La extrema derecha que gobierna, logró más votos de los proyectados. Se consolidó en el Parlamento como una mayoría y en gobiernos estaduales. Lula corre con ventaja. Si gana, el escenario de gobernabilidad será muy complejo.
Fueron las elecciones de Brasil. En primera vuelta, alrededor de 120 millones de personas votaron en esta elección crucial. Marcaron que la polarización en Brasil llegó para quedarse. El candidato presidencial del Partido de los Trabajadores, Lula da Silva, obtuvo un 48,4% frente a un 43,4% del actual presidente Jair Bolsonaro del Partido Liberal.
En una elección crucial para Brasil hay que considerar muchas variables. Lula triunfó en los votos en el exterior por segunda vez en su historia, donde se vio un número récord de votantes. En la ciudad de Buenos Aires el expresidente Lula obtuvo el 68% de los votos.
Las encuestas mostraban a Lula da Silva o bien ganando en primera vuelta o muy cerca de tener el 50%. Podría decirse que obtuvo un resultado dentro de lo esperado, a solo un punto y medio de ganar en primera vuelta.
Sin embargo, el principal error estuvo en el porcentaje de Bolsonaro. Fue algo extraño ya que las encuestas en Brasil no suelen tener grandes errores a diferencia de otros países.
LA EXTREMA DERECHA SE CONSOLIDA
El actual presidente logró superar el 40% y durante buena parte de la noche figuró por encima del 45% generando nerviosismo por parte de los brasileros opositores a su gobierno. Muestra que las expectativas estaban puestas en como dice la Profesora Laura Karpuska en que Bolsonaro perdía por bastante y quedaba en una suerte de aberración histórica. Esto no pasó. Él y su movimiento llegaron a la política brasilera para quedarse.
Bolsonaro logró una gran demostración de fuerza en estas elecciones. Solamente perdió tres puntos en comparación a lo que obtuvo en la primera vuelta del año 2018. Podría decirse que una parte importante de la sociedad brasilera sigue de acuerdo con los valores que representa Bolsonaro a pesar de todo lo ocurrido en estos cuatro años.
Por otra parte, hay que sumar al análisis de su buena performance la cuestión del anti petismo, es decir la oposición al PT, que siempre fue bastante fuerte en Brasil. Es difícil saber en este resultado cuál es la proporción que la apoya a él por lo que representa y cuál es la proporción que lo vota por simplemente ser anti petistas.
En la cuestión de los valores que Bolsonaro representa se puede ver a través de una coalición sociológica llamada por varios analistas como BBB, es decir Biblia, Buey y Bala. Esta coalición quedó representada en elevados datos electorales.
En la cuestión de los valores que Bolsonaro representa se puede ver a través de una coalición sociológica llamada por varios analistas como BBB, es decir Biblia, Buey y Bala. Esta coalición quedó representada en elevados datos electorales.
La cuestión del “Buey” y la “Bala” se pudo ver con los muy buenos resultados que Bolsonaro consiguió en las ciudades y pueblos del interior de Brasil que dependen del agro y agroindustria localizadas en las regiones del centro-norte, oeste y sur.
Un ejemplo de este fenómeno es el estado de Mato Grosso donde Bolsonaro llegó al 60% de los votos. Este estado es reconocido por el agronegocio y su deforestación ya que se considera que es donde comienza la selva del Amazonas. Este estado es conocido por las tensiones que hay entre los grandes propietarios y el movimiento de los trabajadores sin tierra, a los que el bolsonarismo quiere aplicar toda la fuerza de la represión, es decir la “Bala”.
La “Bala” también se puede relacionar con aquellas personas que ante la problemática de la inseguridad deciden apoyar la mano dura como una solución fácil, así como la libre portación de armas.
La cuestión de la Biblia se vio en el gran apoyo que obtuvo Bolsonaro en la población que profesa el culto evangélico y cuya vida gira en torno a su comunidad religiosa. La forma en la que se puede ver el gran contraste de esta cuestión es comparando la periferia de San Pablo, que suele ser más diversa en términos religiosos con la de Rio de Janeiro, que tiene un gran porcentaje de la población que se considera evangélica. En la de San Pablo el candidato Lula ganó por 10 puntos mientras que la de Rio de Janeiro el candidato Bolsonaro ganó por casi 10 puntos.
NO ES SOLO LA ECONOMIA, ESTUPIDO
Sin embargo, la cuestión económica y la baja de ingresos de los últimos años en este grupo se sintió electoralmente: la ventaja que tuvo Bolsonaro en la periferia de Rio fue más baja que hace cuatro años.
