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Fortalecer los clubes para transformar el barrio

Fortalecer los clubes para transformar el barrio

Los clubes son instituciones fundamentales de las comunidades barriales, que se basan en la cooperación solidaria y en la proximidad. Sin embargo, su subsistencia en tiempos de zozobra requiere del trabajo mancomunado con el Estado. 

Los clubes suelen ser reconocidos por sus logros deportivos en el deporte profesional –el fútbol por sobre cualquier otro–, sus contrataciones rutilantes y ventas millonarias, o los tristemente numerosos hechos de violencia protagonizados por sus barrabravas. Estos despiertan la pasión de multitudes a lo largo y ancho del país, algunos incluso han alcanzado cierto reconocimiento y popularidad internacional. Encarnan una marca de identidad, afincada a un barrio o a una ciudad, pero diferente a otras: una identidad apasionada, desbordante, virulenta.

Detrás de esos gigantes (algunos con pies de barro), soslayadas y ocultas existen otras instituciones sociales y deportivas, quizá de menor envergadura, pero cuya importancia social y cultural no se debe subestimar. Estos clubes son el resultado de una densa trama asociativa que hunde sus raíces en una tradición, en ocasiones, más que secular. Frutos de la más virtuosa convergencia solidaria, han proliferado hasta en los rincones más recónditos. En el corazón de cada barrio anida un club. Es el sueño de antiguos fundadores, pero también el trabajo de todos los días. Sin el esfuerzo cotidiano, el sueño puede truncarse.

[blockquote author=»» pull=»normal»]El acompañamiento a los clubes por parte de la gestión pública debe ser cuidadoso, ni la intromisión directa ni las dádivas económicas son suficientes para fortalecer instituciones que dependen del vigor y la fortaleza de su comunidad societaria. [/blockquote]

La ciudad de Rosario, como en otros rubros, es prolífica en clubes e instituciones semejantes. Cuenta con más de 400 en todo su territorio, de variada dimensión, antigüedad y características, que desarrollan su actividad en diferentes puntos de esa populosa urbe de más de un millón de habitantes. Como muchas otras instituciones de la sociedad civil, que requieren del pulso y el aporte de sus socios para subsistir, los clubes sufren los embates de una realidad social y económica que, como bien sabemos, en nuestro país no da mucho respiro. Las recurrentes crisis económicas no sólo son perniciosas para el normal funcionamiento de los clubes barriales, sino que se ven agravadas por sus efectos capilares, más imperceptibles pero indelebles, que erosionan lentamente la trama social y atentan contra las prácticas solidarias que son el cimiento de cualquiera de ellos. La manutención y recuperación de estos espacios de reunión comunitaria requieren de un esfuerzo sostenido para revitalizar los lazos e ímpetu que años atrás les dieron origen.

El concepto de estatalidad que hay detrás del apoyo y promoción de los clubes y otras organizaciones sin fines de lucro es muy específico. Implica un rol activo del Estado que debe ir mucho más allá de un desembolso puntual de dinero, a modo de ademán demagógico, y que requiere de un acompañamiento sostenido y que debe tener siempre como protagonistas a los involucrados. El Estado no puede, y probablemente no debe, suplir a los socios y dirigentes de los clubes, sino acompañarlos para que sus esfuerzos no se enfrenten a obstáculos insalvables que pueden hacer naufragar empresas plenas de buenas intenciones y sacrificios. El gobierno de Rosario, haciendo gala de sus banderas progresistas y socialistas, ha tomado esto como un desafío prioritario y sostenido en el tiempo, incluso a contracorriente del rumbo escogido por sus pares de otras administraciones.

El acompañamiento a los clubes por parte de la gestión pública debe ser cuidadoso, ni la intromisión directa ni las dádivas económicas son suficientes para fortalecer instituciones que dependen del vigor y la fortaleza de su comunidad societaria. La ayuda debe provenir a modo de asesoramiento primero, atento a las demandas y necesidades de los actores involucrados. La asistencia económica viene luego, pero es preciso que esta ayuda sea adjudicada de modo transparente y sin favoritismos. “El Estado tiene que estar presente, ser cercano. Lo que hacen ellos es no dejar morir los clubes” explica Analía, directiva de Atlantic.

“Muchos clubes por la Dirección de Clubes han revivido”, nos dice Jeremías (Suderland), en parte reconstruyendo su propia experiencia y el asesoramiento que recibió para ordenar institucionalmente su club. La regularización de los clubes fue un proyecto que sirvió de coartada para la gestión municipal y provincial para estrechar vínculos y, al mismo tiempo, ofrecer la posibilidad, una vez concretados los pasos necesarios, de acceder a una serie de programas y subsidios para concretar obras de infraestructura, impensables de otro modo. La estrella de este proceso fue el Plan Abre, orientado a fortalecer barrios considerados prioritarios y principal motor de la consolidación de muchos de estos clubes. “Después del proceso de normalización, como barrio priorizado, pudimos acceder al Abre”, cierra Jeremías.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“El Estado tiene que estar presente, ser cercano. Lo que hacen ellos es no dejar morir los clubes” explica Analía, directiva de Atlantic.[/blockquote]

“Para los clubes de barrio se hace muy difícil el avance estructural o en infraestructura. La buena administración solo puede sostener el día a día” nos comenta Emiliano, Director de Clubes de la ciudad de Rosario y principal nexo con los dirigentes. En el mismo sentido, Oscar, dirigente del Libertad y su antecesor en el cargo, señala: “El Club Libertad fue el primer beneficiario del Plan Abre, si no fuera por el Abre hubiera sido muy difícil llegar a eso, casi imposible”. De alguna manera el plan ofrece al gobierno una posibilidad de involucrarse directamente en el fortalecimiento de los clubes a través de medidas concretas, auditables y visibles, y a los clubes la posibilidad de encarar obras que, dadas las condiciones actuales, serían imposibles de realizar de otra forma.

