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Erik Olin Wright o el anticapitalismo sensato

Erik Olin Wright o el anticapitalismo sensato

Erik Olin Wright fue uno de los más destacados pensadores del marxismo analítico, postuló un optimismo de la inteligencia como estrategia de construcción de un mundo mejor. En su obra (que aquí se comenta brevemente) propuso una fórmula mucho más sencilla (y probada) de lo que pareciera a simple vista: más democracia en todos los terrenos como antídoto contra el capitalismo.

Casi como en la canción de Silvio Rodríguez, el gran pensador se despidió de sus amistades diciendo “Me muero como elegí”. Lo comentó en su blog al comenzar este año 2019: “Me quedan tres o cuatro semanas de vida”. Explicaba allí que ante el cáncer de hígado, había decidido (y se lo había comunicado a sus médicos) maximizar sus energías para seguir escribiendo hasta el final, y para poder despedirse de su familia y sus seres queridos. No se quejaba: “Fueron 72 años maravillosos”, escribió. Las posibilidades de sobrevivir algún tiempo más estaban asociadas a una pérdida de su autonomía y de su conciencia. Por eso optó: “Me queda una cantidad limitada de tiempo en esta maravillosa forma de polvo de estrellas. No siento ningún terror. No tengo ningún miedo”. El 23 de enero, un tuit de uno de sus alumnos confirmaba la muerte de Erik Olin Wright.

EL CAMBIO YA EMPEZÓ

Sociólogo destacado y expresión clave de la corriente conocida como “marxismo analítico”, Wright decía que “el mundo no está preparado para ir hacia una forma alternativa basada en la solidaridad, la igualdad y la democracia. Nosotros debemos preparar al mundo para eso. Las alternativas son creadas por seres humanos que se reúnen y deciden”. Como parte de su convicción se dedicó a estudiar “utopías reales”, como por ejemplo las cooperativas de trabajo, las “empresas recuperadas” de la Argentina: “Una forma de convertir una empresa capitalista en una cooperativa gestionada por sus trabajadores. Hay dos formas diferentes en las cuales se forman las cooperativas. Una forma es cuando un grupo de gente se junta y decide empezar un negocio con lógica de cooperativa más que desde las bases capitalistas convencionales. Entonces, los trabajadores autogestionan una firma democráticamente y toman sus propias decisiones. Otro modo se da cuando los trabajadores transforman una empresa capitalista existente en una cooperativa”.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“El mundo no está preparado para ir hacia una forma alternativa basada en la solidaridad, la igualdad y la democracia. Nosotros debemos prepararlo mundo para eso” señalaba Wright. [/blockquote]

Wright estaba seguro de que ése es el camino por el cual la humanidad va a avanzar en formas de organización social diferentes. Y estaba convencido de que ese camino ya comenzó a ser transitado pero no por gobierno o revolución alguna, sino por las formas concretas que seres humanos a lo largo y a lo ancho del planeta vienen desarrollando desde hace tiempo. Y esa convicción no se basaba en ningún dogma, en ninguna supuesta planificación de transformaciones revolucionarias futuras, sino en datos. En hechos. Y en un análisis riguroso, de base marxista pero “sin boludeces”. Para que su mirada se comprenda mejor, conviene citarlo textualmente:

“Si se piensa en quinientos años atrás, no ocurrió que un grupo de comerciantes, banqueros y artesanos se sentaron alrededor de la mesa y dijeron: ‘Odiamos el feudalismo, ¿cómo podemos destruirlo?’. No. Construyeron alternativas al feudalismo en las ciudades, en pequeños espacios, donde pudieron, y luego expandieron esos espacios y lo hicieron en colaboración con segmentos de la clase feudal, que encontró ventajoso permitir que el capitalismo surgiera y se desarrollara a pesar de que en el largo plazo su surgimiento y desarrollo socavaría las bases del feudalismo. Así que mi visión en pos de transformar el capitalismo tiene ese carácter. La idea de ‘utopías reales’ combina esfuerzos para resolver problemas dentro del capitalismo y neutralizar los daños con el esfuerzo de erosionar el capitalismo mediante la construcción de alternativas”.

UTOPIAS REALES QUE CRECEN DESDE EL PIE

Pocos años atrás Erik Olin Wright anduvo por el Río de la Plata, presentando su libro más reciente: Construyendo utopías reales (2014). Un libro singular, sin duda: en un contexto global donde las desigualdades crecen sin freno –desigualdades tanto socioeconómicas como en relaciones de poder– la búsqueda de alternativas al capitalismo aparece como un desafío ético. Pero lo apasionante es que la aparente paradoja del título (¿utopías reales?) es abordada con una estrategia sencilla, bien “analítica”: saltando sobre la dogmática obviedad de que cualquier propuesta de repensar lo establecido será tachada de “utopía”.

El magistral trabajo de Olin Wright sienta las bases para un conjunto de alternativas concretas a la forma de organización socioeconómica que denominamos capitalismo. Ese conjunto de alternativas está documentado y es fruto de un relevamiento sistemático de prácticas rigurosas y comprometidas, pero además exitosas: utopías existentes, bien reales, que según Wright están llamadas a convertirse en un hito del pensamiento social del siglo XXI.

Presentado por algunos críticos como un planteo ingenuo u optimista, la mirada de Wright se asentaba sobre un optimismo de corte gramsciano, “esencial si se quiere transformar el mundo”. Las experiencias exitosas que señala en su trabajo van desde las empresas recuperadas de la Argentina (a las que vino a conocer y estudiar) hasta las instancias de presupuestos participativos en diferentes ciudades del mundo; desde la labor voluntaria cooperativa que se expresa en las redes de software libre o en Wikipedia –donde miles de personas que no se conocen entre sí trabajan gratis para poner conocimiento en manos de todos– hasta los millones de voluntarios que en todo el planeta hacen posible una innúmera cantidad de actividades en las que criterios como “beneficio”, “utilidad” o “conveniencia” no tienen ningún sentido si no son colectivos; desde huertas comunitarias que permiten la supervivencia de comunidades aborígenes hasta ideas innovadoras como la renta básica universal, son todos inspiradores horizontes hacia otro mundo de “igualdad social, libertad genuina y desarrollo de las potencialidades humanas”.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Para Wright, la forma de trascender el capitalismo es a través de un proceso creciente de democratización.[/blockquote]

Si para André Gorz la salida del capitalismo ya empezó, para Erik Olin Wright ese mundo diferente está construyéndose ante nuestros ojos, aunque no estemos demasiado atentos a esa trabajosa construcción que, como la pared, “crece por hiladas” y lo hace, claro, “desde el pie”. No desde arriba.

