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Cuando el río se tiñe de verde

Cuando el río se tiñe de verde

Los cambios climáticos sumados a la presencia de agrotóxicos y los efluentes que se arrojan a los ríos sin un control de higiene mínimo, contribuyen a la aparición de algas tóxicas, como viene ocurriendo en el Litoral e incluso en playas océanicas.

En las últimas semanas una situación particular se vivió cuando se tiñeron de verde las playas del río Uruguay y de las zonas oeste y centro de la costa del Río de la Plata, pero que también se ha extendido hasta las playas oceánicas de Rocha, en la República Oriental del Uruguay: la situación obligó a las autoridades del vecino país a cerrar algunas de las playas más emblemáticas de Montevideo y Punta del Este como prevención por riesgo sanitario.

La presencia de altas biomasas de cianobacterias –que se ven como grumos parecidos a yerba o espuma de color verde esmeralda en la orilla del agua– alertaron a todos y atrajeron nuevamente la mirada de autoridades e investigadores sobre las causas de este particular fenómeno.

Las cianobacterias ponen en riesgo a la fauna acuática y terrestre, y la salud del ser humano ya que pueden producir toxinas muy potentes.

[blockquote author=»» pull=»normal»]El problema de las algas no sólo perjudica a la actividad turística: entraña riesgos al ambiente y fundamentalmente a la salud humana. [/blockquote]

Aunque esta situación llame la atención, no es inusual. Al contrario, se está volviendo cada vez más común en nuestros ríos. Ya en 2014 y a principios de 2018 se advirtió un fenómeno similar en el río Uruguay, que afectó desde la ciudad de Concordia hasta los balnearios cercanos a la ciudad de Gualeguaychú en Entre Ríos.

Pero no se trata de un fenómeno exclusivo de los ríos del Litoral o de la Argentina. En distintas partes del mundo se lo ha detectado y se lo ve cada vez con más frecuencia.

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2003, uno de los primeros episodios de proliferación de cianotoxinas ocurrió en 1931 en Estados Unidos, y enfermó a más de 5.000 personas. Unos 60 años después, cuando las cianobacterias colorearon de verdiazul más de 1.000 kilómetros del río Darling, en Australia, se declaró el estado de emergencia y se decidió invertir en programas de investigación.

¿QUÉ SON LAS CIANOBACTERIAS?

Son organismos microscópicos procariotas con células muy simples que realizan fotosíntesis y contribuyen muy positivamente a generar oxígeno, reciclar nutrientes y captar carbono y nitrógeno atmosférico al agua. Asimismo, son fuente de alimento para microorganismos herbívoros (zooplancton) y bacterias y, por lo tanto, aportan a sustentar las redes alimenticias de los ecosistemas acuáticos.

Tienen algunos pigmentos que le dan una coloración verde-esmeralda, y por eso también son conocidas como “algas verde-azules”. Crecen muy rápidamente pudiendo duplicarse en unas horas a tres días. Se las encuentra en diversos hábitats, particularmente formando parte del fitoplancton (micro-algas) en agua dulce y marina. En especial pueden vivir en lagos y embalses, pero también en ríos. Las cianobacterias son un componente natural de los ecosistemas acuáticos, y en baja abundancia es muy importante su presencia para el ecosistema.

Las cianobacterias, como las plantas, necesitan minerales (nutrientes) para crecer. El nitrógeno y el fósforo los utilizan en gran cantidad y los obtienen generalmente disueltos en el agua. En condiciones naturales, las bajas concentraciones de estos minerales controlan el crecimiento de las cianobacterias y de todo el fitoplancton.

Las aguas pueden verse enriquecidas artificialmente de nutrientes, particularmente nitrógeno y fósforo, como consecuencia de diversas actividades humanas. El aporte excesivo de nutrientes al agua en forma difusa proviene de la escorrentía de suelos ricos en fertilizantes producto de las prácticas agrícolas. Históricamente, la agricultura intensiva conlleva la tala del monte ripario lo que facilita el transporte de los fertilizantes y el producto de la erosión del suelo al agua. Los nutrientes también pueden provenir de aportes puntuales, por ejemplo, de los efluentes industriales y urbanos (saneamiento), tambos, feedlots y depósitos de basura.

Esta forma de contaminación del agua y sus efectos en el ecosistema se denomina eutrofización (enriquecimiento de nutrientes de forma artificial). El fenómeno afecta a cuerpos de agua en todo el mundo.

Una de las consecuencias del aumento de nitrógeno y fósforo en el agua es que las cianobacterias tendrán más nutrientes para crecer en forma desmedida o acelerada, sumado a otros factores como las temperaturas altas, la disponibilidad de luz y la baja renovación del agua. El crecimiento lleva a grandes cúmulos de biomasa (o floraciones), que pasan a observarse a simple vista. Por ejemplo, en uno solo de los “grumos verdes” que observamos en la playa podríamos encontrar cientos de miles de células microscópicas unidas por una gelatina formando una gran colonia. El agua se vuelve turbia y cambia de color tornándose verde esmeralda, lo que limita la penetración de la luz y promueve la escasez del oxígeno en las zonas profundas y la mortandad de la fauna acuática.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Los principales causantes son los vertidos cloacales e industriales y los residuos de fertilizantes y herbicidas de la actividad agropecuaria.[/blockquote]

OPINIONES DE LOS QUE SABEN

En el caso del río Uruguay, para la licenciada Lizet De León (docente de la Sección de Limnología de la Universidad de la República del Uruguay), los factores que propician la presencia de algas son varios, entre los que citó al vertido de desechos cloacales e industriales, la desertificación y la actividad agropecuaria con el uso de fertilizantes y herbicidas; agravado por la ausencia de tratamiento de desechos cloacales e industriales por parte de los municipios, entre otros.

Lizet De León explicó que las algas y toxinas que segregan, existen en el planeta desde hace más de 3.500.000 años y han sobrevivido y se han adaptado a todo tipo de fenómenos ocurridos en el planeta durante ese extenso lapso.

El problema de las algas no sólo genera perjuicios a la actividad turística y recreativa (efecto económico), sino que también es nociva al medio ambiente y fundamentalmente produce efectos negativos en materia de salud.

Los técnicos de dicha Universidad señalaron además que el consumo, el contacto y hasta la inhalación del agua con grandes cantidades de floraciones algales nocivas, pueden causar síntomas como gastroenteritis, alergias, escoriaciones en la piel y fiebre. En cuanto a los efectos económicos se remarcan perjuicios al turismo por la cancelación en casos extremos del ingreso a las playas, la afectación de las actividades deportivas y recreativas y los aumentos de costos que podría ocasionar la potabilización del agua, entre otros.

SIN CONTROL

La Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) hace un seguimiento de la costa del río Uruguay, con un monitoreo que se extiende desde la represa de Salto Grande hasta Fray Bentos, fundamentalmente en la zona del lago de Salto Grande, donde en los últimos años se han percibido concentraciones algales de magnitud.

No obstante señalan que ni siquiera el mejoramiento de todas las plantas de tratamiento de líquidos cloacales e industriales de la región podría eliminar las algas, sino solamente reducirlas en un pequeño porcentaje. La razón es que el río Uruguay y posteriormente el Río de la Plata reciben efluentes tanto domiciliarios como industriales y agrícolas desde el curso superior, que carece de todo control: la CARU está integrada sólo por la Argentina y el Uruguay, que comparten apenas el tercio inferior del extenso río. Todo lo que ocurre más arriba está fuera de su jurisdicción, en territorio brasileño o compartido por Argentina y Brasil. Y ninguno de los dos países parece demasiado preocupado por generar una instancia que contemple al río Uruguay en toda su extensión.

Para poder seguir disfrutando de los ríos y sus playas, la información, investigación y adaptación parecen tan necesarias como también repensar los diseños y el impacto de los sistemas agrícolas y de saneamiento.