“En 2015 pudimos entrar al Plan Abre, con el Plan Abre pudimos hacer el tinglado que está en la cancha, para este club que no tenía ni vidrios en la ventana, que era como un baldío”, nos dice Esteban mientras almorzamos en el buffet recuperado del club Unión Central, más conocido como “La Carpita”. Y continúa: “Eso también ayudó mucho a que le diera visibilidad al laburo que veníamos haciendo para el barrio, porque para la gente del barrio estaba estigmatizado. Y esa obra grande hizo que se tome real dimensión del laburo que veníamos realizando, se acercó mucha gente”. En Social Lux la opinión es semejante: “Sin el apoyo de la Provincia y de la Municipalidad no hubiéramos podido avanzar por nuestros propios medios”, explica “Tucu” mientras nos muestra las obras que pudieron concretar. Lo mismo señala Analía, de Atlantic: “Lo que hicimos acá en el club no lo hubiésemos podido hacer si el Estado no estaba presente”.

El trabajo con los clubes no se limita al apoyo económico, que es necesario y mucho, sino que tiene su piedra basal en el acompañamiento y la formación, sobre todo para los dirigentes más jóvenes o inexpertos. Juan, el muy joven presidente del Club Atlético Calzada, relata: “Desde que empecé –experiencia como dirigente: cero– siempre tuve línea directa con la Dirección de Clubes, para lo que sea en cuestión de asesoramiento o consultas. A mí me sirvió un montón. Otra cosa fundamental que me sirvió fueron unos seminarios para nuevos dirigentes que dictó la Municipalidad de Rosario y eso fue clave para mí en muchos aspectos, la innovación, la comunicación, ideas para el club”. En el mismo sentido, Jeremías (Suderland), observa que a través de los seminarios “se está logrando jerarquizar la labor del dirigente del club, darles herramientas para que se puedan manejar. Estas son nuestras primeras incursiones en los clubes”.

Los clubes son instituciones con una larga historia en nuestro país, resultado del trabajo comunitario de miles de personas que decidieron unir sus esfuerzos para dotarse de un espacio compartido, para realizar actividades deportivas, para reunirse, para encontrarse. Para los socios es un lugar de encuentro, de contención y formación para los más jóvenes, un lugar donde construir desde el altruismo y la solidaridad, por fuera de las lógicas individualistas y egoístas que rigen nuestra gris cotidianeidad. Para el Estado es la posibilidad de fortalecer los lazos de solidaridad y la participación desde organizaciones insertas en el entramado social, a través de ellos se puede llegar a lugares y resolver situaciones que de otro modo sería imposible.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“No hay Estado ni ninguna entidad privada que puedan tener esa red que tienen los clubes. Y el rol que tienen los clubes, así lo quisiera hacer el Estado, es imposible realizarlo, sería imposible absorber esa red”, sintetiza Emiliano, Director de Clubes de la ciudad de Rosario. [/blockquote]

“No hay Estado ni ninguna entidad privada que puedan tener esa red que tienen los clubes. Y el rol que tienen los clubes, así lo quisiera hacer el Estado, es imposible realizarlo, sería imposible absorber esa red”, sintetiza Emiliano esta experiencia. Fortalecer los clubes requiere un rol activo del Estado, pero sobre todo la participación de los socios para revitalizar el espíritu de solidaridad que los forjó.

En el corazón de cada barrio anida un club, algunos saludables y vigorosos, otros lacerados por años de deterioro y abandono. Priorizarlos, defenderlos y apoyarlos implica toda una serie de principios y valores, un modo de concebir lo social diferente, un sentido de lo colectivo horizontal, democrático y participativo. El desafío, en tiempos de desesperanza, es fortalecer los clubes para, de esa manera, transformar el barrio.

 

Otro intento de amenaza a Dios para que hable:  sobre «Geología» de Claudia Masin

Otro intento de amenaza a Dios para que hable: sobre «Geología» de Claudia Masin

La reedición de «Geología» (Caleta Olivia, 2018) de Claudia Masin es una buena coartada para reflexionar sobre su obra y, a partir de ella, recorrer sus tópicos y enfoques. La poesía lírica de los noventa, la Santa Fe de las inundaciones, la poesía como voz en la historia. 

1. He escuchado muchas definiciones de poesía. Una me gusta especialmente: “la poesía es un intento de amenaza a Dios para que hable.” La escuché de los labios de Olga Orozco. No es posible señalar aquí el nombre de un autor. La atribuyó a esa larga cadena de citas que, de poeta a poeta, la van diciendo como una lenta y hermosa plegaria en el tiempo. Al evocarla, no puedo dejar de imaginarme a Jacobo Fijman o Antonin Artaud, en el encierro de una habitación o en el espacio abierto de un jardín, agarrándolo con fuerza del cogote al señor de las supuestas largas barbas… La imagen, por cierto, es muy contundente, reúne dos elementos esenciales de Geología de Claudia Masin (Caleta Olivia, 2018), misterio e ilusión.

2. Los pasajes que anuncian un nuevo comienzo, tras la afirmación de la inexistencia de vocablos o, quizás, de la espera de una señal en el desierto abierto de la creación, abundan, a decir verdad, en este volumen. “El lento suspiro del pasado/ al convertirse en materia,/súbitamente olvida las palabras” (“Rocas sedimentarias”). Pero también cuando leemos, “inofensivo volcán de las cosas olvidadas de sí/hacia el mundo que espera del silencio/una señal. (“La música”) La poeta, en efecto, expresa cierta sorpresa al trazar las líneas que delimitan el campo mágico del misterio. Todo ese oleaje de sensaciones que dan vueltas en su cabeza y, que, de un momento a otro, se transforma en ilusión. “Siempre te resultó un misterio que las palabras/sean capaces de crear algo/que luego no sabrán nombrar”.