MARXISMO “NON-BULLSHIT”

Wright, nacido en 1947 en Berkeley (USA), es uno de los pensadores clave del marxismo analítico, una corriente académica nacida como reacción al dogmatismo y oscurantismo hegemónico en el panorama mundial del pensamiento marxista, y no solo al marxismo de la Academia Soviética (que para esa época aun existía). Una reacción a lo que calificaban como “Bullshit Marxism” (“bullshit” en inglés equivale a “boludeces” o “tonterías”). El grupo postulaba entonces un «Non-Bullshit Marxism» (“marxismo sin boludeces”) y su intención era construir un análisis riguroso de las temáticas tradicionales del marxismo pero suprimiendo categorías filosóficas imposibles de comprobar empíricamente, así como los elementos dogmáticos y metafísicos presentes en el pensamiento de Karl Marx. Entre los representantes más destacados de ese grupo, además del propio Wright, se encuentran Gerald Cohen, John Roemer, Jon Elster, Adam Przeworski y Philippe van Parijs.

Wright gozaba de gran respeto académico porque en sus trabajos había revisado la teoría de las clases sociales, lo que reflejó en libros como Clases (1985), donde propuso la noción de las “localizaciones de clase contradictorias”, que contribuye a comprender los problemas que presenta la definición de las clases medias: las personas que pertenecen a ellas se sitúan en varias clases distintas con intereses contradictorios.

CAPITALISMO SEGÚN WRIGHT

Aunque el término tiene varias y variadas interpretaciones en la discusión académica, Wright  entiende al capitalismo como una economía de mercado combinada con una estructura social en la que existen al menos dos clases enfrentadas. En este sentido señala que cualquier sistema económico, ya sea capitalista, estatista o cooperativista, siempre será “de mercado” en la medida en que en él se coordinan intercambios voluntarios, ofertas, demandas y precios. En otras palabras, el mercado es preexistente al capitalismo y es posible pensar (y de hecho existen) mercados en los que los medios de producción estén en manos del Estado o sean gestionados por los propios trabajadores. Lo que caracteriza al capitalismo es el modo en que los propietarios del capital ejercen su poder a través de las empresas y el sistema económico.

Y si hay capitalismo, hay anticapitalismo: Wright identifica en esa lucha dos tipos de motivaciones fundamentales que son los intereses de clase y los valores morales. Podemos estar en contra del capitalismo porque daña los intereses materiales de nuestra clase social o porque ofende un conjunto de valores morales que nos parecen importantes.

El problema es que aunque hay muchas personas que tienen (o creen tener) sus intereses de clase bien definidos, la complejidad del capitalismo actual hace que haya grupos grandes de personas cuyos intereses de clase no están tan claros. Eso es lo que llama “posición contradictoria de clase”: personas que sin ser propietarios de medios de producción participan de la explotación de otras (un gerente de empresa) o por el contrario, personas que poseen medios de producción pero no explotan a nadie (la miríada de pequeños propietarios o productores autónomos), todo lo cual requiere repensar a qué llamar “clase trabajadora”. Será entonces aquella que no posee los medios de producción y no es autónoma en su trabajo. Por otro lado no se dieron los procesos de pauperización y de homogeneización de la clase obrera que preveía el marxismo clásico, lo que produciría la toma de conciencia anticapitalista. Más bien ha ocurrido todo lo contrario en cualquier país medianamente desarrollado (más allá de las cíclicas crisis).

De manera que una perspectiva anticapitalista contemporánea no puede basarse únicamente en los intereses materiales de clase: debe estar fundamentada en ciertos valores morales, que según Wright son igualdad/justicia, democracia/libertad y comunidad/solidaridad (es fácil relacionarlos con los ideales de liberté, egalité y fraternité de la Revolución Francesa.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“La idea de ‘utopías reales’ combina esfuerzos para resolver problemas y neutralizar daños dentro del capitalismo con el esfuerzo de erosionarlo mediante la construcción de alternativas”.[/blockquote]

HACIA DÓNDE

¿Puede haber un anticapitalismo sensato cuando todas las opciones que se presentaron como sus alternativas superadoras fracasaron económicamente o terminaron siendo pesadillas autoritarias que violaron derechos y libertades de los ciudadanos? ¿No es gracias al capitalismo que disfrutamos de confort, smartphones, Netflix, lavarropas, Internet, y todo aquello que nos permite vivir como jamás en la historia se había soñado? Sí, pero también caracterizan al capitalismo el absoluto fracaso en desterrar la pobreza, el agravamiento de las desigualdades, la amenaza de destrucción del planeta y la creciente desesperanza para millones en todo el mundo.

Para Wright, “uno de los objetivos de la transformación y emancipación sociales es crear un mundo en el que sea más fácil para la gente ser amable y generosa”. ¿Cómo hacerlo en un contexto dominado por un discurso triunfalista del capitalismo y en el cual “quejarse del capitalismo es como hablar del mal tiempo: te hace sentir bien pero no cambia las cosas”? Allí es donde enarbola un gramsciano “optimismo del intelecto”, para explorar alternativas realizables: las “utopías reales”, construcciones teóricas de carácter normativo, que apuntan a cómo podrían rediseñarse las instituciones sociales para generar cambios hacia una sociedad más igualitaria, pero siempre a partir de aspectos empíricos: utilizando como insumos experiencias concretas, instituciones reales.

Para Wright hay tres grandes poderes fácticos: el económico, el estatal y el social, y señala que la alternativa consiste en reforzar el poder social, entendido como la capacidad de movilización, cooperación voluntaria y acción colectiva, a través del rediseño de los arreglos institucionales vigentes. En sus palabras, se trata de “expandir y profundizar el componente socialista para alcanzar mayor empoderamiento social”. La vieja idea de subordinar el poder económico al poder social, tan rica y poderosa en las viejas corrientes de la izquierda, antes de que las experiencias autoritarias hicieran que se identificaran ficcionalmente dos de esos grandes poderes (el estatal y el social) dando lugar a las experiencias dolorosas (y trágicas en la mayoría de los casos) de los llamados “socialismos reales”.

En otras palabras, “socialismo” no es sinónimo de “estatismo” (como se creyó, como aun se cree en tantos sectores de pensamiento cooptado por los autoritarismos de izquierda) sino que se trata de la profundización de la democracia, entendida desde una posición fuertemente participacionista y no desde una concepción elitista, como la que caracteriza tanto a populistas como a liberales y republicanos clásicos, quienes creen que la sociedad es como un niño pequeño que debe ser guiado y conducido, y nunca sus opiniones o decisiones tenidas en cuenta.

Para Wright, por el contrario, el socialismo es entendido en este sentido como una “democracia económica”. Por eso se trata de democratizar la economía en cada lugar donde sea posible hacerlo. No es nada más ni nada menos que la vieja idea que el socialismo introdujo en la discusión pública hace ya unos 200 años. Jean Jaurès la había formulado de esta manera: “La democracia es el mínimo de socialismo y el socialismo es el máximo de democracia”. O como el concepto técnico de socialismo que postuló Durkheim cuando definió así a toda doctrina que reclama “la incorporación de todas las funciones económicas, o de algunas de ellas que actualmente son difusas, en los centros directores y conscientes de la sociedad”.

Pero lo más importante es que Wright sostenía (como la premio Nobel Elinor Ostrom) que ese proceso ya comenzó: la cooperación, la administración y gestión comunitaria de empresas y de bienes comunes tienen una enorme experiencia exitosa en todo el mundo. Precisamente por demostrarlo Ostrom recibió ese galardón.

