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Al filo del abismo: la fractura social en la Argentina

Al filo del abismo: la fractura social en la Argentina

Argentina atraviesa una de sus crisis sociales más profundas, marcada por una desigualdad creciente, pobreza y marginalidad que amenazan con desbordar las instituciones del Estado. Las políticas sociales, que alguna vez fueron el pilar de la cohesión, se tornan insuficientes para responder a las complejidades del presente.

Comencé esta nota con un enfoque técnico, cuidando las palabras, detallando estadísticas reales, con la intención de demostrar que en Argentina es posible implementar políticas públicas de calidad que transformen la realidad. Sin embargo, al finalizar, me di cuenta de que el texto estaba vacío. Eran palabras que podrían funcionar en un contexto académico, pero que no despertaban la indignación que la situación merece. La realidad es demasiado grave como para no intentar transmitirla de otra manera.

Hoy, la descomposición no es solo económica, sino también ética y política. Estamos inmersos en un escenario dramático: según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, el 55% de la población en Argentina vive en la pobreza, y 1 de cada 5 personas es indigente. UNICEF revela que más de 7 millones de niños y niñas están en pobreza monetaria, y 1 millón se acuesta sin cenar. Como decía Armando Tejada Gómez: “Poniéndole una estrella en el sitio del hambre, de otro modo es inútil, de otro modo es absurdo, ensayar en la Tierra la alegría y el canto, porque de nada vale si hay un niño en la calle”.

DIBUJAR EL FUTURO

La pregunta inevitable es: ¿por dónde empezamos? Para ello, debemos definir qué Argentina imaginamos. En tiempos de crisis, es imprescindible dibujar el futuro.

Soy de la generación a la que le dijeron que Argentina perdió el tren hace tiempo, que fue la tierra de las oportunidades, pero que nuestra idiosincrasia la arruinó, y que ya no hay solución. Me rebelo contra esa creencia. Imagino una Argentina que garantice igualdad: donde cada persona tenga derecho a soñar y a realizar su vida. Algo tan simple, como complejo. Ese es mi objetivo.

La fractura social nos obliga a diferenciar lo urgente de lo importante. Es imperativo garantizar el acceso rápido a los alimentos. En las últimas semanas, en el país se ha debatido sobre la distribución de los mismos y ese debate es necesario, pero hoy debemos cumplir con lo mínimo: llegar a los más necesitados. Esto requiere coordinación, y es una buena oportunidad para recrear experiencias exitosas, como lo fue «Seamos Uno» durante la pandemia, donde el sector privado, el Estado, las iglesias y las organizaciones comunitarias distribuyeron 1 millón de cajas de comida. Con estos antecedentes y con instituciones que ya trabajan en la emergencia alimentaria, junto a organismos internacionales con fondos disponibles, poner paños fríos a la situación no debería ser complejo.

«No debemos perder de vista el largo plazo. Argentina está estallando de manera silenciosa, evidenciando la incapacidad del Estado para garantizar derechos básicos como la alimentación, acceso a servicios esenciales y oportunidades».

Resuelta la urgencia, no debemos perder de vista el largo plazo. Argentina está estallando de manera silenciosa, evidenciando la incapacidad del Estado para garantizar derechos básicos como la alimentación, acceso a servicios esenciales y oportunidades. Esta situación, agravada por la fragmentación y la falta de planificación, demanda una revisión profunda de las políticas públicas y una acción decidida para revertir la desigualdad estructural.

SÁLVESE QUIEN PUEDA

En 2022, la inversión social en Argentina fue del 7,4% del PIB. Sin embargo, esto no ha logrado cambiar estructuralmente la pobreza, sino que ha funcionado como un dique de contención. En un contexto donde las planillas de Excel son prioritarias para el gobierno y el «sálvese quien pueda» es el lema, es crucial replantear la eficiencia de la inversión social. El objetivo debe ser mejorar la intervención para igualar el punto de partida, cerrar brechas sociales y garantizar condiciones mínimas para el desarrollo individual. Para ello, algunos ejes clave pueden comenzar a revertir el crecimiento de la pobreza en Argentina.