Si bien se trata de un problema complejo, existen opciones para abordarlo y muchas personas están trabajando para implementarlas. Pero la clave es trabajar a nivel causa: las floraciones de cianobacterias tienen que ver con un modelo industrial, de uso del suelo y de explotación de recursos naturales que, invisible pero incesante, atenta contra la salud de toda la vida en el planeta.

 

En base a El Argentino / El Observador / La Diaria / Facultad de Ciencias de la Universidad de la República

La Pampa tiene flamencos

La Pampa tiene flamencos

El habitualmente agreste paisaje de la provincia de La Pampa ha sumado en los últimos tiempos una colorida postal: la de miles y miles de flamencos rosados, anidando en las cercanías de la localidad de Dorila.

Estos visitantes de las llanuras pampeanas se afincaron en una laguna ubicada en un campo que se destina para tareas agrícolas, y aunque los especialistas destacan que bajó un tanto del número de aves contabilizadas, inicialmente llegaron a calcularse más de ocho mil ejemplares.

La Dirección de Recursos Naturales de esa provincia informo que se trata del llamado Flamenco Austral (Phoenicopterus chilensis), ave endémica de América del Sur y que puede verse desde el centro-sur de Perú al sur de Brasil, y de allí hasta la Patagonia.

El hecho fue registrado por primera vez durante la primavera-verano de 2017-2018, en cercanías de la localidad de Dorila. Esta colonia tuvo la particularidad de desarrollarse en un campo agrícola y de ser la más grande descripta para la provincia de La Pampa. Las colonias de nidificación se forman en ambientes acuáticos en los cuales las condiciones ambientales y características fisicoquímicas del agua les aportan protección y alimento, respectivamente.

Con el objetivo de no perturbar el proceso de nidificación, en su momento se decidió realizar un trabajo de gabinete utilizando imágenes tomadas con drones y fotografías aéreas para estimar la cantidad de flamencos.

Una vez concretado el análisis de las imágenes, se procedió tomar muestras de agua para determinar los parámetros físicos, químicos y biológicos, conteos de nidos y observación de aves asociadas. Para el conteo de nidos se utilizó una estimación basada en la cantidad de nidos por metro cuadrado y la superficie ocupada por la colonia. Las aves asociadas se censaron mediante una recorrida por la zona costera y pastizales aledaños a las zonas inundables.

Las estimaciones realizadas a partir del análisis de las imágenes arrojaron un número aproximado de 8125 individuos. Estos datos se condicen con los registrado para la cantidad de nidos que se observaron, el cual fue de aproximadamente 4.000 nidos distribuidos en dos sectores diferentes, aunque cercanos entre sí, un bloque de 1.000 nidos y otro de 3.000. Considerando que hubo una pareja activa por nido esto arrojaría una totalidad de 8000 individuos aproximadamente. Así mismo se censaron los juveniles que se encontraban al momento del muestreo, los que sumaron cerca de 5.000 individuos, en su mayoría juveniles, acompañados por unos pocos adultos.

[blockquote author=»» pull=»normal»]El flamenco está considerado una especie vulnerable, lo que ratifica la importancia de establecer protocolos de conservación.[/blockquote]

Es el primer estudio que se realiza sobre una colonia de flamencos en la Provincia de La Pampa, teniendo características muy particulares, como la de haberse desarrollado en un ambiente en donde predomina la actividad agrícola, y en menor medida la ganadería. Eso permitiría pensar que la laguna no fuera apta, dado que los flamencos son sensibles a los ambientes contaminados, o a condiciones ambientales extremas. Sin embargo, se produjo la colonia más grande registrada para esta provincia.

Las características fisicoquímicas del agua reflejan una laguna con buenas condiciones ambientales. La diversidad de organismos planctónicos y la presencia de especies poco comunes, como así también a la ausencia de Artemia salina, principal especie en la dieta de los adultos hace suponer que los flamencos adultos se han alimentado en otros sitios.

Cuando esto ocurre, por lo general los sitios de nidificación son ambientes que tienen con mayor diversidad de especies y más enriquecidos en nutrientes. Teniendo en cuenta que, según la última Categorización de la Fauna de La Pampa, el flamenco está considerado una especie vulnerable, este hecho pone de manifiesto la importancia de establecer protocolos de conservación cuando existe colonia en área modificada.

La colonia se encontró hace un año aproximadamente cuando un aviador que sobrevolaba la zona la observó e informó de su existencia. La trascendencia de la novedad hizo que algunas personas se acercaran hasta allí y otros la sobrevolaran con aviones o incluso drones. Esto motivó a la Dirección de Recursos Naturales de la provincia a solicitar al dueño del predio rural que no permitiera ningún ingreso sin autorización. De hecho, el personal de la DGR y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales recién fue al lugar a mediados de mayo, cuando las crías ya habían nacido.

El informe “Colonia de Flamencos Australes en la provincia de La Pampa” fue elaborado por Ramón Alberto Sosa, Federico Bruno y Marcelo Dolsan y está disponible en la página web de la Dirección de Recursos Naturales, y en su página de Facebook. Los primeros estudios de la colonia se hicieron en base a fotografías aéreas y filmaciones tomadas realizadas con drones.

Respecto a las prácticas agrícolas, es una evidencia de que el uso agro-ganadero que se hace en la zona es lo suficientemente responsable y sustentable como para no afectar ni el agua, ni el suelo, ni el ambiente, ni la flora, ni la fauna negativamente. Al contrario, permite la aparición de estos fenómenos. Lo que deja como conclusión que es posible producir y a la vez cuidar la tierra para que podamos seguir disfrutando de estos maravillosos animales.

 

 

En base a Infopico / Perfil / La Arena

Imagen de portada: Rene Filippini

 

Pulsiones emancipatorias de Scalabrini Ortiz

Pulsiones emancipatorias de Scalabrini Ortiz

Raúl Scalabrini Ortiz fue una figura intelectual emblemática del nacionalismo económico en la Argentina. Su obra «Política Británica en el Río de La Plata» fue pionera en la denuncia del imperialismo británico y sus consecuencias.

Raúl Scalabrini Ortiz en su libro Política Británica en el Río de La Plata (1940), tomó como unidad de análisis una de las terminales más sensibles y de mayor capilaridad del Estado: la infraestructura de transporte, sobre todo, los ferrocarriles; asimismo, estudió, desde el punto de vista económico, la situación de los frigoríficos, los derechos de aduana, la política petrolífera, la manufactura y la prensa, ramas y actividades que observó, indirectamente vinculadas a la gestión financiera del Estado nacional, con especial interés en la inversión y el histórico endeudamiento externo. Si bien el libro exuda un nacionalismo por momentos apesadumbrado y pesimista, candoroso y un tanto prosaico, es una pieza importante, representativa de una época intelectualmente vigorosa, en la que escribieron Lugones, Rojas, Arlt, los hermanos Irazusta y Martínez Estrada, entre otros.

En esta nota quiero ofrecer una síntesis de los planteos centrales hallados en el ejemplar que nos convoca, un libro de tapas duras, a precio popular ($5),  lanzado por la Editorial Plus Ultra como parte de la colección La biblioteca Argentina, serie clásicos, de 2001. Adicionalmente, quisiera proponer tres lecturas posibles del mismo: a) una en clave hegemónica, centrada en la posición en el tiempo y el espacio del autor, en relación a una situación política, caracterizada por la transición del poder imperial; b) en clave estética, literaria, capaz de permitir una ruptura momentánea de las reglas de la racionalidad económica y por esa razón, comprenderla mejor y c) una tercera decodificación lectora, que busca determinar si Scalabrini Ortiz puede ser considerado un clásico. Antes, entonces, convendrá tomar contacto con una síntesis de esta obra del periodista mesopotámico.

