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Contra la desjerarquización del Ministerio de Salud

Contra la desjerarquización del Ministerio de Salud

A raíz de la degradación del Ministerio de Salud de Nación a Secretaría, el Partido Socialista, a través de su comisión de salud, expresó su descontento. Con la gestión de Santa Fe como respaldo, se cuestiona todas las implicaciones que hay detrás de esta decisión. 

“La lucha por la universalización de la salud aparece como una parte intrínseca de la lucha por la democracia, así como la institucionalización de la democracia surge como condición para garantizar la salud como derecho de ciudadanía”. Esta frase de Sonia Fleury no parece estar en la mira del proyecto del gobierno nacional. Por el contrario, la lamentable decisión de desjerarquizar el Ministerio de Salud al rango de secretaría se corresponde con la matriz ideológica del proyecto del gobierno de la alianza Cambiemos, constituyendo un enorme retroceso institucional que la equipara a la tan desacertadas de las  dictaduras de Pedro Eugenio Aramburu y Juan Carlos Ongania, en términos de recortes en la calidad de vida y salud de la población más vulnerable.

De este modo, se la incluye dentro de un paquete de recortes que implicó el cierre de otros ministerios, como el de Trabajo y el de Ciencia y Tecnología, con el propósito de reducir el gasto público en un desesperado pedido de socorro hacia el Fondo Monetario Internacional y a los capitales especulativos, frente a la autodesatada crisis cambiaria y financiera coherente con el horizonte elegido de las políticas neoliberales.

Ya con la denominada Cobertura Universal en Salud (CUS) la Argentina viene sufriendo un proceso de ajuste en el ámbito sanitario, conllevando a una virtual privatización de la salud pública. Diversos recortes en distintos programas nacionales -como el de vacunas, entre otros-, han sido un ejemplo de como, de manera autoritaria, se han discontinuado los envíos correspondientes a las provincias que no adhirieron a la CUS.

Con solo mirar hacia atrás en el pasado reciente las consecuencias de la crisis desatada por el tremendo ajuste en el 2001, podríamos prever el impacto que tendrán estas definiciones políticas y el cierre del Ministerio de Salud de la Nación promovidos por la gestión de Mauricio Macri.

Consideramos como parte fundamental de nuestro programa como Partido Socialista que la libertad, la igualdad y la solidaridad constituyen juntas los cimientos de una sociedad democrática: una sociedad sin privilegios, donde cada persona tiene su propio valor, el derecho a la autodeterminación y a la participación, a tener posibilidades de desarrollo, de definir sobre su vida, su cuerpo y su futuro. Una sociedad donde poder decidir libremente las formas de construir el bienestar, individual y colectivo, en el contexto en el que nos desarrollamos cotidianamente.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Construimos una política de salud colectiva, participativa, orientada hacia el fortalecimiento de una oferta pública en salud, que no sólo atiende a la enfermedad, sino que lucha continuamente contra las condiciones que limitan, en cualquier aspecto, nuestra vida.[/blockquote]

En una sociedad desigual, estas oportunidades están desigualmente distribuidas. Quienes están afectados por la desigualdad son también necesariamente menos libres para decidir sobre sus vidas y sus cuerpos, y son menos libres para discutir los condicionamientos sociales derivados de esas circunstancias. Por ello, la personas más débiles o en situación desventajosa, tienen el derecho a políticas de apoyo y de ayuda adicionales

En nuestra perspectiva es el Estado en una democracia el que debe garantizar a todos y todas el ejercicio de derechos. A través de sus políticas, debe construir los mecanismos necesarios para que los recursos colectivos se distribuyan equitativamente, garantizando así las oportunidades de decidir y participar.

En la gestión de la Municipalidad de Rosario y la Provincia de Santa Fe estas premisas estuvieron siempre presentes en los proyectos políticos y de gobierno. Desde esta mirada se planificaron políticas en salud, basadas en derechos, porque se entendió que trabajar en salud significa trabajar en la construcción de más democracia y más ciudadanía.

