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Evangélicos y aborto: ¿todos en contra?

Evangélicos y aborto: ¿todos en contra?

Tanto en 2018 como ahora, las iglesias evangélicas han sido uno de los actores sociales con mayor capacidad de movilización en contra de la interrupción voluntaria del embarazo. Pese a que la gran mayoría del movimiento evangélico en Argentina se identifica con el sector “celeste”, existe un grupo minoritario que mantiene una posición favorable a la legalización del aborto. ¿Qué tensiones existen al interior del evangelismo? ¿Qué piensan quienes están a favor del proyecto de ley de la IVE?

“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10, NVI)

“Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres” (Gálatas 5:13, NVI)

Cae la noche en la avenida 9 de Julio. Es 15 de marzo, último sábado de un verano sofocante en la ciudad de Buenos Aires. Frente al Obelisco está montado un escenario con pantallas gigantes desde el día anterior, cuando tuvo lugar la primera jornada del festival “Sí a la vida”, que contó con el visto bueno tanto del Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, como de la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. Hoy será el segundo y último día del evento. Los organizadores estiman que la multitud congregada en la avenida más ancha del mundo ronda las 300 mil personas. Del evento participan bandas de rock cristianas –como Kyosko o Rescate– pero también artistas “seculares” como Maximiliano Guerra y Amelita Baltar. El principal orador será Luis Palau, uno de los predicadores evangélicos más reconocidos del mundo de habla hispana, quien cerrará la jornada con un mensaje orientado a “la unidad familiar” y a “rescatar los valores morales y éticos en la sociedad”. Corre el año 2008 y temas como el matrimonio igualitario, la identidad de género o la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) todavía no forman parte del calendario legislativo. Sin embargo, casi a modo de profecía o premonición, las consignas principales de aquella movilización dan cuenta de las demandas sociales que encarnará el sector mayoritario del evangelismo local durante toda la década siguiente.

Diez años después, el Obelisco es testigo una vez más de una masiva movilización evangélica y católica que avanza a lo largo de la 9 de Julio. En esta oportunidad, el motivo de la convocatoria es una marcha nacional en contra de la aprobación del proyecto de la IVE. Al igual que en el festival de Palau, se ha vuelto a montar un escenario con pantallas gigantes en el centro de la avenida, por el que desfilan bandas de rock evangélicas y pastores de distintas denominaciones, todos unidos bajo una misma consigna: “Salvemos las 2 vidas”. Según las iglesias que llevaron adelante la convocatoria, hay más de medio millón de personas congregadas en el centro de la ciudad. Números más, números menos, lo cierto es que tanto las imágenes de 2008 como las de 2018 reflejan la enorme capacidad de movilización con la que cuenta un amplio sector del evangelismo en Argentina.

LA INMENSA MINORÍA

Según datos de la Segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina (2019), coordinada por investigadores del CEIL-CONICET, actualmente alrededor de un 15,3% de la población se identifica como evangélica. En 2008, cuando se realizó la primera edición de esta encuesta, los evangélicos representaban un 9% de la población argentina. Es decir, en solo diez años la población evangélica aumentó un 70%. 

En términos demográficos, el catolicismo continúa siendo la religión dominante en el país: según la misma encuesta, los católicos representan actualmente a casi el 63% de toda la población. Sin embargo, observando el crecimiento exponencial del evangelismo en el país –especialmente entre los sectores populares y en los márgenes de los grandes centros urbanos– resulta evidente que los evangélicos forman un actor social y político cada vez más relevante.

El aumento de fieles evangélicos y el consecuente incremento de su influencia en la discusión pública no es un fenómeno exclusivo de nuestro país.

El aumento de fieles evangélicos y el consecuente incremento de su influencia en la discusión pública no es un fenómeno exclusivo de nuestro país. Por el contrario, todo el continente latinoamericano exhibe un crecimiento en el número de evangélicos y, junto con ello, un involucramiento cada vez más activo de creyentes en la agenda política. Ello se vio con claridad en muchas de las elecciones celebradas en América Latina durante el 2018. En Chile, Piñera atrajo el voto de sectores evangélicos incorporando referentes de esta corriente religiosa en su equipo de campaña. En Colombia, el actual presidente Duque contó con el respaldo del partido evangélico MIRA; a su vez, en esas mismas elecciones, un predicador evangélico –Jorge Trujillo– fue candidato a presidente. También en las elecciones presidenciales de Venezuela de aquel año hubo presencia de un pastor evangélico, Javier Bertucci, quien obtuvo el tercer puesto en el escrutinio total. En México, el partido Morena, que llevó a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia del país, se presentó en alianza con el Partido Encuentro Social, una agrupación de origen evangélico. En Costa Rica, el pastor evangélico Fabricio Alvarado llegó al ballotaje presidencial, en el que obtuvo casi un 40% de los votos. Sin embargo, posiblemente el caso más evidente de este fenómeno haya sido el de Jair Bolsonaro, quien hace algunos años –pese a provenir del catolicismo– hizo un guiño directo a los evangélicos al ser bautizado en el río Jordán y cuya candidatura presidencial contó con un amplio apoyo de buena parte del sector evangélico brasileño (principalmente pentecostal).

En nuestro país, la representación política del evangelismo ha sido, por lo general, escasa y limitada a individualidades específicas. El caso más notable posiblemente sea el de la ex diputada nacional y ex candidata a vicepresidenta Cynthia Hotton, quien luego de su etapa como legisladora del PRO –durante la cual se volvió popular por su activo rechazo a la aprobación del matrimonio igualitario– fundó su propio partido confesional “Valores para mi País”, que en las últimas elecciones integró el Frente NOS acompañando la candidatura a presidente de Gómez Centurión. Sin embargo, en los últimos años comenzó a advertirse una participación electoral mayor de candidatos evangélicos (sobre todo, a nivel legislativo), que se profundizó aún más a partir del debate por el aborto en 2018. Así, en la actualidad hay al menos cuatro diputados/as nacionales –todos del interbloque Juntos por el Cambio– cuya fe evangélica es reconocida públicamente: Estela Regidor (Corrientes), David Schlereth (Neuquén), Gustavo Hein (Entre Ríos) y Dina Rezinovsky (CABA). A ellos se suman diputados provinciales, como el pastor Walter Ghione en Santa Fe, y algunos concejales y consejeros escolares. Sin embargo, las elecciones de 2019 han demostrado el potencial electoral del evangelismo: se estima que hubo en total más de 200 candidatos evangélicos a diferentes cargos electivos, lo cual garantizaría la base política para las actuales negociaciones por el armado de un partido nacional que nuclee a los evangélicos con miras a competir en las elecciones legislativas de 2021.

