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¿Tiene porvenir el socialismo?

¿Tiene porvenir el socialismo?

A punto de cumplir cien años, una de las facetas del destacado filósofo argentino Mario Bunge es su prédica a favor de un socialismo democrático y cooperativista. En el libro de varios autores ¿Tiene porvenir el socialismo? (Eudeba, 2013) responde que sí a la pregunta del título, pero a condición de entender la socialización de todas las esferas como una democracia integral: ambiental, biológica, económica, política y cultural. La Vanguardia comparte aquí un extracto de ese riguroso ensayo a favor de un socialismo que “no requiere la restricción de la democracia sino su ampliación, del terreno político a todos los demás”.

En 1989 fue derribado el Muro de Berlín, que simbolizaba la moribunda dictadura comunista. Veinte años después se desplomó Wall Street, cúpula y símbolo del capitalismo desenfrenado. Curiosamente, los sismógrafos socialistas no registraron ninguno de ambos terremotos. No aprovecharon 1989 para buscar los motivos del fracaso del llamado “socialismo realmente existente”, y casi todos ellos se sumaron al coro antisocialista. Los socialistas tampoco están aprovechando la crisis económica iniciada en el 2008 para averiguar si el fracaso del capitalismo es coyuntural o estructural: si el mal llamado mercado libre es reparable con un parche keynesiano, o habrá que reemplazarlo por un sistema más racional, justo y sostenible.

¿A qué se debe el silencio de los socialistas en medio del estrépito de esos dos grandes derrumbes? ¿Habrán perdido los ideales? ¿Sólo les interesará la próxima elección? ¿Ya no se interesan por lo que ocurra fuera de sus fronteras nacionales? ¿O han perdido lo que Fernando VII llamaba “el funesto hábito de pensar”?

(…) Adoptaré una definición de “socialismo” que creo congruente con todas las corrientes de izquierda. En una sociedad auténticamente socialista, los bienes y las cargas, los derechos y los deberes se distribuyen equitativamente. En otras palabras, el socialismo realiza el ideal de la justicia social.

(…) Sin embargo, hay dos maneras de entender la justicia o igualdad social: literal y calificada, o mediocrática y meritocrática. La igualdad literal descarta el mérito, mientras que la calificada lo exalta sin conferirle privilegios. El socialismo que involucra la igualdad literal nivela por abajo: en él, como dijo Discépolo en su tango Cambalache, un burro es igual a un profesor. Por el contrario, el socialismo que involucra la igualdad calificada es meritocrático: fomenta el que cada cual realice su potencial y, a la hora de asignar responsabilidades, da prioridad a la competencia. Desprecia la chapucería y aprecia el valor social y moral del trabajo, que ensalzara Karl Marx.

El socialismo meritocrático practica la divisa propuesta por Louis Blanc en 1839: A cada cual conforme a sus necesidades, y de cada cual según sus capacidades. Esa fórmula se complementa con la divisa de la Primera Internacional Socialista que fundara Marx en 1864: Ni deberes sin derechos, ni derechos sin deberes.

Las diferencias entre las distintas formas de socialismo aparecen cuando se pregunta si el socialismo se limita a la esfera económica, y en qué consiste la llamada socialización. El socialismo economicista se limita a la justicia social, mientras que el socialismo amplio abarca a todas las esferas sociales.

[blockquote author=»» pull=»normal»]No basta recuperar el sentido original de la palabra “socialismo” ni recordar las variedades que se han dado en el curso de los dos últimos siglos.[/blockquote]

(…) Yo argüiré en favor de la socialización de todas las esferas. En otras palabras, romperé una lanza por lo que llamo democracia integral: ambiental, biológica, económica, política y cultural. Sostendré que la democracia parcial, aunque posible, no es plena, justa ni sostenible. En particular, la democracia política no puede ser plena mientras haya individuos que puedan comprar votos, puestos públicos e incluso leyes; la democracia económica no es plena bajo una dictadura que imponga el gobierno sin consulta popular; la democracia cultural no es plena mientras el acceso a la cultura se limite a los privilegiados económicos o políticos; la democracia biológica no será plena mientras los hombres no compartan las tareas domésticas con sus mujeres; y la democracia ambiental no se cumplirá mientras haya empresas, ya sean privadas, cooperativas o estatales, que extraigan recursos naturales o los contaminen con toda libertad. El ideal sería combinar democracia con socialismo. Esta combinación podría llamarse democracia socialista, a distinguir de la socialdemocracia o socialismo débil, que de hecho no es sino capitalismo con red de seguridad, también llamado socialismo estatal o de arriba.

En suma, tanto la democracia como el socialismo son totales o no son auténticos. La democracia socialista total sólo existió y subsiste en tribus primitivas. La cuestión es saber si es posible construirla sin renunciar a la modernidad y, en particular, sin romper las máquinas ni abandonar la racionalidad.