Construimos una política de salud colectiva, participativa, orientada hacia el fortalecimiento de una oferta pública en salud, que no sólo atiende a la enfermedad, sino que lucha continuamente contra las condiciones que limitan, en cualquier aspecto, nuestra vida.

Particularmente, con relación al derecho al aborto, se desarrollaron múltiples estrategias para garantizar el cumplimiento de la legislación vigente en nuestro país. Eso supuso adecuar la normativa local y generar herramientas de gestión para acompañar a las personas en capacidad de gestar y a los equipos de salud. Estas definiciones nos han permitido reducir a cero la mortalidad materna.

Es entonces, desde este proyecto de sociedad que repudiamos esta decisión. Es menester una transformación profunda del Estado nacional para garantizar una gestión del sistema de salud eficaz y transparente, y asumir efectivamente la autoridad de regulación en una perspectiva de cuidado de nuestras y nuestros ciudadanos.

Continuaremos luchando junto a todas las organizaciones, trabajadores y usuarios por más democracia y más derechos y en contra de estas medidas de ajuste antipopulares.

Elinor Ostrom, la premio Nobel “refutadora de leyendas” neoliberales

Elinor Ostrom, la premio Nobel “refutadora de leyendas” neoliberales

En estos días cumpliría 85 años la única mujer galardonada con el Premio Nobel en Economía. En estas líneas se la recuerda con la intención de que su legado científico se conozca un poco más: esta académica fue premiada en 2009 por demostrar que las comunidades administran eficientemente los recursos comunes, refutando así un poderoso mito capitalista.

“Elinor Ostrom ha desafiado el saber convencional conforme al cual la propiedad común es administrada siempre de modo inadecuado, por lo que debería ser ya sea regulada por una autoridad centralizada o privatizada. Contra dicha visión, y a partir de numerosos estudios sobre acequias, bosques, pesqueras, tambos, lagos, maderas, pastizales, Ostrom concluye que los resultados tienden a ser, habitualmente, mejores que los que predicen las teorías estándar en la materia. Ella muestra que los usuarios desarrollan, de modo frecuente, mecanismos sofisticados de toma de decisiones y cumplimiento de reglas, destinados a resolver los conflictos de intereses.»

El párrafo anterior es parte de los fundamentos del Premio otorgado por la Academia sueca a Elinor Ostrom en 2009, por «su análisis del gobierno económico, especialmente de los recursos compartidos».

Ostrom es la primera (y hasta ahora la única) mujer que ha obtenido este reconocimiento. Profesora de Ciencia Política en la Universidad de Bentley, y codirectora del Workshop in Political Theory and Policy Analysis en la Universidad de Indiana, en Bloomington, Estados Unidos. También fue directora fundadora del Centro de Estudios de Diversidad Institucional en la Universidad Estatal de Arizona. Falleció en junio de 2012, en estos días de agosto hubiera cumplido 85 años.

[blockquote author=»» pull=»normal»]La única mujer Premio Nobel de Economía lo recibió por mostrar que las comunidades logran administrar de modo más eficaz que la empresa privada o que el Estado.[/blockquote]

LA “TRAGEDIA” DE LO COMPARTIDO

En 1968 se publicó el artículo titulado «The tragedy of the commons» (La tragedia de los [bienes] comunes) de Garrett Hardin. Ese texto pareció “demostrar” de manera definitiva un axioma del pensamiento de los economistas liberales y capitalistas: la idea de que la gestión común de la propiedad termina en el abuso, el descuido o la destrucción de esos recursos comunes.

La tesis de Hardin, trágica en sus consecuencias, es que la comunidad como tal es incapaz de lograr acuerdos racionales sobre el uso de recursos comunes o, si los logra, es incapaz de cumplirlos. Por ende la única solución es que haya un agente externo a la comunidad que gestione, regule o garantice ciertos controles. En la práctica, esa gestión recae en el poder estatal o en actores privados motivados por sus propios intereses o –como ocurre más a menudo– en un mix: la propiedad de los bienes comunes es transferida a individuos cuyos derechos son salvaguardados por el Estado.

