Desde la Asociación de Astronomía del Chaco advierten sobre el tráfico ilegal de meteoritos, extraídos principalmente de la zona conocida como “Campo del Cielo”
Ley de Riesgos del Trabajo: una vuelta al pasado
En estos días en la Cámara de Diputados de la Nación se volvió a debatir el pasado reciente, que terminó en tragedia, como si fuera algo nuevo.
Santa Fe se diferencia: paritarias docentes sin techo
Mientras a nivel nacional el Gobierno se endurece frente a los trabajadores, en Santa Fe la paritaria se inicia sin ninguna imposición desde el Ejecutivo.
El problema del conocimiento socialmente útil: ¿puede la ciencia resolver el hambre?
En un artículo anterior hicimos referencia a nuestro modelo de “innovación”, hoy analizaremos el problema la generación de conocimiento útil para resolver grandes problemas de nuestra realidad.

Generar una ciencia nacional, que sea útil y no gaste recursos en cuestiones superfluas. Una ciencia que cure el cáncer, el Chagas, que se preocupe por los problemas que tenemos. Nuevamente aquí los discursos vuelven a chocar con la realidad, con la particularidad de que son enunciados inclusive por la misma comunidad científica (otro punto interesante, es el de la autopercepción de los investigadores sobre la utilidad del conocimiento producido por ellos mismos).
Nuestro país produce grandes cantidades de conocimientos asociados a problemáticas específicas, si quisiéramos tomar como ejemplo el Chagas nos encontraríamos con una gran producción de conocimiento asociada a esta enfermedad, tanto básica como aplicada. Sin embargo, cuando se observa si esos resultado de alguna u otra forma derivan en una mejora con respecto al combate contra la enfermedad nos encontramos con que ese “impacto” dista de ser proporcional con la cantidad de recursos e investigadores asociados directamente a la problemática.
Una buena forma de entender por qué se investiga sobre un tema pero no se “encuentran” soluciones, reside en el denominado Conocimiento Aplicable No Aplicado (CANA), concepto acuñado por los argentinos Hernán Thomas y Pablo Kreimer, y el cual se refiriere a todo ese conjunto de conocimiento generado por investigadores en asociación a un problema determinado, pero que nunca son puestos en práctica para la resolución del mismo.
[blockquote author=»» pull=»normal»]No debemos generar un sistema científico que este al 100% resolviendo los problemas que nos rodean, pero aquellas investigaciones que se proponen resolver un problema deberían estar lo más cerca posible de hacerlo.[/blockquote]
La Argentina tiene una larga tradición en la generación de CANA, por lo que resulta interesante observar por qué ocurre este fenómeno. Si se toma como ejemplo nuevamente el caso del Chagas nos encontramos que muchos investigadores han abordado algún aspecto de la enfermedad. Sin embargo, el gran volumen de investigaciones no ha logrado traducirse en la tan añorada cura. Este fenómeno ocurre con el Chagas como con muchos otros problemas, donde el único producto visible son los papers o publicaciones científicas. Por lo que la cuestión aquí no reside únicamente en querer trabajar sobre un problema para resolverlo, reside también en como el investigador cree que ese problema puede ser resuelto.
Por lo tanto, cuando se piensa en un problema desde el punto de vista “académico”, la forma en la que los investigadores abordan un problema de conocimiento resulta un aspecto fundamental para esta discusión. Esto es básicamente cómo un investigador cree que hay que resolver dicho problema y si el mismo es considerado como un hecho “científico”. Cuando se observan problemas de importancia nacional -en muchos casos asociados a la exclusión social- muchas cuestiones no son vistas como un problema a resolver por los científicos. De esta forma, cuando pensamos en la problemática del Chagas la asociamos a la figura del científico en el laboratorio, desarrollando vacunas y medicamentos, pero suele pensarse escasamente en que tal vez la solución este más vinculada a trabajar en mejorar la calidad de las viviendas y generar trabajo a nivel comunitario, involucrando a los habitantes en la mejora de sus condiciones de vida. ¿Es esto que acabo de nombrar un problema de conocimiento? ¿Genera legitimidad en la comunidad científica? ¿Me permite publicar en revistas importantes? ¿Me van a financiar desde los organismos de I+D? Estas preguntas no son menores, porque lo que se define como ciencia, como problema, determina las dinámicas de funcionamiento del sistema científico y sus actores.