(…) Los partidos socialistas en el poder se han vuelto administradores del Estado benefactor. Con el apoyo de los sindicatos, han contribuido a mejorar los servicios sociales y a elevar considerablemente el número y nivel de escuelas y universidades. Por lo demás, no han tocado la pieza clave del capitalismo: la propiedad privada de los medios de producción, intercambio y finanzas.

O sea, los socialistas del último siglo han hecho el capitalismo más sufrible, pero han renunciado al ideal de justicia social por el que habían combatido los socialistas del siglo XIX. Su meta actual es mucho más modesta: ganar las próximas elecciones.

Esta política puede dar resultados a muy corto plazo. Pero es suicida a largo plazo porque, cuando disminuyen las diferencias entre los partidos, el electorado pierde interés: no solamente la gente ya no milita desinteresadamente en el movimiento, sino que ni siquiera se molesta por votar. Además, todos, dirigentes y masas, olvidan lo que significa ‘sociedad socialista’, a saber, sociedad sin clases.

Es hora de que los partidos socialistas, si quieren conservar su nombre, repiensen el ideario: que lo pongan al día a la luz de las ciencias sociales y de la crisis actual. Esta crisis es una oportunidad para los socialistas de todo pelaje: es la oportunidad para denunciar la injusticia e insostenibilidad del capitalismo desbridado. También es una oportunidad para explorar la posibilidad de un orden más justo y sostenible. Si semejante cambio disminuyera su caudal electoral, paciencia: la autenticidad cuesta.

SOCIALISMO DEL MAÑANA: PROPIEDAD PÚBLICA Y DEMOCRACIA INTEGRAL

Los totalitarios, tanto de izquierda como de derecha, soñaron una sociedad en la que no hubiera sino una esfera, la pública: una sociedad en la que los individuos no fueran dueños de nada, ni siquiera de sí mismos, e hicieran solamente lo que les permitiera el gobierno. Los socialistas democráticos, en cambio, respetan la esfera privada tanto como los liberales, aunque difieren de éstos en lo que respecta a la propiedad de los recursos naturales y de las grandes empresas. En efecto, los socialistas democráticos procuran la socialización de cuanto esté fuera de la esfera privada. O sea, respetan la libertad en la esfera privada al mismo tiempo que la limitan en la pública. Lo que no podría ser de otra manera, ya que la democracia implica la libertad, aunque no a la inversa, como lo muestra el caso de los neoliberales que transaron con las dictaduras fascistas en aras del mercado libre.

Bajo el socialismo auténtico, mi cepillo de dientes seguirá siendo exclusivamente mío, pero tu derecho a tu fábrica de cepillos de dientes será cuestionado: la conservarás si es una empresa familiar, pero si emplea a otros, los socialistas procurarán que se convierta en una empresa cooperativa poseída y administrada por sus trabajadores. En cambio, la tierra y el agua no serán privados ni de cooperativa alguna, sino bienes públicos administrados por el Estado, el que podrá arrendarlos a personas o a cooperativas.

Tanto los marxistas como los fundamentalistas del mercado sostienen que las cooperativas no pueden sobrevivir en un medio capitalista, en el que las grandes empresas cuentan con la ayuda de los bancos y del Estado; pueden producir en gran escala a precios bajos gracias al uso de técnicas avanzadas y pueden explotar a sus empleados, particularmente si éstos no se unen en sindicatos combativos. Esta es una proposición empírica, y por lo tanto se sostiene o cae al confrontársela con la realidad.

[blockquote author=»» pull=»normal»]La construcción del socialismo no requiere la restricción de la democracia sino su ampliación, del terreno político a todos los demás.[/blockquote]

¿Qué nos dicen los hechos? Que el cooperativismo ha triunfado en pequeña escala en algunos países, y fracasado en otros. En Gran Bretaña ya queda poco del pujante movimiento cooperativo nacido en Rochdale en 1844. En cambio, florecen cooperativas de varios tipos y tamaños en países tan diversos como Argentina, Brasil, España, Francia, los Estados Unidos, India, Italia, Suecia y Suiza. Otro ejemplo notable es Mondragón Corporación Cooperativa, un conglomerado compuesto por 130 cooperativas, que lleva más de medio siglo de existencia y ocupa el noveno puesto entre las empresas españolas. La crisis económica iniciada en 2008, que provocó un sinnúmero de quiebras, tiró abajo sólo una de las 130 cooperativas de Mondragón y sus componentes fueron distribuidos entre las demás empresas de la Corporación.

