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Crecí

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Se crece con lo que se tiene a mano. Se crece con lo que se imagina. Y con los valores que se heredan y se cambian. Pero se crece. Esto es Infancia y Memoria (parte V).

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Un genuino héroe del cine

Un genuino héroe del cine

El documental “Un cine en concreto” cuenta la historia de Omar Borcard, un albañil entrerriano que construyó un cine para que su pueblo no se quede sin una sala. Tan fascinante como respetuoso, el documental de Luz Ruciello homenajea a un verdadero héroe de la clase trabajadora, capaz de dar todo por su pasión sin rendirse nunca.

Luz Ruciello filmó un documental con gran profesionalismo y a la vez con una mirada humanista y respetuosa, que logra todos sus (aparentes) objetivos: nos cuenta la historia de Omar Borcard y su sala de cine, nos permite entrar en la vida de él y su familia, y (como quien no quiere la cosa) retrata la queda cotidianidad, la chatura, de algunos pequeños mundos del interior de Entre Ríos, esos paraísos rurales que, vistos de cerca, ni son tan rurales ni son tan paradisíacos.

Luz Ruciello comandó un equipo colectivo que produjo un notable canto fílimico a la tesonera porfía de un albañil amante del séptimo arte.

Luz Ruciello hizo un documental sobre un héroe de la clase trabajadora en donde (además) el cine reflexiona sobre sí mismo, en un espejo en el que quizás no llegue a reconocerse.

Luz Ruciello escribió con su cámara una historia real, por momentos conmovedora hasta las lágrimas, por momentos risueña, siempre tierna y eficaz.

Luz Ruciello pintó un Sísifo entrerriano que sin temor ni temblor es capaz empezar de nuevo su ciclópea y a la vez pequeña tarea: Omar, tras rodar monte abajo con su pesada piedra, no duda en secarse el sudor y las lágrimas para empujarla, parsimoniosamente, otra vez hacia arriba.

Todo lo anterior es la más pura verdad (la más subjetiva, la más personal) escrita desde las emociones que suscitó en el cronista “Un cine en concreto”, el documental de Luz Ruciello. Pero escribir todo eso conlleva un riesgo: muchas veces los elogios generan una sobreexpectativa en quien los lee antes de ver una película. De modo que si no la vio, no siga leyendo: procure verla antes, y luego regrese a leer estas líneas. Si quiere.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Luz Ruciello pintó un Sísifo entrerriano que sin temor ni temblor es capaz empezar de nuevo su ciclópea y a la vez pequeña tarea.[/blockquote]

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Me encantó la película. Me encantó la historia que cuenta. Me encantaron Omar y su familia: la sencillez, la decencia, la apuesta al amor que protagonizan, lejos de cualquier novela rosa. Y sobre todo me encantó la decisión ética de Luz y su equipo de contar la historia con un registro en el que la palabra y la imagen solo pueden ser definidas de una manera: respeto.

El documental “Un cine en concreto” es un homenaje a un hombre sencillo que decidió no renunciar a sus pasiones. Omar es un albañil que vive en Villa Elisa, una pequeña ciudad ubicada casi sobre la costa del río Uruguay, en Entre Ríos. Aunque siempre trabajó con el balde y la cuchara, desde gurí su pasión estuvo en las películas, en la magia del cine. El filme cuenta su decisión de instalar y mantener una sala de cine cuando en su pueblo cerró la última. Con un viejo proyector Gaumont de los años 20 y cien butacas del antiguo cine, levantó en la propiedad familiar, solo, el “Cine Paradiso”. Le llevó cuatro años construir la sala, en los momentos libres, en los fines de semana, en los feriados.

Diez años la sala funcionó allí. Luego las cosas se complicaron y Omar debió comenzar a empujar de nuevo su roca montaña arriba, en silencio, tesonera y apaciblemente, como cada cosa que hace. En ese tesón se centra el tercer acto del documental. Y no se puede decir nada más sin “spoilear”.