LAS BASES DE POLÍTICA BRITÁNICA EN EL RÍO DE LA PLATA

Como se adelantó, en su robusto ensayo, el fundador de F.O.R.J.A, investiga la naturaleza del capital fijo y circulante en territorio nacional y descubre que, mayormente, tiene procedencia británica, además, sin ser un estudio de la lucha de clases, establece una relación entre endeudamiento y extranjerización, que es tributaria del marxismo, lo que le permite comprender y explicar la “dinámica social”, de un “pueblo exportador de materias alimenticias” que padece hambre.

Enrolado en lo que denomina movimiento de realismo nacionalista, el historiador correntino sitúa la génesis de esta situación estructural de dominio en 1825, momento de la creación, por voto de accionistas de mayoría inglesa en asamblea, del Banco de Buenos Aires -fusionado, un año después, en el Banco Nacional-, institución que se revela sistemáticamente deficitaria en materia de contralor estatal.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Si bien el libro exuda un nacionalismo por momentos apesadumbrado y pesimista, candoroso y un tanto prosaico, es una pieza importante, representativa de una época intelectualmente vigorosa.[/blockquote]

Con una regularidad que lo pone al borde de ciertas formas sutiles de paranoia, Scalabrini verá la “acción de la mano de la diplomacia inglesa” en casi todos los asuntos del Estado, desde la segregación del Uruguay hasta el manejo de la prensa. La política “invisible” se hará patente ya en el “primer empréstito”, al que define como “estafa internacional”, donde se deja ver el “arma de dominación económica” por excelencia. De ese modo, se deja constancia de que los asambleístas-accionistas de la época no pudieron determinar las condiciones al momento de tratar la primera ley que autorizó al Estado a tomar el préstamo de la Baring y que éste consistió, en gran medida, en letras de cambio, léase: “órdenes de pago contra comerciantes ingleses locales”, antes que en oro efectivo.

Acuerdo histórico aquel préstamo en el que “el gobierno recibió papel de circulación interna y lo transformó en una deuda exterior en oro”, que implicó una “pérdida de la soberanía económica” cuyas repercusiones públicas fueron desactivadas por la creación de una Junta de Inspección y Economía y todo registro documental extraviado.

Este préstamo fue gestionado por el ministro de hacienda, Manuel José García, quien aparece en las memorias del gobernador de Corrientes, Pedro Ferré, a raíz de que éste le solicitara contener el ingreso de mercancías inglesas, ya que estaban “ahogando la industria”, a lo que García responderá que “no estaban en circunstancias de tomar medidas contra el comercio extranjero, particularmente el inglés, porque hallándonos empelados en grandes deudas con aquella nación, nos exponíamos a un rompimiento que causaría grandes males” .

Estos acontecimientos fundantes de las relaciones financieras y comerciales internacionales le permiten hilvanar un hilo rojo que atraviesa los siglos y lo lleva a tomar posiciones extremas tales como la de considerar la fundación “ignominiosa” del Banco Central, como implicada en la tarea de “entregar el control de la moneda” y, consecuentemente, “el control de la política, es decir de la soberanía”.

Esta recurrente lógica monolítica es la que emplea para analizar la administración del Poder Ejecutivo y sus ministerios y la función legislativa del Senado de la Nación, siempre al servicio de Gran Bretaña. Incluso advierte también lo gravoso que es no poder disponer estratégicamente del considerable volumen de exportaciones de productos primarios, ya que éste servirá al poder imperial para operar en el mercado haciendo dumping. Sea como fuere, el eje axial de su manifiesto anti-imperialista es la política de transporte ferroviario, textualmente: “Los ferrocarriles constituyen la llave fundamental de una nación. La economía nacional, pública y privada, el equilibrio de las diversas regiones que la integran, la actividad comercial e industrial, la distribución de la riqueza y hasta la política doméstica e internacional están íntimamente vinculadas a los servicios públicos de comunicación y transporte”.

LAS TRES CLAVES DE LECTURA DE POLÍTICA BRITÁNICA EN EL RÍO DE LA PLATA

En el registro hegemónico, el texto de Scalabrini Ortiz, es un documento sobre la administración local británica del sistema-mundo. Argentina aparece en escena como una especie de enclave, en un contexto mundial dominado por quienes tienen el control de la fuerza del trabajo, de los recursos naturales y de los medios de pago y constituyen la clase dominante transnacional que opera a partir una lógica territorial, comercial y financiera estratégicamente organizada.

Patrón oro y constitucionalismo democrático, sistema de garantías que la Pax Británica ofrece a los sujetos propietarios en las democracias liberales, donde conforman una oligarquía igualitaria, en la que se comparten derechos, garantías y el botín del control político.

La época y el lugar en el que se produjo esta obra ofrece una muestra muy interesante de las contradicciones de implicadas en la transición hegemónica, por lo general, resueltas administrativamente, en mutua conveniencia, desde el Senado.

Lo que David Harvey llama spatial fix o solución espacial, por ejemplo, está presente en la disposición morfológica del tendido de las vías férreas, superpuestas en su trazo, a las rutas para camiones, ómnibus y autos. Tal disposición espacial, radio-céntrica y centralizada, es ineficaz desde el punto de vista de una relación equitativa para el desarrollo de las regiones extra-pampeanas. Este déficit en la infraestructura, suele interpretarse como falta de lucidez política en la planificación. El libro de Scalabrini Ortiz es indexatorio para una Geografía Económica que ha superado, definitivamente, los tradicionalismos y la edad de la inocencia y observa como la disputa territorial entre potencias mundiales se resuelve en una conveniencia de partes y en potenciar las ventajas ambientales comparativas, poniendo en un segundo plano un esquema de redes hidrográficas, caminos y vías complementarias, no contradictorias, al estilo norteamericano, por ejemplo.

[blockquote author=»» pull=»normal»]El libro de Scalabrini Ortiz es indexatorio para una Geografía Económica que ha superado, definitivamente, los tradicionalismos y la edad de la inocencia y observa como la disputa territorial entre potencias mundiales se resuelve en una conveniencia de partes y en potenciar las ventajas ambientales comparativas.[/blockquote]

Asimismo, también se puede ensayar una crítica al orden conservador argentino desde sus propias entrañas, por medio de una estética política centrada en la literatura. ¿O acaso el viejo paralítico de Respiración Artificial, la novela de Ricardo Piglia, que no sabe si dejar que Renzi lo llame Senador o ex Senador, pues en ese tiempo “el cargo era casi vitalicio”, no es un caso representativo? Ossorio quedó tullido por un balazo que un jockey le metió mientras daba un discurso, el 25 de mayo de 1931, y terminará sus días proponiendo armar a la peonada. El Senador, o ex Senador, redujo sus dominios a una habitación de su estancia y se pregunta «¿Qué es un Senador?». Y responde: alguien que recibe e interpreta los mensajes del pueblo soberano, alguien que trata de descifrar el mensaje secreto de la historia, en una sola frase, que expresada, abrirá la verdad de este país.

La figura del ex Senador que construye Piglia, a partir de su monólogo alucinado, puede ser una alegoría de la decadencia del orden conservador. Además, para leer el contexto de producción de Política Británica y lo que vino después, en una línea teórica propuesta por Alejandra Laera en Ficciones del dinero (2017) habría que incorporar, desde lo más obvio, como Casa tomada de Cortázar hasta Fin de Fiesta de Beatriz Guido, novela en la que el protagonista es el dueño de un campo cuya extensión es mayor que el alcance de sus ojos sobre el horizonte de árboles.

Por último, preguntémonos ¿Es Scalabrini Ortiz un clásico? Según la definición de Norberto Bobbio un clásico es: a) un intérprete auténtico y único de su propio tiempo y su obra es indispensable para comprenderlo; b) es siempre actual y cada generación lo reinterpreta; c) construye teorías que nos permiten comprender la realidad, incluso una muy diferente de la que se derivó.