PROTESTANTISMO HISTÓRICO Y EVANGELICALISMO: EL GRAN CISMA EVANGÉLICO

Lejos de la homogeneidad a la que muchas veces pareciera apelarse para describir al ethos evangélico, lo cierto es que se trata de un movimiento religioso que hacia el interior se caracteriza por su diversidad. En buena medida, ello se relaciona con uno de los pilares de la Reforma protestante: la libre lectura e interpretación de las Sagradas Escrituras. En este sentido, a diferencia de otros credos –como el catolicismo–, el evangelismo no depende de una estructura eclesiástica jerárquica y centralizada, sino que prevalece el principio de autonomía en cada congregación. A su vez, existe una amplia pluralidad de denominaciones y corrientes doctrinarias. Aún así, en nuestro país es posible identificar al menos dos grandes grupos con límites más o menos definidos: el protestantismo histórico y el evangelicalismo.

En el primer caso, nos referimos a iglesias que en su mayoría comenzaron –al decir de Waldo Villalpando– como “iglesias de trasplante”: es decir, iglesias europeas y norteamericanas que con la llegada de inmigrantes durante el siglo XIX y hasta las primeras décadas del XX se “trasplantaron” en nuestro país, pero manteniendo sus tradiciones de origen. Dentro de este grupo podemos mencionar, entre otros, a luteranos, anglicanos, presbiterianos, metodistas y valdenses. Todas estas comunidades se encuentran actualmente agrupadas en la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE).

Lejos de la homogeneidad a la que muchas veces pareciera apelarse para describir al ethos evangélico, lo cierto es que se trata de un movimiento religioso que hacia el interior se caracteriza por su diversidad. En el coexisten grupos diversos, entre los que se destacan el protestantismo histórico y el evangelicalismo.

Si bien existen matices al interior de cada grupo, en general todos ellos comparten una visión laica de la relación entre Estado y religión, y adhieren a una hermenéutica de la Biblia que se aleja del literalismo y, en su lugar, busca reinterpretar el texto bíblico a la luz de su contexto histórico. Hilario Wynarczyk caracteriza a estas iglesias como “liberacionistas”, dado que muchas de ellas establecieron afinidad con la teología de la liberación y lazos ecuménicos con los sectores más progresistas del catolicismo, además de un histórico compromiso con la defensa de los derechos humanos.

Sobre este último punto, debemos mencionar que las iglesias protestantes han cumplido un rol fundamental en la historia reciente de nuestro país. A modo de ejemplo, en octubre de 1973, poco después del golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende, las iglesias Metodista, Luterana Unida y Evangélica del Río de la Plata crearon la Comisión Argentina para los Refugiados (CAREF) destinada a dar asilo a exiliados chilenos perseguidos por la dictadura de Pinochet. Asimismo, muchas de las iglesias protestantes formaron parte de la fundación de dos organismos esenciales en la lucha por los derechos humanos en nuestro país: la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), en 1975, y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), en 1976. A modo de anécdota, también podemos mencionar que las primeras reuniones que luego darían origen a las agrupaciones “Madres de Plaza de Mayo” y “Familiares de Detenidos-Desaparecidos” tuvieron lugar en el sótano de la iglesia metodista de Flores. Años después, con la llegada de la democracia, muchos protestantes participaron activamente en las investigaciones llevadas adelante por la CONADEP. Hasta el día de hoy, gran parte de las iglesias agrupadas en FAIE suelen participar de las marchas en Plaza de Mayo cada 24 de Marzo, y emiten declaraciones públicas en conmemoración del reclamo por “Memoria, Verdad y Justicia”.

Dentro del segundo grupo, al que Wynarczyk denomina “conservador bíblico”, encontramos principalmente a las iglesias hermanos libres, bautistas y pentecostales. Estas comunidades se caracterizan por un fuerte llamado misionero evangelizador y, a diferencia de las iglesias protestantes históricas, tienden a la expansión territorial y a fomentar la multiplicación numérica de sus fieles. Este grupo representa al sector mayoritario del evangelismo local: de acuerdo a la mencionada encuesta del CONICET, solo los pentecostales constituyen alrededor del 85% de la población evangélica argentina. A diferencia del protestantismo histórico, las iglesias “evangelicales” tienden a realizar una lectura literal de la Biblia, lo cual deriva en posicionamientos ortodoxos y conservadores en diferentes temas, sobre todo, en materia de género y moral sexual. La mayoría de estas iglesias se agrupan en la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) y, en el caso de las iglesias pentecostales, también en la Federación Confraternidad Evangélica Pentecostal (FeCEP).

Marcos Carbonelli, doctor en Ciencias Sociales e investigador del CONICET especializado en política y religión, explica que durante la década del 90’ hubo una importante persecusión mediática contra los evangélicos, a quienes se acusaba de ser miembros de una secta peligrosa para la sociedad argentina

Si bien las diferencias entre FAIE y ACIERA siempre estuvieron delineadas, hasta hace algunas décadas el contraste público entre ambas asociaciones no era tan evidente. Marcos Carbonelli, doctor en Ciencias Sociales e investigador del CONICET especializado en política y religión, explica que durante la década del 90’ hubo una importante persecusión mediática contra los evangélicos, a quienes se acusaba de ser miembros de una secta peligrosa para la sociedad argentina. Frente a ello, desde el evangelismo se adoptó una posición unificada y tanto ACIERA como FAIE impulsaron conjuntamente multitudinarias movilizaciones frente al Obelisco en reclamo por una mayor libertad e igualdad religiosa.