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La motivación de Omar, evidencia el film, nada tiene que ver con cuestiones de lucro: su sueño es que haya un cine para la gente de su pueblo. En especial para los niños y niñas. El sueño de Omar es que esos chicos puedan sentarse en una butaca, concentrar su atención en una pantalla enorme y soñar despiertos con aventuras, emociones, alegrías como las que alguna vez marcaron su propia experiencia en la niñez. De hecho, para sostener esa sala (cobra entradas muy módicas y vende golosinas casi al costo) debe desarrollar otras habilidades: un programa en una radio local en el que  promociona la cartelera de su sala, además de complacer pedidos musicales de los oyentes. También sale a recorrer las calles de Villa Elisa y reparte boletos para que todos vayan al cine.

Desde el primer momento el documental apuesta a mostrar todo lo que gira en torno de Omar y su “Cine Paradiso”, así como de la vida cotidiana del héroe y de su esposa Teresa, con una naturalidad que jamás resulta monótona: el encanto de dejarnos entrar en sus vidas se va agigantando con el paso de los minutos.

Como Luz Ruciello trabajó en el documental casi una década, la película incluye diferentes calidades de imagen, y eso refuerza el registro de cercanía. En ese registro, “Un cine en concreto” esconde muchas pasiones: contiene destellos de humor, de drama y algunos enredos. Nada estridente. Desde la tiza y el pizarrón para anunciar los filmes en cartelera, hasta los momentos en que Omar cuenta su relación con su hija “del corazón”, todo aparece con tono siempre apacible –tan amable y tranquilo como la voz y el ritmo vital de Omar– en donde Luz y su equipo ni siquiera ocultan algunas de sus indicaciones técnicas a los protagonistas. Los ribetes de comedia y de tragedia que colman la pantalla son los de la vida cotidiana de Omar, y son presentados con ese mismo respeto que atraviesa todo el documental.

[blockquote author=»» pull=»normal»]El sueño de Omar es que esos chicos puedan sentarse en una butaca, concentrar su atención en una pantalla enorme y soñar despiertos con aventuras, emociones, alegrías como las que alguna vez marcaron su propia experiencia en la niñez. [/blockquote]

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Luz Ruciello estudió Imagen y Sonido en la UBA. Trabaja en cine y publicidad desde el año 2002. Luz contó a este cronista cómo supo de Omar y su cine, y cómo surgió la idea de dar a conocer esta historia.

“Mi mamá vive en Colón, Entre Ríos. Habíamos ido a visitarla. Era invierno y para no aburrirnos con Lluís Miras Vega –el director de fotografía de la película– nos fuimos a pasear en auto a los pueblos vecinos. No era algo eventual, siempre salimos a investigar por caminos que no anduvimos. Así llegamos a Villa Elisa. No andaba nadie en la calle. Yo iba hablando por teléfono y Lluís dobló en una esquina al azar. Vi un pequeño cartel amurado a una pared que en vez de decir ‘kiosko’ como es habitual, decía CINE. Le pedí a Lluís con una seña que detenga el auto, corté la conversación y bajamos. Golpeamos las manos y apareció un hombre muy flaquito con un aspecto algo enfermizo. Se presentó, nos dio la mano y nos invitó a conocer su cine”.

“Recuerdo haberme emocionado mientras nos contaba todos los detalles de la sala. Salimos de ahí atravesados por lo que habíamos visto. Volví a Buenos Aires y le conté todo a un profesor de montaje. Me desafió a que haga un documental. Miré a mi amiga Celina Eslava, que estaba al lado mío y nos comprometimos al mirarnos. ‘Bueno’, dijimos. Y empezamos. Celi abandonó el proyecto después de unos 3 años, yo seguí 6 años más”.

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“Un cine en concreto” fue proyectada en la ceremonia de inauguración del 21° Festival de Cine de Lima, y allí Omar y Luz –invitados especiales–, luego de la proyección del filme, fueron ovacionados con un largo y fuerte aplauso. Lo mismo ocurrió en Concepción del Uruguay, donde nació la cineasta, en una función especial en la que (igual que en Perú) se contó con la presencia de Luz y Omar, pero también de Teresa y otros familiares del protagonista.

En el 2013 y 2014 la primera versión del filme fue seleccionada para participar del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, México, en el marco del laboratorio documental DocuLab.

Una de las vías para financiar el documental fue recurrir al sitio “Idea.me” (https://www.idea.me/proyectos/18416/un-cine-en-concreto) en donde las personas explican sus ideas y piden apoyo para concretarlas (a eso se le llama “crowdfunding”, un mecanismo colaborativo de financiación de proyectos). En junio de 2014 Luz publicó su idea (“Finalizar el documental de ‘Un cine en concreto’ y recaudar dinero para comprar un proyector 3D para el cine de Omar”) y allí, en poco más de un mes, reunió casi 40 mil pesos. En 2015, finalmente, logró el apoyo del INCAA, asegurando su distribución nacional en medios digitales durante el año 2016 en adelante.

