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Pensar en “una salud” donde se cruzan lo ecológico y lo ambiental

Pensar en “una salud” donde se cruzan lo ecológico y lo ambiental

El estudio del ambiente, los animales y la gestión de la salud humana están conectadas. Una buena gestión interdisciplinaria podría prevenir crisis sanitarias como la de COVID 19.

El enfoque una salud (One Health) es una perspectiva dirigida a minimizar los daños y a maximizar los beneficios mediante la cogestión de la salud humana, animal y medioambiental. 

Se centra en desarrollar estrategias eficientes y eficaces, para solucionar los problemas de salud que surgen de la interrelación entre los seres humanos, los animales y el medio ambiente. 

En la década de 1990 se propuso el concepto de “una salud”. Remite a estrategias interdisciplinares e integradoras de promoción de salud, en las que la salud humana y la salud animal (animales domésticos y de vida silvestre) son interdependientes y se hallan vinculadas a la salud de los ecosistemas

Reflexionar sobre la salud de todos los sistemas vivos requiere superar los límites disciplinarios y sectoriales tradicionales y eliminar las jerarquías dentro y entre los países, articulando valores como la equidad entre sectores y disciplinas de la sociopolítica y la inclusión, así como establecer un equilibrio socio ecológico con responsabilidad humana con respeto a los diferentes sistemas del conocimiento.

Desde ”una salud” surgieron preocupaciones como la emergencia de enfermedades transmitidas por vectores y toda otra enfermedad infecciosa, la seguridad alimentaria y la resistencia antimicrobiana. Pero estos problemas están centrados en las enfermedades y sus prácticas en los riesgos como factores causales.

 

IMPACTO EN LA SALUD DE SOCIEDADES NO SUSTENTABLES

 

La epidemiología es un campo de lucha de ideas, donde especialmente se analiza cómo enunciar la salud y cómo actuar basados en diferentes paradigmas en los que se disputan intereses sociales. Por eso  es considerada una interdisciplina sustancial  que comparte, como toda ciencia, ser una expresión transformadora y algunas veces irreconciliable de las relaciones de poder de una sociedad.

A partir de las visiones epidemiológicas es posible promover la duda, tanto de los ciudadanos como de la justicia acerca del impacto humano y ambiental que puede producir sociedades no sustentables o inequitativas.

El enfoque una salud (One Health) es una perspectiva dirigida a minimizar los daños y a maximizar los beneficios mediante la cogestión de la salud humana, animal y medioambiental. 

Es inevitable pensar que nos encontramos atravesados por tensiones, impulsos y obstáculos epistemológicos asumiendo que la determinación social de la salud es una categoría que propone constituirse en una herramienta para trabajar la relación entre la reproducción social, los modos de vivir, de enfermar y de morir. 

Esta categoría permite superar el causalismo y la concepción dialéctica de la relación social-natural-biológica, como superación del ecologismo empírico donde se incorporan nociones de proceso y de lo colectivo.

Se plantea como una interpretación del materialismo crítico, la economía política y la ecología política en un diálogo, como una crítica de las ciencias de la salud, el ambiente y la sociedad. Se propone descifrar el movimiento de la vida en su historia y en la naturaleza, de los modos de vivir (económicos, políticos, culturales) y el movimiento de los genotipos – fenotipos humanos entrelazados.

 

MEDICINA SOCIAL

 

La salud no obedece a un orden exclusivamente individual, sino que es un proceso complejo y socialmente determinado, es una salud colectiva.    

La salud colectiva se sustenta en la concepción de la medicina social, con la perspectiva de construir un paradigma renovado de la salud pública, de la salud comunitaria y de la medicina preventiva y social que permita una nueva articulación entre las diferentes disciplinas e instituciones.

Está compuesta por diferentes visiones, donde incorpora la perspectiva de género, las relaciones de poder e interculturalidad, entre otras como una necesidad para comprender la salud en su complejidad en el marco de la lucha por el “derecho a la salud” de la ciudadanía. 

Mostrar la relación que existe entre los procesos estructurales es reemplazar la lógica de la conexión lineal de variables por un sistema donde se entrelazan los tres grandes dominios de la determinación: el dominio general que corresponde a la lógica estructurante de acumulación de capital, con sus condiciones político culturales; el dominio particular de los modos de vivir con sus patrones estructurados grupales de exposición y vulnerabilidad; y el dominio singular, de los estilos de vida y el libre albedrío personal que viven las persona.