¿A qué se deben los triunfos y fracasos en cuestión? Este problema aún no ha sido investigado a fondo. Uno de los motivos del triunfo de Mondragón es que tiene su propio banco y su propia universidad para la formación de sus técnicos y gerentes. ¿Y a qué se debió el fracaso de la cooperativa argentina El Hogar Obrero un siglo después de su fundación? Creo que un factor fue el que sus dirigentes eran funcionarios del Partido Socialista: creían que la devoción a la causa podía reemplazar a la competencia profesional. Ignoraban que toda empresa exige empresarios y consultores técnicos. Otra causa de la decadencia de El Hogar Obrero puede ser la que ya había señalado hace un siglo su fundador, Juan B. Justo: paradójicamente, el triunfo de una cooperativa puede llevar a su ruina. En efecto, cuando una empresa crece mucho, la distancia entre la cúpula y la base aumenta tanto, que ya no hay participación efectiva. Y sin participación intensa no hay autogestión, que es la esencia del “espíritu cooperativo”.

(…) La cooperativa ofrece a sus miembros ventajas inigualables: seguridad del empleo, satisfacción en el trabajo y orgullo de pertenecer a una empresa común inspirada en ideales nobles: igualdad, democracia participativa, solidaridad dentro de la empresa y con empresas similares. Es imaginable que una sociedad en que todas las empresas fuesen cooperativas, como lo son de hecho las empresas familiares, sería menos imperfecta que las sociedades actuales.

Pero, como señaló Marx contra los cooperativistas de su tiempo, la cooperativa solo atiende al lado económico del polígono social, y tiene una existencia precaria en un mercado capitalista dominado por potentes oligopolios. En otras palabras, la igualdad económica dentro de la empresa no basta: es preciso extenderla a la sociedad íntegra.

En resumidas cuentas, las cooperativas son viables incluso dentro de la economía capitalista, pero no curan lacras macrosociales, en particular las crisis económicas y las guerras. Además, las cooperativas no pueden reemplazar al mercado ni eliminar la competencia. Previsiblemente, el mercado socialista conservará algunas de las características de todo mercado, capitalista o precapitalista: conocerá tanto la competencia como la cooperación entre empresas del mismo sector, e intentará explotar las diferencias de costos entre las distintas regiones. Pero se podrá evitar la colusión deshonesta, el dumping y la explotación si el Estado y la comunidad internacional se rigen por normas honestas. También se podrá evitar la competencia destructiva recurriendo a tribunales de asesoramiento y arbitraje.

(…) No basta recuperar el sentido original de la palabra “socialismo” ni recordar las variedades de socialismo que se han dado en el curso de los dos últimos siglos. También hay que averiguar si los ideales de igualdad y de mejora de la calidad de vida siguen teniendo vigencia y, en caso afirmativo, qué puede hacerse para realizarlos. Ya sabemos qué es lo que no funciona: la dictadura del proletariado. También sabemos qué es insuficiente: el socialismo estatal, que puede ser practicado tanto por gobiernos autoritarios como el de Bismarck, como por gobiernos liberales como los democratacristianos.

Debiéramos preguntarnos qué tipo de socialismo puede atraer a la enorme mayoría de la gente: qué promete más beneficios con menos sacrificios. O sea, cuál régimen puede mejorar la calidad de vida sin sacrificar el presente cierto por un porvenir imaginado por cantamañanas sin ciencia ni experiencia.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Es preciso emprender reformas sistémicas, y eso no puede hacerse del día a la noche, sino que insumirá varias generaciones.[/blockquote]

Para resolver estos problemas debemos empezar por recordar que la sociedad moderna es un supersistema de sistemas: ambiental, biológico, económico, cultural y político. Estos sistemas interactúan entre sí, de modo que el progreso de cualquiera de ellos requiere el de los demás. La economía no puede avanzar mucho si los trabajadores están enfermos y no hay ingenieros ni gerentes competentes; a su vez, no se formarán ingenieros ni administradores competentes si la economía no los necesita y si el nivel cultural es bajo; la cultura no avanzará si está sometida a la censura del partido político gobernante y si la gente no tiene energía, tiempo libre ni ganas de estudiar; y la política no se renovará a menos que la gente participe masivamente en ella y disponga de la información necesaria para identificar los problemas sociales y proponer soluciones. Y nada de esto será posible si no se protege el medio ambiente.

La moraleja de lo anterior es que, para curar las lacras sociales, es preciso emprender reformas sistémicas, renovar todos los aspectos de la sociedad en lugar de limitarse a uno solo. Y esta reforma global no puede hacerse del día a la noche, sino que insumirá varias generaciones: hay que abandonar malos hábitos, como el autoritarismo y el consumismo, y crear nuevos hábitos, como la participación y la austeridad.

La sociedad capitalista está en grave crisis. Aunque los políticos y sus profesores de economía nos prometen que eventualmente saldremos de ella, no nos dicen cómo ni cuándo. No pueden hacerlo porque carecen de teorías económicas y políticas correctas: sólo disponen de modelos matemáticos irrealistas y de consignas ideológicas apolilladas, como la proverbial autocorrección del mercado libre.

Yo sostengo que hay motivos prácticos y morales para preferir el socialismo auténtico al capitalismo, y que la construcción del socialismo no requiere la restricción de la democracia sino su ampliación, del terreno político a todos los demás.