Pero con su trabajo, Elinor Ostrom muestra, con cantidad de ejemplos históricos, que esto es falso, que la propiedad colectiva autogestionada es posible y es capaz de generar resultados beneficiosos para todos. La propiedad común, nos dice, puede ser administrada de modo absolutamente exitoso por asociaciones de usuarios y cooperativas.

Todo el trabajo de Elinor significa un rotundo «mentís» a ese poderoso mito capitalista, aparentemente invencible. Y no deja de ser significativo que en un mundo androcéntrico, y en una disciplina dominada por varones, haya sido una mujer la autora de esa refutación.

SIN INGENUIDAD

Cuando a Elinor Ostrom le preguntaban en qué trabajaba, explicaba que “las comunidades pueden ser increíblemente más eficaces administrando que la empresa privada o que el Estado”. Y recurría a ejemplos sencillos para que se entendieran sus inquietudes como investigadora: “Por ejemplo, hemos estudiado cientos de sistemas de irrigación. Y encontramos que los sistemas de irrigación gestionados por los campesinos son más eficaces en términos de aprovisionamiento de agua hasta todos los rincones y presentan una mayor productividad y unos costes menores que los fabulosos sistemas de irrigación construidos con la ayuda del Banco Mundial y de otros organismos multilaterales”. De paso señalaba: “Pero esto no es universal, de modo que no podemos ser tan ingenuos como para pensar ‘limitémonos a entregar las cosas a la gente, que siempre se organizará’. No, no es así. Existen muchos escenarios que desestimulan la autoorganización”. Y desde ese punto de partida anticipaba su ambición más importante como científica social: “Identificar un buen puñado de variables que se asocian con la autoorganización para que sea eficiente”, es decir: “las condiciones bajo las cuales la gente puede autoorganizarse”.

Como resultado de esa investigación, Ostrom en su trabajo más importante, titulado Governing the Commons: The Evolution of Institutions for Collective Action (El Gobierno de los Bienes Comunes: La evolución de las instituciones de acción colectiva, editado en 1990), estudió múltiples casos que muestran cómo manejar y disponer colectivamente de recursos escasos. Allí enumera ocho «principios de diseño» de una gestión estable de recursos comunes:

1- Límites claramente definidos (exclusión efectiva de terceras partes no involucradas).

2- Reglas de uso y disfrute de los recursos comunes adaptadas a las condiciones locales.

3- Acuerdos colectivos que permitan participar a los usuarios en los procesos de decisión.

4- Control efectivo, por parte de controladores que sean parte de o a los que la comunidad pueda pedir responsabilidades.

5- Escala progresiva de sanciones para los usuarios que transgredan las reglas de la comunidad.

6- Mecanismos de resolución de conflictos baratos y de fácil acceso.

7- Autogestión de la comunidad, reconocida por las autoridades de instancias superiores.

8- En el caso de grandes recursos comunes, organización en varios niveles; con pequeñas comunidades locales en el nivel base.

Sus últimos trabajos enfatizaron en la interacción entre seres humanos y sistemas ecológicos, siempre con la intención de identificar los elementos que posibilitan una autogestión de las comunidades de cara a relaciones socio-ecológicas sustentables.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“Elinor Ostrom ha desafiado el saber convencional conforme al cual la propiedad común es administrada siempre de modo inadecuado” fundamentaron al entregarle el Premio Nobel. [/blockquote]

BUNGE Y OSTROM

Cuando se supo que había sido premiada, Mario Bunge dijo que “Esta vez acertaron. Ya era tiempo que se lo dieran a una socioeconomista progresista, en lugar de regalárselo a algún ideólogo cavernícola, como han acostumbrado hacerlo». Pero además trató de explicar por qué era un acierto: “Porque este asunto ha sido ignorado por casi todos los economistas políticos, no sólo los viejos conocidos de la derecha, sino también los marxistas, siempre enemigos de las cooperativas. En efecto, casi todos los economistas reconocen sólo dos regímenes de propiedad: la privada y la estatal. No les interesa el tertium quid, la propiedad colectiva autogestionada, la que escapa tanto a la garra del gran capital como a la del Estado autoritario».