Desde esta mirada, la salud se asume como una unidad y diversidad social, ambiental y sanitaria en medio de la reproducción social y la condición de conservar tanto en la interpretación como en la acción de la epidemiología la unidad de los procesos teniendo en cuenta los cuatro rubros de la vida: sustentabilidad, soberanía, solidaridad y salud/bioseguridad integral.

Desde lo contextual la salud colectiva tiende a deconstruir las políticas neoliberales imperantes y proponer valores que contribuyan a generar un “progresismo” con equidad, transparencia y participación social en la medida que las prácticas se encuentren asociadas a intervenciones basadas en el enfoque de derechos permitiendo las transformaciones sociales necesarias y además mejorar la coordinación, la comunicación y la colaboración intersectorial, para el fortalecimiento de las capacidades.

 

PERSPECTIVA HISTÓRICA

 

Desde tiempos de Hipócrates (460-370 AC), existe una concepción integradora de salud, ya que propuso la existencia de una interdependencia entre condiciones no habituales del ambiente, el clima, la salud y la prevalencia de enfermedades infecciosas. Poco después, Aristóteles empleó el concepto de medicina comparativa en la que estableció relaciones y características comunes entre los seres humanos y otros mamíferos. 

Claude Bourgelat (1712–1779) fundador de los primeros centros de enseñanza superior de veterinaria, consolidó la educación formal de la salud animal y prestó particular atención a las interacciones existentes con la salud humana. Un siglo más tarde Rudolf Virchow, médico patólogo prusiano, realizó aportes fundamentales sobre la construcción conceptual de Una Salud. Pionero en la consolidación de la teoría de la patología celular y autor del término zoonosis. Sostuvo que no existían divisiones entre la medicina humana y animal. Esta mirada implicaba que, el sistema de salud no podía limitarse al tratamiento de las enfermedades pato-fisiológicas de pacientes individuales, sino que debía considerar las condiciones sociales generadoras de enfermedad. Es decir, la medicina debía ser considerada una ciencia social y la política no era más que medicina con una mirada más amplia.  

«(Se necesita un) enfoque sistémico que incluyera tanto el bienestar de los animales, como de los seres humanos y de los ecosistemas.»

Hacia 1970, Calvin Schwabe (considerado uno de los pioneros de la epidemiologÍa veterinaria) introdujo el concepto de una medicina con el objetivo de integrar los campos de la medicina humana y veterinaria, apoyado en la necesidad de integrar la salud animal, humana y ambiental en la gestión de asuntos veterinarios y de salud pública, sosteniendo que las necesidades del hombre pueden centrarse en la lucha contra las enfermedades, garantizar alimentos suficientes con una calidad ambiental adecuada y una sociedad en la que prevalezcan los valores humanos.

 

INTEGRIDAD DE LOS ECOSISTEMAS PARA LA SALUD

 

Recién La American Medical Association (AMA) resolvió sumarse a trabajar en esta iniciativa, y aportó a la evolución del concepto integrador de “Una Salud”. En esta instancia resultó crucial la incorporación de las dimensiones ecológica y ambiental, con el fin de abordar los problemas contemporáneos sanitarios a través de un enfoque sistémico que incluyera tanto el bienestar de los animales, como de los seres humanos y de los ecosistemas.

En Nueva York (2004) se llevó a cabo un simposio organizado por la Sociedad de Conservación de la Fauna de los EE.UU. y por la Universidad Rockefeller,de la que participaron expertos en salud y representantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) con el objeto de valorar la integridad de los ecosistemas en beneficio de los seres humanos, los animales domésticos y la biodiversidad del mundo entero. Esta convención se resumió en el concepto: “Un Mundo, Una Salud”, donde quedó plasmado el pensamiento sanitario de esta época.

A su vez, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), trataron temas sobre los riesgos de las enfermedades compartidas entre seres humanos y animales con una perspectiva internacional e interdisciplinaria. 

Para identificar las causas profundas de los problemas intersectoriales, se requirieron de los aportes y la participación de equipos multidisciplinarios, asumiendo la complejidad del tema, con el fin de diseñar intervenciones eficaces.  

Tanto gobiernos, científicos y organismos internacionales han reconocido la necesidad de colaboración interdisciplinaria para prevenir y controlar las zoonosis, por lo que se requiere de la intervención además, de especialistas en vida silvestre, ecologistas, economistas, sociólogos y otros profesionales de las ciencias sociales.