Digámoslo directamente: el poeta es el que mantiene contacto con aquello que aparece como oculto (casa del misterio). Es el que experimenta, como señala Seamus Heaney, una especie de “ilusión momentánea” donde la apertura abierta en nuestro oído sirve para entrever sentidos que en el mundo también estaban precisamente ahí, a nuestro alcance (casa de la ilusión). El poeta busca, entonces, un sentido suspendido, digamos. Llamo un sentido suspendido a un momento particular del poema, cuando está, concretamente, en su estado de apariencia real de estar completo. Ese camino mágico, para decirlo de otro modo, que lleva de la espera a la celebración. Los pasos imaginarios que, nunca de modo lineal, van desde el primer estado de alerta o de espera de la poesía al “instante supremo en que salto o me pudro”, como bellamente escribió Juan Manuel Inchauspe.

[blockquote author=»» pull=»normal»]El arte, aunque se supone no forma parte de ese paisaje de angustia, puede hallar más cosas allí. En ese estado donde parece que todo se hunde en lo trágico, emerge, entonces, una especie de momento de calma. La poesía funciona como un espacio de vida y de belleza.[/blockquote]

3. Es la celebración y la espera, claro está, de la vivencia poética, de ese instante en que surge lo mágico que puede crear el lenguaje, misterio e ilusión, decía más arriba. Allí esta el nuevo comienzo. El poema “Resistencia” se hace eco de este acontecimiento que las palabras justamente recrean. El tema es el paisaje de la inundación y la percepción de la niña lectora. La literatura, el arte, es presentado como otra resistencia frente a la guerra que es la inundación (“sobrevivientes de un desastre secreto”). Construir un arca para llevar allí las palabras, que, a sus ojos, son las que dan su propia pelea en medio de esa verdadera contienda guerrera. El arte no vence la crecida del agua, pero alivia (“sostiene”, como se enuncia en “Basalto”). Nadie gana en una inundación. El arte, aunque se supone no forma parte de ese paisaje de angustia, puede hallar más cosas allí. En ese estado donde parece que todo se hunde en lo trágico, emerge, entonces, una especie de momento de calma. La poesía funciona como un espacio de vida y de belleza. El arte, entre otras cosas, puede ofrecernos cierto aire de bienestar. En “Oro de los locos”, concluye, “En la hermosura siempre hay un consuelo”. En síntesis, y vuelvo al poema “Resistencia”, el arte transforma el acontecimiento de la inundación en un espacio de aprendizaje de la vida, en cuanto mas allá de lo trágico del hecho, sin duda, una inundación lo es, se pueden vivir ciertamente otras cosas entrando en otra casa, la del arte.

Como santafesino, el tema, claro está, me toca afectivamente. Viví muchas en mi ciudad. Escribí algunos poemas también. Quizás un volumen realmente importante sobre este tema sea Por encima de los techos, de Roberto Malatesta. Como poeta-testigo evoca, bellamente, una de las inundaciones más memorables ocurridas a comienzos del siglo XXI. Los momentos de paz, los momentos de angustia y de tristeza, la solidaridad inmensa entra en tensión con los curiosos que solo van a ver el desastre. En efecto, en esta escena, aparece todo mezclado. El arte puebla sin duda los momentos de paz en medio de una catástrofe. Siempre tengo la sospecha que el poeta pesca allí sentidos que, a modo de amable fortaleza, siguen sosteniéndolo.

4. La poeta desea ver hasta dónde se puede llegar indagando en la percepción de escenas mínimas. Siempre parece que hay algo más detrás de un momento al parecer simple y cotidiano. En el poema “Eldorado”, puede leerse en esta línea: “Los pescadores tienen en esta escena/la apariencia de la inmovilidad que tiene el tiempo./ Como él, no es que estén dormidos, están/ alertas.” El símil funciona aquí como exploración más profunda de la vida. Hay una suerte de filosofía del pescador que el poeta intenta explorar. Mirar al pescador es mirar una apariencia de inmovilidad. Es como mirar el tiempo. En “Dunas”, aparece la misma idea. En apariencia la duna se mueve en algún momento, es lo que se cuenta, pero en lo cotidiano no se advierte ese movimiento de cambio. La poeta se aventura en esa búsqueda interior que se desborda hacia afuera. De alguna manera, el intento de percepción de un paisaje (duna, pescador), es un intento por captar algo más profundo: el cambio, el tiempo… Espero no caer en un punto ciego si hago notar esta suerte de búsqueda de algo de filosofía en el paisaje cotidiano. Estoy cada vez mas convencido que este tipo trabajo de percepción y de exploración son esenciales para la poesía.

“Van a volver al río mañana ya saben/que quien pertenece a la tierra es extranjero en esas aguas/y sólo trae de ellas la nostalgia, es decir, no trae nada/que no llevara consigo al embarcarse». Este bello final de «Eldorado», evoca aquello que Mario Luzi propone como posible mensaje de la labor poética. “El mensaje, si existe, viene desde más lejos que el mundo está maquinando dentro de sí: algo que es y deviene al mismo tiempo”.

5. En diciembre de 2018, en una entrevista publicada en Pagina 12, Masin sostiene que percibe a la infancia en varios sentidos. Al considerar uno de ellos, afirma, “veo la infancia como el inmenso territorio de libertad en el que abrevar a la hora de buscar una relación con los demás, con las cosas, con el lenguaje, que nos libere.” El lenguaje y la infancia son dos elementos destacados en la hermosa contratapa escrita por Carlos Battilana. “La niña-geóloga –señala el autor de Ramitas- procura descifrar las palabras talladas en piedra, casi indestructibles, aprendidas en los primeros años.”