«El resultado neto es que lo que importa para preservar un bien no es la propiedad sino la administración”, dice Bunge. “Tanto es así, que una empresa privada mal administrada no beneficia siquiera a sus propietarios. La economía experimental y la psicología social contemporáneas nos dan datos para explicar por qué tiene razón Elinor Ostrom y, por el mismo motivo, por qué no la tuvo Garrett Hardin. En efecto, esas ciencias han demostrado que solamente una minoría procura siempre maximizar sus utilidades esperadas, sin importarle si perjudica al prójimo. La mayoría de los seres humanos somos considerados y cooperativos”.

«En resumen, profesora Ostrom: enhorabuena por haber contribuido a resaltar el lado angélico de la bestia humana, y por haber desprestigiado a la economía y la filosofía políticas que dan por sentado que todos somos rapiñadores y carroñeros. Era tiempo de que el Premio Nobel lo ganase quien cree que la economía y la política pueden ser beneficiosas para la mayoría si reemplazan el pesimismo de Hobbes por el optimismo de Rousseau, y la incompetencia del asesor financiero por la competencia del almacenero de la otra cuadra».

GÉNERO Y CONFIANZA EN LA HUMANIDAD

¿Cuánto influyó la cuestión de género en la perspectiva y en los temas que interesaron a la Premio Nobel? Es difícil determinarlo, pero como ella misma señalaba: “Cuando me planteé la posibilidad de matricularme en la universidad, me desanimaban diciéndome que nunca sería capaz de ir más allá de dar clases en alguna escuela técnica universitaria de provincias.  ¡Cómo han cambiado las cosas!”. También señalaba que había asistido a clases de economía “en las que era la única mujer en el aula, pero esto ha ido cambiando lentamente, y creo que hay un creciente respeto hacia las mujeres, que podemos hacer aportaciones verdaderamente importantes. Y me gustaría creer que este reconocimiento ayudará en esta dirección”, dijo en una entrevista poco después de recibir el Premio Nobel.

Su confianza en la capacidad de autogestión de los grupos humanos no era ingenua ni ilimitada. “En esto he estado trabajando durante toda mi vida”, exclamaba. “Los humanos tenemos grandes capacidades, pero hemos participado de la idea según la cual los jefes tienen unas capacidades genéticas de las que el resto de nosotros carecemos. Espero que mi trabajo sirva para cambiar un poco esa idea”.

Elinor falleció el 12 de junio de 2012, a los 78 años y víctima de cáncer. «La Universidad de Indiana perdió un tesoro irreemplazable y magnífico», dijo entonces el presidente de esa institución. En verdad, el pensamiento igualitario perdió también una altísima exponente de lo mejor de la ciencia en combinación con los ideales más elevados de la humanidad.

Rescatar el aporte de Elinor, ciudadana del mundo cuyo trabajo sostiene la posibilidad de una sociedad mejor, es la mejor manera de homenajearla. En sus palabras: “Es importante que las comunidades construyan su propio futuro con acciones directas sobre sus bienes comunes».

Los invasores del fin del mundo

Los invasores del fin del mundo

En 1946, llevaron a Tierra del Fuego 20 castores de Canadá con la idea de fomentar la industria peletera. Ahora, casi 80 años después, sin predadores y con inmensos bosques deshabitados para ellos, se han multiplicado hasta llegar a superar los 100 mil y convertirse en una verdadera plaga.

El castor construye por instinto diques para inundar todo y hace su madriguera en el medio del lago artificial que crea y así busca protegerse de unos predadores que en realidad no tiene en Tierra del Fuego. Esa inundación mata el bosque, porque los árboles patagónicos, lenga, guindo y ñire, son mucho menos resistentes que los de Canadá, la patria natural del castor: no la soportan y van muriendo.

Además, el roedor corta los árboles que sobreviven a la inundación para hacer más fuerte su dique y más grande su lago. Los árboles de ribera del hemisferio norte, como sauces o álamos, rebrotan si son cortados por un castor. Las lengas, los ñires y los coigües, especies autóctonas, evolucionaron sin este roedor y mueren si las cortan. Su crecimiento es además muchísimo más lento: para alcanzar los 15 metros una lenga necesita entre 80 y 100 años de vida. Un castor tarda tan solo unos días en derribar este árbol y, en el caso de ejemplares jóvenes, con troncos de entre 20 y 30 centímetros de diámetro, son suficientes unas pocas horas de trabajo con sus afilados dientes.

