Para visibilizar las raíces afro de la Argentina, las agrupaciones reviven esa fiesta itinerante que nació en los inicios de la ciudad colonial, frente a la construcción de un Estado Nación con image étnica europea.
El candombe, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006, recuerda que la afrodescendencia está presente en la historia argentina, y que la cultura africana va mucho más allá del color de piel, en dónde las mujeres tuvieron y tienen un rol fundamental como transmisoras de aquellas historias que intentaron ocultarse “debajo de la alfombra”. Un revisionismo histórico impulsado por el activismo y las decisiones políticas en los últimos 20 años.
EL CANDOMBE COMO RESISTENCIA
Cuando comienza a caer el sol sobre el empedrado de las calles de San Telmo, La Boca, Monserrat, Barracas y Parque Patricios, es bastante habitual escuchar un repiqueteo de tambores que no proviene de las murgas rioplatenses sino de las “llamadas” de candombe. Una manifestación histórica y cultural de la comunidad afrodescendiente como herencia de sus ascendentes esclavos, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006.
Frente a la construcción del Estado-Nación con su imagen étnica a semejanza los países “más vanguardistas de Europa”, bajo la presunción de blanquitud y europeidad, el candombe recuerda que la cultura afro está presente en la historia argentina.
Natalia Januario, afrodescendiente, profesora de Letras y candombera, explica que esa danza colectiva “conlleva una serie de prácticas religiosas, místicas y culturales”. Describe que participar en las llamadas de candombe significa encontrar su origen. “Es una experiencia trascendental, ritual y esencial. Implica andar por las calles, aquellas que ocuparon nuestros negros originarios en ese traslado desde las orillas del Río de La Plata hasta el parque Lezama”, en alusión a lo que fue el centro de venta de esclavos de la Ciudad de Buenos Aires en tiempos de la colonia.
La palabra candombe deriva del adjetivo «kimbundu». Proveniente de lenguas bantúes, en donde «ndombe» significa «negro» y «ka» es prefijo de concordancia. Es cantado en castellano y en lenguas africanas, de las que derivaron muchas del lunfardo.
La palabra candombe deriva del adjetivo «kimbundu». Proveniente de lenguas bantúes, en donde «ndombe» significa «negro» y «ka» es prefijo de concordancia. Es cantado en castellano y en lenguas africanas, de las que derivaron muchas del lunfardo. Su origen se remonta a fines del siglo XVIII, pero en los últimos años ha logrado mayor visibilidad.
Carlos Álvarez Nazarero es afrodescendiente y uruguayo, activista por los derechos del colectivo LGBTIQ+, primer inmigrante nacionalizado en formar parte de la gestión pública y tener un cargo de responsabilidad. Hoy es Coordinador Nacional del Programa Afrodescendencia y Derechos Humanos de la secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Define que el candombe “se transformó en un elemento de lucha y de resistencia de la cultura afro. Ha permitido trascender fronteras”.
La llamada de candombe se explica en que los y las bateristas tocan para «llamar» a sus hermanos y hermanas, quienes responden con sus propios ritmos. Las agrupaciones, integradas por bateristas, bailarines y bailarinas, esperan su turno para marchar por la calle. “Participar de las llamadas implica revivir ancestros, tomar las riendas de nuestra historia, protagonizarla. Es una experiencia casi mística. Apropiarnos de un espacio que es nuestro”, define Natalia Januario.
LOS TIPOS Y PERSONAJES DEL CANDOMBE
Para Januario, “el candombe es un festejo que emula aquellas figuras como reinas y reyes africanos que fueron trasladados a este territorio”.
Esos personajes arquetípicos son representados en cada llamada, aclara la docente, como “la mamá vieja”, heredera el legado ancestral y vinculada a los trabajos laborales domésticos, “el gramillero” –curandero-, que con sus yuyos sanaba los males de la tribu, “la dama joven”, quién lleva adelante los momentos coreográficos de cada nación africana -hoy de cada agrupación-, y “el escobillero” que, con cascabeles y espejos, es quién barre los males, exorciza el cuerpo y los ambientes para evitar los males.