Sin embargo, esta alianza entre ambas organizaciones tuvo una vida corta. Carbonelli explica que a partir de 2003, a raíz de las discusiones acerca de la ley de unión civil y los proyectos de ley de educación sexual en la Ciudad de Buenos Aires, comenzaron a acentuarse las posiciones contrapuestas. No obstante, fue a partir del debate en torno a la ley de matrimonio igualitario cuando se consolidó el clivaje entre ambos sectores evangélicos. En 2010, las iglesias evangélicas agrupadas en ACIERA se manifestaron públicamente en contra del matrimonio y de la adopción por parte de parejas del mismo sexo, en función de lo cual convocaron a marchas masivas frente al Congreso en rechazo al proyecto de ley. Frente a ello, muchas iglesias protestantes respondieron con una posición más permisiva, defendiendo el carácter laico del Estado, lo que se reflejó en declaraciones públicas ante los medios y en su apoyo a agrupaciones como la Federación Argentina de LGBT. Durante aquel debate, desde ACIERA se buscó apelar a un “nosotros evangélico” totalizador, con el fin de procurar constituirse en el representante legítimo del evangelismo como sujeto político.

Amplios sectores de la izquierda y también del feminismo tendieron a englobar al evangelismo en su conjunto dentro de la categoría de “antiderechos”. A su vez, muchos medios de comunicación se hicieron eco de esta generalización, que continúa vigente en el imaginario social hasta el día de hoy.

Con el debate por la legalización de la IVE, nuevamente cobró relevancia esta división entre ambas corrientes evangélicas. En la esfera pública, sin dudas la voz evangélica que predonimó fue la del sector identificado con los pañuelos celestes. Las principales movilizaciones de la campaña “Salvemos las 2 vidas” tuvieron entre sus organizadores a pastores de ACIERA, quienes a su vez promovieron una activa presencia en las redes sociales y también en los barrios. Frente a estas acciones, desde amplios sectores de la izquierda y también del feminismo se tendieron a englobar al evangelismo en su conjunto dentro de la categoría “antiderechos”. A su vez, muchos medios de comunicación se hicieron eco de esta generalización, que continúa vigente en el imaginario social hasta el día de hoy. Sin embargo, como veremos a continuación, dentro del evangelismo existe una minoría cuya posición se encuentra muy lejos de la prohibición de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y demás personas gestantes. 

PROTESTANTES POR EL DERECHO A DECIDIR

El pasado viernes 4 de diciembre se organizó un encuentro entre el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación y diversas iglesias representativas del protestantismo histórico y espacios religiosos ecuménicos que acompañan el proyecto de la IVE. En representación de la Iglesia Evangélica Luterana Unida (IELU) participó Wilma Rommel, pastora luterana e integrante de la Junta Directiva de CAREF. Rommel, quien en 2018 disertó como expositora en las audiencias ante el Congreso, fundamenta su posición a favor de la legalización en elversículo 10:10 del Evangelio de Juan. “Para tener vida en abundancia, primero es necesario gozar de dignidad y libertad para decidir”, explica. “Yo no estoy a favor de la práctica del aborto, pero si tuviera que votar la ley levantaría las dos manos a favor”. En este sentido, la pastora remarca que la IVE no es un asunto religioso, sino de derechos humanos y, sobre todo, de salud pública. Parafraseando una cita de la teóloga alemana Dorothee Sölle, Rommel afirma que “Dios llora cuando ve a un ser humano desangrándose por una injusticia social, pero también llora cuando una mujer se desangra por un aborto clandestino”.

Wilma Rommel, pastora de la Iglesia Evangélica Luterana Unida, afirma: “Yo no estoy a favor de la práctica del aborto, pero si tuviera que votar la ley levantaría las dos manos a favor”.

Un punto que destaca Rommel, y que se reitera en cada una de las demás entrevistas, es la absoluta relevancia que tiene la Educación Sexual Integral (ESI) en la discusión acerca del aborto. En este sentido, gran parte de las iglesias protestantes trabajan este tema desde hace años a través de talleres y charlas gratuitas. Américo Jara Reyes, obispo de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina (IEMA) y también expositor a favor de la IVE ante el Congreso en 2018, considera que el debate por el aborto no puede disociarse del debate por la ESI. Por otra parte, menciona que no entiende la oposición a la ESI por parte de aquellos sectores que se oponen al aborto (al respecto, vale recordar la campaña “Con Mis Hijos No Te Metas”, cuyo vocero en Argentina es el pastor evangélico Néstor Mercado). En cuanto a la postura de la IEMA sobre el aborto, Jara Reyes explica que “la voz del obispo no traduce la voz de toda la iglesia metodista”. En este sentido, aclara que no todos los miembros de la iglesia comparten la misma posición, aunque de todos modos no es un tema que genere divisiones internas. Laura Piedimonte, abogada y vicepresidenta de la Junta General de la IEMA, se encuentra entre quienes mantienen una clara posición a favor de la aprobación de la IVE. Para ella, “la vida es un don de Dios y ningún cristiano podría decir que está a favor del aborto”; sin embargo, ella defiende la idea de un “evangelio que libere, no que oprima” y entiende que “la función de la iglesia no es juzgar ni condenar, sino sostener la mano y acompañar”.

Claudia Tron es pastora de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata y acompaña a las comunidades de Paraná y Santa Fe. La mayor presencia de la Iglesia Valdense en el Río de la Plata se encuentra del lado uruguayo, donde el aborto es legal desde 2012. La experiencia en el país vecino –a partir de la legalización no solo se redujeron considerablemente la mortalidad materna y las complicaciones por abortos clandestinos sino que también disminuyó el número de interrupciones voluntarias del embarazo– consolidó aún más la posición de muchos valdenses a favor de la legalización de la IVE como un asunto de salud pública. Tron cree en “un Dios que nos permite acceder a la libertad” y cuyo plan para la humanidad “es la esperanza de una vida plena y digna”. En esta línea, considera que la clandestinidad del aborto atenta directamente contra la libertad y la esperanza de las mujeres. A su vez, afirma que “el aborto es consecuencia de pecados estructurales (entre ellos, la pobreza y la desigualdad de género), de los cuales el cristianismo también es responsable”.

Claudia Tron, pastora de la Iglesia Valdense en el Río de la Plata, cree en “un Dios que nos permite acceder a la libertad” y cuyo plan para la humanidad “es la esperanza de una vida plena y digna”. En esta línea, considera que la clandestinidad del aborto atenta directamente contra la libertad y la esperanza de las mujeres.