Esta tensión entre el investigador y la definición del problema permite observar varios hechos. En primer lugar, siempre existe un proceso de apropiación del conocimiento y el mismo va a estar dado por la forma en la que ese conocimiento se construye. En gran parte de los casos quien termina por apropiarse fuertemente es el mismo investigador, para de esta manera continuar permaneciendo en el sistema científico. No debemos generar un sistema científico que este al 100% resolviendo los problemas que nos rodean, pero aquellas investigaciones que se proponen resolver un problema deberían estar lo más cerca posible de hacerlo.
Por otra parte, si bien gran parte de las investigaciones se pueden proponer resolver alguna problemática para un grupo social determinado, la participación de los involucrados suele ser escasa. Entonces cabe preguntarse, ¿Cómo puede un investigador resolver un problema sino trabaja con quien va a ser el destinatario de lo que genera? Se vuelve necesario en nuestro país repensar las formas de hacer ciencia y de involucrar a los potenciales beneficiarios, de esta forma se simplificarían muchas cuestiones y se pensarían soluciones reales a problemas reales.
[blockquote author=»» pull=»normal»]Nuestro país tiene una característica muy común a lo largo del tiempo y es que, al igual que gran parte de la región, hay un alto nivel de desconexión entre las políticas explicitas e implícitas.[/blockquote]
Amilcar Herrera, investigador y pensador argentino, trabajó muchas de estas problemáticas varias décadas atrás y generó un concepto: política científica explicita e implícita. La primera refiere a la forma en la que un gobierno expresa sus intenciones respecto de los objetivos que busca con la política científica, a su vez diagrama políticas e instrumentos y programas, como han sido el Plan Argentina Innovadora 2020. En este contexto, la política explicita probablemente haga referencia a “ciencia y tecnología para el desarrollo”, ciencia y tecnología para la inclusión, o frases similares. Esa política explicita a su vez es tomada y replicada por miembros del sistema científico, de esta forma las política explicitas construyen discursos, imaginarios, prácticas sobre lo que se supone que es la política científica.
La política implícita es lo que “realmente ocurre”, esto quiere decir cuáles son las prácticas y resultados de las investigaciones en nuestro país. Es lo que muchas veces se mide con los famosos “indicadores”, tales como publicaciones, número de investigadores, patentes. Nuestro país tiene una característica muy común a lo largo del tiempo y es que, al igual que gran parte de la región, hay un alto nivel de desconexión entre las políticas explicitas e implícitas.
Esto no quiere decir que la política implícita y sus resultados no sean de utilidad, pero si habla de un problema de suma complejidad a lo largo de nuestra historia de políticas de ciencia y tecnología, que es el de generar articulaciones para que las investigaciones “deriven” hacia la resolución de problemáticas o la generación de dinámicas de desarrollo. Resulta difícil plantear algunos debates en un país que ha mejorado de manera sustancial mucho de sus indicadores científico-técnicos, y que sin duda debe seguir haciéndolo.
Dirigente socialista cuestionó la condonación a la deuda del Correo Argentino
El diputado provincial santafesino Rubén Galassi manifestó críticas frente a la decisión del gobierno

Frente a las noticias recientes que dieron cuenta a la ciudadanía de una escandalosa decisión por parte del gobierno nacional en la que beneficiaba con la condonación de una millonaria deuda al grupo económico liderado por el padre del actual Presidente de la Nación, el diputado santafesino Rubén Galassi manifestó su descontento con tal medida. “Es repudiable que desde el Estado se llegue a un acuerdo terriblemente oneroso para las arcas públicas y al mismo tiempo, claramente beneficioso para una empresa que es del padre del Presidente” señaló Galassi.
La crítica del dirigente socialista se dirigieron también a las inconsistencias del actual gobierno que asumió el poder con promesas de transparencia, en contraste con la gestión kirchnerista saliente, y que han estado lejos de cumplirse. En tal sentido expresó que “es un escándalo de grandes dimensiones que no solo daña la figura del Presidente, sino que daña la imagen de toda la República Argentina y el tan mentado cambio y transparencia que anunciaba el gobierno nacional”.