Ya concluido “Un cine en concreto”, fue seleccionado oficialmente en varios festivales de cine de relevancia, entre ellos el de Mar del Plata, el Festival de Miami, el Festival International Signes de Nuit, en el Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse, en la Muestra Internacional de Cine de São Paulo, y obtuvo el premio a la mejor dirección documental en el Dada Saheb Phalke (India).

Un detalle para deleitarse: la música es de Maxi Prietto, el líder de Los Espíritus, una de las bandas más originales y novedosas del rock nacional.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Esta película es un homenaje diferente: a un ser humano, tan común y tan extraordinario a la vez, un verdadero “héroe de la clase trabajadora” que no se rinde ante la adversidad, pero tampoco se victimiza nunca.[/blockquote]

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A diferencia de otros trabajos de este género, Luz no toma distancia de Omar. El albañil cinéfilo de Villa Elisa no es su objeto de estudio: es el héroe de este filme. Él es el homenajeado, no “el séptimo arte”.

En un sentido obvio, “Un cine en concreto” es un homenaje al cine como hecho artístico, como pasión, como experiencia vital; pero no es un homenaje a los grandes cineastas que nos han emocionado con historias que nos remontaron a otros universos; no lo es, tampoco, a las grandes estrellas del Olimpo inaccesible de los Óscar (ni siquiera a las domésticas, aunque en la película se enfatiza en el ídolo de Omar, en un guiño que quizás algún día cercano tenga su retribución); ni siquiera es un tributo a la legión de esforzados creadores y trabajadores cuyos rostros y nombres no son conocidos para el gran público (esa impresionante lista de personas que aparecen al final de cada película que se proyecta, cuando el público se está yendo, y que nadie o casi nadie registra…).

Todos esos homenajes son merecidos. Pero esta película es un homenaje diferente: a un ser humano, tan común y tan extraordinario a la vez, un verdadero “héroe de la clase trabajadora” que no se rinde ante la adversidad, pero tampoco se victimiza nunca. Un héroe que es reflejado con un cariño y un respeto inigualables, y por el cual la directora no oculta su admiración. No hace ningún esfuerzo en ese sentido. Al contrario: lo enfatiza. Como lo hizo en la repleta sala del Cine San Martín de Concepción del Uruguay, en donde presentó a Omar como lo que es: el verdadero héroe, el protagonista de esa fascinante película. Tan fascinante como lo es la vida cotidiana, aunque a veces la cercanía, la chatura, no nos deje verla desplegada en toda su complejidad. “Un cine en concreto” lo hace, y hay que agradecerle a Omar por la luz, y a Luz por todo.

FICHA TÉCNICA

Duración: 77 minutos

Protagonistas:

Omar José Borcard

María Teresa Castro

Evangelina Borcard

Nicole Benítez Borcard

Dirección: Luz Ruciello

Producción ejecutiva: Maria Soledad Laici

Dirección de fotografía: Lluis Miras Vega

Montaje: Carlos Maria Cambariere (EDA)

Sonido: Javier Stavropulos (ASA)

Música original: Maxi Prietto

Corrección de color: Sebastián Guttman

Asistente de edición: Guillermina Chiariglione (EDA)

Investigación: Celina Eslava

Diseño gráfico: Maria Pía Vivo

Trailer del documental en VIMEO. Hacer click aquí: https://vimeo.com/198338724

 

Advertencia final

Advertencia final

Un grupo de más de 15.000 científicos de 184 países han alertado, por segunda vez en 25 años, de las negativas tendencias ambientales que amenazan «seriamente» el bienestar humano y causan daños «sustanciales» e «irreversibles» a la Tierra.

En un reciente artículo titulado “Advertencia de los científicos del mundo a la Humanidad: un segundo aviso”, publicado en la prestigiosa revista  BioScience y presentado en la reciente Cumbre del Clima de Bonn, Alemania (COP23), este grupo de científicos analizó la situación del planeta y advirtió acerca de las «señales obvias de que vamos por un camino insostenible», al tiempo que también ofrecieron algunas posibles acciones orientadas a intentar revertir las tendencias actuales.