SIETE VÍAS, TRES ESTRATEGIAS

Wright enumera siete vías para alcanzar la meta de acrecentar el poder social. Esos caminos van desde la regulación estatista hasta el “socialismo participativo”, pasando por algunas variantes de la socialdemocracia y del socialismo de mercado. Cada uno de estos modelos presenta algún tipo de acuerdo favorable al empoderamiento social, lo cual se hace factible sólo si se implementan conjuntamente. Así, tanto la regulación estatal (que no es lo mismo que el estatismo autoritario) como las asociaciones voluntarias de la sociedad civil, organizadas con el fin de producir bienes y servicios, confluyen en el mismo sentido. La participación de los trabajadores en la organización y en la propiedad de las acciones de las empresas (como ejemplo, las empresas recuperadas pero de ningún modo debería ser solo allí), la participación social en la elaboración de políticas públicas y en el control de su ejecución (por ejemplo en los presupuestos participativos) son algunas formas de  constituyen “arreglos institucionales” alternativos.

Así, la forma de trascender el capitalismo es a través de un proceso creciente de democratización. La democracia no es un simple procedimiento de selección de candidatos, ni se agota con la vigencia de ciertas libertades. En otras palabras, las democracias actuales son apenas primeras aproximaciones a una sociedad verdaderamente democrática: cuanto más democrática sea una sociedad, más humana e igualitaria devendrá.

Wright analiza tres tipos de estrategias de transformación social: la rupturista, la intersticial y la simbiótica. Esas denominaciones surgen de la actitud ante las instituciones vigentes: la primera (características de la tradición socialista revolucionaria) implica una ruptura total; la segunda (típica del anarquismo) sugiere la construcción de nuevas instituciones en las hendijas del sistema: así nacieron las cooperativas y los sindicatos. La tercera es la que Wright considera con más chances: la que intentó la tradición socialdemócrata, que supone aprovechar las instituciones vigentes para producir cambios cuantitativos que al final terminen impulsando cambios cualitativos. Una estrategia de “adaptación evolutiva”, en cuyo desarrollo se puede utilizar al Estado para solucionar problemas e incrementar el poder social.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Para Erik Olin Wright ese mundo diferente está construyéndose ante nuestros ojos, aunque no lo estemos detectando.[/blockquote]

EL DESTINO NO ESTÁ ESCRITO

Wright no descarta la combinación de las tres estrategias cuando las situaciones lo ameritan. Por ejemplo, determinados asuntos requieren estrategias rupturistas: la cuestión del cambio climático, el desastre al que nos conduce la actual forma de producción de energía, no admite otro tipo de estrategias.

Es más: para él, un proyecto a largo plazo que pretenda tener perspectivas de éxito debería afrontar el complicado problema de combinar esas estrategias. A esa combinación la llama “erosión”. Todas ellas presentan problemas, ninguna garantiza el éxito, pero en diferentes momentos y lugares, una u otra puede ser la más eficaz, aunque normalmente ninguna de las tres alcanza por sí sola. A fin de cuentas, la evidencia histórica no da ningún motivo para pensar que el capitalismo será demolido, transformado o derribado de un día para otro, porque nada en la historia natural ni mucho menos en la historia humana, ha sucedido de ese modo: la modificación de cualquier estado de cosas siempre pasa por diferentes tipos de transformaciones, a veces por acumulación de cambios graduales, a veces con saltos o rupturas, pero siempre en dilatados y trabajosos procesos, jamás de un día para el otro. Para volver al ejemplo citado por Wright en el inicio de esta nota: solo hay que mirar el paso del feudalismo al capitalismo, donde no hubo una revolución que arrasara con todo lo anterior; no fue otra cosa más que un proceso de erosión. Claro que la imagen de la toma del Palacio de Invierno, o la caída de la Bastilla, son potentes y simbólicas. Pero son solo eso.

En cualquier caso, no hay garantías de éxito. Nadie puede determinar por anticipado el alcance de ninguna de las vías ni de su combinación. Pero a no desesperar: esto no es algo exclusivo de la ciencia social o del socialismo, sino que la contingencia e incertidumbre de cualquier escenario posible se aplica también al sistema hegemónico vigente. “Dada la profunda incertidumbre acerca del futuro, tiene sentido mantener viva la llama de un conjunto de propuestas normativamente atractivas y coherentes dentro de nuestra imaginación igualitarista radical”.

UN ADIÓS CONSCIENTE Y COHERENTE

“Parece bastante mezquino quejarse después de haber vivido 72 años en esta extraordinaria forma de existencia que pocas moléculas en el universo llegan a experimentar”, dejó escrito Erik Olin Wright en su nota de despedida. “De hecho, utilizar la palabra ‘experiencia’ es maravilloso. Los átomos no tienen experiencia. No son más que materia. Todo lo que soy es materia. Pero organizada de forma tan compleja a varios niveles, que es capaz de reflexionar sobre sí misma y lo extraordinario que ha sido estar vivo y consciente de estar vivo”.

“Me encuentro en este rincón privilegiado de lo humano que ha conseguido, contra todas las probabilidades, no vivir una existencia de miedo y sufrimiento por las crueldades de nuestra civilización, que nunca ha sentido el miedo por el hambre, por su seguridad física, que siempre ha tenido los recursos necesarios para sacar adelante a su maravillosa familia, a sus hijos, en un entorno en el que creo que ellos también han sentido la seguridad física y han dispuesto de las necesidades básicas para florecer”.

En el prólogo de su obra Construyendo utopías reales, Wright había explicado por qué y cómo decidió utilizar esa posición privilegiada, negada a tantos otros congéneres de la especie humana: “Decidí aprovecharme de este privilegio extraordinario, no para llevar una vida de autoindulgencia sino para crear significado para mí y los demás intentando hacer del mundo un lugar mejor”.

En su carta de despedida también dijo: “Creo que mis intentos obstinados por revitalizar la tradición marxista y hacerla más relevante para la justicia y transformación sociales están asentados en un entendimiento científicamente válido de cómo funciona el mundo de verdad. No tengo quejas. Moriré en unas pocas semanas, satisfecho”, era como coronaba la carta. “No estoy feliz por morir, pero sí profundamente contento con la vida que he vivido, y que he podido compartir con todos vosotros”.

Declaración del Partido Socialista ante la situación venezolana

Declaración del Partido Socialista ante la situación venezolana

El Partido Socialista de Argentina, ante la crisis humanitaria, social, política y económica que sufre el pueblo hermano de Venezuela, reitera el llamado a un proceso de diálogo y entendimiento en el seno de la sociedad venezolana. Considera a la vez que el Gobierno del presidente Nicolás Maduro es principal responsable de la degradación institucional, que agrava el cuadro de violencia en que está sumido el país.

Dicho diálogo debe darse en un marco de absoluto respeto a los derechos humanos y garantías constitucionales, e involucrar a todos los sectores. Es fundamental además que este proceso de diálogo desemboque en elecciones transparentes, que cuenten con el apoyo manifiesto de la comunidad internacional.