En suma, el socialismo tiene porvenir si se propone ir socializando gradualmente todos los sectores de la sociedad. Su finalidad sería ampliar el Estado liberal y benefactor para construir un socialismo democrático y cooperativista, que pondría en práctica una versión actualizada de la consigna de la Revolución Francesa de 1789: Libertad, igualdad, fraternidad. La actualización consistiría en agregar participación e idoneidad, salud y educación.

Así, juntos y de a poco, podríamos ir construyendo una sociedad de socios.

 

* Esta nota se publicó en La Vanguardia en papel en 2013.

Wallerstein y los marx-citas

Wallerstein y los marx-citas

Immanuel Wallerstein falleció el último día de agosto, en Nueva York, con 88 años. Aquí se esbozan algunas razones para leer a este pensador tan necesario en tiempos de capitalismo ultrafinanciarizado.

El último día de agosto murió Immanuel Wallerstein, uno de los más importantes pensadores de Occidente, y quizás del mundo. Un pensador a contrapelo de Occidente, no obstante. Un filósofo, sociólogo, economista e historiador al que podríamos catalogar como marxista pero nunca un “marx-cita” de los que se burlaba Jauretche, bromeando acerca de esos autores que solo repiten lo que escribió Marx aunque nada tenga que ver con el mundo actual. “Marxista de Braudel y de la Escuela de los Annales”, agregará seguramente algún historiador, recordando que Wallerstein era tributario sobre todo de esa línea historiográfica que se interesaba mucho más en comprender las estructuras y los procesos sociales que en ensalzar individualidades o “héroes”.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Tan potente fue la comprensión de Wallerstein acerca de ese sistema que pudo hacer algo que rara vez hacen las ciencias sociales: predecir sucesos y procesos, casi con la rigurosidad de las ciencias naturales.[/blockquote]

¿Por qué es importante Wallerstein? Por varias razones: en primer lugar era un pensador heredero de Marx pero que en lugar de realizar teorizaciones volátiles y delirantes como tantos otros de sus autopercibidos herederos, se propuso analizar el capitalismo realmente existente en términos concretos. Su obra más ambiciosa e importante son los cuatro tomos de ‘El Moderno Sistema Mundial’, donde estudia cómo en los últimos cinco siglos se fue implantando en todo el planeta, por primera vez en la historia de la humanidad, un sistema global, mundial (de ahí el nombre de esa obra. Quedó inconcluso un quinto volumen que iba a estar dedicado al siglo XX).

Wallerstein explica allí que es un tipo de sistema social que el mundo no había conocido anteriormente: una entidad económica pero no política, al contrario de lo que habían sido hasta entonces los imperios y las naciones: la palabra “capitalismo” no alcanza para definirlo. Es más, este sistema economía-mundo es un sistema ‘mundial’, no porque incluya a la totalidad del mundo, sino porque es mayor que cualquier unidad política jurídicamente definida. Y lo considera una ‘economía-mundo’ porque el vínculo básico entre las partes del sistema es económico, y no político.

Wallerstein cuestionó la idea de clases, con un concepto flexible en el que ve a las clases sociales más como alianzas de intereses que como posiciones sociales prefijadas. También marcó que el conflicto social hace ya tiempo que no es solamente entre capitalistas y trabajadores: hay toda una serie de segmentaciones y conflictos que involucran género, “raza”, religión u orientación sexual. Y también conflicto de los capitalistas entre sí, y con los ecosistemas.

Tan potente fue la comprensión de Wallerstein acerca de ese sistema que pudo hacer algo que rara vez hacen las ciencias sociales: predecir sucesos y procesos, casi con la rigurosidad de las ciencias naturales. Anticipó la caída del muro de Berlín y del llamado “socialismo soviético”, porque entendía que se trataba de un estado capitalista más, nacido de un movimiento antisistémico y por eso con ciertas peculiaridades internas muy especiales, pero totalmente dependiente del devenir del capitalismo mundial. Predijo el ascenso de China, hoy en pleno empate hegemónico con los Estados Unidos, y aún más sorprendentemente, Wallerstein predijo el dilema actual de los Estados Unidos, entre su decadencia como amo hegemónico del mundo capitalista y su presente “populista”, casi racista, en el que se intentaría restaurar el “american way of life” ante la amenaza de la globalización y la deslocalización.

[blockquote author=»» pull=»normal»]En ese mismo sentido vale consignar esta otra predicción de su autoría: “El actual sistema mundo, basado en la economía mundo de tipo capitalista, se encuentra en un momento de desequilibrio e inicio de su crisis final, es decir de su transición a otro sistema aún no visiblemente determinado”.[/blockquote]

En ese mismo sentido vale consignar esta otra predicción de su autoría: “El actual sistema mundo, basado en la economía mundo de tipo capitalista, se encuentra en un momento de desequilibrio e inicio de su crisis final, es decir de su transición a otro sistema aún no visiblemente determinado”. Aun no visiblemente determinado, escribió Wallerstein, que es lo mismo que decir: “Se acaba el capitalismo tal como lo conocemos, pero nadie sabe qué es lo que viene”.