En cuanto a la posición de la FAIE, su actual presidente y pastor metodista retirado, Néstor Míguez (quien también participó como expositor en el debate de 2018 en el Congreso), explica que no todas las iglesias que integran la Federación están a favor de la legalización de la IVE. Por lo tanto, a fin de respetar la pluralidad interna de la organización, no han emitido ninguna declaración pública a nivel institucional. Sin embargo, en cuanto a la posición particular de Míguez, reivindica un enfoque fuertemente comprometido con el laicismo estatal. En tal sentido, considera que el “Estado no debe ser el guardián de las creencias religiosas de ningún grupo” y que “la ley no debe prohibir, sino facilitar y posibilitar la toma de decisiones en el ámbito personal”. A su vez, considera que el actual proyecto –que ya cuenta con media sanción en Diputados– presenta mejoras en comparación al de 2018, ya que pone el foco en el acompañamiento y en la contención de la persona, con independencia de la decisión que finalmente adopte.

“LAS PENTECOSTALES TAMBIÉN ABORTAMOS”

Si bien hemos mencionado que la mayor parte del pentecostalismo en Argentina –agrupado en ACIERA y FeCEP– sostiene una posición abiertamente en contra de la legalización del aborto, incluso al interior de este movimiento es posible encontrar algunas excepciones.

Guillermo Prein es el pastor fundador del Centro Cristiano Nueva Vida (CCNV), una megaiglesia pentecostal de más de 30 mil fieles que se caracteriza por llevar adelante una intensa acción social. Prein, a quien en una reciente nota lo definieron como una “oveja negra” dentro del pentecostalismo, explica que “en nuestra iglesia hacemos todo para que no haya abortos, pero si los hay, no juzgamos: amamos”. El CCNV cuenta con un cuerpo pastoral de más de 500 personas, entre quienes se encuentran tanto pastores/as a favor como en contra de la legalización de la IVE. Dado que en esta iglesia todas las decisiones se toman por unanimidad, han decidido no manifestar su apoyo “a ninguno de los dos pañuelos”. Sin embargo, hay un punto en el que todos sus miembros coinciden: la enseñanza de la ESI en los barrios es el pilar fundamental para prevenir embarazos no deseados, algo que Prein impulsa desde hace varias décadas en cada comunidad en la que ha servido.

Guillermo Prein, pastor pentecostal, asegura: «en nuestra iglesia hacemos todo para que no haya abortos, pero si los hay, no juzgamos: amamos»

En la misma línea opina Alexis Kalczynski, quien además de ser un miembro activo del CCNV, dirige el Observatorio de Igualdad Religiosa e integra la secretaría de Promoción de un Estado laico de la APDH. Kalczynski insiste en que la legalización de la IVE no depende de una cuestión de fe, sino de salud pública, y que su prohibición atenta contra una de las bases del sistema republicano: la libertad. A su vez, frente a los creyentes que argumentan en contra del aborto por considerarlo un pecado, Kalczynski alega que “pensar que toda gestación es por voluntad divina sería ir en contra del libre albedrío que el propio Dios le dio a los humanos”.

No obstante, quizás el caso más llamativo sea el de Gabriela Guerreros, activista por los derechos LGBTTI y pastora pentecostal de la comunidad Dimensión de Fe, una iglesia en la que los liderazgos son ocupados mayoritariamente por mujeres y que se caracteriza por una posición abiertamente inclusiva hacia la comunidad travesti/trans y otras identidades de género. Una entrevista que le realizaron en abril de 2018, pocos días antes de su intervención ante el Congreso, conmocionó a todo el ambiente pentecostal argentino: allí la pastora se animó a exponer la realidad que se vive en los barrios, en los que incluso mujeres evangélicas pentecostales se someten a abortos clandestinos. En aquel entonces, desde diferentes sectores pentecostales salieron a negar que Dimensión de Fe perteneciera al pentecostalismo. Sin embargo, Guerreros reivindica al evangelismo pentecostal como un movimiento popular diverso, que dentro de sus múltiples variantes también admite una teología feminista. Para ella, el evangelio es “vida en abundancia” y la legalización del aborto “también es una forma de celebrar la vida, porque permite dar la posibilidad al proyecto de vida personal y reconocer la autonomía de las personas gestantes sobre sus propios cuerpos”.

Hay que mencionar que ni la iglesia de Prein ni la de Guerreros actualmente forman parte de ACIERA.

CONSIDERACIONES FINALES

Dentro de aquel 15,3% que representa la población evangélica en Argentina, Carbonelli explica que menos de un 5% se identifica con alguna de las corrientes del protestantismo histórico. A su vez, dentro de ese reducido porcentaje, no todas las iglesias comparten una misma posición en temas como diversidad sexual o aborto. En este sentido, Pablo Semán, doctor en Antropología Social e investigador del CONICET especializado en culturas populares y religión, opina que “en el imaginario colectivo de los partidarios de la IVE existe cierta sobrerrepresentación de los evangélicos que están a favor de la legalización” y, en función de ello, sugiere que el diálogo desde la izquierda no debería limitarse únicamente al intercambio con los sectores evangélicos más progresistas. Por el contrario, Semán considera que sería posible –e incluso esperable– que se trazaran puentes con las iglesias evangélicas más allá de la cuestión del aborto, especialmente al interior de los sectores populares donde “a diferencia de las clases medias, los contrastes entre verdes y celestes se relativizan”.

Para el antropólogo Pablo Semán, la izquierda no debería limitarse únicamente al intercambio con los sectores evangélicos más progresistas. Considera que sería esperable que se trazaran puentes con las iglesias evangélicas más allá de la cuestión del aborto, especialmente al interior de los sectores populares donde “a diferencia de las clases medias, los contrastes entre verdes y celestes se relativizan»

Sin dudas, sería plausible que desde la izquierda democrática se ensayaran alianzas dentro de los barrios con las iglesias evangélicas, cuya labor social cumple allí un rol primordial. Sin embargo, ante un debate tan polarizado, en el que pareciera consolidarse el “sector celeste” como la única voz evangélica que se oye en la discusión, no debemos restar importancia al hecho de que existan muchas/os evangélicas/os comprometidas/os con defender los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y personas gestantes, especialmente de aquellas con menores recursos, quienes en un contexto de clandestinidad resultan ser siempre las más vulnerables. Frente a tal coyuntura, esta distinción debería ser suficiente para no incluir a todas las personas evangélicas dentro de la misma bolsa.

Elsa Schvartzman: “Todos los temas trascendentes dividen aguas, pero el campo popular se ha pronunciado masivamente por el derecho al aborto”

Elsa Schvartzman: “Todos los temas trascendentes dividen aguas, pero el campo popular se ha pronunciado masivamente por el derecho al aborto”

Elsa Schvartzman es una de las veteranas y referentes del movimiento feminista que lucha por la legalización del aborto. Sobre la nueva presentación del proyecto, la agenda feminista y el lugar del tema en el debate electoral conversamos con ella. 