Comunidad internacional que en esta hora debe hacer esfuerzos urgentes para encontrar el referido camino de diálogo y paz, a los efectos de detener la escalada de violencia y enfrentamientos entre compatriotas, que ya se ha cobrado decenas de muertos.

El Partido Socialista de Argentina considera que tomar posiciones que desconozcan a un sector de la sociedad y/o, aún más grave, avalen la injerencia directa internacional, alejan esta posibilidad.

En América latina deben primar la paz, la democracia y el respeto a la decisión democrática de los pueblos por encima de cualquier análisis o especulación internacional. En este sentido, merece un enfático rechazo todo tipo de intervención extranjera con fines espurios en la realidad venezolana actual.

Finalmente, el Partido Socialista de Argentina expresa, una vez más, su inquebrantable solidaridad con el pueblo venezolano.

Plásticos prohibidos

Plásticos prohibidos

A partir del primero de enero de 2019, ocho países del Caribe prohibieron la importación y uso de plásticos de un solo uso y poliestireno, como medida contra la contaminación ambiental generada por esos materiales.

Jamaica, Belice, Bahamas, Barbados, Costa Rica, Granada y Trinidad y Tobago prohibieron la importación de cajas de plástico y poliestireno de un solo uso, materiales derivados del refinamiento del petróleo.

La decisión fue tomada tras la realización de una serie de informes, que indicaban que dichos objetos forman parte de los diez principales artículos desechados en las costas del Caribe y suponen más del 50 por ciento del peso total de la basura que se recolecta en la zona.

Los beneficios del plástico son innegables. Es barato, liviano, duradero y fácil de hacer. Se puede usar de mil formas distintas. Nuestra comida se mantiene fresca por más tiempo gracias al plástico y la medicina moderna no existiría sin él. Pero las mismas propiedades que hicieron del plástico un producto revolucionario han propiciado un ciclo de producción irresponsable y un consumo y desperdicio excesivos.

Cada año descargamos en los océanos alrededor de 13 millones de toneladas de plástico, una parte de las cuales incluye micropartículas que entran en la cadena alimenticia, y que terminan afectando la salud de todos los seres vivos del planeta de una u otra manera.

CULPABLES

Según estudios de las Naciones Unidas (ONU) el mundo consume anualmente cinco billones de bolsas plásticas, principalmente hechas de polietileno, un polímero barato derivado del petróleo que tarda 400 años en degradarse.

Por otra parte, la espuma de poliestireno (otro derivado del petróleo utilizado en los envases térmicos de comida) demora 500 años en deshacerse bajo condiciones óptimas, pero la mayoría de los artículos nunca llega a descomponerse, advirtió la entidad.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Cada año descargamos en los océanos unos 13 millones de toneladas de plástico, incluidas micropartículas que entran en la cadena alimenticia y afectan la salud de todos los seres vivos del planeta.[/blockquote]

De continuar el actual patrón de uso y producción, la ONU prevé que para 2030, el mundo llegue a producir 619 millones de toneladas de plástico anuales.

Para el Caribe la situación se complejiza un poco más pues la región se compone de islas y destinos turísticos importantes, advirtieron expertos del organismo global.

Según los científicos, en la región la espuma de poliestireno de los contenedores para alimentos por si sola representa el cinco por ciento de los desechos sólidos.

Por el momento Haití tiene gran protagonismo en los esfuerzos a nivel regional, pues la isla vetó el uso de bolsas y envases de poliestireno en 2012.

En 2016 Antigua y Barbuda se sumó a la tendencia al prohibir los plásticos de un solo uso y hasta 2018 la medida se implementó también en Aruba, Colombia, Guyana, Puerto Rico, San Vicente y las Granadinas, y las Islas Turcas y Caicos.

LA GRAN MANZANA SIN PLÁSTICO

El primer día de 2019, Nueva York, una de las principales ciudades de Estados Unidos, también se sumó a la prohibición de plásticos de un solo uso. El alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, la directora del Departamento de Sanidad Kathryn García y el director del Gabinete de Sustentabilidad del alcalde, Mark Chambers, anunciaron juntos la ley que ahora entra en vigor.

Desde el año 2015, al menos, ya se habla de esta medida, pero sólo ahora es oficial. En la práctica, establecimientos de servicios de alimentación, tiendas y fabricantes no pueden tener, vender u ofrecer a sus clientes envases de poliestireno expandido (EPS).

Como resultado de la prohibición, los fabricantes y tiendas no pueden vender u ofrecer elementos de poliestireno expandido desechable, como vasos, platos, bandejas o recipientes. La nueva ordenanza también se extiende en el uso de este material en los embalajes.

A pesar de que la nueva norma se lleva preparando en los últimos cuatro años, habrá un “período de gracia” de seis meses, antes de que las multas se puedan imponer.

Mientras tanto, los departamentos de salud y de asuntos del consumidor van a realizar actividades de divulgación y educación en varios idiomas para empresas en los cinco distritos. En este período, las empresas pueden recibir una “tarjeta de advertencia” recordándoles la prohibición.

Con la entrada en vigor de esta normativa ya son más de 70 las ciudades estadounidenses (Washington DC, San Francisco, Minneapolis, Portland y Seattle entre ellas) que prohíben su utilización, mientras que en varias ciudades del mundo como París o Toronto el tema es objeto de debate.

A estas alturas sabemos que el plástico en todas sus variantes se ha convertido en un grave problema ambiental y sanitario en todo el mundo, las soluciones existen y los materiales biodegradables se encuentran primero en la lista, pero debemos empezar por usar menos plástico antes de que sea demasiado tarde.

 

En base a Ecoportal / Nodal / New York Times / BBC

De la Boca para afuera

De la Boca para afuera

Boca es uno de los clubes más importantes de la Argentina, hoy además en el centro de la política vernácula. En un año electoral, y tras algunas frustraciones, Gustavo Alfaro se ofrece como alternativa, con mucha grandilocuencia y poco margen de error.  

Llamó la atención la llegada de Alfaro a Boca. No por la probada capacidad del técnico sino por las formas. Su salida de Huracán estuvo contaminada. “Las historias me gustan escribirlas hasta el final”, había dicho profesando lealtad absoluta hacia el club de Parque Patricios. Como sabemos, ese discurso verborrágico terminó por chocar con la realidad y dio un giro destemplado ante la primera oferta formal del xeneize.

Pocas veces se ha visto un paso tan raudo de la humildad campechana, que pudo ser un recurso, a las pantallas televisivas y los micrófonos radiales. El raid mediático alcanzó hasta a la CNN local con el periodista Marcelo Longobardi, cual un predicador que todo lo sabe y soluciona, aún en asuntos por los que ni siquiera se lo consulta. Alfaro conoce  de medios, suele trabajar en algunos fuera de Argentina.