Pero, como titula el artículo, esta no es la primera advertencia, ya hace más de 25 años, en 1992, la asociación norteamericana Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Preocupados, en español) y más de 1500 científicos independientes, incluyendo la mayoría de los Premios Nobel en Ciencias que vivían entonces, escribieron “La Advertencia de los Científicos del Mundo a la Humanidad”. Ya en esos tiempos estos profesionales preocupados, reclamaron a la humanidad que frenase la destrucción ambiental y avisaron que “sería necesario un gran cambio en nuestra forma de cuidar la Tierra y la vida sobre ella, si quería evitarse una enorme miseria humana…”.

Los autores de la declaración de 1992 temían que la humanidad estuviera empujando a los ecosistemas de la Tierra más allá de su capacidad de soportar la red de la vida. Describieron cuán rápido nos estábamos aproximando peligrosamente a muchos de los límites tolerables para el planeta sin ocasionar daños serios e irreversibles.

[blockquote author=»» pull=»normal»]En 1992 un grupo de científicos advirtió que “sería necesario un gran cambio en nuestra forma de cuidar la Tierra y la vida sobre ella, si quería evitarse una enorme miseria humana”.[/blockquote]

25 años después, como señalamos, otro grupo de científicos considero necesaria realizar esta segunda advertencia sobre los peligros que acechan al futuro, al constatar que casi todas las amenazas no han hecho más que recrudecer desde 1992. A su juicio, casi todos los problemas que enfrenta el planeta son ahora «mucho peores» que en su primer llamamiento.

Esta segunda advertencia ha sido redactada por una nueva organización independiente internacional, la Alianza de Científicos Mundiales, liderada por el profesor William Ripple, de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad estatal de Oregón (EE.UU), con datos de agencias gubernamentales, organizaciones sin ánimo de lucro e investigadores individuales.

Entre los principales peligros, la Alianza destaca el aumento del 35% de la población humana, que ha sumado 2.000 millones de personas desde 1992, mientras se produce una reducción colectiva del 29% en el número de mamíferos, reptiles, anfibios, aves y peces. «Hemos desencadenado un evento de extinción masiva, el sexto en aproximadamente 540 millones de años, en el que muchas formas de vida actuales podrían estar aniquiladas o al menos comprometidas de extinción para finales de este siglo».

Otras tendencias negativas son la deforestación, el aumento de la desertificación, la reducción del 26% en la cantidad de agua dulce disponible per cápita, el descenso en las capturas de pescado en mar abierto a pesar del aumento de los esfuerzos pesqueros, o un incremento del 75% en las zonas muertas de los océanos.

Aunque el panorama parece sombrío, los científicos señalan que se han hecho progresos en algunas áreas como la reducción de los productos químicos que dañan la capa de ozono y el aumento de la energía generada con fuentes renovables. También se han hecho avances importantes para reducir la pobreza extrema y el hambre.

Entre otros progresos notables se puede señalar la rápida reducción de las tasas de fertilidad en muchas regiones mediante políticas educativas entre mujeres y jóvenes, la prometedora reducción de la tasa de deforestación, y el rápido despliegue de energías renovables.

«Hemos aprendido mucho desde 1992, pero el progreso de los cambios necesarios y urgentes en políticas ambientales, comportamiento humano y reducción de las inequidades globales está, todavía, lejos de ser suficiente», advierten los científicos.

Para prevenir pérdidas catastróficas de biodiversidad y un deterioro generalizado de las condiciones de vida humana, la humanidad debe poner en práctica una forma de vida más sostenible ambientalmente que la actual.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Pronto será demasiado tarde para cambiar el rumbo de la actual trayectoria que nos lleva indefectiblemente al fracaso y la autodestrucción.  Nos estamos quedando sin tiempo.[/blockquote]

Crear más reservas terrestres y marinas, fortalecer la aplicación de las leyes contra la caza furtiva y en pos de restricciones más severas al comercio de especies silvestres, ampliar los programas de planificación familiar y de educación para las mujeres, promover un cambio de dieta basada en las plantas, y la adopción «generalizada» de energías renovables y tecnologías «verdes», son algunas de sus propuestas más destacadas.