(Documento original producido para el CEMUPRO. Versión editada y resumida por Juan Pablo Guevara para La Vanguardia).

Los desafíos de la salud postpandemia

Los desafíos de la salud postpandemia

Balance de la diputada Mónica Fein, presidenta de la Comisión de Salud y presidenta del Partido Socialista. Propone atender a las necesidades reales que la sociedad requiere, para fortalecer y humanizar el sistema de salud.
Diputada nacional y presidenta del Partido Socialista, Mónica Fein.

Si hay algo que la pandemia dejó en claro es la imperiosa necesidad de dejar de lado el rédito político particular en pos de trabajar mancomunadamente, apostando al diálogo y a la búsqueda de consensos. Porque si priorizamos los acuerdos sobre las diferencias, podemos construir la Argentina del futuro.

Así me propuse trabajar cuando acepté presidir la Comisión de Acción Social y Salud Pública de la Cámara de Diputadas y Diputados de la Nación, sabiendo que lo que sucede en el Congreso Nacional es el fiel reflejo de la política nacional, donde las diferencias irreconciliables suelen ponerse por delante de los objetivos comunes. 

Desde el socialismo siempre creímos que el funcionamiento pleno de las instituciones, la búsqueda de acuerdos y la promoción de la participación ciudadana, son centrales para mejorar nuestra democracia. 

Cuando asumí la presidencia, lo hice con la convicción de trabajar para fortalecer el sistema de salud y ampliar los derechos de la ciudadanía. Las leyes y proyectos que aprobamos fueron producto de debates entre integrantes de la comisión y distintas organizaciones de la sociedad civil, porque cuando el espíritu que nos guía es superador, es posible avanzar.

Hemos dictaminado leyes que promueven mayor humanización del sistema de salud. Logramos la media sanción de la Ley de Procedimientos Médico-asistenciales para la atención de mujeres y personas gestantes frente a la muerte perinatal y Cardiopatías Congénitas y colaboramos con otras comisiones dando pronto despacho a aquellos proyectos que lo requerían.

Podemos destacar algunas de gran impacto como Cuidados Paliativos, Resistencia Antimicrobiana (para promover un uso responsable de antibióticos) la ley de Formación en Enfermería y se puso en discusión un proyecto que promueve mejoras en las condiciones de trabajo de las y los enfermeros, a través de la aprobación del Convenio 149 Organización Internacional del Trabajo.

En nuestra primera reunión del año pusimos a consideración la Ley de VIH, una de las mayores deudas que teníamos en el Parlamento. Recuerdo que el día de la asunción me reuní con las organizaciones autoras del proyecto, para comprometer su tratamiento y dictamen. Tras 30 años, hoy podemos decir que la Respuesta integral al VIH, Hepatitis Virales, otras ITS y Tuberculosis, es una ley nacional.

Hemos dictaminado leyes que promueven mayor humanización del sistema de salud. Logramos la media sanción de la Ley de Procedimientos Médico-asistenciales para la atención de mujeres y personas gestantes frente a la muerte perinatal y Cardiopatías Congénitas y colaboramos con otras comisiones dando pronto despacho a aquellos proyectos que lo requerían.

Nos queda por delante un año más de trabajo, en medio de un sistema de salud en crisis que afecta la garantía de la atención equitativa de las personas y que no reconoce con condiciones y salarios adecuados a quienes trabajan todos los días. Debemos seguir ocupándonos.

Es fundamental atender a las necesidades reales que la sociedad requiere. Es mi objetivo en la comisión, y como Diputada Nacional, continuar promoviendo un diálogo fecundo que resulte en proyectos que mejoren las condiciones de vida de toda la población.

Necesitamos una reforma de salud que mejore la equidad

Necesitamos una reforma de salud que mejore la equidad

La Argentina tiene uno de los mayores sistemas de cobertura de salud en América Latina. Pero también es inequitativo y donde el Estado invierte menos recursos. Hace falta una reforma del sistema de salud, propone Rubén Torres, que reduzca las desigualdades. ¿Cómo pensarlo?