El tufillo a un posible posicionamiento del hombre que surgió en Rafaela y que llega maduro al cielo con Boca parece una maniobra repetida, de telenovela y costumbrista, que a la vez puede articular con cierto discurso oficial que remite a la meritocracia.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Alfaro nombró a Serrat y Borges varias veces, se escudó en la ley para explicar cómo en un estornudo se olvidó de los amores por el Ducó y puso proa a La Bombonera.[/blockquote]

Alfaro nombró a Serrat y Borges varias veces, se escudó en la ley para explicar cómo en un estornudo se olvidó de los amores por el Ducó y puso proa a La Bombonera, no se cansó de elogiar a todos, desde cracks a mediocres y desde Barros Schelotto a Gallardo. Por si fuera poco, se jacta de hablar con el Presidente y se adjudica, aprovechando su paso por el banco azul y oro, tener las capacidades para discurrir de política mano a mano con el propio Macri, además de no dejar pasar la oportunidad de divulgar que pronto almorzará, en Olivos, con él.

Raro todo para un club que navega en la incertidumbre deportiva y la depresión anímica. Se compran dos arqueros de selección, se gastan fortunas en algunos jugadores de calidad incierta, con una economía llena de dólares frescos productos de ventas de juveniles promisorios y exitosas políticas de marketing  pero que no consigue formatear un estilo en el juego, una identidad propia y mucho menos resultados internacionales que justifiquen los desembolsos.

Algo está claro, Alfaro se acomodó con su discurso a los tiempos de la dirigencia y es posible que también a los estamentos políticos que manejan los hilos del club. Surge el recuerdo de Tévez y su vuelta a la Argentina cuando se lo quiso instaurar como ídolo total por sobre la inquebrantable figura de Riquelme e inició un converso camino político pre elecciones presidenciales. En la televisión le contó a Fantino un extraño redescubrimiento de la pobreza en Formosa. Tras cartón, organizó un fastuoso casamiento en Uruguay, donde peregrinó la flor y nata del macrismo triunfante.

En ese entorno politizado aparece la figura de Nicolás Burdisso. Una gloria en Boca y respetado en Europa que supo expresar sus rebeldías ideológicas juveniles hasta el punto de señalarle públicamente a Guillermo Barros Schelotto un derechismo que el tiempo comprobó era real. Fue en una entrevista con la Rolling Stone, año 2004, durante la segunda primavera bianchista.

Lo que desconocemos, todavía, es si ese mismo tiempo transformó las ideologías de Burdisso o si su llegada a Boca no esconde ninguna otra razón que el amor por el club que lo vio nacer además de las lógicas expectativas profesionales. Eso sí, el ex zaguero internacional esta años luz de las giras mediáticas del técnico que eligió.

Para todos los protagonistas de estas historias las reglas futboleras y bosteras cambiaron en estos años. El espectador de cada domingo es dueño de su abono a platea y eso parece conformar un logro en sí mismo por encima de lo deportivo que pueda aportar el equipo. Es como pertenecer a algo exclusivo, y de hecho lo es. Ese aferrarse a los pocos centímetros de un asiento en la Bombonera quitó pasión a los efectos de triunfos y derrotas. Hay una cierta tolerancia en los espectadores que se fundamenta en la propiedad temporal de ese pequeño espacio al que se adhieren con lógica capitalista. Ese cambio cultural tiene orígenes económicos de clara base ideológica que el macrismo impuso como en un laboratorio sociológico.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Alfaro cuenta con respeto, pero no tiene ni cerca los apoyos sentimentales de los ex jugadores que oficiaron de entrenadores en el pasado reciente y eso acorta sus plazos. [/blockquote]

En ese ambiente deberá manejarse Alfaro y su idea de reflotar al Apache del ostracismo al que lo condenó Guillermo. No son los tiempos ni del Toto, ni del Maestro, ni del Virrey, ni del Coco. Mucho menos de camiones cargados de hinchas de clases populares que llegan a la cancha. Boca y su nuevo técnico parlanchín parecen entrar en un terreno peligroso en un año electoral. Se vota en el club y en el país.

Alfaro cuenta con respeto, pero no tiene ni cerca los apoyos sentimentales de los ex jugadores que oficiaron de entrenadores en el pasado reciente y eso acorta sus plazos. Además habló tanto que su paseo mediático comenzó a esmerilar la inicial simpatía con que muchos hinchas observaron su llegada.

El interrogante es conocer si alguien le marcó los pasos comunicacionales o todo es obra de su impronta personal. En cualquier caso parece que se intentó buscar una imagen de fortaleza y seguridad. Sin embargo, la saturación de presencia, adjetivos e historias personales pueden generar justamente lo contario.

Boca es deportivo ganar, dicen los protagonistas. Alfaro, es muy probable, que lo padezca como nadie. Tres partidos marcarán el clima y, si no hay resultados positivos, las citas y menciones literarias serán arrastradas al olvido como los papelitos del templo de la calle Brandsen.

El mundillo del futbol profesional no se encandila fácilmente con las bellas palabras y menos cuando sospecha que la idea fue impostar un personaje. Los hinchas de Boca, hastiados de tantos reveses históricos en el último tiempo, ya no quieren novelas ni lindas canciones. Como interpretó alguna vez Román, el máximo ídolo de la institución, su único deseo es volver a ser.

Treinta años extrañando a Zitarrosa

Treinta años extrañando a Zitarrosa

Cada vez más reconocido como uno de los creadores imprescindibles en el mundo de habla hispana, el oriental Alfredo Zitarrosa fue cantautor, escritor, locutor y periodista, pero sobre todo un poeta de enorme sensibilidad, y es hoy una de las figuras más reconocidas y destacadas de la cultura latinoamericana. En esta nota escrita a cuatro manos, lo evocamos tratando de volcar también algunos datos biográficos menos conocidos.

No fue el primero, pero sí el más grande de los cantores orientales. Corregimos: rioplatenses… junto con Gardel. Y en esto se incluye a todos los géneros, desde el folklore al rock, desde la balada al heavy metal. En su país todos (y en el nuestro un montón) caerán bajo su influjo. En el Uruguay, cada grupo, cada banda, cada solista versionó alguno de sus temas, y así, ‘sacando’ un tema suyo, cada oriental incorpora el ADN del zitarrosismo profundo, desgarrador, la tristeza de saber que “no hay dolor más atroz que ser feliz”.

Hay por lo menos treinta canciones de artistas que homenajean, directamente o no, al creador de cuya muerte se conmemoran hoy tres exactas décadas. Treinta canciones que compusieron en su honor desde el Chango Nieto al Cuarteto de Nos, desde César Isella a Fernando Cabrera, desde Teresa Parodi al venezolano Alí Primera, desde Victor Heredia al poeta Hamlet Lima Quintana, de Anibal Sampayo a Alejandro del Prado. Sin contar las versiones de sus canciones que han atravesado géneros y cuentan con versiones rockeras (como Adagio en mi pais, por La Triple Nelson) hasta metaleras, como A don José por Pecho ‘E Fierro.

