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Cronenberg: el goce de los cuerpos sin dolor

por | Oct 5, 2022 | Cultura

Reseña de «Crímenes del futuro» la última película del director David Cronenberg. Una obra política y filosófica que explora las mutaciones como transgresión de un tiempo de contaminación. Un testamento de todas sus obsesiones.
La mutación como arte prohibido en un mundo postapocalíptico. Futuro pero presente.

David Cronenberg golpeó de nuevo. A sus 79 años, el director canadiense volvió a hacerlo. «Crímenes del futuro», su regreso al cine tras un silencio de casi una década es una película llena de “vida”, pletórica de una vitalidad monstruosa, dominada por una fuerza narrativa deliberadamente subversiva; quizás por eso parezca una obra fuera de tiempo.

Se presentó en el último festival de Cannes, con gran revuelo, pero un jurado plagado de celebrities no supo qué hacer con ella y la ignoró por completo. 

Valga repetirlo para los incautos: una escena filmada por Cronenberg es cine en plenitud, lleno de riesgos, shockeante o sutilmente poético, indescifrable y tremendamente literal a la vez. No son tantos los directores que logran todo esto en apenas unos minutos. 

Gran parte de la crítica coincidió en que «Crímenes del futuro» es una suerte de “síntesis” hecha por Cronenberg de buena parte de sus películas anteriores, aquellas de los años setenta y ochenta en las que creó la filosofía cinematográfica de la “nueva carne”.

Por ello, «Crímenes del futuro» funciona para los fans del canadiense como una tesis posdoctoral del realizador sobre su propia filmografía, sobre su propio corpus artístico. Para disfrutarla, es imprescindible haber visto El festín desnudo, Videodrome, ExistenZ o ese tratado sobre las parafilias que es Crash, adaptación de la novela de J.G. Ballard. 

TESTAMENTO DE UN AUTOR

Sus detractores apuntan que la nueva película de Cronenberg tiene un carácter “testamentario”, como si fuese su despedida, una obra-compendio de sus obsesiones, un vademécum. 

Ambas opiniones son atendibles. Pero en el plano estrictamente personal creo que ese carácter testamentario dota a la película de un aura de obra de arte atemporal, ni moderna, ni posmoderna, que favorece a una trama retrofuturista en la cual los cuerpos humanos han evolucionado y ya no sienten dolor, generan órganos nuevos sin función conocida y pueden digerir plástico en lugar de alimentos.

La trama, en sí misma, es quizás menos interesante que lo que la película ofrece como una imperfecta modulación de imágenes, de actuaciones consumidas por el deseo de lo monstruoso (excelente el trío conformado por Viggo Mortensen, Leá Seydoux y Kristen Stewart), de artefactos con forma de crustáceos que se amoldan a la morfología humana, de paisajes postapocalípticos.

Viggo Mortensen es un artista de la degradación del cuerpo. Kirsten Stewart, brillante, es una policía de órganos clandestinos.

¿De qué va el argumento? Tenemos a un artista performático -Mortensen- con la capacidad de generar nuevos órganos en su cuerpo, tumores, que es tentado a competir en un concurso clandestino de “belleza interior”, en el cual se elegirá el órgano nuevo más hermoso (esta es la propuesta más delirante de la trama).

Tenemos a su pareja amorosa-artística, que interpreta Seydoux, un personaje complejo y subyugante. Y también hay un grupo de personajes secundarios desorbitados liderados por Kristen Stewart, una investigadora de una suerte de policía de órganos clandestinos. Mortensen, Seydoux y Stewart están en estado de gracia transitando un desfiladero que se abisma al ridículo. Los tres se arrojan a representar escenas en las que la credibilidad está forzosamente suspendida porque sus criaturas pertenecen a un mundo que no es el nuestro pero que peligrosamente puede llegar a serlo. Es el personaje de Stewart el que dice “la cirugía es el nuevo sexo”, el leitmotiv de esta película.

Lo espeluznante de «Crímenes del futuro» está en el mensaje que se esconde detrás de lo explícito, en su carácter de obra política y filosófica.

Pero hay algo más en esta distopía. Algo radicalmente diferente a nuestra realidad y que no quiero que quede enunciado solo al pasar: los seres humanos ya no sienten dolor físico. Para sentirlo, para exponerse a esa experiencia estética, asisten a los espectáculos de Mortensen y Seydoux. Espectáculos clandestinos, perseguidos por un estado policial de algún régimen autoritario como los de la segunda mitad del siglo XX. En «Crímenes del futuro», Cronenberg prescinde de teléfonos celulares, de aparatos digitales, la información es conservada en papel, en grandes archivos codificados. Pero, a la vez, los cuerpos mutan a una velocidad inconcebibles para nuestra realidad digitalizada. 

ARTE CLANDESTINO

Como contracara de estos artistas clandestinos está un grupo de terroristas alimentarios, que propone la evolución antinatural de los cuerpos hasta hacerlos aptos para digerir plástico, lo que conlleva un peligro para la sociedad de cuerpos que, si bien ya no sienten dolor, siguen siendo “naturales”.

Esta guerra de artistas clandestinos, espías y doble-agentes, milicianos, guerrilleros y personas marginales nos retrotrae a los pasajes más enrarecidos de El festín desnudo. De hecho, la acción de «Crímenes del futuro» transcurre en una ciudad-Estado que recuerda a la Interzona de la novela de Burroughs. 

Como decía, en «Crímenes del futuro» la artificialidad subvierte lo natural, lo normal y lo humano. Esta idea, este concepto, atraviesa la película y le da una organicidad viscosa, repugnante. El “body horror” de Cronenberg, que es una de sus marcas de estilo autoral, resurge y vuelve a ponernos tan incómodos como cuando vimos La mosca o Videodrome hace 40 años. 

Pero si la película es difícil de “digerir” no es por lo que nos muestra, esas aperturas quirúrgicas de cuerpos y esos órganos con formas de gusanos. Lo espeluznante de «Crímenes del futuro» está en el mensaje que se esconde detrás de lo explícito, en su carácter de obra política y filosófica. ¡Larga vida a Cronenberg y a la nueva carne!

Mario Fiore

Mario Fiore

Periodista, cinéfilo y escritor. Autor del blog de reseñas de arte y cultura www.puraficcion.com