Esta receta ya fue bien articulada hace 25 años por los científicos del mundo, pero en la mayoría de los temas no ha sido escuchado su llamada de atención. Pronto será demasiado tarde para cambiar el rumbo de la actual trayectoria que nos lleva indefectiblemente al fracaso y la autodestrucción.  Nos estamos quedando sin tiempo.

Ya que la mayoría de líderes políticos actúan solo ante las demandas que logran hacerse oír: los científicos, los medios de comunicación y los ciudadanos debemos insistir en que nuestros gobiernos pasen a la acción inmediata, como un imperativo moral hacia las actuales y futuras generaciones, humanas y de otras formas de vida. Es también el momento de reexaminar y modificar nuestros comportamientos individuales, incluyendo nuestra propia reproducción y reducir drásticamente nuestro nivel de consumo de combustibles fósiles, carne y otros recursos.

Debemos reconocer, en nuestras vidas diarias y en nuestras instituciones de gobierno, que la Tierra es nuestro único hogar.

Y podemos aprovechar la amenaza global del cambio climático para poner fin también a las brutales desigualdades y erosiones de derechos actuales; forjando un nuevo pacto social y caminando decididamente hacia la equidad, sostenibilidad, democracia real y, el verdadero bienestar y felicidad para toda la humanidad.

 

 

 

En base a El País / BioScience

Juan B. Justo y la herencia de un socialismo democrático

Juan B. Justo y la herencia de un socialismo democrático

 Juan B. Justo tiene un lugar privilegiado en la tradición del socialismo democrático en América Latina. El Partido Socialista fue heredero dilecto de su pensamiento, con sus claroscuros y tensiones. 


El 8 de enero de 1928 una noticia sacudió Buenos Aires y conmovió las filas del socialismo argentino. Había muerto Juan B. Justo, quien era a la vez referente intelectual, figura pública y líder indiscutido del Partido Socialista (PS).

Es difícil exagerar el papel de Justo en la historia del socialismo argentino. Aunque esa historia pueda remontarse a Esteban Echeverría y la Generación del 37 y encuentre un punto de consolidación en la difusión sistemática del marxismo por parte del periódico El Obrero dirigido por Germán Avé Lallemant, fue a partir del liderazgo de Justo que se establecieron los rasgos que marcarían el derrotero del PS. En primer lugar, y como director de La Vanguardia desde su inicio, Justo transformó al periódico en promotor permanente de la fundación de un partido socialista. En segundo lugar -y es este el punto que deseo profundizar en esta columna necesariamente breve-  impulsó  “la” definición clave en la historia del partido: la que afirmaba que la democracia no constituía un simple recurso táctico orientado a acumular fuerzas para futuras acciones insurreccionales sino “el” camino para construir el socialismo. Más aún, subrayaría más adelante, la democracia no era solo el camino al socialismo sino parte inescindible de él.

[blockquote author=»» pull=»normal»]La afirmación democrática era en Justo deudora de un fuerte societalismo.[/blockquote]

Esta valoración de la democracia, vale recordarlo tras el año en que se cumplió el centenario de una Revolución que marcó la principal divisoria de la historia del movimiento socialista internacional, suscitaría su fuerte denuncia del “fanatismo autoritario” de un régimen bolchevique que habría proclamado “la dictadura del proletariado, dictadura que no podía ser la de un partido determinado o, pejuan-b-justo-teoria-y-practica-de-la-historia-839301-mla20305739616_052015-for aún, la de los jefes de ese partido”. Las críticas de Justo no se limitaban a lo político o lo ético sino que alcanzan también lo económico y educativo: la dictadura, afirmaba, era un recurso de excepción que hacía a los sujetos pasivos y les impedía desarrollar sus capacidades; la dictadura  amenazaba las instituciones económicas que el pueblo había ido desarrollando, como las cooperativas.

La afirmación democrática era en Justo deudora de un fuerte societalismo. En vena marxista señalaba que la clave del orden social se hallaba en la sociedad civil y no en la superestructura política, por ello consideraba absurdo apelar al Estado para construir desde arriba una sociedad perfecta, la que solo podía surgir de una larga tarea de educación del pueblo trabajador. Justo evaluaba que la participación política era imprescindible para democratizar el Estado, pero no consideraba que esta transformación constituyera el cambio decisivo; por el contrario, valoraba a las instituciones democráticas como salvaguardas que permitían la profundización de la verdadera revolución, que tenía lugar en la sociedad civil.