Zitarrosa atraviesa. Edades, géneros, fronteras. Como lo supo Fernando Cabrera al organizar el histórico homenaje al cumplirse 80 años de su nacimiento (había nacido el 10 de marzo de 1936). Como lo supimos las miles de personas que esa noche vibramos allí, en ese tremendo, histórico homenaje que reunió a un increíble seleccionado de músicos hispanoamericanos para interpretar 23 de sus canciones en el Estado Centenario, entre ellos, Joan Manuel Serrat, Jorge Drexler, Liliana Herrero, Sebastián Teysera, Emiliano Brancciari, Pepe Guerra, Luciano Supervielle, Daniel Viglietti, Larbanois-Carrero, Malena Muyala, Hugo Fattoruso, Braulio López, Martín Buscaglia, Numa Moraes, Lisandro Aristimuño, Cristian Cary, Cristina Fernández.

52 años tenía Alfredo cuando falleció, hace hoy exactamente treinta. Y no es posible dejar de pensar en qué más habría entregado ese insólito creador que (como se lo presenta en la edición póstuma de su poemario Sonríe muerte) “solamente hallará su parigual en Gardel”, dudaba de sus condiciones, no se veía a sí mismo como nacido para cantar y hasta detestaba escuchar su propia voz en las canciones grabadas. No así, en cambio, su voz al recitar o al decir, voz tierna pero grave, modulada pero genuina, tan gramaticalmente inobjetable como rioplatense…

[blockquote author=»» pull=»normal»]Zitarrosa atraviesa. Edades, géneros, fronteras. [/blockquote]

Es que Alfredo no se pensaba músico. Sí periodista, y lo fue. (Y de los buenos. Escribió en el legendario semanario Marcha, de Carlos Quijano. Tuvo una columna titulada Fábulas materialistas, ahora reunidas y editadas en un libro. Hay una entrevista de 1970 a Joan Manuel Serrat. Está en You Tube). También locutor. Y lo fue. (Y de los buenos: fue presentador y animador, libretista e informativista, e incluso actor de radioteatro. Afirman que era brillante y que llegó a presentar en vivo a Julio Sosa y Edmundo Rivero).

También fue poeta, y lo fue. Y quizás fue lo que más fue de todo lo que fue (con 23 años, en 1959, ganó el Premio Municipal de Poesía de Montevideo, por su poemario Explicaciones, que sin embargo nunca quiso publicar. Sí está editado Sonríe muerte, que contiene algunos de los poemas de aquel libro premiado e inédito. Aunque son obras tempranas, revelan un poeta maduro y poderoso, que escribe para exorcizar el dolor. Como dice Amanecer Dotta en el prólogo: “Es un libro que hay que leer verso a verso. Y sufrirlo. Es una manera de entenderlo”). Ah: el jurado que lo premió estaba integrado por Juan Carlos Onetti.

Pero en 1964 Alfredo todavía no hacía música. Era periodista. Iba a trabajar en la TV de Perú pero algo salió mal y quedó sin laburo. Así llegó a la música, de casualidad, lejos de su país y por circunstancias azarosas. Lo contó así: “No tenía ni un peso, pero sí muchos amigos. Uno de ellos, César Durand, regenteaba una agencia de publicidad y me incluyó en un programa de televisión, me obligó a cantar. Canté dos temas y cobré 50 dólares. Fue una sorpresa para mí, que me permitió reunir algunos pesos”. Así empezó esa impresionante labor como cantor popular que lo llevaría a lugares impensados: el éxito y el exilio.

SUFRIR, AMAR, PARTIR

Alfredo nació Iribarne, no Zitarrosa, que fue el apellido de su padre argentino. Su tercer padre, diría el propio Alfredo. De su padre biológico nunca logró saber nada aunque siempre lo buscó “en las cosas”, como cantó en Explicación de mi amor. Su mamá Blanca Iribarne, lo anotó con su apellido, y poco después lo dio para que lo críen Carlos Durán y Doraisella Carbajal. (Durán era “milico”, como se les decía a los policías, y fue pensando en él que Zitarrosa compondría en 1970 su Chamarrita de los milicos). Pero por entonces fue Alfredo Durán. Con esa familia se mudó al campo, cerca de Trinidad y esa vivencia influyó mucho sobre su posterior obra, que aparece con una fortaleza muy especial pero además con un carácter mayoritario en su repertorio: en la vertiente rural, milonguera, folklórica. Al volver a Montevideo, al comienzo de su adolescencia, fue a vivir con su madre biológica y su esposo, el argentino Alfredo Nicolás Zitarrosa. Allí entoncés nació el Alfredo Zitarrosa del que hablamos. Que además, ahora tenía una hermana recién nacida. Ahí además Alfredo conoció el Barrio Sur. Y entonces nació (o se consolidó) la otra vertiente de su obra: la urbana, la candombera, la tanguera.

Pero todas esas vicisitudes no solo templaron sus cuerdas artísticas. Amanecer Dotta, que conoció a Zitarrosa en la niñez y adolescencia, asegura que “sufría como nadie que yo haya conocido”. Ese sufrir atraviesa sus canciones. Y ese sufrir es lo que trataba de exorcizar desde la creación artística pero también desde el compromiso político y social, desde la condición de artista que de verdad, sin pose, se siente al servicio de los intereses de los más débiles y consagra su labor a ese servicio sin dudarlo, desde su más profunda filosofía. Ese compromiso que lo lleva a la que quizás sea la máxima paradoja de una persona de su sensibilidad: pese a su reconocido sentimiento anarquista (que amerita una insólita autocrítica en décimas que recitará en un congreso del Frente Amplio) decide involucrarse en un partido político de la rigidez del Partido Comunista (aunque el PC uruguayo siempre haya sido más amplio y más sensato que su par argentino).

[blockquote author=»» pull=»normal»]Y así como pone el cuerpo en la política, lo pone en la vida. Sus músicos ganaban lo mismo que él: creía en la cooperativa como manera legal de combatir al sistema capitalista.[/blockquote]

Pero Zitarrosa no solo compone y graba canciones de apoyo y propaganda al Frente Amplio, como las Décimas de contrapunto, una canción frentista donde en formato de payada le explica a su interlocutor por qué debe votar al general Liber Seregni, el militar de izquierda que fue durante años la cara más importante del Frente Amplio. Además Zitarrosa pone el cuerpo como militante: en el garaje de su casa funciona un local de la naciente coalición de izquierda.

Y así como pone el cuerpo en la política, lo pone en la vida. Sus músicos ganaban lo mismo que él: creía en la cooperativa como manera legal de combatir al sistema capitalista. Y son miles las anécdotas que lo muestran tan tozudo e incorruptible como el que surge de su obra. Por ejemplo, cierta vez, en carnaval, un empresario le anunció poco antes de que subiera al escenario que tenía para pagarle la mitad del dinero pautado. Estaban previstos siete temas. Zitarrosa cantó tres y cortó el siguiente en la mitad. Explicó al público los motivos e invitó a los presentes a irse con él: “La seguimos en el boliche de la esquina”.

LA MUERTE ES UNA INGENUA ADIVINANZA

Zitarrosa, dice Rubén A. Fraga, “cultivaba un estilo contenido y varonil, y su voz gruesa y un típico acompañamiento de guitarras le dieron su sello característico. Una lucidez implacable, un cancionero que combinó un vocabulario preciso, elegante y popular, una música que le dio otro sabor a la milonga y la dotó de compromiso social. Y una responsabilidad total con sus músicos, con los que trabajaba en forma cooperativa”.