Su clasicidad puede discutirse, pero es evidente que se trata de un nacionalista esclarecido. Autor de un libro áspero, promotor de la neutralidad, que encuentra su motivación primordial en la movilización del pueblo. Combinación exótica y preciada: movilización y esclarecimiento. Sin embargo, creo, humildemente, que no es un clásico en el sentido de Bobbio, ya que si bien podría cumplir con el punto a) y en parte con el b), el déficit es, sobre todo, teórico. Esta clasificación de clasicidad, de todos modos, no es más que un juego para justificar la lectura de una referencia bibliográfica importantísima, para quien aspire a estudiar la cultura económica y la intelectualidad argentina del siglo XX.

Una fiesta breve: acerca de la poesía de Carlos Battilana

Una fiesta breve: acerca de la poesía de Carlos Battilana

«Ramitas» (Caleta Olivia, 2018) reúne las poesías completas de Carlos Battilana, uno de los poetas más destacados de las últimas décadas en nuestro país. El recorrido por su obra nos permite dar cuenta de sus marcas distintivas y sus inflexiones a lo largo del tiempo. 

1. Varias décadas atrás, Enrique Pezzoni, escribe unas notas en la que señala que en el primer libro de un poeta es posible advertir las marcas de toda su obra. Su análisis de la poesía de Alberto Girri, por este motivo, comienza con el examen de los poemas de su primer volumen. En efecto, lo que aparece allí, se desarrolla, con más potencia e intensidad, en los textos posteriores. Se trata, entonces, de una construcción que, de un modo u otro, va desplegándose en el tiempo con materiales que ya podemos reconocer en el comienzo de su escritura publicada. Hay, por supuesto, otros aspectos, pero esa es, digámoslo directamente, la idea madre.

En los años finales de 1980, soy aún un joven estudiante de la carrera de historia, que, entre cosas, escribe y lee poesía. Me gusta Pezzoni. Pero no entiendo por qué tomar, en una obra tan extensa, el primer volumen. Claro está, menos razonable es tomar a Girri para ese estudio. Un poeta, por cierto, que, durante ese período, me parece simplemente malo y, sobre todo, conservador en política. Mas tarde me gusta Girri (hasta el punto que compro todos los tomos de su poesía editada por Corregidor), aunque, también debo confesarlo, nunca pude superar sus gestos públicos conservadores. Entiendo que las cosas que me gustan del autor de Lirica de percepciones puedo rastrearlas en ese primer volumen que, por mucho tiempo, considero que figura en la lista imaginaria de los libros que no leería nunca. Entiendo tarde, entonces, la idea de Pezzoni. A partir de allí, desde esa perspectiva, leo las obras reunidas de un poeta para reconocer el acierto o el desacierto de esa hipótesis de lectura.

En el caso del autor de Ramitas, es posible reconocer esas marcas desde su primer libro. De algún modo lo sugiere Santiago Llach en el prólogo. Evocando el primer libro, Unos días, de 1992, sostiene que “ya desde el primer poema, Battilana construye una entonación, una distribución en la página, montadas sobre escenas mínimas (moscas mirando unas magnolias arruinadas) que exploran sin subrayar el potencial de la metáfora”. Pero también, me gustaría agregar, ese trabajo preciso con las palabras. No parecen sobrar nunca. Tampoco sobra nunca esa sensación que coexiste, casi en tensión, de cierta mezcla, lo digo en un sentido positivo, de frialdad y de emoción. Quizá en este punto, un aspecto central en su poesía, es el “seco pero tierno”, con el que abre el hermoso epílogo Diana Bellessi. Esas construcciones precisas, ese “seco pero tierno”, esas recreaciones de escenas mínimas, creo que recorren las páginas de todos sus libros. Lo posterior, por cierto, viene a confirmar esa huella, a pulirlas y, sobre todo, a potenciarlas.

[blockquote author=»» pull=»normal»]En la poesía de Battilana, las referencias políticas, históricas, intimas, se enuncian en tonos bajos, en el marco de historias mínimas, señalando los límites de acceso a traducirla en palabras.[/blockquote]

2. “Alrededores”, es el título de un poema que deseo comentar especialmente aquí para mostrar a la poesía en un doble sentido, como un espacio de aprendizaje, pero sobre todo de limite. Se presenta una realidad que no se puede acceder con las palabras. “Sabe la maleza algo que yo no./ Los árboles conocen un misterio natural/ vedado/ a todo el lenguaje”. A lo largo del poema se insiste sobre este tema con otros ejemplos, finalmente, concluye con una línea afectiva, “mientras dos extraños/ allí/ en esa hora rara de la tarde/se dan fuerza,/ como pueden/se dan amor./

La imagen resulta atractiva. Todo parece girar sobre cosas a las que no puede accederse con vocablos. Es, finalmente, una escena amorosa la que sostiene el misterio de aquello que se sabe hasta un punto. Dos amantes, dos desconocidos para el poeta, se dan fuerza. ¿Se abrazan? ¿Se besan? No importa. Eso que no sabe el lector queda ahí suspendido, latiendo. El otro aspecto que es de notar es la instancia de lo anónimo: son dos desconocidos. Sobre este punto quisiera decir algo más en otra parte de estas notas.

Encuentro aquí, como decía, señales que dan cuenta de una sensación de consciencia permanente sobre los límites del hombre por acceder a la comprensión de las cosas simples que lo rodean. Lo que se busca, no está a la vista ni a su alcance perceptivo. El poeta busca señales de comprensión que aparecen a medias. En el poema “Milimétrica”, se hace referencia al amor y al momento. Así sostiene, “avanzamos/ un poco ciegos/iluminados/ por una extraña fe”. Y concluye, “la mujer que más lo ama,/y que más lo acaricia/respira/absorbe el aire con su cuerpo/así alcanza-dice-/así están bien/para dotar de significado/a las cosas incomprensibles del mundo”. Otra vez, en la experiencia del instante, lo desconocido vinculado ahora con un aspecto vital, el cuerpo o, mejor, los cuerpos. En todo caso, lo que da sentido, aunque no se sepa bien de qué se trata, es un momento de amor dentro del dominio de lo simple y lo cotidiano. Un amor y una fe activas, por cierto, que sirven como refugio y sostén.

En “Expedicionarios” se advierte un argumento de descubrimiento, de aventura. En este poema se hace notar lo que no se conoce, lo que queda latiendo. “El desierto que ven/en el horizonte/es un manto infinito/de color marrón/que ignoran/como descifrar”. Y, más adelante, concluye: “Regresan/provisoriamente/a sus barcos/cegados de frío/y avanzan más allá de la península/en busca de un deseo/o de una señal/que no alcanzan/a nombrar/del todo/ni tampoco a comprender/en su verdadera/dimensión.” La idea, que aparece una y otra vez, es la del límite del lenguaje acompañada de una fe que, como una flecha en el aire, es lanzada siempre hacia adelante.

El poeta, en cierto modo, es el que llama la atención sobre aquello que parece estar naturalizado. A modo de confesión, lo señala perfectamente en “Tallos”: “la belleza pobre/ la única/ que yo puedo ver”. Es como señalar imaginariamente con un dedo hasta donde estoy viendo como poeta. Siempre la certeza que hay más cosas y que, por cierto, son mejores o por lo menos más atractivas de las que están simplemente a la vista. Y aquí aparece la idea de fracaso, entendida como aquello que se sabe no se puede alcanzar de entrada pero que el poeta está dispuesto a intentar explorar.