“Los personajes utilizan objetos de sus propios amos, algunos prestados y otros robados”, agrega Natalia.
Frente a la construcción del Estado-Nación con su imagen étnica a semejanza los países “más vanguardistas de Europa”, bajo la presunción de blanquitud y europeidad, el candombe recuerda que la cultura afro está presente en la historia argentina.
Es el candombe afro uruguayo el que se visibiliza en los márgenes del Río de la Plata, el del “chico, repique y piano”. Pero existió y existe un candombe afro argentino que se toca de manera diferente. Para Carlos Álvarez “es producto del racismo y de la invisibilización ese candombe que se toca puertas adentro, de alguna familia u organización”.
Para la artista plástica y activista afro feminista santafesina, Mirta Alzugaray, “los esclavizados y esclavizadas generaron esa posibilidad de manifestarse a través de nuevos ritmos musicales, mezclados también con los originarios. No todos los candombes son iguales según las regiones del país” y ejemplifica con el candombe uruguayo, “que tiene un estilo propio porque los instrumentos que se utilizan para ejecutarlo nacen de los barriles de madera que existían en el puerto”. Por otro lado, Alzugaray explica que el “candombe litoraleño”, es una mezcla entre el afro argentino y el afro uruguayo, “con la una base rítmica que es muy común a toda la Argentina, pero que incorpora al malambo y hasta de la samba, palabra afro que hace referencia a la mujer “.
LAS MUJERES AFRO TRASMISORAS DE LA CULTURA
Según la activista Mirta Alzugaray, “la parcialidad masculina del componente afro fue la que más se vio afectada por las Guerras de Independencia, la Guerra de la Triple Alianza y por la Fiebre Amarilla”. A su vez, opina que las mujeres africanas fueron esclavizadas desde todos los aspectos: “su cuerpo, el producto de sus vientres, sus pechos, como trabajadoras sexuales”.
Pero existió la resistencia a la esclavitud mediante los abortos, la música y los bailes. “Si tuvimos la oportunidad de conocer nuestra historia solapada, en voz baja y en secreto, fue gracias a las mujeres negras qué se ocuparon y se preocuparon para que esa memoria no se pierda”, enfatiza. “Nuestra militancia es en honor a las ancestras que tuvieron el legado de transmitir y sostener en la memoria la negritud en la Argentina”.
Las mujeres, fundamentalmente dentro de la comunidad y del movimiento social afrodescendiente, tienen un rol fundamental y son “la punta del alza”. Para Carlos Álvarez, “si bien hay una sobre representación de las mujeres en los movimientos sociales, quizá no así en los lugares de referencia y de responsabilidad, producto del machismo y del patriarcado”.
Agrega que “en el candombe se da particularmente una tensión porque si bien un lugar históricamente asignado a las mujeres afro es la danza, en las últimas décadas, producto del avance del feminismo y el empoderamiento, hoy tocan el tambor y muchas veces son referencias de cuerdas de tambores”. En los últimos años aumentó la participación de las mujeres en aquellos lugares que históricamente fueron asignado a los varones.
APOSTAR AL AFROCENTRISMO
Desde 2013 y en el marco de la ley n° 26852 “Día Nacional de los/as afroargentinos/as y de la cultura afro”, se celebra el 8 de noviembre esta jornada para homenajear a María Remedios del Valle, fallecida un 8 de noviembre de 1847 tras haber combatido en el Ejército del Norte y ser nombrada capitana por el general Manuel Belgrano por su arrojo y valor en el campo de batalla.
La normativa reconoce las raíces afroargentinas y sus aportes a la construcción de la cultural nacional y, al mismo tiempo, un modo de luchar contra la estigmatización y el racismo. A su vez, insta al Estado argentino, más allá de la conmemoración de la de la efeméride, la inclusión de los contenidos en el diseño curricular, aunque varias provincias todavía no adhirieron a la ley y son los y las docentes que toman la decisión de abordar los contenidos en sus asignaturas.
“La invisibilización es social. Nadie ve las cosas así las tenga delante de sus narices porque la historia mitrista y sarmientista propuso una Argentina de tez blanca, bajada de los barcos” (Mirta Alzugaray, afrofeminista).