Pero Justo no se limitaba a plantear una defensa genérica del socialismo democrático sino que trazaba hipótesis respecto a su modo de construcción en la Argentina. Sostenía que la sociedad argentina, aunque era formalmente republicana, excluía a los sectores populares de la escena política. Frente a ello, afirmaba, la lucha de clases no debía orientarse solo a obtener mejoras en las condiciones de vida, sino a imponer verdaderamente el sufragio universal. Justo consideraba que el PS debía asumir tanto las banderas de un partido de clase como las propias de una fuerza popular democrática; tomar a su cargo la defensa de los intereses de la clase obrera pero también la misión democratizadora de enfrentar al sector terrateniente y a los sectores que controlaban el aparato estatal, transformar la estructura social y el sistema político argentino.

[blockquote author=»» pull=»normal»] Justo consideraba que el PS debía asumir tanto las banderas de un partido de clase como las propias de una fuerza popular democrática. [/blockquote]

Como todas, la figura de Justo no está exenta de claroscuros. Se ha cuestionado un evolucionismo que diluía las contradicciones propias de todo proceso de transformación social; un sociologicismo que, al asociar mecánicamente fuerzas políticas y actores sociales, le impidió percibir el papel histórico de fuerzas como el anarquismo y el radicalismo yrigoyenista; un racionalismo que no le permitió apreciar la importancia de la dimensión simbólica de la política; e incluso un exceso de societalismo, que le hizo minusvalorar la productividad política del Estado y alejó al PS del “problema del poder”. Y, sin embargo, el socialismo democrático debe reclamar como suya la herencia de Justo como fundador de un PS que aunó, por primera vez en la historia Argentina, afirmación de la libertad y lucha por la igualdad. Así lo hizo Alejandro Korn cuando, a horas de su muerte, saludó en Justo al iniciador de la educación democrática del pueblo y al introductor de la idea de justicia social en el pensamiento argentino. Así lo hicieron décadas después José Aricó y Juan Carlos Portantiero al apelar a su figura para pensar la refundación de un espacio socialista, democrático y pluralista. A casi noventa años de su muerte tal vez sea interesante volver a mirar a Justo, no con el fin de buscar respuestas para un tiempo que no es el suyo, pero sí con el de pensar como plantarse creativa y valientemente ante problemas que nuestro presente, como antes el suyo, no deja de plantear: ¿cómo unir la interpelación ciudadana con la representación de sectores postergados de la sociedad?,  ¿qué vínculo establecer con el movimiento obrero?, ¿cómo enlazar la participación en instituciones como el Parlamento y las legislaturas con la movilización en las calles?, ¿cómo situarse ante un escenario polarizado entre opciones políticas que se rechazan? En esas preguntas hallaremos su legado.

 

Filosofía en la escuela: aprender pensando

Filosofía en la escuela: aprender pensando

¿Por qué no podría la filosofía coexistir con otros aprendizajes en los diferentes niveles educativos? El autor de esta crónica viene poniendo en práctica en la escuela primaria algunas estrategias que considera útiles en el proyecto de una educación integral en conjunción con la ciencia, el arte o el deporte.

Algunos lectores pensarán que la filosofía es, en la escuela primaria, una asignatura imposible. Dudarán de mis debates filosóficos en un aula de cuarto grado. En nuestros intercambios o debates planteamos interrogantes que todos los humanos intentamos responder alguna vez: el origen del universo, la existencia de los dioses, lo infinito, la verdad, la apariencia. Otros sabrán de la existencia de propuestas filosóficas infantiles. En años anteriores, conocí la propuesta de Filosofía para Niños. En el presente ciclo lectivo decidí, de alguna manera, implementar una propuesta menos ambiciosa, pero con un propósito similar: el apasionante ejercicio del pensamiento crítico. En uno de nuestros primeros encuentros filosóficos, simplemente borré el pizarrón y escribí la siguiente frase:

La única oración en este pizarrón es falsa.

 

En otras palabras, propuse discutir una versión de la conocida paradoja del mentiroso. Ante la pregunta, algunos adjudicaron falsedad automáticamente. Podríamos reproducir la escena del aula de la siguiente manera:

—¿Es verdadera?