En un video de escritores (diciembre, 2014), al hablar de la poesía, el autor de Ramitas menciona el vocablo fracaso para encerrar el sentido de la empresa de escritura que emprende. Si piensa de esta manera el próximo poema, puede, a sus ojos, resultar más sencillo ponerse a escribir, en cuanto sabe de antemano que no se ha puesto a escribir ni los poemas de Ezra Pound ni los de William Blake. Es, para decirlo de otro modo, una especie de juego íntimo que permite “romper el hielo” para comenzar por donde y como se pueda. Esa idea de fracaso es lo que hace, si se me permite, más humano al poeta, no es bueno ni malo, no es tonto ni genio, es un hombre que trasmite sus emociones como puede. El poeta, visto de este modo, parece estar mirándonos con cierta mirada humana. El poeta es una especie de equilibrista que todo el tiempo teme caer en el ridículo, la soberbia, o simplemente el poema mal escrito.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Esa idea de fracaso es lo que hace, si se me permite, más humano al poeta, no es bueno ni malo, no es tonto ni genio, es un hombre que trasmite sus emociones como puede. El poeta, visto de este modo, parece estar mirándonos con cierta mirada humana. [/blockquote]

3. “Quisiera, pero no es la palabra”. Siempre me gustó este verso inicial de Mínimo Figurado de Sergio Bizzio. Creo que en él podría sencillamente cerrarse un poema. No hace falta más. No hace falta más que esta linda tensión, entre la ironía de simulacro de fracaso inicial y lo inquietante de lo que no se puede decir, aunque se quiera. Traigo aquí el verso de Bizzio porque lo que ahora me gustaría subrayar en la obra de Battilana es un aspecto recurrente en sus poemas: el de sugerir, el de enunciar apenas algo que no se termina de nombrar. Todo ello, en el marco del señalamiento de referencias que, a su modo, registran distintas dimensiones: política, histórica, personales.

El poeta adolescente, en plena dictadura militar, es enviado por su madre a un taller literario ubicado en una zona del conurbano bonaerense, San Miguel. Lo primero que menciona, de un modo bello por otra parte, es la intención de su madre, pero también que sucede en un momento puntual de su trayectoria vital: “para que en mis días/de adolescencia/por fin/del cielo/empezara a brotar/la nieve fría/de la vida”. Seguidamente, aparece un momento de aprendizaje, de atesoramiento: “Allí entendí/que la ficción/podía ser/una forma de oxígeno…”. La luz en ese tiempo sombrío es subrayada, en cuanto la literatura, en fin, “…mas que acercarme a “la realidad”/me preservaría del horror”. Dos tiempos diferentes, el comienzo de un nuevo ciclo vital personal y los días de autoritarismo militar. En ese mundo, de tiempos distintos, emerge un espacio de refugio y de aprendizaje. En este caso la literatura como realidad paralela, la hermosa casa donde poder refugiarse para los momentos de crisis o de autoritarismo, es la Argentina de Batillana que generacionalmente le ha tocado recorrer.

Si “Taller literario” se ubica en un momento del pasado y en el comienzo de otro ciclo vital, la adolescencia, en “El dulce porvenir”, es el poeta que ya llegó a los 50 años, el que le habla a su generación de poetas y a su propia familia. Si antes señalé la presencia de dos líneas temporales que coexisten, aquí se puede ver una doble construcción familiar, la propia y la literaria (la más íntima). En ese paso del tiempo se sugiere, no se pronuncian nombres concretos o acontecimientos puntuales. El poema termina aludiendo a su hijo y el cambio de pañales en un ambiente íntimo, familiar. Aquí se advierte nuevamente a la poesía como límite y aprendizaje: “amo/con pobreza/como pude/pronuncio ‘te amo’/como una/invocación/como una oración religiosa/-polvo del camino-/la única propiedad/con base/en lo real”.

En “Cazadores y recolectores”, describe el paisaje de un lugar en la pampa. Recuerda el pasado indígena, no como un fantasma del pasado dispuesto a volver cada tanto como una simple nube en la memoria. Es algo más vital. Cuando uno termina de leer el poema algo sigue latiendo, algo, digamos, que allí está, pero no aparece, no se nombra con todas las palabras. El ausente es la vida indígena que ya no está dominando la escena. En este punto hay una línea denuncialista -expresión que Oscar Terán emplea para analizar el discurso de los intelectuales argentinos de 1960- pero no en un tono alto como lo hace el autor de Nuestros años sesenta para aquella verdadera temporada de pasiones, sino en un tono bajo. Esto es, el poeta denuncia, aunque parece que no lo hace directamente. Ese tono menor emerge, en algún momento de la lectura del poema, cuando justamente el poeta no puede dejar de describir ese paisaje sin dejar de señalar de algún modo el peso de su historia.

El otro aspecto destacable aquí es esa actitud en Battilana de apropiarse de lo anónimo. Ese pasado, o la imagen, como decía más arriba, de dos amantes desconocidos, resultan elementos visibles en su poesía. En “Una madrugada” se menciona algo dicho, pero no se termina de identificar con detalle, aunque algunos se dan: “Leía/hace un tiempo/una especie de proverbio/ oriental.”. En “Poesía política” se indica al mes de diciembre de 2015, sin mencionar el giro histórico gubernamental. Se citan afirmaciones que ha oído, así, “repite una frase que escuché/ alguna vez”. El poema, en efecto, termina diciéndola casi como si predijera algo de ese futuro donde se presiente el armado de una gran tormenta: “Hay esperanza, pero no es para nosotros”. Lo anónimo, de algún modo, no es de nadie y nos pertenece a todos. Las palabras no se intercambian como monedas. Se socializan. Es el ideal más alto de una sociedad más justa. Bien podría decirse que se trata de un recurso ideológico, en cuanto se trata de trabajar con aquello que de hecho considera que es de todos. De algún modo es una estrategia de apropiación de algo para crear otra cosa.

En la poesía de Battilana, las referencias políticas, históricas, intimas, se enuncian en tonos bajos, en el marco de historias mínimas, señalando los límites de acceso a traducirla en palabras.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Lo anónimo, de algún modo, no es de nadie y nos pertenece a todos. Las palabras no se intercambian como monedas. Se socializan. Es el ideal más alto de una sociedad más justa. [/blockquote]

4. La sensación del paso del tiempo es un tema recurrente en la poesía. No escapan a ello los poemas del autor de Una mañana boreal.  El poeta parece, de alguna manera, habitar el acontecimiento. Ser parte de él. Es lo que puede leerse en “Iluminados”. El tema es la luz de mañana.  En él se afirma: “…Sin nostalgia, hay horas pasadas/horas buenas/que siguen ocurriendo/no terminaron de suceder”. El poema se cierra en un momento en que el poeta se aparta un paso, solo para poder percibir el conjunto, el asombro de eso mágico que nos toca maravillosamente a todos: “La luz de la mañana/se disuelve/sobre todas las cosas/y sobre todos los hechos/a los que designamos/como una palabra fugaz/ya no como forma de la posesión/sino como testimonio/o como huella/de un ojo que mira/el día/por primera vez”. El poeta se detiene en lo que parece obvio: el acontecer, el presente. En un doble plano, en un momento es parte y, en otro, un observador. En este último sentido, el poeta es un observador participante. Se detiene, en efecto, en aquello que se deja pasar de largo como si fuera natural, sin mas sentido que acompañar.

En esa escena, entonces, es lo obvio lo que interesa subrayar como lo esencial. Se trata, también, de la celebración del instante. Y aquí hay un eco, a mis ojos, de lo que Yves Bonnefoy señala, en Nuestra necesidad de Rimbaud, con relación a lo que puede entenderse por convertirse en poeta, hecho que, por supuesto, no sucede todo el tiempo: “lo poético no se da sino en instantes siempre breves, o mediante simples raspaduras del oro verbal”. Es lo que, creo, puede, de algún modo, advertirse en “Hojas marrones”: “sostengo la estructura de este minuto” y, posteriormente, Battilana alude a lo que realmente quiere significar, sin dejar de subrayar lo mínimo y lo festivo: “una fiesta breve”.