En plena campaña y mientras los principales candidatos evitan el tema (básicamente porque sus asesores les dicen que el aborto legal «no es buen tema de campaña», «pianta votos», «es agenda de minorías», etcétera) las mujeres organizadas volvieron a instalar en la agenda pública el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, con una movilización formidable y con una potente convocatoria en todo el país. Elsa Schvartzman es una de primeras y más activas integrantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. En este diálogo con La Vanguardia (el apellido homónimo con el entrevistador es pura coincidencia) brinda respuestas sobre la oportunidad de esta presentación, las modificaciones y los debates al respecto.

¿Qué evaluación hicieron para decidir presentarlo nuevamente ahora en lugar de esperar hasta 2020?

Fue por varias razones. Opino que la principal es la firme convicción de sostener el tema en la agenda política-partidaria como lo está en la agenda social. Las presentaciones generan un hecho político para continuar el debate y visibilizar la masiva adhesión. Que la calle siga entrando al Congreso Nacional.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“Después de tantos años y crecimiento en el consenso social, no hay lugar para indefiniciones engañosas”.[/blockquote]

¿A qué responden las modificaciones respecto del proyecto que se trató el año pasado?

Las modificaciones tomaron las discusiones que resultaron del debate y el texto aprobado en Diputados. Esto fue discutido y trabajado por la comisión redactora de la Campaña, compuesta por muchas compañeras de distintos lugares del país, profesiones y experiencias. Luego el texto reformulado se discutió exhaustivamente en una plenaria de la Campaña en abril de este año. Los acuerdos fueron incorporados en el texto definitivo presentado el 28 de mayo.

¿Hay modificaciones que te parecen esenciales?

Hay muchas modificaciones importantes, entre ellas la inclusión de nuevos títulos, capítulos y artículos que contemplan, por ejemplo: como sujeto de derecho al aborto a “toda mujer u otras identidades con capacidad de gestar”. La cobertura deberá ser “integral y gratuita” en todos les efectores del sistema de salud, no es necesaria la autorización judicial y deberá realizarse “en un plazo máximo de 5 días corridos desde su requerimiento”. Incluye temas como asesorías, consentimiento informado en niñez y adolescencia, sobre personas con discapacidad y personas con discapacidad restringida. Después de las 14 semanas quedan las dos causales contempladas por el Código Penal. También se incluyen aspectos sobre políticas de salud sexual y reproductiva y educación sexual integral, modificaciones de artículos del Código Penal y un artículo muy importante (el 19) que dispone que “las disposiciones de la presente ley son de orden público y de aplicación obligatoria en todo el territorio de la República Argentina”.

De los precandidatos lanzados (Fernández, Massa, Macri, Urtubey, Lavagna, Del Caño) solo uno se ha manifestado en contra (Macri, que paradójicamente habilitó el debate parlamentario el año pasado), y los demás son partidarios de despenalizar, con matices (Alberto dice que “hay que ir despacio”, Lavagna y Urtubey quieren consulta popular, etc). ¿Qué reflexión te merece?

En el 2018 y el 28 de mayo de este año fueron los últimos y más contundentes pronunciamientos de la sociedad en sostener la necesidad del derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Las y las candidatas/os deben reconocerlo y tomar posiciones claras. Todos los temas trascendentales que impactan en la sociedad “dividen aguas”, que sería una manera de describir posiciones e intereses diferentes. Los que hacen a los derechos, en especial, suelen ser demorados con excusas que remiten a otras urgencias. Después de tantos años y crecimiento en el consenso social, no hay lugar para indefiniciones engañosas. La despenalización y legalización es urgente, no hay más tiempo que perder. El derecho a la salud, a una vida digna y autónoma de muchísimas mujeres y personas con capacidad de gestar depende del tratamiento y aprobación de este proyecto

[blockquote author=»» pull=»normal»]“Las presentaciones generan un hecho político para continuar el debate y visibilizar la masiva adhesión”.[/blockquote]

¿Qué respondés a las objeciones según las cuales al oficialismo le conviene esta presentación porque “divide al campo nacional y popular” en año electoral? El remanido argumento de la «cortina de humo» pero ahora renovado por la coyuntura de elecciones…

Son distintas excusas para no reconocer la urgencia y disimular falta de decisiones políticas. El campo popular no está dividido: se ha pronunciado masivamente por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. No se deja engañar por las llamadas “cortinas de humo”. Quienes dicen esto desde una mirada paternalista y condescendiente no reconocen los cambios y avances en el campo de los derechos logrados con mucho esfuerzo y obstaculizan la resistencia activa de las luchas populares para la conquista de todo lo que nos falta.

Estos días recordabas en las redes la importancia del Cordobazo como hito social y popular. ¿Dónde sentís más cerca el alma del Cordobazo: en el #28M o en los reclamos de la CGT? ¿Por qué crees que a los sindicatos y partidos políticos tradicionales les cuesta tanto incorporar la agenda feminista, o si lo hacen es a regañadientes?

El Cordobazo se recupera en cada momento de las luchas populares, y las acciones de la agenda feminista lo son. Cuesta imponer las reivindicaciones feministas porque sigue vigente y renovado el pacto hetero-patriarcal hegemónico. El control social sobre el cuerpo de mujeres y personas LGTTIBQ se explicita en “los pactos de caballeros” y se sostiene políticamente por fuertes aportes económicos y acuerdos políticos con sectores fundamentalistas no solo locales, sino también regionales.

 

Julia Martino: “La ley va a salir porque logramos la despenalización social del aborto”

Julia Martino: “La ley va a salir porque logramos la despenalización social del aborto”

Tras la aprobación en Diputados, una de las más laboriosas militantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto explica por qué cree que “va a ser ley”.

Julia Martino es una de las militantes más activas de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Seguro, Legal y Gratuito. María O’Donnell la definió hace poco como “el cerebro organizativo de la Campaña Nacional por el Aborto Legal”. En este diálogo, Julia  asegura que siempre creyeron que la forma de lograrlo era “despenalizar socialmente el aborto”, es decir lograr que el debate se diera en el seno de la comunidad. Ese objetivo, que alguna vez pareció tan lejano, empezó a ser palpable cuando las encuestas empezaron a revelar que cerca del 60% de las personas consultadas se muestran a favor de despenalizar (con picos del 66% en Rosario, por ejemplo). Julia, además, no cree en los vaticinios agoreros: recuerda que “este mismo Senado aprobó la ley de muerte digna o el matrimonio igualitario”.  Además asegura que la agenda feminista es imparable porque son los jóvenes quienes las han hecho propia.

