 el Espacio de Mujeres de La Toma ha recibido por parte del Gobierno de Santa Fe el Premio Virginia Bolten [2].
[blockquote author=»» pull=»normal»]El conflicto sigue en la justicia, pero la presencia y el apoyo del Estado y la sociedad –que atraviesan cultura, política partidaria y sectorial–, permiten alentar un final diferente al que aspiran los defensores del lucro.[/blockquote]
IV
Si bien el conflicto sigue en la justicia, la presencia y el apoyo del Estado (tanto provincial como municipal), sumados al enorme apoyo social –que atraviesa cultura, política partidaria y sectorial–, permiten alentar un final diferente al que aspiran los defensores del orden basado en el lucro y no en la solidaridad.
La Toma es hoy una experiencia exitosa de gestión obrera. No sólo han conservado su fuente laboral los 35 trabajadores “atrincherados” sino que, además, han multiplicado en 120 trabajadores su planta actual.
Desde inicios de 2016 volvió a funcionar en La Toma el Mercado Popular de Rosario, una entidad que desde hace varios años ofrece productos a precios bastante más bajos que los que se pueden encontrar en la mayoría de los comercios de la ciudad. La lógica que encierra el Mercado Popular es simple, productores ofrecen sus productos sin intermediarios dejando en evidencia el verdadero precio de los mismos, ofreciendo panificados, verduras y vestimenta. Vale destacar que estos mismos productores ofrecen sus mercadería en las plazas de Rosario de manera organizada y coordinada con la Municipalidad de Rosario a través de la Secretaría de Economía Solidaria –un día a la semana en un punto distinto de la ciudad-.
Entre toda la actividad económica, coexisten en este espacio partidos políticos que se reúnen periódicamente allí –el Frente para la Victoria, el Partido Socialista (PS), entre otros–; el Estado Municipal y Provincial, la Secretaria de la Mujer, la Dirección de Economía Solidaria, Dirección de Niñez; la UNR con el comedor universitario y la Escuela de Bellas Artes de la Facultad de Filosofía y Bellas Artes; la Vecinal Parque España –la que corresponde por la zona–; la Mesa Coordinadora de Jubilados; la Asociación Rosarina de Actores; la Asociación de Titiriteros; el Grupo de Psicólogos La Toma –de asistencia totalmente gratuita–; dos cooperativas; el Movimiento Territorial de Liberación –su centro de indumentaria deportiva–; los Autoconvocados en Defensa de la Vivienda Única; la Liga Argentina de Derechos Humanos y los Familiares de Detenidos-Desaparecidos; con 100 microemprendimientos y en aumento. Según palabras del actual presidente de la comisión ejecutiva, Carlos Ghioldi, “es la primera organización social pública no estatal de Argentina”.
[1] La cadena de supermercados COTO se encuentra actualmente en una pugna judicial contra la Provincia de Santa Fe, la Municipalidad de Rosario y el Gremio Empleados de Comercio por la Ley de Cierre de Establecimientos de Grandes Superficies –mal llamada de descanso dominical– que prevé el cierre de las grandes cadenas los días domingos y es resistida por COTO, JUMBO y CARREFOUR. Ley que beneficia a los trabajadores obligando a los grandes supermercados a cerrar los domingos para reivindicar el derecho de los trabajadores a su descanso.
[2] El premio fue otorgado como reconocimiento por la lucha y por haber impulsado a nivel municipal y provincial leyes que crean espacios libres de violencia de género. La Toma ha sido declarado entonces un local “libre de violencia de género”.
Más información: La Toma en facebook
Fotos: La Toma y La Capital