Estos animales hermosos, herbívoros y mitificados por los dibujos animados, encontraron un hábitat ideal: es el clima que necesitan, pero sin los predadores que merodeaban en su zona de origen.

Los castores ya han destruido en Tierra del Fuego una zona equiparable a dos veces la ciudad de Buenos Aires, unas 30.000 hectáreas. Esto pasa cuando se introducen especies exóticas en ambientes vulnerables como el de los bosques patagónicos, uno de los más australes del mundo.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Los castores ya han destruido en Tierra del Fuego una zona equiparable a dos veces la ciudad de Buenos Aires.[/blockquote]

CASTOR CANADENSIS

Los castores son roedores semiacuáticos que tienen cuatro incisivos de un color naranja protegidos con un esmalte que los endurece para poder roer los troncos de los árboles. El «sistema» de trabajo de los castores es roer el tronco del árbol por una esquina hasta que lo derriba, luego lo trocea, lo usa para alimentarse y para construir sus diques. Además, los dientes de los castores nunca dejan de crecer por lo que deben estar usándolos todo el tiempo. Si no lo hacen, los dientes superiores podrían crecer tanto que llegarían hasta la mandíbula inferior, atravesándola.

Sus comunidades familiares tienen entre 5 y 6 miembros, generalmente compuestas por una pareja y sus crías. Llegan a vivir entre 10 y 12 años; pesan unos 20 a 25 kilos y miden alrededor de 1,20 metros de longitud.

Actualmente estos animales están fuera de control y ya no solo están en el Parque Nacional de Tierra de Fuego, si no que se ven hasta en las ciudades. La ironía de todo esto es que se introdujo una especie en un hábitat que no era el suyo, para obtener un rédito económico, creando una industria peletera en la zona. Pero el castor, para poder sobrevivir en Ushuaia, ha modificado su piel y ya no sirve para la peletería. Sin predadores y con inmensos bosques deshabitados para ellos, se han multiplicado hasta llegar a los 100.000 o 150.000. Es imposible saber la cifra exacta. Están por todas partes, pero la mayor parte del territorio es inaccesible.

No solo matan a los árboles. También cambia el suelo y el agua, que acumula sedimentos. Afecta a peces e invertebrados e incluso altera zonas que se utilizan para el agua potable de Ushuaia.

Hay investigadores que señalan la presencia del castor como el impacto más grande generado sobre los bosques andino-patagónicos en la etapa geológica actual.

CONTROL DE POBLACIÓN

Desde hace más de un año, con financiación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) y apoyo de la FAO (la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), un grupo de siete cazadores se mete en el bosque a buscarlos. A las zonas más inaccesibles van en helicóptero. Pero no es fácil. Erio Curto, director de fauna y biodiversidad de Tierra del Fuego, no duda: «Ojalá pudiéramos acabar con todos. Pero no es la idea ahora. Hemos elegido siete zonas para ver cuánto costaría y qué efectos tendría eliminarlos por completo de Tierra del Fuego. La preocupación es que siguen subiendo y ya han cruzado al continente. Podrían extenderse por toda la Patagonia”.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Irónicamente, el castor, para sobrevivir en la zona, modificó su piel y ya no sirve para la peletería. [/blockquote]

En este año, los tramperos han logrado matar un millar y despejar seis de las siete zonas elegidas. «En cuatro días podemos liberar el entorno de un dique. Suele ser una familia de unos ocho miembros. Ellos siempre se mueven por los mismos senderos. Ahí colocamos las trampas», cuenta Fernando Encinas, uno de los cazadores, armado con los artilugios de hierro y acero para atraparlos y una tablet especial muy resistente que envía toda la información de cada animal cazado para tener controlado todo el territorio. Allí los tramperos tienen un mapa detallado de las zonas identificadas por satélite como posibles lagos artificiales creados por castores.