La pandemia nos trajo a la realidad algunas cosas del sistema de salud. Albert Camus, que algo sabía de las pestes, decía que las pestes son terribles porque exponen los cuerpos y las almas humanas a la vista descarnada de todo el mundo. Y un poco con el sistema de salud argentino ha pasado esto. La pandemia expuso descarnadamente, a la vista de todos nosotros, cosas que quienes trabajamos desde hace mucho tiempo en la salud percibimos, sabíamos y demás, pero que no estaban a la vista del común de la gente. Cosas que son buenas y cosas que son malas. Es decir, no todas son malas. Algunas fueron buenas también, pero las expuso descarnadamente y además las expuso descarnadamente diciendo, con esto hay que hacer algo, tenemos que solucionarlo, porque tal vez no existe ningún indicador más elocuente de una sociedad que cuál es la condición de su sistema de salud en términos de equidad y eficiencia del acceso a ese sistema.

Cuando uno piensa una reforma, qué es lo que se empieza a hablar ahora de esto, habitualmente hay una fuerte tendencia a pensarla desde el punto de vista económico, a decir bueno, el dinero no alcanza o tendríamos que modificar determinadas condiciones económicas. Y esto sin duda es cierto. Pero yo quisiera poner el acento sobre otros dos aspectos que hacen a una reforma de un sistema de salud. Una de ellas es el tema de cómo se gestiona ese sistema de salud y cómo se lo piensa desde el modelo de atención de ese sistema de salud. Hermes Binner en Santa Fe tuvo mucho que ver con este pensamiento. La idea de la atención primaria como eje del sistema.

Las mujeres que se atienden en el hospital o en el sector público llegan a la  primera consulta (por cáncer de mama) en el doble de cantidad de veces, en un estadio más avanzado, que las mujeres que se atienden en el sector de la seguridad social o de la atención privada. El primer grupo tiene posibilidades de un 25% de sobrevivir a los cinco años. Y el segundo grupo tiene 98% de sobrevivir a los cinco años.

Pero el otro aspecto del cual, se discute bastante poco en las reformas y creo que en la reforma argentina es imprescindible que lo hagamos. Es lo que yo llamo el corazón político de la reforma, que son los valores donde una sociedad coloca a su sistema de salud. Es decir, qué valoración nuestra sociedad hace de su sistema de salud. ¿Por qué digo esto? Si uno mira las encuestas mucho tiempo atrás, no de los últimos tiempos, y pregunta las principales preocupaciones de los ciudadanos argentinos, se va a encontrar con la sorpresa de que la salud generalmente no está entre las primeras preocupaciones de los ciudadanos. Incluso hasta es llamativo cuando las últimas encuestas que hicieron durante la pandemia tampoco ponían a la salud en el primer lugar. La habían elevado un poco, estaba en el 6.º, en el 8.º lugar, pero no era la principal preocupación de los argentinos. Entonces cuando los políticos, que son la herramienta elemental para transformar el sistema y para generar la reforma, tiene que pensar esa reforma, tienen que establecer prioridades  porque esa es la tarea de la política, establecer prioridades. Y entonces si ven que la sociedad coloca ese valor tan abajo, tal vez esa sea una de las explicaciones por las cuales en las últimas plataformas políticas la salud ha desaparecido. Ha desaparecido absolutamente de la gente. Es decir, no está en el pensamiento de nuestra clase política.

SÓLO LA MITAD DE LA SOCIEDAD COLOCA LA SOLIDARIDAD COMO UN BIEN COMÚN

¿Por qué en esta degradación del pensamiento político actual y lo político?, como pensando que lo político baja de un globo terráqueo. Los políticos son nada más que la expresión de la sociedad en la cual vivimos. Lo primero que habría que pensar es nuestra sociedad: ¿sigue siendo una sociedad solidaria?  ¿Sigue siendo una sociedad que prioriza el bien común como un eje de pensamiento y de valor?  Miren las encuestas y van a ver que sólo la mitad de la sociedad coloca a la solidaridad como un bien común. Y cuidado, porque para armar un sistema de salud el principal valor es la solidaridad, es decir, el hecho de que el que más tiene, más brinda y quien más necesita más retira del sistema es el eje conductor de cualquier sistema de salud.