Lula por su parte logró el apoyo de buena parte del anti bolsonarismo sumado a las personas que tienen una muy buena imagen de Lula y sus dos gobiernos. Esta coalición generó el segundo mejor resultado de Lula en su historia electoral en primera vuelta, superado levemente por la elección del año 2006″
En parte gracias a la coalición electoral variopinta que logró forjar, desde personajes de centroderecha hasta ecologistas y comunistas pasando por el Partido Socialista Brasilero (PSB), en el cual se destaca su candidato a vicepresidente Geraldo Alckmin, quien fue opositor a Lula durante muchos años.
Lula demostró que sigue manteniendo una gran fuerza en lo que se denomina el Nordeste de Brasil, una región históricamente pobre y con faltas de recursos.
La efectividad del rol de Alckmin sin embargo fue agridulce, no logró su máximo objetivo de estrategia: consiguió una parte del electorado de clase media alta de la capital paulista, ciudad de San Pablo, que siempre fue reacio al PT pero en los últimos años también fue muy anti bolsonarista aunque por otra parte no consiguió el apoyo que esperaba interior del estado de San Pablo
Lula demostró que sigue manteniendo una gran fuerza en lo que se denomina el Nordeste de Brasil, una región históricamente pobre y con faltas de recursos. El mismo, Luis Inacio Lula da Silva es del estado nordestino de Pernambuco. Región que durante los gobiernos de Lula y Dilma mejoró sustancialmente, pasó de tener los peores datos del Índice de Desarrollo Humano (IDH) del continente a tener unos que están dentro del promedio del continente. La acción social que se vio con prácticamente la eliminación del hambre en la región a través de programas como Bolsa Familia. Lula no bajó del 60% de los votos en ninguna de los estados que componen el Nordeste salvo por el estado de Alagoas donde la familia Collor de Mello todavía tiene poder político y finalmente decidió no acompañar al PT.
LO QUE VENDRÁ
Las próximas tres semanas serán arduas y se espera que la polarización se profundice aún más. Existe una gran duda si tanto Bolsonaro como Lula podrán apelar a los 30 millones de votantes que no asistieron a las urnas.
El camino de la campaña de Lula ahora será conseguir el voto de aquellos que votaron a las terceras fuerzas. Estos votantes apoyaron a Simone Tebet del MDB, quien obtuvo un 4,2% y a Ciro Gomes del PDT, quien obtuvo un 3%. Los otros candidatos sumados apenas llegan al 1 y son de tendencia liberal/conservadora, se espera que apoyen a Bolsonaro.
La expectativa de la campaña de Lula es conseguir la mayoría de los votos de Ciro por una cuestión de cercanía ideológica (el PDT es un partido de centroizquierda varguista) y quizás una buena parte de los votos de Tebet por la pésima relación que tiene la candidata con el bolsonarismo, a quienes denunciar por buscar la coima en la compra de vacunas contra el Covid.
Es más, la misma Simone Tebet en su video agradeciendo a sus 4 millones de votantes dijo que siempre iba a luchar por el respeto a las mujeres, las minorías y la democracia, en una clara alusión contra Bolsonaro. Luego declaró que tiene una decisión tomada y que la anunciará en los próximos días. Resta saber cómo jugará, qué nivel de apoyo le dará al candidato que apoye y si sus votantes la acompañaran.
Si bien Lula podría decirse que es el favorito a ganar en segunda vuelta por la poca distancia que le falta para llegar al 50%, no hay que descartar que Bolsonaro pueda acercarse a un triunfo.
Por otra parte, ya hay partidos de aliados de ella que dieron libertad de voto, como el PSDB, partido centrista del ex presidente Cardoso. La apuesta de Bolsonaro es buscar el voto nulo y blanco, aquel voto que por lo general suele estar muy enojado con ambos bandos. Piensa que de apelar aún más al anti petismo podría conseguir a estos votantes frustrados con el sistema político en general. Por otra parte, promete expandir las ayudas sociales y bajar precios de la gasolina para así tener más votos entre los electores más pobres.
Si bien Lula podría decirse que es el favorito a ganar en segunda vuelta por la poca distancia que le falta para llegar al 50%, no hay que descartar que Bolsonaro pueda acercarse a un triunfo. Depende mucho del tipo de campaña y lo que hagan distintos actores políticos y sociales en estas tres semanas.
Lula deberá ya empezar a tejer alianzas con los distintos partidos que están en el Congreso debido a que está lejos de tener una mayoría y el bolsonarismo quedó más fuerte en ambas cámaras sumado a que ganaron anti petistas históricos, entre ellos el ex juez Sergio Moro, que fue electo por el Estado de Paraná.
Resta saber también cuáles serán las reacciones de Bolsonaro en caso que Lula gane la elección y hasta qué nivel de presión es capaz de llegar. Hay algo que sin embargo está claro y es que gobernar Brasil y lograr la idea de un “Brasil para todos”, socialmente más justo, inclusivo y respetado por el mundo será aún más complejo que en el pasado.