Encinas, que no responde a la imagen de cazador tradicional sino a la de naturalista fascinado por el bosque, cuenta admirado que el castor es tan adaptable que está haciendo lagunas en la estepa, algo que solo ha sucedido en este lugar del mundo. Con una pequeña pendiente le alcanza. Mejora el diseño de su dique y aprende sobre la marcha. «Son auténticos ingenieros», explica maravillado. Pero precisamente por eso cree que hay que eliminarlos, porque su capacidad de destrucción es enorme si no tienen predadores. Y aquí no existen. Más arriba, en Neuquén, sí hay pumas, y por eso tal vez no hayan logrado subir por toda la Patagonia. Pero en esta isla del fin del mundo, destino de viajes míticos y salida de los cruceros a la Antártida, la plaga de castores se ha hecho insoportable. Su eliminación, con apoyo de la ONU, ha tenido algunas resistencias, pero el mundo conservacionista la respalda. La prioridad ahora es salvar este paraíso patagónico.

 

En base a El País / Anden27 / La Nación

¿Qué piensan los que no piensan como yo?

¿Qué piensan los que no piensan como yo?

Sábado, 15 horas.  Desde diversos puntos del país, militantes en contra del proyecto de legalización del aborto se reunieron en el Obelisco. Los colectivos estacionados a lo largo de todas las avenidas cercanas al lugar hacen el tránsito más pesado. Muchos de ellos tienen identificaciones de municipios del conurbano bonaerense. Desde temprano el desfile de pancartas, fetos de cartón y banderitas estuvieron presentes. Crónica de un sábado celeste.

El sábado 4 de agosto, iglesias evangélicas y católicas llevaron adelante una convocatoria nacional, desde todo el país llegaron para marcar su postura en contra del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) de cara a su tratamiento en el Senado de la Nación el miércoles 8 de agosto. Con banderas de argentina, pañuelos celestes y con la consigna “Salvemos las dos vidas” miles se congregaron, con rezos y consignas diversas.

Parada en la Avenida 9 de julio, la Pastora Estela Machado del Ministerio “Amor que restaura” vino desde la provincia de Córdoba en colectivo. Usa una remera naranja que dice «Jesús» y sostiene una bandera argentina: “Este encuentro y el resultado en contra del proyecto es el fruto de todas nuestras oraciones. Venimos aquí desde diferentes lados, manifestándonos a favor de la vida”. Con respecto a su opinión respecto a las niñas que usan pañuelo verde, la religiosa exclama: “¡Son niñas con problemas no resueltos!, existe en esta rebeldía problemas no resueltos, tenemos que orar por ellas”.

Rosa, de la Asociación de Cristianos de la Policía de la misma provincia está preocupada y afirma que si el aborto se aprueba, “el Señor mirará con otros ojos a nuestro país”.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Se habla de la juventud, de la revolución de las hijas pero ¿existen jóvenes que se manifiesten en contra del aborto? Sí, muchos. [/blockquote]

Desde numerosos puntos del conurbano bonaerense, muchas personas concurrieron a manifestarse. Bety, Mirta y Alejandra son catequistas de Lomas de Zamora y se acercaron al lugar, están emocionadas de participar y aseguran que, desde su lugar, trabajan en contener a jóvenes en situación de riesgo. Una de ellas sostiene un cartel hecho con cartulinas, es una bandera argentina, en el centro se ve la imagen de un feto celeste: “lo que se juega estos días es el respeto a la vida”.

Mirta considera que hoy por hoy la juventud no puede ver la magnitud de lo que se juega en la votación en el Senado y afirma que no toman conciencia. “Ellas están acá porque sus madres no las abortaron, todos sabemos que, clandestino o legal, lo mismo se mata. Nosotras queremos que los representantes voten a conciencia, es decir, que rechacen este proyecto”, dice emocionada, mientras la gente no cesa de pasar. De fondo, en un escenario, una banda de rock evangélico arenga y pide que no se rindan, que la batalla tiene que ganarse, que estén convencidos de que “están del lado del bien”.