La política alimentaria en el país enfrenta una paradoja: en medio de una impostergable necesidad de provisión alimentaria para los sectores más vulnerables, la gestión de su distribución es ineficiente. El Estado compra alimentos y los distribuye mediante intermediarios, mientras que las provincias también destinan recursos para cubrir las mismas necesidades. Imaginar una planificación organizada que empodere a los gobiernos locales, descentralice la compra y almacenamiento de alimentos, disminuya costos y tiempos de logística, e invierta en las economías sociales como actores clave en la cadena de suministro, es una vía urgente a explorar.

«Las claves para una integración duradera y efectiva parecen ser la participación ciudadana en la toma de decisiones, basada en tres pilares: desarrollo de infraestructura urbana y comunitaria, mejoramiento de condiciones de habitabilidad, e integración socioeconómica de la economía social y popular».

Argentina tiene más de 6.400 barrios populares, donde viven casi 5 millones de personas. Esto significa condiciones de vida inadecuadas, viviendas inseguras, falta de acceso a servicios básicos y mayor exposición a riesgos. La creación del Fondo de Integración Socio Urbana es una política pública acertada, que ha mostrado buenos resultados en su corta existencia. Las claves para una integración duradera y efectiva parecen ser la participación ciudadana en la toma de decisiones, basada en tres pilares: desarrollo de infraestructura urbana y comunitaria, mejoramiento de condiciones de habitabilidad, e integración socioeconómica de la economía social y popular.

El análisis de los programas de empleo y la situación del mercado laboral revela que la hiperflexibilización y la precarización han dejado a muchas personas fuera de los circuitos formales de la economía. Programas como «Potenciar Trabajo», aunque bien intencionados, han mostrado limitaciones significativas para integrar a los sectores más vulnerables. La desconexión entre las políticas laborales y la realidad de los trabajadores informales plantea un desafío crítico: es urgente superar la visión dicotómica entre la economía formal e informal, para desarrollar, junto al sector privado, estrategias de formación, áreas clave de desarrollo y circuitos sustentables de compras. Además, repensar el acceso al crédito para la economía popular es imprescindible si queremos superar el mero asistencialismo estatal.

CUIDA A QUIEN TE CUIDA

Finalmente, la política de cuidados debe avanzar hacia un enfoque integral que no vea a los ciudadanos como individuos aislados, sino como miembros de familias y comunidades interdependientes. Esto implica diseñar infraestructuras y servicios que respondan a estas realidades, y reconocer al cuidador como un trabajador que requiere desarrollo de habilidades y una paga justa, además como sujeto de derecho a la persona que requiere cuidados.

«Es fundamental que estas políticas se diseñen desde una perspectiva intergeneracional e inclusiva, considerando las complejas necesidades de las familias y comunidades en su conjunto».

Las lecciones de esta crisis son claras: Argentina necesita políticas sociales que no solo sean asistenciales, sino que promuevan la igualdad y la integración efectiva de todos sus ciudadanos. Es fundamental que estas políticas se diseñen desde una perspectiva intergeneracional e inclusiva, considerando las complejas necesidades de las familias y comunidades en su conjunto.

La crisis que vivimos no se resolverá con parches o soluciones superficiales. Es necesario un compromiso ético y político para reestructurar nuestras políticas sociales, económicas y urbanas. Solo así podremos construir una Argentina más justa e igualitaria, donde todos tengan la oportunidad de vivir con dignidad y esperanza. Es un voto de confianza en que las cosas no solo pueden ser diferentes, sino mejores.

Argentina necesita un plan de inserción socioeducativa contra la desigualdad

Argentina necesita un plan de inserción socioeducativa contra la desigualdad

Con el programa «Vuelvo a estudiar» completaron sus estudios 25 mil jóvenes y adultos durante las gestiones progresistas en Santa Fe. La autora, diputada nacional y presidenta del Partido Nacional ha propuesto nacionalizarlo.
Ir a buscar a los chicos y chicas al territorio: la clave de una política de inclusión socioeducativa.

La pandemia ha profundizado la deserción escolar. Miles de niños, jóvenes y adultos quedaron afuera del sistema educativo, aumentando una desigualdad que parece irreversible. Esta situación nos debe interpelar como sociedad, no podemos ser indiferentes. 