La nostalgia lleva a la infancia. Nostalgia de provincia (la siesta y otras referencias), su viaje desde Chaco a Buenos Aires en 1990, el libro Geología publicado en momentos de crisis (2001 y reedición en el 2018, otra crisis). “Todas las cosas hermosas, al principio, son palabras”. En la mirada de Masin aparecen como decisivas, en cuanto construyen historias, evocan nostalgia…  Un mundo de vocablos siempre rodeando y atravesando la vida, dan una sensación superior, de elevación e inmensidad. Los ojos del poeta siempre están alertas, recorriendo los años en búsqueda de sentidos. “Las palabras, señala el poeta Seamus Heaney, son como puertas”, visto desde este ángulo interpretativo, “Jano es hasta cierto punto su divinidad, porque mira hacia atrás a una serie de raíces y asociaciones y hacia adelante buscando la clarificación de la comprensión y el sentido.”

6. La poeta se envuelve en cuentos de historias y de viajes imaginarios como una manta. Una vieja leyenda australiana donde puede sentir el poder y el misterio de una piedra inmensa. Lugar encantado, justamente, donde es posible confesar, “quise ser esa niña encerrada en una piedra”. O la sensación de seguridad que solo puede desprenderse de alguna sentencia, como que “ciertos libros dicen que los libros te roban el alma y dejan a cambio/un silencio perfecto, como un regalo”.

Si para los historiadores el “todo es ficción” de Ricardo Piglia entra en un terreno altamente resbaladizo y pantanoso, en los materiales literarios entra casi en una perfecta sintonía. Es el caso de algunos poemas de Geología. Justamente, como señalé en “Resistencia”, pero también en “Basalto”, donde las palabras son importantes: “las historias contadas una y otra vez (…) sostuvo la casa”.

[blockquote author=»» pull=»normal»]El poeta no es el testigo operante de recuerdos nuevos, sino el que fabrica recuerdos inventados, el que pretende intervenir en el pasado.[/blockquote]

En “Azufre” señala, “a veces pensaste en diseñar/un mapa deliberadamente errático, por la sola belleza/de extraviarte en dibujos que no llevan a ninguna parte./O tal vez para obligarte a permanecer en el mismo sitio/preparando para siempre una partida,/ tu propia vida el lugar donde aprender la palabra viaje./ Y concluye, “Lo tuyo es escribir la historia de ese viaje”. Lo que aquí se plantea es la visión de viaje imaginario como un espacio de aprendizaje. Justamente allí funcionan las palabras, las creadoras de historias.

En “Sequía”, la historia y el viaje imaginario tiene como actores principales a los trabajadores de la tierra, aquellos que pueblan la historia, el pasado de su propia tierra. La elección no es casual y mucho menos inocente. No son los grandes terratenientes, los hombres de poder que figuran en las páginas de la historia oficial. Allí aparece una historia y un viaje imaginario. El poeta no es el testigo operante de recuerdos nuevos, sino el que fabrica recuerdos inventados, el que pretende intervenir en el pasado. La historia, entonces, no es con la que toma contacto el historiador profesional, que trata de reconstruir una experiencia lejana en el tiempo. En este punto, el poeta, por el contrario, construye el sentido de una experiencia perdida en el pasado. Aquí el poeta parece cuestionar al historiador, en cuanto siempre hay zonas de la interpretación que se resisten a ser comprendidas: el deseo, las sensaciones que pueblan su cabeza…

“Te gustaba observar cómo los campesinos,/en tu tierra alejada de los puertos,/volvían de la cosecha cabizbajos, para no deslumbrarse/ con el resplandor del sol./ (…) Adivinabas en esos ojos la intensidad/del deseo de viajar hacia los climas fríos./Casi nadie se iba, sin embargo:/es temible el destino que el sol atesora/para quienes desertan./ Quisiste contar las historias de esos viajes/que nunca sucedieron…/ Y más adelante afirma, “hablar es ya haber partido…”. Las palabras, una vez más, son las que crean aquello que no fue y que solo existen por ellas. Otra vez el pasado, otra vez el viaje imaginario, entrando en la casa de las palabras

7. En la entrevista ya mencionada, se le pregunta a Masin sobre los distintos registros de su poesía, lírica, intima, política. “No hay distinción entre esos registros, contesta la poeta, pienso lo lírico como profundamente político”. Me siento hermanado con esta idea de percibir la poesía, pero también con otras cuestiones. Bien podría decirse que, con su lectura y su interpretación, el lector, de algún modo, completa el libro. En mi caso, Geología funciona como una suerte de espejo. También a comienzos de los años 90 fui a Buenos Aires desde Santa Fe, también publiqué mis primeros libros en esa coyuntura de crisis, delimitando zonas muy próximas a la nostalgia provincial (la siesta, la inundación…), sí, poesía lírica, poesía política, poesía intima.

Aquellos años 90 pesaban como hierro en el campo de la poesía para los poetas que se los asociaba con la poesía lírica. Para decirlo de modo simple, estaba mal vista y se la ridiculizaba. Ricardo Herrera, director en ese entonces de Hablar de poesía, publicaba a jóvenes de distinta tendencia, los líricos y los antilíricos (simplificando las cosas al máximo). En varias oportunidades me contó que lo hacia deliberadamente para mostrar, de alguna manera, los contrastes y, sobre todo, la falta de apertura de aquellos que, vestidos con sus trajes de antlíricos furiosos, se jactaban de abiertos y de pluralistas. En ese marco, escriben sus primeros libros Masin (pero también Battilana, Malatesta…). Hoy puedo decir que, pensando en Herrera, siento que me contó su estrategia puesta en obra en Hablar de poesía como si viera desde el futuro. Sentado ahora en el futuro de ese pasado, convengamos, que los pronosticadores del fin de la historia (como machacaban desde algunos sitios de poder), como los del fin de la poesía lírica se equivocaron. Mucho. Los trabajos de Masin son un hermoso botón de muestra.