Acompañar, vivir el mundo. Es una suerte de consigna que, muchas veces, Battilana parece escribir en la frente de sus lectores. No es solo percibir, es acompañar y vivir, es obrar, hacer. En este preciso punto, no puedo dejar de traer aquí una bella y simple sentencia oriental, “obrar sin luchar”. Visto desde la perspectiva occidental la frase no tiene sentido, nadie realiza una acción sin una pizca de lucha. Suena altamente contradictorio. Sin embargo, la frase en otro contexto de pensamiento tiene otro significado. Se trata, para decirlo directamente, de hacer, de actuar, sin pelearse con uno mismo. El “sin luchar” es el sin pelearse internamente con aquello que nos impide hacer las cosas directamente. Los ejemplos más elementales y cotidianos pueden ser buenos botones de muestra: alguien te pide que laves los platos y, sin dar vueltas, los lavás, no pensás por qué me toca a mí, por qué debo hacer algo que puede hacer otro, etc. Es obrar sin luchar con todas esas preguntas y especulaciones interiores que no permiten hacer lo que en definitiva hay que hacer, porque uno también ensució los platos, porque uno compartió la mesa con otros…

Para volver, entonces, al acompañar y vivir, al obrar, al hacer, quizás sea un buen punto de reflexión el bello poema “Hogueras y frutos”, donde leemos:  “Tocar, ver/la superficie/áspera/de las cosas/acaso/sea acompañar al mundo/y también/despedirse/de las horas/sin la carga/que los dioses/o el destino/les han asignado”. Participar del paso del tiempo sin tantas solemnidades, sin tantos cuestionamientos, solo permitirse sentirlo, vivirlo. El poema concluye en una especie de trance, donde el poeta parece conectarse con las cosas del mundo, luego de nombrarlo: “Dura el quebranto/-aquí,/ahora-/y como si fuera una escultura/o un jarrón,/lo toco/lo hago viejo/me vuelvo creyente/camino/despaciosamente/por la liviana/extensión/del día”.

El tiempo también es el que ofrece calma. De este modo, en “Aura”, el poema termina buscando una especie de tinglado en el día: “bajo el dulce/amparo/de las horas”. Otro tono puede hallarse en “Después de la enfermedad”, donde se describe un momento de “ira” y de “crueldad” que no se cuenta. Y no se cuenta, al parecer, porque lo importante son aquellos hechos. Cuando aparece la cura, las cosas vuelven a ponerse en su lugar. Pero nada puede cambiar lo que se supone se dijo o se hizo. El tema es el arrepentimiento, pero también la emergencia de una de sus otras caras, la de permitirse un nuevo comienzo. El poema termina con un toque de esperanza pero también de fuerza para algo nuevo: “Nada podrá borrar el pasado/-todos sabemos/que el pasado/es indestructible-/y, sin embargo,/las palabras nuevas/son también cosas,/pequeñas balsas/adonde estar un rato/adonde tender el cuerpo/y escuchar como Ulises,/amarrado a las velas de un barco,/el canto dulce de la oportunidad”.

En el ya mencionado video de escritores, Battilana sostiene como parte de su interés poético lo que llama lo mínimo, “lo chiquito”. Ver crecer el pasto, tratar de ver lo no evidente. Un hombre, entonces, se revela más en un pequeño gesto. A sus ojos, es allí donde se ve lo que somos. Es, al mismo tiempo, una mirada poética del mundo. Esto puede advertirse en “El viento”: “miro con cierta fascinación cómo el aire puede/hacer del tiempo un pedazo de materia”. Es estar atento y alerta. Es mirar para descubrir un primer nivel de asombro. Porque justamente es el paseo por lo cotidiano lo que modela y trasmite una experiencia a contar.

Por cierto, lo que se percibe no es cualquier detalle. No es el ruido cotidiano, ese ruido que termina volando por los aires. En “Bosque de hielo”, se puede notar esa mirada de contemplación y de asombro. Las cosas parecen tener una vida más allá de su inmovilidad. Producen en los ojos del curioso algo que nace de lo quieto, lo inmóvil. “…las ramas de los arboles/ apenas se movían/y la quietud/era/el único estrépito/la más maravillosa/agitación”. La mirada orientadora es la atención sobre lo que se supone no tiene interés material. Bien podría decirse, que la poesía es empujar nuestra forma de ser esencial hasta los bordes de un mundo olvidado.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Acompañar, vivir el mundo. Es una suerte de consigna que, muchas veces, Battilana parece escribir en la frente de sus lectores. No es solo percibir, es acompañar y vivir, es obrar, hacer. [/blockquote]

5. En el año 2002, en la prestigiosa revista Hablar de poesía, Battilana escribe un breve pero fulgurante ensayo sobre el poeta santafesino Juan Manuel Inchauspe. Lo primero que me sorprende es desde qué lugar lo lee. Es un hallazgo, dice, un descubrimiento para los jóvenes de los años 90. Esa sensación de asombro la había vivido, también en Buenos Aires, pero a partir de los gestos y las palabras de otro poeta. Es lo que sentí cuando, durante ese mismo período y en el subsuelo de la librería Fausto, asistí a un taller literario coordinado por Daniel Freidemberg. En uno de los encuentros, el autor de Diario en la crisis menciona a Inchauspe como una especie de descubrimiento tardío. Se trata, entonces, de un poeta que impacta, (creo que también es esto lo que le sucede a Battilana). Impacta, justamente, por que consigue atrapar al lector con un puñado de estupendos poemas, donde la página bien escrita y la emoción aparecen entrelazadas maravillosamente. Un verdadero golpe en la cara, como pedía William Burroughs para los buenos libros. En segundo lugar, mi sorpresa radica, en que, en algún punto, viví a Inchauspe de otra manera. En todo caso, tiene que ver con que nací en Santa Fe. Lo conocí, en efecto, en los años 80, en el período en que participé de dos talleres literarios, uno con Hugo Gola y otro con Edgardo Ruso. En los dos espacios, en algún momento, compartimos con Inchauspe no solo reuniones sino la lectura de sus propios poemas. También fui a escucharlo varias veces, en distintos lugares de la ciudad de Santa Fe, el Paraninfo, el anexo de la Universidad. Siempre leía un par de poemas y, entre ellos, siempre recitaba especialmente “La araña”. Junto a otros jóvenes poetas, también compartí varias reuniones, con cerveza de por medio, en el bar La Modelo. En esos encuentros no hablaba de él sino de otros, de Gola por ejemplo, pero, sobre todo, de Juan José Saer. Glosa, decía, es un homenaje a los amigos de acá. Lo que intento decir es que para nosotros ya era un gran escritor que, como Jacobo Fijman, no necesitó escribir los innumerables libros de Juan Gelman para ser un poeta mayor.

Quizás no sea del todo incorrecto sostener que Battilana (por supuesto que también me incluyo) es uno de los poetas de los años 90 que puede sostenerse en una de las mágicas ramas poética de Juan Manuel Inchauspe. Y no solo por la línea lirica sino por aspectos que son constitutivos de su poesía. Especialmente tres que ya fueron suficientemente señalados más arriba y que el autor de Ramitas explica con solvencia en su ensayo: recursos mínimos, la observación sobre lo nimio, y la Idea de fracaso.

[blockquote author=»» pull=»normal»]La mirada orientadora es la atención sobre lo que se supone no tiene interés material. Bien podría decirse, que la poesía es empujar nuestra forma de ser esencial hasta los bordes de un mundo olvidado.[/blockquote]

6. Basta mirar la realidad al voleo desde cualquier ventana, sin hacer el esfuerzo de tener a mano el rigor de las estadísticas, para decir sin vuelta que la actual situación editorial no es motivo de celebraciones. Algo, no obstante, hay en las empresas de largo aliento que las instituciones y los escritores han hecho en muchos años, ya que es posible ver una estela de ediciones, sobre todo de tono independiente, con numerosos títulos y variedad de gustos. Al editar la obra completa de Battilana, la editorial Caleta Olivia consigue entrar dentro de ese verdadero campo de resistencia del libro. En los últimos tiempos se han editado  en otro sellos editoriales muchas obras reunidas, entre otras, la de Estela Figueroa, Marilyn Contardi, Beatriz Vallejos, Ricardo Herrera, Mirta Rosenberg, Claudia Masin…

Algo revelan las obras reunidas. No es la lectura de un solo volumen o el contraste con otro. Hay algo más. Es el vínculo silencioso entre el tiempo y el trabajo. Desde hace un tiempo pienso que una obra reunida no es, por cierto, el simple amontonamiento de libros en uno solo. Pienso que es algo parecido a una luz interior del mundo de una mujer (o de un hombre). Los libros, de una obra reunida, son una especie de velas errantes trazando sobre el cielo del tiempo un hermoso arco iris del mundo. Ramitas, por cierto, cumple con esa hermosa travesía que en su recorrido muestra algo del mundo de un poeta.