Tenía decenas de libros publicados. Murió el ultimo día de agosto, en Nueva York, con 88 años. Y para despedirlo, quizás valga recordar otra cita, en este caso una recomendación que brindó en una de las últimas entrevistas que concedió: «Quiero decirles a los jóvenes que no lean sobre Marx, sino que lean directamente a Marx. Pocas personas, a pesar de las muchas que hablan de él, han leído de verdad a Marx. Lo mismo ocurre con Adam Smith. En general, solo se lee sobre estos clásicos. La gente aprende sobre ellos a través de resúmenes de otros autores. Quieren ahorrar tiempo pero, de hecho, ¡es una pérdida de tiempo!»

La basura también viene por decreto

La basura también viene por decreto

Un polémico decreto del Gobierno Nacional habilitó la importación de basura y residuos de otros países, algo que estaba expresamente prohibido desde 1991 cuando se sancionó Ley de Residuos Peligrosos.

En épocas donde se cuestiona cada vez más el exceso de residuos que producimos y donde todos los días más ciudades se suman a la separación y reciclado de los mismos, buscando diferentes alternativas para su reutilización y disposición final, el gobierno nacional parece hacer oídos sordos y sumarse al ya mítico “Comprar, tirar, comprar”, que rige los destinos del consumismo internacional.

Los residuos son uno de los problemas más complejos que tiene la Argentina, y un decreto presidencial encendió la polémica. Mauricio Macri modificó, con esa herramienta, la ley de Residuos Peligrosos que ahora permitirá ingresar materiales sin certificado de inocuidad.

El decreto 591/2019 lleva la firma del presidente, del jefe de Gabinete, Marcos Peña y del ministro de Producción, Dante Sica. La norma publicada en el Boletín Oficial modifica los decretos reglamentarios de la ley de Residuos Peligrosos para permitir el ingreso de «sustancias y objetos», procedentes de otros países, que puedan ser utilizados para otras finalidades o para los que exista un mercado o demanda específica.

Los especialistas en materia ambiental juzgaron la medida como preocupante, por su carácter regresivo en materia de derechos ambientales, y sospechoso por el momento en que salió publicada, casi de manera secreta, en medio de un caótico contexto político y económico tras la derrota del oficialismo en las PASO.

“Esto es un escándalo ambiental; Argentina permitirá no sólo la contaminación producida en el país, con una ya pésima gestión de residuos, sino también la entrada de residuos dañinos para el medio ambiente de otros lugares del mundo”, declaró Leonel Mingo, integrante del área de Campañas de Greenpeace.

[blockquote author=»» pull=»normal»]A medida que el sudeste asiático deja de aceptar la basura, las compañías buscan otros destinos: no deberíamos permitir que sean nuestros países.[/blockquote]

LA INCONSTITUCIONALIDAD DEL DECRETO

El abogado ambientalista Enrique Viale se refirió de manera crítica al decreto que modifica la Ley de Residuos Peligrosos y dejó abierta la puerta para hacer una presentación judicial ya que se trata de una medida “cuestionable” que calificó como «inconstitucional».

Pero la mayor preocupación gira en torno a si la modificación le abriría la puerta de entrada a los residuos peligrosos. “La norma es preocupante porque elimina el requisito de inocuidad y peligrosidad de origen, entonces cómo podemos estar seguros de que no ingresen residuos peligrosos”, advirtió Enrique Viale. Para el especialista, que sigue de cerca la legislación de gestión de residuos, además de flexibilizar los requisitos para el ingreso de basura, el decreto es de una “torpeza absoluta” para un país como Argentina que está muy lejos de alcanzar buenos estándares en el reciclado de sus propios residuos.

“Hablan de cartón y reciclables, cuando las grandes ciudades de nuestro país no reciclan 100 por ciento sus residuos. En vez de impulsar el reciclado atentan directamente contra las cooperativas de cartoneros que viven de la venta de material reciclado”, agregó Viale, y explicó que la importación va a bajar el precio de los reciclados.

PEDIDO DE DEROGACIÓN

La Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCYR) exigió que se derogue de manera inmediata esta normativa. Para la FACCYR, la nueva disposición facilita “la apertura indiscriminada de importaciones de basura cuyo impacto económico y ambiental podría ser de dimensiones catastróficas”. “En lugar de potenciar la recolección, se facilita la importación de los residuos de los europeos”, expresaron desde un comunicado.