 

 

Primates en riesgo

Primates en riesgo

Las cinco especies de primates no humanos que viven en la Argentina están en riesgo de extinción. Por eso se puso en marcha una estrategia que apunta a asegurar su supervivencia.

En marzo pasado, investigadores del CONICET lideraron el taller participativo para el Plan Nacional de Conservación de Primates de Argentina en la ciudad de Corrientes. Del encuentro participaron especialistas en primates del Instituto de Biología Subtropical de Iguazú, del CeIBA y del Proyecto Carayá Rojo.

Además de los primatólogos que desarrollan sus líneas de estudio en distintas Unidades Ejecutoras del CONICET, del encuentro participaron representantes de organismos del Estado nacional, así como también de dependencias de las provincias de Corrientes, Chaco, Misiones y Formosa, además de diferentes asociaciones no gubernamentales.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Las principales amenazas son la destrucción de su hábitat por el uso de la tierra, el comercio ilegal y el resurgimiento de enfermedades como la fiebre amarilla.[/blockquote]

Durante las cuatro jornadas de trabajo, los participantes sentaron las bases para la elaboración de un documento que tendrá alcance nacional y que definirá las estrategias necesarias para conservar los primates no humanos y los bosques que ellos habitan en el país.

“Fue un encuentro inédito para estas especies y confiamos en que los resultados se traducirán en un plan que, de cumplirse efectivamente por todas las partes involucradas, permitirá conservar a los monos”, destacó el investigador independiente del CONICET en la Estación Biológica Corrientes, Martín Kowalewski.

TENEMOS UN PLAN

Durante el taller se consensuaron siete objetivos específicos y 32 acciones para revertir las amenazas contra los primates. El plan diseñado para Argentina sigue los lineamientos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).

En la Argentina habitan cinco especies de primates no humanos y todas se encuentran bajo alguna categoría de amenaza, con poblaciones locales en declive, según la reciente clasificación de mamíferos que se realizó a nivel nacional. El mono aullador rojo (Alouatta guariba clamitans) es el más comprometido y se considera amenazado, mientras que el carayá (Alouatta caraya), el mirikiná (Aotus azarae), el caí negro (Sapajus nigritus) y el caí de las yungas (Sapajus cay), se encuentran en estado vulnerable.

Las principales amenazas a las que se enfrentan estos animales son la destrucción de su hábitat debido al cambio en el uso de la tierra, el comercio ilegal y el resurgimiento de la fiebre amarilla, entre otras enfermedades.

“Estos planes han tenido excelentes resultados en países como Brasil, donde ya trabajaron con numerosas especies y han logrado importantes mejoras en la conservación de animales que se encontraban en riesgo. Nuestro objetivo es elaborar un plan que se traduzca en un compromiso multisectorial para cuidar las especies que estudiamos”, señaló Kowalewski.

LOS DESAFÍOS 

“Uno de los desafíos más grandes que tenemos los primatólogos es proteger las especies de primates y los bosques donde habitan. Y no es poco. Es casi un hecho que los primatólogos deben convertirse en activistas de la conservación, en divulgadores de los problemas que afrontamos en término de pérdida de biodiversidad y en ciudadanos políticos pensando soluciones. Esto significa ofrecer ideas a los tomadores de decisiones para que puedan implementarse a nivel local y regional. Trabajos recientemente publicados indican que casi el 75% de las poblaciones de primates están en estado de declinación, o sea están desapareciendo de a poco. Y se asocia esta situación a problemas comunes en todo el mundo tales como el avance de frontera agrícola-ganadera, la minería, la deforestación, el comercio legal e ilegal de animales, el uso de animales salvajes para alimentación, el aumento incesante de la interfase doméstico/humana con animales silvestres y la creciente distribución desigual de recursos”, remarcó Kowalewski.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“Trabajos recientes indican que el 75% de las poblaciones de primates están en estado de declinación, o sea están desapareciendo de a poco”, cuenta Martin Kowalewski.[/blockquote]

Lo más paradójico de todo esto, es que las soluciones están ahí. Todavía podemos revertir estas tendencias. Aunque parece complejo se necesitan cambios de patrones de consumo y decisiones políticas nacionales y globales que lleven a alivianar estos embates que sufre la biodiversidad. Si bien está claro que todo comienza con un cambio individual, también es evidente que se necesitan decisiones colectivas y políticas para generar urgentes cambios de rumbo.

Martín Kowalewski es investigador del CONICET y director de la Estación Biológica de Corrientes y tuvo la tarea de coordinar y facilitar el Taller junto a Silvana Peker de la Dirección Nacional de Biodiversidad (SAyDS). Leandro Jerusalinsky es Coordinador del Centro Nacional de Pesquisa e Conservação de Primatas Brasileiros, quien brindó apoyo a la Argentina como facilitador y coordinador del Taller.

Desde la Asociación de Primatología Argentina indicaron que próximamente se publicarán los resultados en un libro y se instará al estado nacional y a los gobiernos provinciales a que impulsen normativas específicas que permitan la aplicación de las medidas acordadas durante el taller.

 

En base a El Territorio / Conicet / Asociación de Primatología Argentina / Instituto Jane Goodall Argentina – Foto portada Mario Rovina

 

 

 

 

 

Del crucifijo a la pantalla

Del crucifijo a la pantalla

La religión es un fenómeno social cuya capilaridad resulta indiscutible, a pesar del celebrado proceso de secularización, que se muestra más enunciado que en acto. El cine ha reflejado está capilaridad de múltiples formas, desde representaciones de pasajes bíblicos hasta el uso de metáforas religiosas en clave crítica o irónica.