La moral del psicópata

La moral del psicópata

La figura del psicópata siempre ha sido atractiva para llevarla a la ficción o retratarla en documentales, hoy día esto se comprueba con mucha facilidad. Sin embargo, la forma de presentar a estos personajes hoy está sometido a un escrutinio político y moral diferente al típico conservadurismo de antaño. 

La discusión es mucho más vieja que el cine, pero siempre vuelve ajustándose a cada coyuntura. Las historias que representan de manera empática a un personaje que realiza acciones detestables suelen incomodar a distintos sectores de la sociedad, sobre todo a aquellos que representan las ideas más conservadoras o directamente reaccionarias. Pero en los últimos años las críticas también provienen de grupos que reclaman un justo reconocimiento de sus derechos y un cambio en las formas hegemónicas de manufacturar relatos y personajes.

La cadena estadounidense Lifetime emitió recientemente la serie “You” con notable éxito, lo que empujó al gigante del streaming Netflix a adquirir los derechos para difundirla en el resto del mundo. La historia nos presenta a  Joe Goldberg, un muchacho encargado de una librería “como las de antes”, que se interesa por Guinevere, una joven aspirante a escritora. En la superficie el galán se muestra atractivo, romántico y atento, aunque los espectadores tenemos el privilegio de oír sus verdaderos pensamientos. Con un tono levemente irónico que une el melodrama juvenil con el thriller (la serie se basa en un libro recomendado por el mismísimo Stephen King) se retratan las estrategias crecientemente criminales con las que el librero va cortejando a la muchacha. Estas van desde revisar sus redes sociales y stalkear su domicilio hasta la eliminación sistemática de cualquiera que se interponga en su camino. El programa tuvo gran aceptación entre la audiencia, pero disparó críticas entre quienes ven en el proceder del protagonista un escenario cercano al de casos reales que tuvieron el peor de los finales.

[blockquote author=»» pull=»normal»]La moral de los psicópatas ficticios tiene que ser compleja, como la de los psicópatas verdaderos, para que la audiencia pueda hacer una lectura válida sobre lo que se le cuenta. Sería una salida cómoda presentar al monstruo como tal.[/blockquote]

Debido al enorme impacto que tienen hoy las producciones de la industria del entretenimiento, las ficciones empiezan a ser sometidas a un escrutinio impensado años atrás. Hoy no podemos ver ciertas películas o escuchar ciertos temas de la misma manera luego de enterarnos de las conductas abusivas de sus creadores. Algo similar ocurre con las ideas o conceptos que subyacen detrás de muchas manifestaciones de la cultura pop, pobladas por estereotipos que sectores que luchan por la igualdad de género o por legislaciones más inclusivas para las minorías étnicas ponen en cuestión. Basta con pensar en cuantas canciones clásicas se refieren a los bad boys como objeto de deseo femenino, siendo este un tipo de hombre que hoy es sometido a una bienvenida deconstrucción. Chicos malos, machos alfa y galanes de distinto pelaje son cuestionados, provocando nuevas formas de entender la masculinidad. Así, mientras se escuchan frecuentes quejas de quienes no aceptan el cambio de época, guionistas y realizadores no siempre están a la altura de las circunstancias para introducir miradas nuevas sobre el fenómeno.

Que el protagonista masculino genere mayor empatía que sus víctimas es uno de los aspectos más incómodos de “You”. Pero resultaría problemático pretender que Joe sea mostrado como alguien abiertamente desagradable para contrastarlo con la bondad de quienes lo rodean, no solo porque esto le quitaría ambigüedad a la ficción, si no porque este enfoque no se corresponde con la realidad. Hay muchos casos en los que una persona abusadora, manipuladora o directamente criminal es carismática y agradable en su trato social. Por otro lado la serie hace explícita su intención de cuestionar ciertos lugares comunes del cine contemporáneo. “Dios, mío ¡Es como si nunca hubieras visto una película de terror!” o “No te preocupes, vi suficientes comedias románticas como para saber que los tipos como yo siempre terminan en líos como este” piensa el protagonista en distintos momentos de la historia. Una observación autoconsciente que no se permite el Christian Grey de “50 sombras de Grey”, otro oscuro galán pop de producción reciente.

La moral de los psicópatas ficticios tiene que ser compleja, como la de los psicópatas verdaderos, para que la audiencia pueda hacer una lectura válida sobre lo que se le cuenta. Sería una salida cómoda presentar al monstruo como tal, haciendo sentir tranquilos a los espectadores que verían a la maldad claramente personificada en la vereda de enfrente.  En ese sentido “Dexter”, serie con la que “You” ha sido frecuente comparada, tenía una fórmula narrativa menos problemática: el protagonista es un forense que asesina a los criminales que lograron escabullirse por las grietas del sistema legal. Este esquema inevitablemente llevaba al espectador a estar de su lado.

Otra criatura cinematográfica muy citada al hablar de la nueva serie de Netflix es el Patrick Bateman de “American Psycho”, un personaje extremo carente del carisma de Joe o Dexter. Este yuppie criminal fue imaginado por Breat Easton Ellis para retratar la superficialidad de los años 80’ durante la era Reagan. Sin embargo al momento del estreno muchos críticos no se centraron en esa intención histórica, alarmados por la violencia de que el film exhibe, particularmente sobre los personajes femeninos.  Aunque halagaron la actuación de Christian Bale, hubo medios como Los Ángeles Times que se mostraron preocupados porque parte del público podía tomar la película como una “broma cool”. Existe cierta creencia de que la gente imita acríticamente lo que ve en la pantalla, careciendo de la capacidad para tomar distancia de la ficción. Es una idea similar a lo que siempre plantearon los sectores conservadores que buscaron regular  el acceso del público a contenidos explícitos o incorrectos. Esto dispara una pregunta incómoda ¿Se puede tener una mirada crítica sobre series y películas sin caer en una conducta censora o policíaca? Es necesario desmenuzar las ficciones para entender la moral del psicópata, sea este un carismático librero o un asesino enmascarado.

Durante los años 70’ y 80’ se desarrolló el subgénero de horror conocido como slasher, films de bajo presupuesto de enorme éxito entre adolescentes y jóvenes. En su momento de mayor popularidad despertaron reacciones desmesuradas, como la persecución legal a los video nasties (así se llamó a las películas de terror más extremas en Inglaterra) por parte de los sectores más moralistas o los pedidos de boicot desde la prensa crítica. Entre esta última se encontraba el prestigioso Roger Ebert, quien desde su programa At The Movies condenaba enfáticamente a los asesinos seriales de aquellas películas. Pero esos psicópatas cinematográficos, que perseguían adolescentes promiscuas hace 30 años, eran demasiado unidimensionales como para tomárselos en serio, lo que sumado a la poca o nula calidad de la mayoría de los títulos, termina dejando como excesivas las reacciones de Ebert & cía. Por otro lado, su evidente misoginia es fácil de denunciar, ya que son personajes grotescos poco creíbles. Por esto mismo hay que cuestionar a los medios que llaman locos o inadaptados a violadores y asesinos: al describirlos así los acercan a lo monstruoso, caricaturizándolos y tranquilizando a la población biempensante.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Existe cierta creencia de que la gente imita acríticamente lo que ve en la pantalla, careciendo de la capacidad para tomar distancia de la ficción. Es una idea similar a lo que siempre plantearon los sectores conservadores que buscaron regular  el acceso del público a contenidos explícitos o incorrectos.[/blockquote]