Para la Federación, con esta medida “nos transformamos en el basural del mundo”. “Hace un año China cerró la importación de cartón, papel y plásticos, ya que recibían residuos imposibles de ser procesados”, aseguraron desde desde FACCYR. En consecuencia, “Argentina recibirá toneladas de basura acumulada que rechazó el país asiático”, consideró la Federación.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Para la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCYR), la nueva disposición facilita “la apertura indiscriminada de importaciones de basura cuyo impacto económico y ambiental podría ser de dimensiones catastróficas”. [/blockquote]

EL PROBLEMA DE LA BASURA EN EL MUNDO

Alrededor de 5.8 millones de toneladas de basura se exportaron entre enero y noviembre del año pasado en Asia, encabezadas por envíos desde Estados Unidos, Japón y Alemania, según Greenpeace.

Investigaciones realizadas en Indonesia, Malasia y Tailandia revelaron reciclaje ilegal, quema a cielo abierto, contaminación del agua y aumento de enfermedades vinculadas a la contaminación, dijo la organización en un informe del 23 de abril.

Cuando China prohibió las importaciones en enero del 2018, comenzó un efecto dominó. Los envíos se desviaron al sudeste de Asia, que pronto se vio abrumado, lo que obligó a los gobiernos a tomar medidas.

Malasia anunció una prohibición en octubre. Tailandia dejó de emitir licencias de importación el año pasado y es probable que imponga una prohibición en el 2020, según Yash Lohia, director ejecutivo de Indorama Ventures Pcl, una productora y recicladora de plásticos con sede en Bangkok. Filipinas dijo que enviará 69 contenedores de basura de vuelta a Canadá.

La solución podría estar en las nuevas tecnologías y un cambio en el comportamiento social que reduzca la producción de residuos sólidos e incluso elimine la necesidad de vertederos e incineradores.

A medida que el sudeste asiático deje de aceptar el material, las compañías buscarán otro lugar, y no podemos permitir que Sudamérica sea ese lugar, como parece ser el proyecto de algunos de los gobiernos de derecha que han llegado al poder en los últimos años, entre ellos el de Mauricio Macri. Y aunque es evidente que hay muchos otros aspectos por los cuales estos cuatro años serán recordados de manera negativa, el decreto 591/2019 será seguramente uno de los que las generaciones futuras considerarán entre los más nefastos.

 

En base a Pagina 12 / Infobae / El Destape / Greenpeace

 

Deshielo y fuego

Deshielo y fuego

Incendios fuera de control están arrasando partes del Ártico, con amplias regiones de Siberia, Alaska, Groenlandia y Canadá envueltas en llamas y humo.

Calor, fuego y deshielo, son las tres palabras que mejor describen la particular situación que viven este verano las regiones árticas, que también están sufriendo episodios de altísimas e inusitadas temperaturas.

Los países y regiones ribereñas del océano ártico (particularmente Alaska, Canadá, Siberia, Groenlandia y sus aguas oceánicas) registran un calentamiento mucho más elevado que el resto del planeta. Y lo que sucede este verano es una evidencia más.

Las imágenes satelitales muestran cómo columnas de humo de los incendios, muchos ocasionados por tormentas secas y tiempo cálido, se pueden ver desde el espacio. Aunque los incendios son típicos en esta época del año, las altas temperaturas récord de este verano y vientos intensos han agravado particularmente la situación.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“Estas intensas y extendidas olas de calor llevan la firma del cambio climático provocado por el ser humano”, dice Johannes Cullmann, director del departamento de Clima y Agua de la OMM.[/blockquote]

El fuego se encuentra ahora a «niveles sin precedentes», afirma Mark Parrington, un experto en incendios del Servicio de Monitoreo Atmosférico Coperinicus (CAMS, por sus siglas en inglés).

Aunque los incendios incontrolados son comunes en el hemisferio norte entre mayo y octubre, la localización y la intensidad de estos, así como el tiempo que llevan ardiendo ha sido particularmente raro, dice CAMS.

Las temperaturas en las regiones árticas se han disparado este verano y han provocado condiciones muy favorables para los incendios forestales. En paralelo, el ritmo de los deshielos en todo el círculo polar ártico se ha acelerado y marca niveles similares a los del 2012, el año con más deshielos.

El 30 de julio se registró una temperatura de 20,6 ºC en la estación de Qaarsut (en la zona occidental de Groenlandia, cerca del paralelo 71° N), y en la estación Norte, situada a 900 kilómetros del Polo Norte, se registró una temperatura de 16 °C.

La estación del Instituto Meteorológico Danés (DMI) en Summit, en el centro de la capa de hielo permanente, registró los dos primeros días de este mes 2,7 y 4,7 grados, con lo superó el récord de 2012 de 2,2 grados, aunque las cifras aún deben de ser contrastadas con las de otra estación próxima para ser definitivas.

Groenlandia ya experimentó un intenso episodio de deshielo entre los días 11 y 20 de junio. El 31 de julio fue el día con un derretimiento más grande (desde al menos el año 2012). El 60% de la capa de hielo perdió al menos 1 milímetro mientras que se vertieron en el océano más de 10.000 millones de toneladas de hielo, según los datos del Portal Polar, un sitio web administrado por instituciones danesas de investigación polar y el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo.