En sintonía con el cambio de paradigma que atraviesa nuestro país, el Coordinador Nacional del Programa Afrodescendencia y Derechos Humanos, Carlos Álvarez, fue candidato a representar a la Argentina en Foro Permanente para los Afrodescendientes de las Naciones Unidas. “Un gran logro del movimiento social afro porque implica por primera vez que el sistema de Naciones Unidas tenga un espacio de articulación institucional, hacia dentro del propio sistema y hacia afuera”, declara el funcionario.
Carlos Álvarez explica que, “en las últimas décadas, a partir de la presión de las organizaciones sociales y de la apertura del Gobierno, sobre todo desde el 2003, hubo una ampliación de derechos”. Ejemplifica con las celebraciones del Bicentenario de la Patria, “donde se abrió la puerta para poder reflexionar y visibilizar sobre esas historias no contadas es donde comienzan a surgir con mayor relevancia los relatos de Falucho, del Sargento Cabral, de María Remedios del Valle y de Juana Azurduy”. El funcionario agrega que “es fundamental revisar la historiografía y poner en valor también el aporte de la comunidad de afro argentinos, afrodescendientes y africanos. Que las investigaciones comiencen a traer a la luz las historias no contadas”.
Para Mirta Alzugaray, “la invisibilización es social. Nadie ve las cosas así las tenga delante de sus narices porque la historia mitrista y sarmientista propuso una Argentina de tez blanca, bajada de los barcos”. La afrofeminisita agrega: “Nosotros, los y las militantes y los activistas decimos que también bajamos de los barcos, pero bajamos de los tumbeiros, de las bodegas de esos barcos como esclavizados y esclavizadas”.
AFRODESCENDENCIA
“Yo me auto percibí afro cuando a los 21 años comencé a vincularme con La Casa de la Cultura Indo-Afroamericana de Santa Fe. Allí realmente encontré una respuesta a mi fenotipo”, explica Mirta Alzugaray. “No entendía porque todos eran blancos y yo era la única negra en mi familia”, agrega.
Carlos Álvarez afirma que “en los avances de la revisión de las identidades, el concepto de afrodescendientes fue creado para romper con la idea del colorismo y que no necesariamente las personas negras fenotípicamente físicamente son afrodescendientes”.
El concepto de afrodescendiente en términos étnicos raciales, es el que une a la comunidad. Álvarez agrega que “en la Argentina hay muchas personas que tienen un fenotipo blanco pero que tienen una ancestralidad, un abuelo, una abuela, una bisabuelo africano o afrodescendiente”. Las personas afrodescendientes que resistieron la esclavitud y las guerras, se fueron mezclando con poblaciones posteriores que llegaron desde Europa y los pueblos originarios.
Ventura, el esclavo que denunció la conspiración de Álzaga
“Por fiel a la Patria” versa la medalla que en 1812 le entregó el Primer Triunvirato al “Negro Ventura”, por denunciar la conspiración comandada por Martín de Álzaga, empresario español residente en Buenos Aires, para reinstalar el domino español.
Actualmente, la pieza pertenece a la Museo de los Corrales Viejos ubicado en el barrio porteño de Parque Patricios, pero se puede apreciar una réplica en el Cabildo de Buenos Aires.
Según el antropólogo Pablo Cirio, “es una de las medallas más antiguas de las que se tiene noticia que fuera entregada a un afrodescendiente”.
La ficha técnica de la medalla, perteneciente al Salón Premios y Medallas ubicada en el primer piso de la Fundación de los Corrales Viejos, reproduce los argumentos y la decisión del Triunvirato e identifica que el 30 de junio de 1812: “el señor Ventura, esclavo, se presentó a Pedro José Pallavicini, alcalde de un barrio de Buenos Aires, y denunció la conspiración”. También plasma por qué el esclavo tomó la decisión: «Porque nos iba a matar a todos el amo».
Antes de 1813 la libertad era una concesión del amo, ya por la voluntad del mismo o porque el esclavizado tenía un capital acumulado como para poder negociar los términos de su emancipación y comprarla.