Por último, en sus declaraciones a la prensa, Galassi ratificó las críticas que el PS ya venía haciendo a la gestión económica de Mauricio Macri y, en su calidad de santafesino, recordó la deuda que todavía mantiene el Estado nacional con la provincia de Santa Fe. Con respecto a la política económica fue contundente: “Ahí está la matriz ideológica de la economía del gobierno. Un gobierno que piensa en los ricos, en los que más tienen y relega siempre a los que menos tienen.». Y concluyó duramente: «Y si hacen algo en favor de los que menos tienen, lo hacen por oportunismo, no por convicción, porque no les queda otra alternativa”.
Nuevos hallazgos confirman la existencia de un nuevo continente: “Mauritia”
Se encuentra debajo de lo que es hoy la isla Mauricio, en el Océano Índico

Primero fue un estudio publicado en 2013 en la prestigiosa revista Nature Geosciencen, según el cual se indicaba que fragmentos de un antiguo continente se encontrarían enterrados bajo masas de lava en el fondo del Océano Índico, cuando restos de una masa terrestre se habrían desprendido hace cerca de 60 millones de años, con la separación de India y Madagascar. Este estudio se basó en la aparición de zircones de miles de millones de años que se habían encontrado en la isla.
No obstante ello, este hallazgo recibió algunas críticas en la comunidad científica: algunos apuntaban a que el mineral podría haber sido soplado por el viento, o llevado en los neumáticos de los vehículos, lo que llevó a que no se lo considerara concluyente. Pero ahora, con un nuevo estudio, se ha confirmado lo predicho entonces: «El hecho de que encontramos los zircones antiguos en la roca (traquita de seis millones de años) corrobora el estudio anterior y refuta cualquier sugerencia de zircones aerotransportados o transportados por las olas para explicar los resultados anteriores», señaló Ashwal, geólogo de la Universidad de Wits, autor principal de la investigación, que se ha publicado en Nature Communications y quien junto a sus colegas Michael Wiedenbeck -del Centro Alemán de Investigación para las Geociencias (GFZ)- y Trond Torsvik -de la Universidad de Oslo-, descubrieron que un mineral, el zircono, se encuentra en rocas arrojadas por lava durante las erupciones volcánicas, cuyos restos son demasiado antiguos para pertenecer a la isla de Mauricio. Este estudio ha permitido confirmar a los científicos que existe un ‘continente perdido’ bajo la isla Mauricio en el Océano Índico, resto de la desintegración del supercontinente Gondwana, ocurrido hace 200 millones de años.
«Estudiamos el proceso de ruptura de los continentes, con el fin de comprender la historia geológica del planeta» afirma uno de los investigadores. «La Tierra está formada por dos partes: los continentes, que son viejos y los océanos, que son jóvenes». En los continentes se encuentran rocas de más de cuatro mil millones de años, pero no hay nada parecido en los océanos.»Mauricio es una isla, y no hay roca de más de nueve millones de años en la isla, sin embargo, al estudiar las rocas de la isla, hemos encontrado zircones que son tan viejos como tres mil millones de años». Los zircones son minerales que se producen principalmente en granitos de los continentes. Contienen trazas de uranio, torio y plomo, y debido al hecho de que sobreviven muy bien al proceso geológico, contienen un rico registro de procesos geológicos y pueden fecharse con gran precisión. «El hecho de que hayamos encontrado zircones de esta edad demuestra que en Mauricio existen materiales de la corteza terrestre mucho más antiguos, que sólo pudieron originarse en un continente», agregó Ashwal.
Como explican los científicos, lo que confirma el estudio hecho en 2013 y puesto en duda es el hallazgo de los zircones en la propia roca. El estudio señala que la ruptura no habría significado una simple división del antiguo super-continente, sino una fragmentación compleja que dejó fragmentos de corteza de tamaños variados que quedaron a la deriva en la cuenca de lo que hoy conocemos como Océano Índico. Este super-continente, Gondwana, existía hace más de 200 millones de años y contenía rocas de 3.600 millones de años, y de su división surgieron lo que hoy son los continentes de África, América del Sur, Antártida, India y Australia; una división debida al proceso geológico de la tectónica de placas.
En base a El Mundo, Hufftington Post y La Nación