Se habla de la juventud, de la revolución de las hijas pero ¿existen jóvenes que se manifiesten en contra del aborto? Sí, muchos. También una de las características del movimiento en contra del proyecto, es que son, proporcionalmente, muchos los varones que se manifiestan, afirmando que no se trata de una lucha de derechos individuales, sino de preservar la vida del “niño por nacer”.

Yamila tiene 23 años, es vendedora de pañuelos, “pero solo de los celestes ¡eh!…” aclara. Asegura que hay muchas chicas de su edad y de su barrio que están a favor del aborto legal, incluso menciona que su mejor amiga está a favor pero que evitan tocar el tema. “Yo creo que son unas ignorantes porque hacen sus cosas sin cuidarse”, dice mientras ofrece los pañuelos, la venta no ha sido muy buena pero espera repuntar mientras cae la tarde.

LOS OTROS PAÑUELOS

Los pañuelos celestes, cuenta Edgardo Krause de la ONG “Juventud para una Misión”, existen desde el año 2001, fueron utilizados por la asociación “Mujeres por una nación diferente”, cuyos miembros ayudaban en la plaza a las personas sin trabajo o en situación de calle. En ese momento decidieron identificarse de esa manera.

Este antecedente llevó a que los jóvenes evangélicos tomen el pañuelo como identificación cuando empezó la discusión en la Cámara de Diputados. “Una de las chicas diseñó el logo, el hashtag más usados por todos era #Salvemoslasdosvidas, ahí nos dimos cuenta que ese era nuestro lema. Fui uno de los primeros que empezó a comprar tela, a imprimirles el logo y los vendía a voluntad, con eso financiamos los viajes de las personas que venían del conurbano a las protestas, todo. Hoy llevamos confeccionados 15 mil pañuelos distribuidos por todo el país” afirma este joven oriundo de Ituzaingo que se convirtió en el referente de “los celestes”.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Un grito unívoco se apodera de todos: “Sí a la vida, señor presidente. No al aborto, lo pide la gente”.[/blockquote]

Con la caída de la tarde uno de los grupos más aplaudidos da vuelta por el Obelisco, son los grupos de “Médicos por la vida”, la gente envuelta en banderas, con pintadas de tempera celeste se emocionan, los bendicen, otros se arrodillan en plena 9 de julio y empiezan a rezar.

Ellos, vestidos de blanco, afirman que buscan luchar con la vida. “No claudicaremos nuestro compromiso, nosotros tenemos que salvar la vida por nacer” afirma uno de ellos con lágrimas en los ojos.

Mientras caminan como abanderados de la causa, un grito unívoco se apodera de todos: “Sí a la vida, señor presidente. No al aborto, lo pide la gente”.

Los océanos se mueren de a poco

Los océanos se mueren de a poco

En los últimos 50 años la cantidad de agua con oxígeno en el mundo ha disminuido gradualmente, provocando un grave problema a los ecosistemas marinos: la presencia de zonas muertas.

Las áreas marítimas del planeta enfrentan uno de los momentos más críticos de la historia debido a la disminución del oxígeno en el mar, lo que pone en riesgo no solo la biodiversidad marina, sino también todo el ecosistema humano.

Según un estudio publicado recientemente en la revista Science, el tamaño de las zonas sin oxígeno en las aguas abiertas del océano se ha cuadruplicado desde mediados del siglo XX, mientras que las zonas con muy poco oxígeno cerca de las costas se han multiplicado por 10.

En los cuerpos de agua costeros, incluidos los estuarios y los mares, los sitios de bajo oxígeno han aumentado más de diez veces desde 1950 y los científicos esperan que el oxígeno continúe cayendo incluso fuera de estas zonas a medida que la Tierra se calienta.

Esto, señalan los autores del estudio que analiza en profundidad la falta de oxígeno en los océanos, puede provocar la extinción masiva de especies en el largo plazo, poniendo en riesgo la vida de millones de personas que dependen del mar para alimentarse y como fuente de trabajo.

[blockquote author=»» pull=»normal»]La causa de este desastre medioambiental parece ser, una vez más, la acción humana.[/blockquote]

¿QUÉ SON LAS ZONAS MUERTAS DEL OCÉANO?