El historiador Omer Freixa, especialista en estudios afroamericanos explica que “la población esclavizada tenía relegada su identidad en tal condición. Casi siempre adoptaban el apellido del propietario no sin perderse muchas veces precisiones en relación a los nombres de pila, como aconteció con Ventura”. De personas esclavizadas que trascendieron es muy común desconocer muchísimos datos biográficos o tener importantes lagunas.
“A Ventura, tras ser reconocido por el Triunvirato, se le dio la libertad y se le obsequió un estipendio monetario de 300 pesos, un uniforme y una renta vitalicia como militar, además de dos presentes”, explica Freixa. “Estos fueron un escudo de honor con la leyenda «Por fiel a la patria» y un sable para su defensa personal al ser soldado. El citado escudo fue adosado a su uniforme”.
Antes de 1813 la libertad era una concesión del amo, ya por la voluntad del mismo o porque el esclavizado tenía un capital acumulado como para poder negociar los términos de su emancipación y comprarla. Generalmente era un monto producto de ciertas libertades concedidas en torno a la concreción de trabajos por cuenta propia.
La incorporación de esclavizados al ejército fue masiva y bien frecuente. Si estas personas lograban sobrevivir, por lo general se les concedía la libertad. Muchos se enrolaron con promesas de emancipación. “Se discute la intención demagógica de la medida, si fue un sentimiento humanitario o una concesión dictada por las necesidades de una coyuntura más de las veces crítica”, finaliza el especialista.
LA DIASPORA CABOVERDIANA EN LA ARGENTINA
Javier Andrigo es vicepresidente de la Sociedad de Socorros Mutuos “Unión Caboverdiana” de Dock Sud, Avellaneda. La organización afro más antigua en contar con personería jurídica en nuestro país, que nació en 1932 como una mutual. Hoy su principal objetivo es difundir la cultura caboverdiana en la Argentina.
“Luchamos por mantener esa cultura en los nuevos descendientes de caboverdianos que no conocen la cultura. También en la visibilización de los afros en la Argentina y su defensa en los derechos humanos, contra la discriminación”, afirma Andrigo.
Entre las propuestas, la Asociación cuenta con un programa radial que se transmite todos los domingos a las 18 h por “FM La Tecno”, y en su canal de YouTube. En palabras de Javier, “la propuesta es difundir la cultura musical que es diversa”.
La agenda de la Asociación se conmemora el fallecimiento de Amilcar Cabral, exponente de la época de independencias en África, el 8 de marzo en el Día de la Mujer, en abril se realiza la primera que cachupa del año -una comida típica caboverdiana muy similar al locro, pero con algunas particularidades. El plato se repite en otras fiestas patriotas.
El grueso de caboverdianos llegó a nuestro país en las décadas de 1920 a 1940, con pasaporte portugués. En ese contexto, Cabo Verde era una colonia. Al ser insular, mucha población migrante se dedicaba a actividades relacionadas con el sector portuario y marítimo.
El Vicepresidente de la Unión Caboverdiana destaca la presencia de la asociación dentro de la Red Afro a nivel nacional. “Trabajamos en conjunto junto a todas las organizaciones afro del país, como la conmemoración del María Remedios del Valle”.
El grueso de caboverdianos llegó a nuestro país en las décadas de 1920 a 1940, con pasaporte portugués. En ese contexto, Cabo Verde era una colonia. Al ser insular, mucha población migrante se dedicaba a actividades relacionadas con el sector portuario y marítimo, lo que explica en parte un importante asentamiento en Dock Sud, pero también en La Boca, Beriso, Ensenada.
“Muchos llegaron en barcos que iban rumbo al sur a cazar ballenas, y como esos barcos paraban en Cabo Verde para abastecerse de combustibles, los caboverdianos conseguían trabajo en esos barcos y después, cuando llegaban al puerto, en la Argentina, terminaron recalando aquí”, explica Javier Andrigo.
Es importante notar que Cabo Verde es un archipiélago con más población fuera del mismo que viviendo allí, producto de esa misma diáspora con destino, entre otros, la Argentina.