Uno de los fenómenos históricos más significativos del último siglo es el de la secularización, entendida como la desaparición de los discursos e imágenes religiosas de la esfera pública cotidiana. Este proceso afectó campos tan dispares como la educación, las investigaciones científicas, la noción de democracia y las políticas fiscales. Mientras la discusión sobre la separación del Estado de la Iglesia está más vigente que nunca, el peso de los siglos de omnipresencia religiosa en la cultura popular salpica también distintas formas de entretenimiento actual, con el cine a la cabeza.

Las historias de enviados, crucifixiones y resurrecciones pueblan las pantallas tanto de manera explícita como sugerida. Sin que necesariamente el Hijo de Dios aparezca en escena, son numerosos los filmes que utilizan esquemas narrativos y recursos estéticos fuertemente enraizados en los relatos bíblicos. Es el resultado de la naturalización de un frondoso imaginario difundido a lo largo de siglos de tradición y evangelización. Un universo con el que estamos muy familiarizados, ya que forma parte de nuestra cultura desde mucho antes que los hermanos Lumiere exhibieran su registro de los obreros saliendo de una fábrica a fines del siglo XIX.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Ávidos de que la gente que concurría a misa llenara también las salas, los pioneros del cine no tardaron en tomar la historia de Jesús como favorita para adaptar a la pantalla. Solo durante los primeros cinco años de existencia cinematográfica se rodaron cuatro versiones distintas de la Pasión de Cristo.[/blockquote]

Así como dentro del mundo musulmán la representación visual del profeta Mahoma continúa siendo un tabú, el cristianismo primitivo también prohibía la adoración de pinturas y esculturas de temática religiosa. Los primeros profetas consideraban que estas podían distraer la atención del creyente, quien debía centrarse en lo puramente divino. Cuando en el siglo VIII se produjo el enfrentamiento entre los iconoclastas y los partidarios de los íconos religiosos, las discusiones fueron intensas. Como bien señaló el historiador del arte Ernst Gombrich “La Iglesia temía la idolatría, pero dudaba en renunciar a la imagen como medio de comunicación”. El destino quedó sellado cuando el emperador Constantino I se convirtió a la por entonces nueva religión, decisión que desató fuertes enfrentamientos en varios puntos del imperio.  Con el debate finalmente ganado por los iconófilos, las imágenes se propagaron por toda la región. Hay que tener en cuenta que, como la mayoría de las personas no sabían leer latín, el uso de un soporte visual fue fundamental para la difusión del cristianismo. El naciente arte sacro obligó a los artistas a usar una mezcla de creatividad y prudencia para hacer visible lo que hasta ese momento era intangible. Debido a esto los pintores y escultores recurrieron sobre todo a mitos ajenos para darle forma la naciente iconografía cristiana, tomando especialmente patrones del imaginario de la Roma Imperial. Con la difusión del catolicismo por toda Europa el rostro de Cristo perdió sus rasgos más étnicos, volviéndose caucásico en las representaciones. Para la llegada del Renacimiento los feligreses ya habían asimilado la idea de que el Mesías, la Virgen y los demás santos se veían tan europeos como ellos.

Serían motivos más comerciales los que, siglos más tarde, impulsarían la existencia de las primeras cintas religiosas. Ávidos de que la gente que concurría a misa llenara también las salas, los pioneros del cine no tardaron en tomar la historia de Jesús como favorita para adaptar a la pantalla. Solo durante los primeros cinco años de existencia cinematográfica se rodaron cuatro versiones distintas de la Pasión de Cristo. A la hora de la puesta en escena, el nuevo arte no dudó en abrevar en las gigantescas pinturas de las iglesias o en las dolidas escenas de las estampitas de santos populares como soporte estético. Un buen ejemplo de esto es la producción francesa “La Vie et la Passion de Jésus-Christ” (1904) en la que la escena de la Última Cena está directamente basada en la célebre pintura de Leonardo Da Vinci. Este tipo de citas pictóricas se pueden rastrear en gran parte de las películas épicas del periodo clásico. Con el tiempo se desparramarían por todo el cine, aún en aquel que carece por completo de intenciones religiosas.

Al avanzar el periodo mudo, D.W. Griffith, con “Intolerancia” (1916), y Cecil B. DeMille, con “Los diez mandamientos” (1923) y Rey de reyes” (1925), se encargaron de fijar los patrones que caracterizarían al grueso de los filmes basados en los evangelios. Aunque fueron muy criticados desde lo ideológico, ambos realizadores tenían un notable talento para la construcción de escenas visualmente impactantes, muchas veces influenciadas por el arte sacro. Estos films continuaron con la occidentalización del rostro de Jesús, que en la pantalla abandonó los rasgos hebreos en favor de una apariencia más blanca. Este proceso se cerrará con el actor sueco Max Von Sidow interpretando al mesías en “La más grande historia jamás contada” (1965) y los ojos azules del británico Robert Powell en “Jesús de Nazareth” (1977). Esta mini serie de Franco Zeffirelli se transformó en el canon absoluto, con infinitas retransmisiones televisivas que quedaron grabadas a fuego en la memoria de quienes vivieron la época de Pascuas durante el siglo pasado.