Sin embargo, esto no pareciera ser la lógica de nuestra sociedad actual, donde se observa lo que algunos sociólogos llaman la fuga silenciosa, es decir, la idea esa de qué bueno, yo tengo la posibilidad de pagar un sistema privado y bueno, y si puedo hacerlo, poco me importa lo que pasa con el resto de la sociedad. Eso los sociólogos lo llaman la fuga silenciosa. Y eso cuando uno observa globalmente a la sociedad argentina pareciera estar pasando algo de esto. Ahora, lo grave de esto, es que no es lo que piensa la sociedad, sino lo que piensa el Estado responsable de garantizar el derecho a la salud respecto de esto. Y cuando uno lo mira un poco hacia atrás, se da cuenta de que el Estado muchas veces se ha retirado de la confrontación de ese derecho.

El 100% de los argentinos tiene cobertura, algunos a través de un seguro privado, otros a través de un seguro social, las obras sociales y un porcentaje a través del sistema público al cual puede acceder. El problema no es ese de Argentina. El problema de Argentina es la equidad. Es decir, todos accedemos al sistema. Pero cuidado, los resultados que obtenemos del sistema son muy diferentes.

Los que hemos tenido la posibilidad de conocer y comparar sistemas de salud en toda América Latina, decimos: vivimos en el sistema de salud con el mayor acceso y la mayor cobertura de América Latina. Hay muy pocos países de la región, yo diría no más que cuatro, que tienen la posibilidad de acceder gratuitamente a un hospital público. El 100% de los argentinos tiene cobertura, algunos a través de un seguro privado, otros a través de un seguro social, las obras sociales y un porcentaje a través del sistema público al cual puede acceder. El problema no es ese de Argentina. El problema de Argentina es la equidad. Es decir, todos accedemos al sistema. Pero cuidado, los resultados que obtenemos del sistema son muy diferentes.

No hay indicador más contundente de la preocupación de una sociedad que la equidad de su sistema de salud. Porque cuidado, que cuando digo resultados diferentes estoy diciendo cosas como por ejemplo de una sociedad preocupada como la Argentina, por la paridad de género una sociedad preocupada como la Argentina, por la ampliación de derechos; en esa misma sociedad,  la principal causa de muerte de las mujeres es el cáncer de mama. Muestra que las mujeres que se atienden en el hospital o en el sector público llegan a la  primera consulta,  en el doble de cantidad de veces, en un estadio más avanzado, que las mujeres que se atienden en el sector de la seguridad social o de la atención privada. El primer grupo tiene posibilidades de un 25% de sobrevivir a los cinco años. Y el segundo grupo tiene 98% de sobrevivir a los cinco años. Y saben lo más grave de esto, hablaba de  la preocupación y a veces la hipocresía, que tiene esto de la paridad de género.

Hicimos un estudio hace poco tiempo y demostramos que el 25% de las mujeres dicen que llegan tarde a la consulta por dos razones: primero porque no tienen con quién dejar a sus hijos al cuidado de alguien para ir a la consulta; en segundo lugar, porque en su trabajo no le dan la licencia necesaria para poder asistir a esa consulta.

TENEMOS QUE MEJORAR LA EQUIDAD

Estamos hablando de la principal causa de muerte en las mujeres en la Argentina. Eso es intolerable para una sociedad democrática. Absolutamente intolerable. Y no debemos ser hipócritas en esa lógica. A esto me refería recién a los valores que una sociedad detenta respecto de una reforma de un sistema de salud si uno quiere pensarla desde esta perspectiva. Esas herramientas,  digo que la política está en manos de todos nosotros.  Una reforma tiene que ser cuidadosa de no lesionar este sistema, que como les decía, es el que permite mayor acceso y mayor cobertura de toda América Latina. Tenemos que mejorar la equidad. Eso no se hace con reformas transitorias pequeñas, ni pensando, además, que una reforma va a transformar esto de hoy para mañana. Una reforma es un largo camino que tiene una meta que está más allá de dos, tres o cuatro mandatos presidenciales. Y esto exige entonces una gran mesa de discusión donde estén sentados todos los actores para pensar cuáles van a ser los pasos que nos van a conducir en ese camino hacia el sistema de salud final.

El segundo aspecto es que tenemos que pensar más en la causa de los problemas que en el resultado de esos problemas. Decimos que nuestro sistema está fragmentado. Estamos hartos de escuchar a los sanitaristas hablar de este tema. Sí, nuestro sistema está fragmentado. Ahora pensemos en las causas de la fragmentación.