En 1947, Charles Chaplin protagonizó “Monsieur Verdoux”, su primera producción luego de abandonar al personaje del vagabundo que lo hizo célebre. El guion se basaba libremente en Henri Desiré Landrú, un asesino de mujeres real de la Francia principios del siglo XX. En una escena el personaje casi pisa una oruga por accidente, la recoge y la coloca en una planta de su jardín para salvarla. Este gesto amable acentúa la hipocresía del criminal, un recurrente asesino de viudas. Algo similar ocurre con el Joe de “You”, quien a primera vista no aparenta ser un chico malo. Se trata del nice guy que vimos en cientos de comedias románticas y sitcoms despertando suspiros en la platea. A medida que sus acciones se vuelven más oscuras ninguna de las personas que lo rodean lo cuestionan, empezando por la ingenua Guinevere. Ella se comporta como una Madame Bovary del siglo XXI, con una expectativa enorme en encontrar al “Sr. Perfecto”, solo que con twitter y clases de yoga para alivianar la ansiedad contemporánea. Una caperucita que elige las fauces del lobo no es un arquetipo que pueda aceptarse con facilidad hoy en día.

“Cuanto más carece un tipo de cualidades viriles, más vigilante se pone acerca de lo que hacen las mujeres” afirma Virginie Despentes en La Teoría King Kong. Es interesante  la visión de la autora francesa, porque también conoció las críticas moralistas cuando realizó “Boise-moi”, película que supuso una respuesta feminista a los films centrados en una venganza sangrienta. También afirmó que debemos pensar por qué nos molesta tanto el sexo, en lugar de proscribirlo. Retomando esta idea, quizás el objetivo no deba ser suprimir los contenidos que nos incomodan, sino aprender a problematizar que es lo vemos, escuchamos y leemos para después subvertirlo, cambiarlo o enriquecerlo. De esta manera la ficción puede transformase en un medio aliado para la siempre difícil tarea de modificar la realidad.

 

Los mundos posibles

Los mundos posibles

La universidad reformista siempre tuvo como uno de sus objetivos estar en contacto con la sociedad, la extensión universitaria el vehículo escogido para hacerlo. A pesar de las dificultades y desafíos, existen iniciativas que, como los centros de extensión universitarios, intentan tender puentes y derribar muros. 

“Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre.”

Paulo Freire

 

Existen tantos modos de entender la realidad como realidades existen a nuestro alrededor. Esa simple premisa, en ciertas situaciones, se convierte en un mantra. Abordar un territorio implica deshacerse de preconceptos, estructuras y anclajes que uno trae consigo. Implica animarse a bucear en un mar de desafíos, muchos de ellos de difícil resolución, pero también de otros que generan una enorme satisfacción.

¿Cuántas veces escuchamos que “la Universidad la pagamos todos con nuestros impuestos pero llegan pocos”, o que “es necesario que la Universidad esté cerca de la gente”? Esas verdades indiscutidas demostraron durante décadas la combinación del abandono y la búsqueda de manutención del statu quo de parte de las grandes corporaciones políticas e institucionales del mundo educativo, sumados a un notable desinterés en discutir desde la praxis un modelo de extensión de cercanía y reciprocidad. Por decisión de la gestión del ex Rector Francisco Morea (a quien recordamos con cariño todos los días), aparecieron elementos disruptivos en el horizonte educativo de Mar del Plata y la zona, dispuestos a desarrollar otro enfoque: los Centros de Extensión Universitaria, ubicados en (hoy ya) nueve puntos estratégicos de la ciudad y sus alrededores.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Abordar un territorio implica deshacerse de preconceptos, estructuras y anclajes que uno trae consigo. [/blockquote]

Los Centros de Extensión Universitaria tienen como objetivo generar un nuevo ámbito de articulación entre la Universidad y la comunidad. Construidos colectivamente, parten de la premisa de que la educación puede ser una generadora de oportunidades y equidad. Funcionan en sedes universitarias ubicadas en diferentes barrios de la ciudad, donde se trabajan temas relacionados con la promoción de las carreras universitarias, orientación vocacional, el ingreso y permanencia, sistema de becas, entre otros. Además, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de vecinas y vecinos de cada barrio, las distintas sedes cuentan con convocatorias específicas de Proyectos de Extensión, a través de los cuales se desarrollan propuestas concretas a problemáticas detectadas allí.

Tengo ganas de contarles una historia que sucedió en el norte de Mar del Plata, y que resume en ella tanto más que lo que se podría seguir explicando o describiendo.

Marcos tiene veintidós años. Dejó la secundaria a los quince porque tenía que trabajar, su papá falleció trabajando en una obra en construcción. La terminó a los diecinueve, en el marco del plan FINES que funciona en la Sociedad de Fomento de su barrio. El año pasado, durante la muestra educativa de la Universidad que se hace en el Centro de Extensión, vino a preguntar los requisitos para estudiar Ingeniería, entusiasmado porque había conseguido un trabajo que le permitiría un tiempo para empezar a cursar. Se sorprendió al saber que el trámite de inscripción era gratuito y sencillo. Una hora después volvió, pero con Susana, su mamá. Tiene cincuenta y nueve años, trabaja desde hace cuarenta cuidando ancianos, y me contó que su sueño era estudiar Trabajo Social. Ambos sostienen el hogar familiar, que comparten con los otros tres hermanos de Marcos. Susana anotó en un cuadernito gris todos los requisitos, se llevó el plan de estudios de la carrera y se fue sonriendo con su hijo. Sentí que esa mañana el futuro de ambos había dado un (hermoso) vuelco. También supe que, sin un acompañamiento real y duradero, el sueño podía quedar trunco. Hay que romper con la barrera invisible del “no está hecho para mí”, y eso implica una nueva forma de concebir la conexión entre la institución educativa y el territorio, despojada de la tesis asistencial que ha nutrido voluntaria o involuntariamente a la Universidad durante décadas, y, muy por el contrario, debe estar dispuesta a interpelarse “hacia adentro”, por fuera de la capacidad de cada institución de hacer frente a su demanda local. La incomodidad implica hacerse cargo y empezar a accionar de una manera distinta, mucho más allá de las recetas tradicionales que, en un contexto de profunda crisis económica como la que vive nuestro país, han dejado cada vez más atrás esa idea fuerza de la educación superior como eje de ascenso y movilidad social.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Hay que romper con la barrera invisible del “no está hecho para mí”, y eso implica una nueva forma de concebir la conexión entre la institución educativa y el territorio, despojada de la tesis asistencial que ha nutrido voluntaria o involuntariamente a la Universidad durante décadas.[/blockquote]

En la cotidianeidad, también es necesario decirlo, presenciamos escenarios de violencia en diversas formas, vimos en su faceta más descarnada a la ausencia del Estado, nos topamos con la miseria del egoísmo, aprendimos que el esfuerzo individual para satisfacer una demanda colectiva en muchos casos no alcanza, volvimos llorando alguna vez a nuestras casas. Comprendimos que el esfuerzo que se realiza en cada institución o red barrial, por fuera de cualquier día u horario, responde la mayoría de las veces a un acto de solidaridad y de amor encomiable.

La realidad es que todo cuesta muchísimo más sin un Estado presente en el territorio que acompañe este tipo de iniciativas, pero en medio de tanto dolor y tanta desidia, algo mutó. Hemos fortalecido la certeza de que ya no son iguales que antes los mundos posibles, que hay muchas historias como las de Marcos y Susana que están por llegar, que ya nacieron nuevos futuros, que queremos transformarlo todo, aunque si logramos transformar una sola historia, en algo hemos cambiado al mundo también.