—¡No! ¡Es falsa!

—Entonces es verdadera, porque dice la verdad…

—¡Entonces es verdadera y falsa!

—¿Cómo podría ser verdadera y falsa, si una frase es verdadera cuando no es falsa?

[blockquote author=»» pull=»normal»]¿Por qué no podría la filosofía coexistir con otros aprendizajes en los diferentes niveles educativos? Según algunas visiones, la filosofía es un saber inútil.[/blockquote]

Durante el desarrollo de la discusión intentaba, por mi parte, hacerlos razonar de manera socrática. Me sorprendía la conformidad con la contradicción evidente. Otros, en cambio, no aceptaban la incoherencia detectada. Les hablé del matemático, lógico y filósofo Bertrand Russell. Les expliqué la paradoja de la roca, con la cual Russell intentó demostrar la inexistencia de Dios. Explicitamos, simultáneamente, el derecho a la libertad de creencias con independencia del valor de verdad de las mismas. Intentaron objeciones al planteo del filósofo inglés. Les expliqué los argumentos de René Descartes, con los cuales el matemático y filósofo francés intentó demostrar la existencia de Dios. Como docente, disfruto al observar los gestos de asombro, inquietud, resolución provisoria. Al finalizar la discusión, en las carpetas registramos la actividad, actividad que titulamos La hora del debate filosófico. Además, mencionamos similitudes y diferencias entre ciencia y filosofía.

 

En las carpetas registramos lo conversado.

 

LITERATURA Y FILOSOFÍA

En otra oportunidad, disfrutamos de temas filosóficos durante la lectura de textos literarios, tales como El sueño de Chuang Tzu o La vida es sueño. Incluso, con explicaciones adicionales, disfrutaron de los poemas de Borges Arte poética y Ajedrez. Hablamos de los sueños, las apariencias, la vigilia. Nuevamente, recordamos a René Descartes. Consideramos lo problemático de confiar completamente en nuestros sentidos. A continuación, transcribo las palabras de mi alumno Juan: «Pienso que los sueños a veces nos pueden confundir, porque no sabemos si estamos soñando o durmiendo, como le pasó a Chuang Tzu, que estaba soñando que era una mariposa y cuando despertó no sabía si era una mariposa o si era él mismo».

EL PENSAMIENTO LÓGICO

En otras oportunidades, propuse el ejercicio del pensamiento lógico. Incluso, resultó motivador resolver situaciones problemáticas publicadas por usuarios de Facebook, como la imagen de las tres proposiciones y las tres cajas, unas de las cuales contiene un auto. Mi alumno Matías dedujo la ubicación del auto. Expuso, además, el argumento correspondiente.

¿Dónde está el coche?

En las redes sociales podemos encontrar situaciones problemáticas motivadoras.

Un auténtico aprendizaje de la matemática necesita de la lógica. Cuando iniciamos el estudio de los números racionales, mencioné la posibilidad de expresar dichos números como cocientes de dos enteros. Juan, anteriormente mencionado, razonó de la siguiente manera para probar la inclusión del conjunto de los enteros en el conjunto de los racionales: «Si tenés un número natural lo podés multiplicar por dos. Eso te da el doble, que es un número natural. Entonces lo dividís de vuelta por dos y te da el mismo número».

A los fines prácticos, dada la definición del racional como cociente de dos enteros, podemos observar, en el razonamiento de Juan, una demostración matemática en palabras de un chico de nueve años.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Algunos lectores pensarán que la filosofía es, en la escuela primaria, una asignatura imposible. En nuestros intercambios o debates planteamos interrogantes que todos los humanos intentamos responder alguna vez.[/blockquote]

Hablé de las experiencias anteriores con el filósofo santiagueño Nicolás Pérez. Las  palabras de mi amigo resumen los hechos: «Eso está muy bueno, porque los sacás de su comodidad intelectual».

¿Por qué no podría la filosofía coexistir con otros aprendizajes en los diferentes niveles educativos? Según algunas visiones, la filosofía es un saber inútil, un saber carente de practicidad. Considero que será de utilidad en el proyecto de una educación integral en conjunción con la ciencia, el arte o la actividad deportiva. Como maestro, deseo promover el pensamiento crítico. Me satisface ver en mis alumnos la inquietud, la duda, la racionalidad, la búsqueda de respuestas.