Este año, más de medio millón de chicos y chicas no empezaron las clases, según datos de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ). Esta cifra equivale a un nene o nena menos por aula y podría aumentar hasta a tres adolescentes por clase en el nivel secundario.

Frente a esta alarmante realidad surge una pregunta: ¿Cómo hacemos para lograr la vuelta de miles de niños, niñas y jóvenes al sistema educativo?

Entre 2013 y 2019 más de 25 mil jóvenes y adultos retomaron la escuela secundaria y su impacto se vio en indicadores como la matrícula, que aumentó un 15 por ciento, y en la disminución del abandono escolar, de 12 a 6 por ciento.

Necesitamos contemplar las diversas realidades socioculturales de los estudiantes, resignificar los vínculos de la escuela con el entorno y atender a los organizadores de toda la institución educativa: la pedagogía,  la  didáctica, la gestión educativa, las relaciones intergeneracionales y todos los factores que nos desafían a dar una nueva mirada a la educación.

Teniendo en cuenta estas preocupaciones y con la experiencia exitosa y concreta con la que trabajamos el tema de la educación en la provincia de Santa Fe entre los años 2013-2019 he presentado el proyecto de ley para la implementación nacional del “Vuelvo a estudiar”.

La preocupación central que motiva este proyecto es fortalecer la escuela. La transformación de los formatos y las lógicas institucionales implica un proceso lento y profundo de trabajo institucional, en el cual el programa “Vuelvo a estudiar” tiene mucho que aportar.

VOLVER A ESTUDIAR Y LA EXPERIENCIA EN SANTA FE

El Plan Vuelvo a Estudiar se inició como una política socioeducativa integral del gobierno del Frente Progresista en Santa Fe en 2013 y se interrumpió a fines de 2019, con la llegada al gobierno del equipo del Frente de Todos, liderado por el gobernador Omar Perotti. Fue un plan inédito, gestado desde el Gabinete social y, desde su diseño, ya contempla la gestión articulada de recursos y estrategias. 

En ese periodo, más de 25 mil jóvenes y adultos retomaron la escuela secundaria y su impacto se vio en indicadores como la matrícula, que aumentó un 15 por ciento, y en la disminución del abandono escolar, de 12 a 6 por ciento.

Al cambio de gobierno, que descontinuó esta política, se le sumó la pandemia, y el retroceso en inclusión socioeducativa aún es inconmensurable.

También otros indicadores nos fueron orientando. La toma de decisiones políticas educativas, como las pruebas aprender, que indicaron que la población con mayor vulnerabilidad social en Santa Fe muestra mayor calidad de aprendizajes que la media nacional, o la tasa de egreso, que lógicamente tendió a bajar con la incorporación de una gran cantidad de estudiantes que ya habían abandonado la escuela, y por eso creamos el plan Secundario Completo, además de propuestas innovadoras para mejorar los aprendizajes de ciencias, matemáticas y lenguas, como comunidades de aprendizaje, que articulamos con Cippec; tertulias literarias, núcleos interdisciplinarios de aprendizajes.

LA NECESIDAD DE IR AL TERRITORIO A BUSCAR A CHICOS Y CHICAS

El plan se inició con una estrategia territorial, facilitada por el sistema nominal de gestión escolar que había desarrollado e implementado el Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe, que permitió conocer información específica sobre los estudiantes que habían abandonado y con la creación de un equipo socioeducativo clave, de consejeros juveniles, que iban a buscar a los estudiantes casa por casa, y coreaban con los estudiantes y sus familias las estrategias particulares para volver a la escuelas. Un trabajo artesanal y sostenido en el tiempo.

Las causas del abandono escolar son múltiples y complejas y cada caso requiere la creatividad para atenderlo. Requiere una transformación de la escuela secundaria, que fuimos acompañando con innovaciones normativas y formación docente.

El gobierno nacional, en el marco del Consejo Federal de Educación, debe impulsar este proyecto que fue reconocido por organismos internacionales especializados.

Además se realizaron diversas estrategias con los sectores gremiales y trabajadores de distintos sectores, que no habían terminado la secundaria y no podían retomar los estudios en una propuesta educativa tradicional se sumaron al “Volver  estudiar” en sus propios entornos de trabajo.

Entendiendo también que, en los nuevos tiempos que corren, es necesario realizar una estrategia utilizando herramientas virtuales.