Pero todo canon tiene excepciones, con producciones más audaces que empiezan a estrenarse partir de la década del 60’. “El Evangelio según San Mateo» (1965) de Pier Paolo Passollini supone una versión marxista de la historia, estéticamente despojada pero lo suficientemente espiritual como para ser premiada por la International Catholic Film Office. Por su parte, la voracidad de la música pop también se acercaría a la pasión bíblica, llevando a la pantalla el musical de Webber & Rice “Jesucristo Superstar”  (1974). Estos intentos de humanizar al Mesías pueden entenderse como la respuesta de la industria al Concilio Vaticano de 1962, el cual buscó modernizar muchos de los ritos y valores del catolicismo. Igualmente la Santa Sede siguió reacia a ciertas versiones heterodoxas de los evangelios, como ocurrió cuando los Monty Python estrenaron “La vida de Brian en 1979 y sus miembros debieron someterse a tediosas entrevistas para explicar su parodia sobre las escrituras. Aún mayor fue la polémica suscitada por “La última tentación de Cristo” (1988) de Martín Scorsese, que incluyó amenazas y movilizaciones. En la vereda de enfrente podemos ubicar a los cultos evangélicos, que apoyaron con entusiasmo la lectura casi gore de Mel Gibson en “The Passion of the Christ” (2004).

Pero el calvario cristiano puede aparecer en una película sin necesidad de incluir la figura del hijo de Dios. En este sentido la última escena de “Roma ciudad abierta” (1945) de Roberto Rossellini está llena de connotaciones bíblicas, remplazando los centuriones romanos por soldados fascistas. Carl Thodor Dreyer también planteó la posibilidad de la trascendencia luego del sufrimiento y la persecución, tema cristiano por excelencia. En “La Pasión de Juana de Arco” (1928) el realizador danés retrata la figura de la heroína de Orleans, su proceso y ejecución, repitiendo varios de los patrones del relato religioso, logrando una de las grandes obras maestras de todos los tiempos. Incluso Luis Buñuel, un reconocido ateo, inundó de referencias cristianas películas como “Nazarín”, “Viridiana” y “La Vía Láctea”, aunque con un fin moralmente opuesto.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Pero el ejemplo más reciente de parábola mesiánica lo constituye la Trilogía Matrix, que no solo recurre a la inevitable figura de “el enviado”, si no que desde el nombre de sus personajes (como ocurre con Trinity) ya da pistas de que su estética cyberpunk es solo un envoltorio para hablar de temas más importantes.[/blockquote]

En varios de estos títulos aparece el mito de la segunda venida del Mesías, una idea cristiana que reaparece camuflada numerosas veces en el cine, especialmente en las películas de género. El guionista de “El día que paralizaron la tierra” (1952) de Robert Wise reconoció que el extraterrestre Klaatu que viene a advertir a la raza humana sobre su extinción es una versión en clave sci-fi del Cristo de los evangelios. En esta línea también pueden interpretarse los extraterrestres bondadosos que pueblan la filmografía de Steven Spielberg. Por otro lado, los paisajes desérticos del western albergaron varias veces la historia del justiciero errante y desconocido que llega a una población para modificar profundamente las vidas de sus habitantes, desapareciendo luego misteriosamente. Basta recordar el clásico “Shane, el desconocido” (1952) que ejerció una fuerte influencia en Clint Eastwood a la hora de realizar “El jinete pálido” (1985). Allí el actor y director interpreta a un personaje similar al de la historia original, llamar haciéndose llamar “el predicador”.  Pero el ejemplo más reciente de parábola mesiánica lo constituye la Trilogía Matrix, que no solo recurre a la inevitable figura de “el enviado” ya mencionada, si no que desde el nombre de sus personajes (como ocurre con Trinity) ya da pistas de que su estética cyberpunk es solo un envoltorio para hablar de temas más importantes.

El teólogo Rudolph Otto acuñó el término numinoso para designar a todo evento o imagen que enfrenta a un individuo a lo divino, poniéndolo “en presencia de aquello que es un misterio inexplicable que está en lo alto, más allá de todas las criaturas”. En un mundo secular como en el que vivimos esta idea parece anticuada, sin embargo ese sentimiento apabullante excede la retórica religiosa. Andrei Tarkovsky, un realizador tan creyente como talentoso, sostenía que atravesamos un periodo de ceguera espiritual y que el arte es lo único que puede permitirnos cierto acercamiento a la Verdad. En consonancia con esta visión, el director ruso concluyó su obra maestra “Andrei Rublev” (1966) con las tomas a todo color de los íconos religiosos pintados por el protagonista. Son obras fascinantes, que intimidan por su belleza, aunque uno no sea una persona de fe.  Hoy, al igual que los feligreses medievales, seguimos creyendo en la fuerza de las imágenes, buscando la existencia de algo más detrás de ellas. Completamente desencantados, todavía rastreamos milagros en los fotogramas del cine como quien busca mensajes ocultos en la cúpula de una catedral.

Judaísmo musical

Judaísmo musical

Es la música lo que nos conecta con la divinidad, el canto como la voz más allá de la voz, como la voz más allá de las palabras. La música y la oración se confunden, como un hechizo, nos elevan, nos llevan más allá de nosotros mismos. El ser de los judaísmos es la música que hace de los ellos las formas de habitar el mundo. El judaísmo es sus ritos, sus ritmos, sus cantos.
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El apocalipsis de las ranas

El apocalipsis de las ranas

Una enfermedad mortal arrasa poblaciones de ranas por todo el mundo y contribuye al declive de muchas especies y la completa extinción de otras.

Un reciente estudio revela que hay un hongo que infecta a las ranas hasta pararles el corazón. Coloniza su piel y el animal responde creando más queratina, la proteína básica de la epidermis, pero lo que consigue es alimentar al hongo, obligando a la rana a crear más. La carrera acaba en una hiperqueratosis, con el anfibio lleno de costras.

El problema es que ranas, sapos, tritones o salamandras usan la piel para respirar, como si fuera un pulmón, y acaban ahogándose. Al final de esta alocada carrera, la mayoría muere de un fallo cardíaco.