A treinta años de la partida de Zitarrosa, si se mira a la generación siguiente de artistas –y a los que quedan de la suya–, es difícil decir que alguien ocupa un lugar similar. Pero seguro son incontables los que de alguna manera formaron su paladar admirándose de imágenes como las de esos “espejos que imitan otra vida mejor, o la misma” en letras que independientemente de las melodías, trasuntan –palabra zitarrosiana si las hay– melancolía y soledad, que “con el alcohol, suelta un gorrión que por el aire del alma se va”.

¿Y acaso no fue eso lo que pasó con Alfredo, con ese exilio eterno, que aunque duró una dictadura, para él fue un extrañamiento eterno, interminable, y más allá de alguna alegría circunstancial, su gorrión del alma se fue en esos años? El retorno, el regreso a la patria no le alcanzó para revertir tanto dolor, tanto alcohol “azulado en humo y en vinos”. Fue en ese exilio inhumano que escribió “Todavía no han salido de mi tierra mis almas, ni han nacido los versos que escribiré algún día, cuando el puño cerrado y el corazón en calma, rimen odio y amor con honor y alegría”.

Ese Zitarrosa era el mismo que alguna vez, en la adolescencia montevideana, comenzó a gustarle eso de andar por los boliches, o por la rambla a la madrugada charlando de filosofía anarquista y de marxismo, tanto como leer y recitar a García Lorca, Machado, Vallejo o Bertolt Brecht. El que fue amando la bohemia, y la noche y sombras, que le permitían huir del dolor y de los fantasmas.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Pero con el exilio no pudo, ya no era el mismo varón que se había ido a Madrid, a México, a Buenos Aires. Está claro que el Uruguay musical no sería el mismo sin él, ni tampoco el Uruguay social o político.[/blockquote]

Pero con el exilio no pudo, ya no era el mismo varón que se había ido a Madrid, a México, a Buenos Aires. Está claro que el Uruguay musical no sería el mismo sin él, ni tampoco el Uruguay social o político. Anarquista devenido en militante del conjunto, capaz de hacerse una huelga a sí mismo en solidaridad con sus empleados, “Hago falta –comprendió sin falsa humildad–  yo sé que hago falta” y supo que su lugar era ése. Después de veinte discos, de una popularidad que ya trascendía fronteras, de una masividad que trascendió lo impensado, saber que hacía falta y saber cuál era su deber militante, no eran en absoluto una cuestión de ego. Al contrario: le pesaban, le hacían creer que podía y debía lograr más, que una canción suya podía obstaculizar o facilitar un cambio en las condiciones, y eso (no la remanida “inspiración”) lo llevó a escribir canciones como la indefinible Chamarrita de los milicos, esa canción increible en que procura que “los milicos” de pueblo no fueran confundido con los dictadores, en versos dirigidos a la vez a los militantes y a los “milicos”:

“Chamarrita cuartelera,

no te olvides que hay gente afuera,

cuando cantes pa’ los milicos,

no te olvides que no son ricos,

y el orgullo que no te sobre,

no te olvides que hay otros pobres”.

Así lo dejó escrito en la contratapa de uno de sus discos, años después:

“Cierta vez que canté esta chamarrita -a la sazón muy popular en mi país- en un recital cordobés, me vi envuelto en un debate con los estudiantes presentes, para quienes tuve que improvisar un largo epílogo, porque la consideraban “reaccionaria”. Yo sostenía -y sostengo- que la lucha de clases no cesa en la puerta de los cuarteles; los muchachos en cambio, aunque no todos, motivados por sus personales experiencias recientes, si bien no hacían del asunto una cuestión teórica, rechazaban en cambio el elogio del uniforme como un agravio personal. (…) Si la “Chamarrita de los milicos” hubiera sido útil, pienso fundamentalmente en la enorme importancia de esta discusión, que alguien quiso presentar como una porfía entre “castristas” y “castrenses”, cuando la verdadera divisoria pasa entre el Imperio y sus colonias, entre el Pueblo y nuestras respectivas oligarquías apátridas, desde el Atlántico al Pacífico, aquí y allá, en Chile y en mi país, en Brasil y en el Perú, en toda nuestra América Morena, que ya se levanta, sí, como un gigante herido, pero inmortal”.

Como se ve, Alfredo hacía falta. Y lo comprendió. Tal vez demasiado profundamente.

CON CONCIENCIA CLARA

“Nuestras democracias deben ser democracias profundas, con auténtica participación popular. La canción debe apoyar con actitud crítica, reflexiva. De Caupolicán a Túpac Amaru, de Artigas a Bolívar somos un continente con conciencia clara del futuro que nos corresponde, del derecho que tenemos a vivir en libertad, a fundar nuestra propia democracia en un debate abierto de todas las ideologías, donde la canción habrá de aportar todo lo que pueda y la vida de cantor será un acontecimiento más en la vida política del pueblo”, escribió para dejar claro, de una vez, qué pensaba y por qué hacía lo que hacía con su arte.

Para nosotros, algunos de los miles de este lado del río que crecimos escuchándolo, en la radio primero, hasta que la censura (de ambos lados del río) nos lo privó, y nos obligó a escucharlo en privado, en el tocadiscos, en la fritura de la púa desgarradora, en aquellos primeros casettes grabados, nos permitió encontrarnos con un cantautor al principio singular, pero pronto incomparable, distinto a todo lo que existía en ese tiempo, (y atenti que hablamos de José Larralde, de Mercedes Sosa, del Turco Cafrune, y hasta de Atahualpa Yupanqui, el iniciador, el inventor de todo).

No, Alfredo fue –y para muchos aún lo es–  quien ordenaba y transmitía esas palabras que sabíamos que existían pero que solo su garganta, su sentir, su decir podía decirlas. Podía ser la palabra militante, pero también la melancolía de un pasado olvidado, propio pero de cientos de iguales.

O podía ser la nostalgia dulzona de amor y melancolía: “Ya no recuerdo el jardín de la casa, ya nadie me espera en la plaza. Suaves candombes, silencios y nombres de otros; se cambian los rostros.” Y uno piensa, solo para hacerlo un poquito nuestro, un poquito entrerriano, que Alfredo debe haber leído a Olegario Andrade para escribir ese candombe del olvido, al igual que cuando entona esos versos ajenos, impresionantes en su voz, en Los gauchos judíos: “Yo viví tu horizonte azul, Entre Ríos, lo mejor de tu tierra y tu viejo palmar, hoy no sé cómo viviré ya sin tu voz, nada soy sin tu ceibal.”

[blockquote author=»» pull=»normal»]Zitarrosa podía ser la palabra militante, pero también la melancolía de un pasado olvidado, propio pero de cientos de iguales.[/blockquote]

Y entonces ya no importan las fronteras ni los límites artificiales. Podemos permitirnos extrañarlo y sentirlo tan nuestro, después de treinta años, como el más pingazo de los orientales, de Corrales a Tranqueras cuantas leguas quedarán. Decía José Carbajal, y tal vez no son las palabras justas, que todos los contemporáneos aprendían Milonga para una niña para cantarla y así ensoñar el ambiente en cualquier concierto cuando se veía medio duro el aromar, porque también Alfredo podía componer con esa forma de amar, que para él era un modo de conciencia. “Y ahí sí, las viejas se derretían”, contaba el Sabalero.