¿Cómo evaluás el cambio de condiciones en la sociedad argentina que posibilitó la media sanción en Diputados?

Venimos peleando desde hace mucho tiempo por esto, a mí me tocó un poco la acción dentro del Congreso. Desde la Campaña que es muy diversa, que es federal, es plural, y demás, siempre supimos que la manera de lograr este derecho era llegando a una despenalización social del aborto. Así llamamos a la cuestión de instalar el tema en la sociedad, que se transformara en una demanda desde la gente, que se pudiera hablar del tema, que era prohibido, tabú, y ahora logramos que se hable en la mesa familiar, en el trabajo, en la escuela, en todos lados. Creemos que gracias a esa demanda, a esa instalación en la sociedad, es que la política en algún momento tenía que dar una respuesta a esa demanda. A raíz de eso es que se ha logrado que el Ejecutivo impulsara la discusión de un tema que ya estaba instalado. Sabemos que además de generar esa demanda en la sociedad, para que la política lo tomara era importante hacer una acción concreta adentro del Congreso. Siempre planteamos la acción en la calle y en la institución democrática que fija nuestra Constitución, que es el Parlamento. Así hemos llegado hasta acá, y ahora vamos por ese lado. Y estamos convencidas de que va a ser ley.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“Los y las jóvenes no solo están apoyando el derecho al aborto, sino que han incorporado toda la agenda feminista.”[/blockquote]

La Campaña existe desde el 2005 pero hay fotos en blanco y negro de mujeres con carteles en las marchas, desde la recuperación de la democracia, pidiendo por la legalización de la práctica. ¿Qué cambió de aquellas imágenes a esta parte?

Cambió, muchísima militancia en todos estos años que ha ido creciendo, y en una Argentina que tiene un movimiento de mujeres muy potente que cada vez es más numeroso y más organizado, y así se demostró en los Encuentros Nacionales de Mujeres, que ya van por el número 33, es decir 33 años, y cada vez más son numerosos: en el primero había 1.000 mujeres y en los últimos hablamos de 40 o 50 mil en Rosario, con un crecimiento muy impresionante que tuvo su punto de inflexión con el “Ni una menos” hace tres años. La Campaña por el Derecho al Aborto se inscribe dentro de esta Argentina, dentro de ese movimiento, y el cambio es haber logrado esa despenalización social e instalar esa demanda en la sociedad, y que además sean los y las jóvenes quienes han incorporado la agenda feminista: no solo están apoyando el derecho al aborto, sino toda la agenda, están apoyando no más muertes de mujeres por violencia de género, no más acoso sexual en el trabajo, no más piropos que nadie pide ni desea y que molestan. Creo que eso es un cambio importantísimo porque indica que hay futuro, lo que llegó es la agenda del feminismo y la han tomado los jóvenes, o sea que esto va a seguir. No hay vuelta atrás, es un paso adelante en la historia y la sociedad avanza en su conjunto, no somos solo nosotras, hemos sacado el tema del aborto de la agenda de lo privado a hacerla pública, y hemos puesto en cuestión el papel de las mujeres en la sociedad y por eso es un tema tan controversial. Si hablamos de aborto hay que hablar de maternidad. Es el mismo tema, porque el Estado a través de la ley, de su Código Penal, obliga a las mujeres que no están dentro de las causales de aborto legal –como son el peligro para la salud o la vida, un caso de violación– nos obliga a maternar. Y es eso lo que está en cuestión.

¿Sentís que este proceso tan largo y extenso, de tantos años, puede ser inspirador para otros sectores de la sociedad? En el sentido de unirse ante una causa común, algo que forma parte del discurso de casi todos los grupos políticos y sociales, pero que luego está lejos de concretarse… ¿Te parece que este caso, en el que realmente personas con pertenencia a organizaciones sociales, políticas, religiosas, institucionales de origen muy diverso, pudieron ponerse de acuerdo en un punto, se puede constituir en un ejemplo para otras luchas en la sociedad?

Creo que hay que profundizar esa cuestión. Me parece que hará falta que pase más tiempo y que se estudie más el fenómeno para analizar cómo juntar a distintas fuerzas con un objetivo común. Es difícil analizarla cuando estamos en pleno proceso. Pero en principio hay que señalar que desde las mujeres en particular, desde las luchas por los derechos de las mujeres, ésta no es una cuestión nueva. Porque en mi caso desde el lugar de la Campaña, donde milito desde hace tiempo, no nacimos de la nada, nos apoyamos en nuestra historia. Y la Argentina tiene una historia del movimiento de las mujeres que es muy particular, muy rica y que viene desde el siglo anterior. En 1910 se hizo el primer Congreso Feminista Mundial, juntando a militantes de fuerzas políticas que había en ese momento: anarquistas, socialistas, radicales, en un congreso feminista donde se hablaba ya en esa época de divorcio. La socialista Carolina Muzzilli planteaba el divorcio en ese Congreso y proponía un proyecto de ley, y de a poco esas mujeres fueron generando una forma de hacer política. A las mujeres todos los temas nos han sido tan difíciles, que para lograr cada uno de nuestros derechos –desde el voto, la ley del divorcio, la patria potestad compartida, a los más recientes: educación sexual, programa de procreación responsable, reforma del Código Civil y demás–, hemos necesitado juntarnos mujeres de distintas fuerzas políticas, a veces fuertemente contrapuestas, para acordar en cada tema. Eso está en la historia política de las mujeres argentinas, no es un fenómeno totalmente nuevo, nosotras abrevamos en nuestra propia historia. Quedará para los estudiosos analizar si ésta no es una forma de hacer política propia de las mujeres, que somos –como siempre– las recién llegadas a la política.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“Hemos puesto en cuestión el papel de las mujeres en la sociedad y por eso es un tema tan controversial.” [/blockquote]

Podría decirse que la sororidad es la estrategia.