La enfermedad mortal, la quitridiomicosis, está presente en más de 60 países, y es causada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis y se ha convertido, según un nuevo estudio, en el patógeno que más daño ha hecho a la biodiversidad en la historia.

«Nuestros resultados muestran el declive de 501 especies a causa del hongo quítrido y es una estimación conservadora, siendo muy probable que muchas otras también se estén viendo afectadas», dice el ecólogo de la Universidad Nacional Australiana y coordinador del estudio, Ben Scheele. «Otros patógenos de la vida salvaje también han provocado declives, pero ninguno en la escala del quítrido de los anfibios», añade.

[blockquote author=»» pull=»normal»]La enfermedad mortal está presente en más de 60 países y según un nuevo estudio es el patógeno que más daño ha hecho a la biodiversidad en la historia.[/blockquote]

El trabajo, en el que han participado más de 40 científicos entre los que están los mayores expertos mundiales en anfibios y sus enfermedades, arroja unas cifras enormes: de las quinientas especies afectadas, la cuarta parte ha perdido el 90% o más de sus poblaciones. Otras 90 especies directamente han desaparecido. La letalidad del hongo es tal que algunas, como el sapo dorado (bosque de Monteverde, Costa Rica) se extinguió tres años después de las primeras infecciones.

UN ASESINO SILENCIOSO

Batrachochytrium dendrobatidis, conocido como el hongo asesino de anfibios, es un hongo quítrido que se transmite con mucha facilidad de animal a animal y se propaga rápidamente por la naturaleza.

Causa la enfermedad quitridiomicosis que se localiza en la piel de los animales, afectando su capacidad para regular los niveles de agua y electrolitos y provocando insuficiencia cardíaca.

Los análisis revelan la existencia de cuatro linajes genéticos del hongo: tres de ellos están distribuidos por todo el mundo y el cuarto solo se halla en las ranas nativas de la península de Corea.

El linaje coreano contiene mucha más diversidad genética que el resto y sería el más parecido al ancestro que originó todos los linajes actuales del hongo: los tres distribuidos por el mundo provienen del linaje ancestral.

”Se trata de unos resultados inesperados con los que con seguridad podemos decir que estos hongos vienen de Asia”, señala a Efe Jaime Bosch, del Museo Nacional de Ciencias Naturales MNCN-CSIC) y coautor del estudio, quien no obstante indica que si bien se sabe que el origen es Corea es difícil aún afinar con mayor precisión.

LAS PRINCIPALES CAUSAS

Según subraya el investigador, la globalización y el comercio de especies silvestres son las principales causas de esta pandemia mundial, y permiten que continúe la propagación de la enfermedad.

«Los humanos están moviendo plantas y animales alrededor del mundo a un ritmo cada vez más rápido, introduciendo patógenos en nuevas áreas», advierte, apuntando que es necesario mejorar la regulación de la bioseguridad y el comercio de vida silvestre para prevenir más extinciones en el mundo.

El trabajo del equipo determinó que muchas especies aún corrían un alto riesgo de extinción en los próximos 10 a 20 años debido a la quitridiomicosis, por las continuas disminuciones, según el experto.

«Saber qué especies están en riesgo puede ayudar a dirigir la investigación futura para desarrollar acciones de conservación para prevenir las extinciones», subraya Scheele, apuntando que los programas de conservación en Australia habían prevenido la extinción de las especies de ranas y habían desarrollado nuevas técnicas de reintroducción para salvar algunas especies de anfibios.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Las principales causas de esta pandemia mundial son la globalización y el comercio de especies silvestres.[/blockquote]

LAS RANAS SE DEFIENDEN

Pero quizás hay una esperanza para las ranas que se enfrentan a este devastador apocalipsis. Un nuevo estudio publicado a finales de marzo en la revista Science encontró que las poblaciones de varias especies de ranas en Panamá parecen estar adquiriendo una resistencia al patógeno. El estudio fue llevado a cabo por científicos en instituciones de investigación en los EE. UU. y Panamá.

“En este estudio, hicimos el apasionante descubrimiento de que un puñado de especies de anfibios —algunas de las cuales se creía que habían sido totalmente aniquiladas— están persistiendo y puede que incluso se recuperen después de brotes de la enfermedad mortal”, dijo en un comunicado la autora principal del estudio, Jamie Voyles, ecologista de enfermedades de la Universidad de Nevada, Reno. “Queríamos entender cómo estaba sucediendo. ¿Era un cambio en el patógeno, las ranas o ambos?”.

Voyles, Byrne y sus colegas miraron las muestras del patógeno y la rana huésped recogidas en Panamá, antes, durante y después de la infección del Bp. Encontraron que, aunque el hongo todavía es tan mortal como lo era antes del brote, ahora las ranas parecen más propensas a sobrevivir después de la infección.

“La evidencia sugiere que el patógeno no ha cambiado. Es posible que los huéspedes hayan desarrollado mejores defensas durante un periodo de tiempo relativamente corto”, dijo. “Encontramos que casi una década después del brote, el hongo patógeno todavía es igual de mortal, pero las ranas en Panamá están sobreviviendo y podrían tener mejores defensas contra el hongo. Esto sugiere que algunas de las ranas de Panamá podrían estar contraatacando”.

Los autores del estudio de Panamá dicen que sus hallazgos ofrecen una esperanza para la supervivencia de los anfibios de todo el mundo, pero advierten de que incluso si muchas especies mantienen esta resistencia, detectar los especímenes que sobreviven a la infección y ayudarles a persistir y proliferar requerirá extensivos esfuerzos de seguimiento.

 

 

En base a El País / Mongabay / La Vanguardia

Foto de portada de Joel Sartore / National Geographic