Recordábamos al comienzo de esta nota que hace poco en Montevideo se llevó a cabo aquel tremendo homenaje por los 80 años de Afredo, con enormes artistas como Serrat o Viglietti, pero inevitablemente faltó gente que hubiese querido estar esa noche: Eduardo Mateo, el Canario Luna, Dino Ciarlo y por supuesto Aníbal Sampayo, entonando su Canción para Alfredo:

“Qué sed de milongas te apuraba

que bebiste la copa sin tocarla,

y de rodillas pusiste la madrugada

abatida como un ángel sin alas.

Qué luz de ojos dorados

qué lágrima,

amaneció mojando tu zamba.

Oscuro traje, un repaso a la peinada

al lustre, y al afine de las guitarras.

Vamos Alfredo, la platea aguarda

estamos pasado en quince,

desenguanta

tu voz de terciopelo marrón, y canta.”

O quizás nos conformemos con recitar, sintiendo en nuestros oídos la caractéristica voz grave y medulosa, en su tierna cadencia, diciendo las últimas líneas de su hermético pero impresionante poemario:

“Sonríe muerte.

Mírame.

Mírame sonreír”.

América Latina se une para salvar al yaguareté

América Latina se une para salvar al yaguareté

El denominado “Plan Jaguar 2030” busca enfrentar las amenazas, como la reducción del hábitat y la caza ilegal, de este gran felino habita en 18 países de Latinoamérica, desde México a Argentina.

El felino más grande de América Latina, el jaguar o yaguareté, como se lo conoce en la Argentina (Panthera onca), enfrenta una situación crítica. Su población, que habita aún en 18 países de la región, está desapareciendo principalmente por la reducción de su hábitat, la caza ilegal destinada al comercio de sus colmillos y pieles, y el conflicto con las personas establecidas en lugares cercanos a sus territorios. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), esta especie ya ha desaparecido en El Salvador y Uruguay, y corre peligro en las otras naciones de la región.

Ante este panorama, catorce países acaban de presentar una propuesta conjunta para salvar al felino latinoamericano. Se trata del “Plan Jaguar 2030: plan regional para la Conservación del felino más grande del continente y sus ecosistemas”, que se ha convertido en la hoja de ruta para asegurar la supervivencia de esta especie.

Esta iniciativa cuenta con un enfoque regional y abrirá un nuevo camino para fortalecer la cooperación internacional y la concientización sobre las iniciativas de protección del jaguar, incluyendo aquellas que mitigan el conflicto entre humanos y jaguar, conectan y protegen los hábitats del felino y estimulan oportunidades de desarrollo sustentable, como el ecoturismo, apoyando el bienestar de las comunidades locales y pueblos indígenas que coexisten con él.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“Quedan apenas unos 220 yaguaretés cuando antes se contaban por miles” (Manuel Jaramillo, de Fundación Vida Silvestre).[/blockquote]

El Plan describe cuatro líneas de trabajo para la conservación del yaguareté: 1) coordinación integral para apoyar la protección y conectividad y escalar esfuerzos, aumentando la ambición; 2) desarrollo e implementación de las estrategias a nivel nacional y el mejoramiento de las contribuciones a los proyectos transfronterizos; 3) ampliación de modelos de desarrollo sustentables que integran la conservación en los corredores del felino; y 4) mejoramiento de la sostenibilidad financiera de sistemas y acciones dirigidos a su conservación y la de sus ecosistemas.

Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina, comenta al respecto: “El yaguareté o jaguar requiere de acciones puntuales y urgentes. Su situación en nuestro país ha llevado a que queden apenas unos 220 individuos cuando antes se contaban por miles. Acciones como ésta en la que los gobiernos asumen su compromiso con la especie, nos permiten saber que estamos orientando bien los esfuerzos de conservación, y al mismo tiempo nos llevan a reforzar y redoblar nuestro trabajo para poder sacar a la especie del riesgo de extinción y alcanzar así una población estable y creciente de yaguaretés. Es fundamental que podamos asegurar que las subpoblaciones de yaguareté de nuestro país se mantengan y aumenten su cantidad de individuos para asegurar su viabilidad».

Catorce de los dieciocho estados del área de distribución del jaguar en América Latina se han comprometido a salvar a la especie, los que suscribieron el acuerdo son Argentina, Belice, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guyana, Nicaragua, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Surinam y Perú. Bolivia y Honduras estuvieron presentes en la COP 14 pero no han suscrito oficialmente el Plan Jaguar 2030.

UN CAMINO PARA SALVAR AL JAGUAR

María José Villanueva, directora de conservación de World Wildlife Fund (WWF) México, señala que las cuatro líneas de trabajo del plan buscan enfocarse en las principales amenazas del felino. La pérdida del hábitat es una de ellas, debido a la gran fragmentación que han sufrido sus territorios en toda Latinoamérica. Villanueva comenta que actualmente el 85 % de los jaguares que habitan en América Latina se encuentran en la Amazonía. En el resto, la reducción de su hábitat a la mitad está ocasionando serios problemas en su conectividad.

Por eso es urgente trabajar en la identificación de los 30 paisajes prioritarios de conservación. Si bien aún no están definidos, explica la especialista, sí han avanzado los países en determinar qué áreas de protección existen para la especie en sus territorios. La buena noticia es que algunas de estas áreas incluso ya están conectadas entre sí y con diversos métodos e instrumentos utilizados para conservar al jaguar y su hábitat.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Catorce países acaban de presentar una propuesta conjunta para salvar al felino latinoamericano. [/blockquote]

Otra amenaza que se debe enfrentar es la coexistencia entre el jaguar y los sistemas productivos, sobre todo, el fuerte impacto del sector ganadero y agrícola. “Las personas matan a estos animales por miedo de que se coman sus vacas. Necesitamos sensibilizar a la población”, dice Villanueva.

Pero también está presente la gran amenaza del comercio ilegal de sus partes como ocurre en Bolivia, Guyana, Belice y Surinam, entre otros países. “El mercado global de tráfico de especies es muy grande y al parecer, los jaguares se venden en los países asiáticos como si fueran tigres. Se tiene que controlar, porque el problema está escalando”.

Los acuerdos a nivel regional reconocen que a la conservación del jaguar y sus hábitats se suman a los esfuerzos para administrar los recursos naturales, fortalecer los medios de vida de la comunidad y contribuir al logro de los objetivos de desarrollo sostenible.

Necesitamos ver más allá de la especie para poder salvarla.

En base a Mongabay Latam / Fundación Vida Silvestre Argentina

Puede ver el Plan Jaguar2030 haciendo click aquí – https://d2ouvy59p0dg6k.cloudfront.net/downloads/cbd_cop14_jaguar_brief_espanol.pdf