Exactamente. La sororidad, que ahora tiene este nombre, que la podemos nombrar y así la llamamos, sororidad, pero es una actitud, una disposición que ya estaba. Cuando uno puede nombrarlo es porque ya lo incorporamos al pensamiento, ya es un avance enorme. Pero tenemos una historia en esto y en eso nos hemos parado para avanzar hasta acá.

¿Y cuánto hace falta para lograrlo, todo eso que la gente no conoce: el trabajo gris, lo que hay detrás de estar empujando todo el tiempo estas discusiones en el seno del Parlamento argentino?

Ese trabajo gris, es también parte de la militancia que hemos aprendido todas. La Campaña, que es mi experiencia más cercana con este tema, me ha enseñado muchísimo. A pesar de venir de una tradición de militancia en el socialismo,  aprendí muchísimo en esta campaña, aprendí de las nuevas formas de hacer política, porque creo que es la política que ha cambiado. No podemos olvidarnos de que 2001 fue un punto de inflexión en la política argentina, que incorporó un montón de grupos haciendo política por fuera de los partidos, que incorporó a los piqueteros, a los grupos autogestionados, a las cooperativas de trabajo, todos grupos en ebullición haciendo política fuera de las estructuras tradicionales, que son formas nuevas, que hay que incorporarlas y gran parte de esos grupos vienen a conformar la Campaña junto con las estructuras tradicionales que estaban de antes: sindicales, políticas, del peronismo, del radicalismo, del socialismo. Es una conjunción nueva. Y en el fondo está el trabajo gris de la militancia, de ir a buscar las firmas de cada legislador o legisladora, de golpear las puertas de los despachos, de presentarse, de hablar… La política es hablar y convencer. Es una práctica cotidiana, y desde la Campaña se resolvió en un momento  presentar un proyecto, que pedía el derecho al aborto, y teníamos que presentarlo en un proyecto. Esa fue toda una decisión política. Que apuntaba a seguir instalando el tema en la sociedad, en la agenda de la gente, y también instalarlo en la agenda de la política. La forma de hacerlo era a través de un proyecto de ley, que le dio una impronta desde el inicio: la transversalidad, la suma de firmas de todos los partidos políticos. Y eso es parte del trabajo que me tocó hacer.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“La sororidad ahora tiene este nombre, la podemos nombrar, pero es una actitud, una disposición que ya estaba en la larga y rica historia del feminismo argentino.” [/blockquote]

Hiciste mención a tu pertenencia al socialismo. ¿Cómo viviste el voto de Luis Contigiani?

Lo viví muy mal, por supuesto. Lo viví mal de todos lados, no solo desde el voto. Estábamos acostumbradas a trabajar buscando las firmas con todo el apoyo partidario, de los representantes del socialismo en el Congreso. No solo con sus firmas, sino con todo el apoyo para todo lo que implica hacer actividades en la Cámara de Diputados, y de repente encontrarnos sin eso, tiene una importancia tremenda. Me parece que está indicando cierta equivocación, cierta pobreza en la evaluación del contexto político ¿no? Porque hay fuerzas políticas que no se imaginaban que este tema iba a llegar, eso me parece que demuestra una deficiencia en la valoración del contexto.

¿Quizás una subestimación del movimiento de las mujeres? ¿Se creyó que no iba a tener tanta fuerza como para que el tema se llegara a tratar?

Exactamente. Creo que a las fuerzas políticas tradicionales les cuesta admitir que este movimiento de mujeres es político, que ha generado consenso en la sociedad, en la juventud… Todas las fuerzas políticas se inclinan por generar alguna iniciativa en la juventud, y bueno, esto sí lo ha generado. No lo vieron venir. Y me parece que muestra falencias de las fuerzas tradicionales, no solo el socialismo no fue el que evaluó que estaba la posibilidad de que la discusión se dé. Creo que las otras fuerzas políticas en general también. Y la verdad, lo viví con mucha tristeza porque estuve durante muchos años peleando por ese derecho y cuando llegamos al debate, no tener un diputado que nos represente, fue verdaderamente muy doloroso.

¿Cómo esperás que sea el tratamiento en el Senado?

Nosotras vemos buenas señales, ya en las últimas semanas cuando se venía el tratamiento en Diputados, hubo diferentes expresiones del peronismo y también del radicalismo en el sentido de apoyar la despenalización y legalización del aborto. Está instalado en la sociedad, en los medios de comunicación, una idea de que el Senado es más conservador, que tienen más influencia los gobernadores, que tiene más influencia la Iglesia, que del Senado no pasa… Nosotras creemos que no es así, que este mismo Senado es el que aprobó hace unos años la ley de muerte digna, que surgió del mismo Senado, no venía de Diputados. Es el mismo Senado que aprobó el matrimonio igualitario, la ley de identidad de género. Creemos que es cierto que tiene más influencia la Iglesia porque es un ámbito más chico donde pesan más las identidades provinciales, pero tampoco es que sean necios o súper conservadores, o que no atiendan a las demandas que están instaladas en la sociedad.

[blockquote author=»» pull=»normal»]“Las fuerzas tradicionales no lo vieron venir, subestimaron la fuerza del movimiento de las mujeres.”[/blockquote]

También hay que decir que si unos meses atrás nos decían que en Diputados iba a darse la aprobación, muchas personas no lo hubiéramos creído.

Bueno, nosotras estábamos desde ahí, más cerca, le poníamos todas las ganas, fuimos creando un ámbito de coordinación que fue muy importante, y no creíamos que fuera imposible. Esto le fuimos transmitiendo a los diputados y diputadas, la necesidad de juntarse quienes estamos de acuerdo en pos de este solo tema. Sabíamos lo difícil que es porque se enfrentan por otros temas donde no tienen nada en común un bloque con otro, pero nosotras hicimos la convocatoria a todos los que están de acuerdo con el derecho al aborto, aunque sean de fuerzas diferentes, para ver qué estrategias nos permiten avanzar en el tema. Y cada vez más creo que el acuerdo logrado es un avance de la política misma, de la madurez política, y de la sociedad. Esa misma impronta es la que trataremos de lograr en el Senado.

QUIÉN ES

Militante por los derechos de las mujeres, Julia integra la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito desde que se constituyó. Asesora al Bloque del Partido Socialista en la Cámara de Diputados de la Nación en temas de Género, Familia y Diversidad. Secretaria del Centro de Estudios “Carolina Muzzilli”, fue asesora de las diputadas nacionales del PS Silvia Augsburger y María Elena Barbagelata. Integró el Foro del Cono Sur de Mujeres Políticas – Espacio Argentina.