Así, desde el 1 de junio, la capa de hielo ha perdido un total de 240.000 millones de toneladas, una cifra muy cercana a la registrada al acabar el año 2012 (290.000 millones de toneladas).

[blockquote author=»» pull=»normal»]Los países y regiones ribereñas del océano ártico (particularmente Alaska, Canadá, Siberia, Groenlandia y sus aguas oceánicas) registran un calentamiento mucho más elevado que el resto del planeta. [/blockquote]

Muchas de las partículas sólidas producidas por estos fuegos llegarán finalmente a depositarse sobre las superficies heladas más al norte, oscureciéndolas y, así, acelerando su derretimiento. Los incendios también contribuyen a exacerbar la crisis climática al despedir dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.

“Estas intensas y extendidas olas de calor llevan la firma del cambio climático provocado por el hombre. Todo esto es coherente con el hallazgo científico que muestra evidencias de sucesos meteorológicos más frecuentes, prolongados e intensos a medida que las concentraciones de gases de efecto invernadero conducen a un aumento de las temperaturas mundiales”, señala por último Johannes Cullmann, director del departamento de Clima y Agua de la OMM.

 

 En base a BBC / La Vanguardia / La Nación

 

La Reforma Constitucional de 1994, un cuarto de siglo después: una oportunidad desperdiciada   

La Reforma Constitucional de 1994, un cuarto de siglo después: una oportunidad desperdiciada  

 

 

La Reforma de 1994, si bien avanzó en consagrar nuevos derechos y garantías, en cuanto a la organización del Estado, profundizó la concentración del poder afianzando el hiperpresidencialismo, un camino contrario a las tendencias democráticas. Al cumplirse un cuarto de siglo de su sanción, rescatamos el balance que realizara el legendario dirigente socialista, quien fuera convencional por Santa Fe.

Como escribiera Alberdi, no se ha de aspirar a que las Constituciones expresen las necesidades de todos los tiempos. La de 1853 se concibió para su tiempo, pero el país que expresaba fue cambiando. Este ordenamiento fue formalmente venerado y crónicamente violado y transgredido, produciendo un progresivo proceso de deslegitimación de las instituciones y de licuación en el valor de la constitucionalidad, la conciencia pública de la Nación.

(…) La concentración de funciones en el Ejecutivo, propia de nuestro sistema fuertemente presidencialista, ha actuado en desmedro de las facultades del Parlamento, condenándolo a ser un órgano ratificador de la política decidida por el Presidente; los excesos del centralismo político, la personalización del poder y la falta de instituciones que permitieran la participación popular hacían necesaria una reforma de la Carta Magna.

(…) La reforma necesaria debió apuntar a dos puntos centrales de la problemática constitucional del mundo, pero fundamentalmente de nuestro país: la convergencia entre lo político y lo social y la descentralización que permita transformar esta «democracia delegativa» en una democracia participativa.

Hoy los grupos de ciudadanos organizados son una realidad demasiado concreta como para ignorar la voluntad del pueblo que se está expresando. Este incremento de la participación sobre bases solidarias es el único recurso que puede detener y revertir la marginación y la exclusión social crecientes. En consecuencia era necesario institucionalizar formas de democracia participativa.

[blockquote author=»» pull=»normal»]La descentralización y participación que eran objetivos centrales de una reforma que consolidase la democracia, no se han concretado. [/blockquote]

El sistema de democracia representativa, que en nuestra tradición implica la delegación directa del ciudadano a su representante y cuya mediación asegura la expresión del pluralismo político, en particular a través de los partidos políticos, ha sido desvirtuado, ha sufrido una profunda regresión y su nuevo estadio podemos denominarlo «democracia delegativa». En este nuevo sistema el cuerpo social se limita a transferir su poder al gobernante, sin controles horizontales que funcionen, sin independencia de poderes, sin participación popular, con despolitización de la vida cotidiana. En esta etapa de «democracia delegativa» se combinan actitudes democráticas y actitudes autoritarias, la gente vota y delega en un poder ejecutivo la tarea de gobernar y renueva esa delegación o no, pero entre delegación y delegación el control de la gestión es prácticamente inexistente.

En el mundo, en los últimos años, se ha producido un divorcio creciente entre lo político y lo social; en la Argentina esta separación se traduce y se realimenta en la degradación institucional, el poco imperio de la ley y la no credibilidad de la gente en las instituciones.

(…) Esta reforma tuvo su origen en un acto de dudosa legitimidad moral, por falta de un amplio debate y consenso, el «Pacto de Olivos», acuerdo oscuro, secreto, marginal, de dos jefes de partido, que se extendió a todos por imperio de la defectuosa ley que declaró la necesidad de la reforma sancionada por el Congreso, en dudoso trámite, excediendo sus facultades preconstituyentes, disponiendo la novedad de obligar a la Convención Constituyente a votar en bloque el paquete de enmiendas.