Pero en 2019 todo se interrumpió. Al cambio de gobierno, que descontinuó esta política, se le sumó la pandemia, y el retroceso en inclusión socioeducativa aún es inconmensurable.

Frente a este escenario, la experiencia de Santa Fe muestra la relevancia de una política pública integral, basada en la escucha y el conocimiento de cada situación en territorio, que tuvo impacto en la vida de las personas. Implicó un grave retroceso cuando por falta de iniciativa política se interrumpió.

HACE FALTA UN PLAN NACIONAL

Este recorrido es el mejor fundamento para pensar que este proyecto se nacionalice, entendiendo y dialogando con sectores locales para adaptar este programa a cada lugar con sus particularidades. 

El gobierno nacional, en el marco del Consejo Federal de Educación, debe impulsar este proyecto que fue reconocido por organismos internacionales especializados.

La propuesta fue lanzada para que sea abordada de manera presencial y desde la virtualidad. Garantiza el derecho a la educación secundaria obligatoria, con seguimientos y trayectorias individuales por alumno, a quienes se los va buscar puerta a puerta. Contempla las diversas realidades socioculturales de los estudiantes y reconoce los motivos que determinan la inclusión. 

Porque la escuela sigue siendo un valor para nuestros jóvenes y porque es el camino que abre a una sociedad más justa e igualitaria.

Informe alerta sobre el aumento en la brecha de desigualdad

Informe alerta sobre el aumento en la brecha de desigualdad

El informe «Una economía para el 99%» de la Oxfam ha presentado datos preocupantes sobre la desigualdad

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La ONG internacional Oxfam ha publicado hoy un nuevo informe en el que denuncia que tan sólo ocho personas -Bill Gates, Carlos Slim, Mark Zuckerberg, entre otros- poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial: 3.600 millones de personas. En el informe, titulado “Una economía para el 99%”, muestra que la brecha entre ricos y pobres ha crecido en los últimos años y muestra cifras alarmantes.

El informe describe también cómo grandes empresas han logrado eludir y evadir el pago de impuestos, han promovido la devaluación salarial y utilizado su poder para influir en políticas públicas, alimentando así la grave crisis de desigualdad. Las grandes empresas y los más ricos han utilizado su dinero e influencia para que leyes y políticas se vuelvan a su favor.El informe muestra además cómo los más ricos utilizan una intrincada red de paraísos fiscales para eludir el pago de los impuestos que les corresponden y un ejército de asesores financieros para garantizar altos rendimientos en sus inversiones, algo inaccesible para el ciudadano medio.

Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, afirmó: «Cuando una de cada diez personas en el mundo sobrevive con menos de dos dólares al día, la inmensa riqueza que acumulan tan sólo unos pocos resulta obscena. La desigualdad está sumiendo a cientos de millones de personas en la pobreza, fracturando nuestras sociedades y debilitando la democracia». Y agregó: «En todo el mundo, muchas personas están siendo dejadas de lado. Sus salarios se estancan mientras las remuneraciones de los presidentes y altos directivos de grandes empresas se disparan; se recorta la inversión en servicios básicos como la sanidad o la educación mientras grandes corporaciones y grandes fortunas logran reducir al mínimo su contribución fiscal; y los Gobiernos ignoran sus voces mientras escuchan embelesados las de las grandes empresas y las élites millonarias».

Entre los dato más significativos de “Una economía para el 99%” se señala que siete de cada diez personas vive en un país en el que la desigualdad ha aumentado en los últimos 30 años y que, entre 1988 y 2011, los ingresos del 10% más pobre de la población mundial aumentaron en sólo 65 dólares al año, mientras que los del 1% más rico crecieron 182 veces más, a un ritmo de 11.800 dólares al año. Asimismo, son las mujeres, sobrerrepresentadas en los sectores con peores salarios, las que sufren mayores niveles de discriminación en el ámbito laboral y asumen la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado.

Oxfam demanda en su informe un cambio fundamental en el modelo económico de manera que beneficie a todas las personas y no sólo a una élite selecta, evidenciando cómo este modelo económico vigente ha canalizado la riqueza hacia un grupo cada vez más reducido y a expensas de los más pobres de la sociedad.

 

Basado en oxfam.org