La principal causa de fragmentación es el propio Estado. Es decir, en nuestras provincias tenemos obras sociales provinciales y tenemos un sistema público provincial y generalmente no actúan juntos. Uno va por un lado y otro va por el otro, no compran juntos las mismas cosas. No tienen las mismas pautas, indicadores, guías y protocolos para el tratamiento de los pacientes. ¿Por qué no empezamos a disminuir la fragmentación desde ahí? 

A nivel federal tenemos 300 obras sociales y cada uno hace lo que se le antoja. Tenemos un sistema como el PAMI, que a veces no responde a la conducción del Ministerio de Salud Nacional.

Eso no es fragmentación? ¿Por qué no empezamos a discutir? Corriendo la hipocresía de algunas de estas cosas. Porque ello posiblemente nos conduzca a dar los primeros pasos hacia un sistema de salud mejor.

La Argentina es uno de los cinco países que más gasta en salud en América Latina, pero es también uno de los cinco países en que el Estado pone menos dinero en salud. Y el responsable de la salud es el Estado, que le ha trasladado responsabilidades a otros sectores de la sociedad y le dio lugar a la llamada fuga silenciosa: el que puede pagarlo huye al sistema privado.

Y por último, hablemos del financiamiento, que generalmente es la primera discusión. Argentina gasta muchísimo dinero en salud. Es uno de los cinco países de América que gasta más dinero en salud. Cuando uno desgrana quién pone la plata para eso, esa gran cantidad de dinero que se pone en salud se encuentra con una cosa que llama la atención. Repito: la Argentina es uno de los cinco países que más gasta en salud en América Latina, pero es también uno de los cinco países en que el Estado pone menos dinero en salud. Somos uno de los países en que el Estado pone menos dinero en salud. Y el responsable de la salud es el Estado. Entonces tenemos que empezar a discutir esto, un Estado que le ha trasladado responsabilidades a otros sectores de la sociedad y que dio lugar a lo que yo antes llamaba la fuga silenciosa. El que puede pagarlo huye al sistema privado. El que no, se queda en su obra social. Y le trasladamos a esas obras sociales muchas de las responsabilidades que son propias del Estado.

Entonces, tenemos que pensar que si queremos pensar una futura reforma de un sistema de salud, hay que revisar cuál es el papel del Estado. Y esto vuelve a ser otra vez un tema político. La política existe porque debe establecer prioridades, porque los recursos son finitos y las necesidades son inmensas. Y el objeto de la política es establecer qué va primero y qué va después. ¿Cuáles son las prioridades? Y ese es un llamamiento no solo a nuestros políticos, es un llamado  al conjunto de la sociedad cuando hace sus elecciones.

Porque no hay nada más inconcebible para una sociedad democrática que el lugar donde uno nace o vive determine de qué se va a enfermar y de qué se va a morir. Yo escribí alguna vez un artículo diciendo que en las sociedades desarrolladas la  gente se muere por su código genético. En nuestra sociedad se muere por el código postal. Es inaceptable.

Terminando, nuestro sistema tiene tres grandes crisis. Una, es una crisis de legitimidad. Cuando digo una crisis de legitimidad digo que es un sistema que no responde a las necesidades y a las expectativas de los ciudadanos. Tiene una crisis de racionalidad, es decir, no encuentra un mecanismo de producción de salud eficiente. Y tercero, tiene una crisis de ética. Porque no hay nada más inconcebible para una sociedad democrática que el lugar donde uno nace o vive determine de qué se va a enfermar y de qué se va a morir. Yo escribí alguna vez un artículo diciendo que en las sociedades desarrolladas la  gente se muere por su código genético. En nuestra sociedad se muere por el código postal. Y esto es inaceptable.

Por eso pienso que tenemos un debate pendiente, que es este debate de la reforma y creo que una figura como la de  Hermes Binner ayudaría muchísimo para esto, porque esto representa una utopía.

Un investigador uruguayo, Clemente, creador del sistema de investigación de su país, solía decir que para poder transformar un sistema de salud “hay que hacer que las utopías sean tan fuertes que parezcan razones y que las razones sean tan fuertes que parezcan utopías”. Y Hermes Binner sabía eso.

Este texto es una transcripción de la ponencia del Dr. Rubén Torres en el homenaje a Hermes Binner, el 28 de junio de 2022, en el Salón Pasos Perdidos de la Cámara de Diputados de la Nación. Se publica por gentileza del Centro de Estudios Municipales y Provinciales (CEMUPRO).