(…) Un poder fuerte en su continuidad deviene en mayor concentración, en perpetuación, pudiendo ciertamente dar origen a todo tipo de excesos. Este límite imprescindible, de contención al ejercicio abusivo del poder, es todavía hoy, reformada la Constitución Nacional un avance institucional que las mayorías políticas de nuestro país decidieron voluntariamente no concretar. En este aspecto, con la reforma hemos retrocedido. Pero además otro rasgo que dibujó la ficción de la «atenuación presidencial», propuesta como objetivo en el «Pacto de Olivos», es la constitucionalización de dos institutos de alta gravedad para la democracia, tales como la facultad presidencial de dictar reglamentos de necesidad y urgencia y la legislación delegada. (…)  Tampoco «atenúa» el sistema presidencialista la institución del «jefe de gabinete».

(…)  Afianzar la democracia actual supone la ampliación de los marcos de participación ciudadana, el aumento de la injerencia de la sociedad –individuos y organizaciones– en la trama pública. Ha escrito Juan Carlos Portantiero que «la democracia representativa como forma de gobierno de partidos jamás existió: entre nosotros la democracia fue siempre cesarista». La Reforma Constitucional de 1994 sancionó modificaciones contrarias a esta tendencia mundial, cual es la de introducir en el tronco de la democracia representativa elementos de la democracia participativa, ni cesarista ni corporativa.

Así los «senadores nacionales» ya no serán representantes de las provincias, sino representantes de «los partidos» (dos por la mayoría y uno por la minoría – artículo 54). Es decir se jerarquiza la representación de «los partidos políticos» en detrimento de las instituciones de la democracia y de las organizaciones sociales. Este criterio se sostiene en los organismos de control como la «Auditoría General de la Nación, cuyo presidente será designado a propuesta del partido político de la oposición…» (artículo 85).

Y continuando con el análisis de la Reforma Constitucional que pareció pero no fue se puede señalar que el sistema presidencialista no se modificó. El publicitado sistema semipresidencialista, que pretendía restar poder al Poder Ejecutivo en favor del Congreso, institución que representa la totalidad de la opinión pública nacional, fue una ilusión no precisamente de los mentores. No se vislumbró una descentralización, no sólo institucional, sino también geográfica, que otorgara facultades reales a las provincias para el ejercicio de su autonomía, para que no dependan de los fondos que le gire el gobierno central.

[blockquote author=»» pull=»normal»]El Consejo Económico y Social, uno de los pocos temas que hubiera dado contenido social a las instituciones de la reforma, no se jerarquizó para su tratamiento por «falta de tiempo».[/blockquote]

Es una constante en el mundo caminar hacia el achicamiento de lo estatal, esto no significa un achicamiento de lo público, significa el achicamiento de la burocracia, del Estado centralizado. Porque en el mundo también camina hacia la aplicación de lo público, es decir al ámbito en que públicamente la comunidad resuelve.

Uno de los temas habilitados por la ley 24.309 era la creación con carácter consultivo de un consejo económico y social, tal como lo propusiera el Consejo para la Consolidación de la Democracia. Hemos sostenido que una democracia no agota su carácter social en la consagración de sus derechos sociales en la Constitución –hecho que tampoco se produjo con esta reforma– sino cuando la estructura del Estado institucionaliza a los órganos de la representación social, dando cabida a la participación efectiva en las decisiones a los nuevos actores sociales y políticos del mundo moderno, es decir los grupos intermedios. En la Convención Reformadora volvimos a insistir sobre la creación de un Consejo Económico y Social pero no fue tratado. Uno de los pocos temas que hubiera dado un contenido social a las instituciones de la reforma no tuvo su jerarquización para su tratamiento oportuno. Esta vez se argumentó «falta de tiempo».

En síntesis, la Reforma Constitucional de 1994, si bien constituye un avance en cuanto a los nuevos derechos y garantías consagrados, como la defensa del orden constitucional, iniciativa y consulta popular, defensa del medio ambiente, derechos de consumidores y usuarios, acción de amparo, hábeas data y hábeas corpus, reconocimiento de los derechos de los aborígenes, así como los tratados internacionales en materia de derechos humanos; en cuanto a la organización institucional del Estado, se conservó y se profundizó la concentración del poder afianzando el hiperpresidencialismo, y se estableció un mecanismo institucional sobre la base de una profundización del bipartidismo que resulta contrario a las tendencias democráticas modernas.

La descentralización y participación que eran objetivos centrales de una reforma que consolidase la democracia y legitimase las instituciones, desarrollando la credibilidad del pueblo en las mismas, no se han concretado. Es una oportunidad lamentablemente desperdiciada.

* Fragmentos del prólogo de Guillermo Estévez Boeron en la reseña de su labor constitucional, tras haber participado como convencional constituyente por la Unidad Socialista en 1994.