Las zonas muertas son grandes extensiones de agua que contienen muy poco o nada de oxígeno. Se las llama «muertas» porque son muy pocos los organismos que pueden sobrevivir allí: la mayor parte de los animales que terminan en estos parches acaban sofocándose y mueren.

Si bien zonas de poco oxígeno ocurren naturalmente en el océano (normalmente en el oeste de los continentes, debito al efecto de la rotación de la Tierra sobre las corrientes oceánicas) el problema es la medida en que se han expandido desde 1950.

Los niveles bajos de oxígeno hacen que los animales crezcan menos, tengan problemas reproductivos y enfermedades.

«Los mayores eventos de extinción en la historia de la Tierra han estado asociados con climas cálidos y con la deficiencia de oxígeno en los océanos», señaló Denise Breitburg, científica del Centro de Investigación Ambiental Smithsonian, en Estados Unidos, y autora principal del estudio.

LAS CAUSAS

Estas zonas están principalmente cerca de regiones en las que se vierten aguas cargadas de desechos industriales y agrícolas, cercanas muchas veces a grandes núcleos de población. Estos vertidos, que muchas veces llegan al mar a través de los ríos y los escurrimientos de las lluvias, provocan el fenómeno conocido como eutrofización, que es un enriquecimiento excesivo de nutrientes que dispara el desarrollo de algas y bacterias descomponedoras que consumen el oxígeno del agua.

Este fenómeno ocurre con mayor intensidad en aguas tropicales, que naturalmente son menos ricas en oxígeno, provocando que la vida bentónica sésil muera (como esponjas, tunicados, moluscos bivalvos y otros organismos que viven fijos al fondo), mientras que los que tienen mayor movilidad, como los peces, abandonan la zona, convirtiéndola casi en un “desierto biológico”.

La relación con el desarrollo está clara. Desde los años 60 del siglo pasado, el número de zonas muertas identificadas se va duplicando cada década: 10, en 1960; 19, en 1970; 37, en 1980; 68, en 1990 y se calcula que actualmente existen en el mundo entre 200 y 220 de estas zonas. Y su reparto –casi todas en el hemisferio norte– confirma su vínculo con prácticas de agricultura intensiva. La causa de este desastre medioambiental es, una vez más, la acción humana.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Las zonas muertas están cerca de grandes núcleos de población, regiones donde se vierten aguas cargadas de desechos industriales y agrícolas.[/blockquote]

SOLUCIONES

Por si los efectos mencionados antes no fueran suficientes, la falta de oxígeno puede además impulsar al océano a liberar sustancias químicas peligrosas como por ejemplo óxido de nitrógeno, un gas con efecto invernadero 300 veces más poderoso que el dióxido de carbono.

Para mantener el bajo nivel de oxígeno bajo control, los científicos creen que el mundo necesita abordar el problema desde diferentes ángulos.

Primero hay que abordar las causas, como la contaminación de nutrientes y el cambio climático. Apuestan por mejores sistemas sépticos y saneamiento para proteger la salud humana y mantener la contaminación fuera del agua y la reducción de las emisiones de combustibles fósiles.

«Frenar el cambio climático requiere un esfuerzo global, pero incluso las acciones locales pueden ayudar con el declive de oxígeno provocado por el exceso de nutrientes», señaló Breitburg.

Además de implementar medidas para frenar el calentamiento global, los expertos creen que se pueden crear áreas marinas protegidas o zonas donde se prohíba la captura de los animales que usan estos lugares para escapar del bajo nivel de oxígeno.

También proponen mejorar el seguimiento de zonas con poco oxígeno en todo el mundo, para revertir con acciones anticipadas el aumento de zonas muertas.

 

En base a Europa Press / BBC / TeleSur / El País

El temperamento de un socialista atípico

El temperamento de un socialista atípico

La biografía de Alfredo Bravo escrita por Jaime Rosemberg (Homo Sapiens, 2018) intenta reponer una imagen justa del dirigente socialista. Sin caer en la exégesis y en la celebración acrítica, el libro pone de relieve la vida y la obra del «maestro socialista» que dedicó sus días a la lucha por los derechos humanos y la justicia en Argentina. (más…)