 

Esta entrevista se realizó en el programa “En la Víspera” (Radio Nacional Concepción del Uruguay), con la participación del periodista Valentín Bisogni.

Post #8A: ¿Qué hacer hasta legalizar el aborto?

Post #8A: ¿Qué hacer hasta legalizar el aborto?

Después del rechazo en el Senado del proyecto que legalizaba el aborto en Argentina, desde el CEMUPRO miramos que hacen las ciudades de Rosario y Buenos Aires con los abortos no punibles.

El Estado ha tomado una posición frente a la realización de los abortos por parte de las mujeres: penaliza la mayoría de ellos y sólo los permite en casos de violación o riesgo para la salud de la mujer. En estos últimos, se viene desplegando una estrategia de acotar los márgenes de maniobra del sistema de salud a través de protocolos para la realización de los abortos no punibles (ANP).

En un documento del Centro de Estudios Municipales y Provinciales (CEMUPRO), todavía inédito, evaluamos los protocolos de aborto no punible de las ciudades de Buenos Aires y Rosario. Encontramos una diferencia sustancial: si bien los dos acotan los márgenes de interpretación por parte de los profesionales de la salud, mientras Rosario elimina trabas para la realización de los abortos no punibles, la voluntad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires fue poner cada vez más obstáculos.

[blockquote author=»» pull=»normal»]Mientras Rosario elimina trabas para la realización de los abortos no punibles, la voluntad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires fue poner cada vez más obstáculos.[/blockquote]

En el análisis del diseño encontramos una gran incongruencia interna en el protocolo de ANP presentado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Allí se deja sentado que el objetivo del protocolo es “hacer operativos protocolos hospitalarios para la atención de los abortos no punibles a los efectos de remover las barreras fácticas o administrativas al acceso a los servicios médicos”. Pero, al momento de reglamentar, el protocolo impone barreras legales y administrativas por donde se lo mire: pide que el Director del Hospital confirme la procedencia del ANP, impone el límite de 12 semanas para los casos de violación, establece un “equipo interdisciplinario” que debe intervenir en los mismos, establece que los profesionales pueden decir en cualquier momento y caso por caso si son objetores de conciencia y exige que las menores de 18 años cuenten con autorización de sus tutores legales para poder abortar.

Desde el análisis, pareciera que en este distrito se tiene que decidir: se impone restricciones o se facilita la realización de los abortos no punibles. Esta tensión obviamente se trasladó a la política: este protocolo fue objetado en la Legislatura de la Ciudad y en la Justicia. Un amparo fue otorgado y dicho protocolo fue suspendido, dejando una situación de indefinición y, sobre todo, precariedad.

Mientras tanto, en la ciudad de Rosario, otra es la realidad. Se pudieron encontrar algunos agujeros en el diagnóstico al momento de establecer el protocolo, pero no de coherencia: dice que busca eliminar las barreras y las elimina. Así, no establece más autorización que la del propio profesional, no existen los equipos interdisciplinarios y hay reglas claras para los profesionales que no quieran realizar los abortos por sus propias creencias: lo deben manifestar desde un principio y la Municipalidad se encarga de que en todos los Centros de Salud haya profesionales dispuestos a practicarlos.

EDUCACIÓN SEXUAL DESPUÉS DEL #8A

Las organizaciones anti-derechos de nuestro país saben del mayor nivel de consenso que tiene la premisa de la educación sexual por sobre la legalización del aborto. Por eso se escudaron en ella para castigar los proyectos de legalización. Pero una vez ganada la batalla, fueron por todo.

Unas semanas después del #8A, se inició un proceso de discusión para reforzar el cumplimiento a nivel nacional de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), así como discusiones similares en varias legislaturas provinciales. En esta ocasión, como pocas veces, se pudo ver al desnudo cuál es el horizonte que persigue el sector anti-derechos a raíz de esta discusión en la Cámara de Diputados. En el debate público previo al #8A se usaba como argumento que no era necesaria la legalización del aborto, sino la profundización de la Educación Sexual Integral, para prevenir embarazos no deseados. Sin embargo, en el momento en que se trató la reforma que profundizaba la universalidad y obligatoriedad de la ESI, esto generó un rechazo por parte de las mismas organizaciones que se oponían a la legalización del aborto, manifestaciones y presiones a los legisladores para que también se opusieran a esta medida bajo el lema “Con mis hijos no te metas”.

[blockquote author=»» pull=»normal»]En la comunidad internacional existe un consenso generalizado sobre la necesidad de extender la Educación Sexual para una serie de objetivos: mejorar la salud pública y garantizar el derecho a decidir cuántos hijos tener, así como el intervalo entre los mismos.[/blockquote]

Esto no es nuevo. En las políticas públicas opera lo que se llama referencial, que es el horizonte de valores que legitima la acción estatal. En criollo, el referencial es la corrección política. Este no es unívoco sino que es el resultado de las tensiones existentes en la sociedad. En la comunidad internacional existe un consenso generalizado sobre la necesidad de extender la Educación Sexual para una serie de objetivos: mejorar la salud pública y garantizar el derecho a decidir cuántos hijos tener, así como el intervalo entre los mismos. En el ámbito de las Naciones Unidas ese consenso tuvo un único objetor: el Estado Vaticano se reservó su aprobación al capítulo entero de declaración sobre la salud reproductiva de las mujeres.

En momentos donde la marea verde pareciera haber llegado para quedarse y avanzar en derechos para las mujeres, analizar las políticas públicas que se despliegan en la Argentina, hilar fino en la acción estatal puede ser una herramienta para pensar mejores futuros.

 

Laura Klein: «El debate sobre el aborto está muy lejos de la experiencia de la mujer que aborta»

Laura Klein: «El debate sobre el aborto está muy lejos de la experiencia de la mujer que aborta»

Poeta, filósofa y ensayista, asegura que la pregunta típica del aborto -cómo se define la vida humana- elude el eje del problema -si una mujer embarazada puede o no decidir tener un hijo sin ser criminalizada- y lo separa de la experiencia de la mujer. Las mujeres que abortan, afirma la filósofa, no se reconocen en los términos del debate. En esta entrevista Laura Klein cuenta cómo ve la actual discusión social, se muestra más entusiasmada que optimista respecto del futuro inmediato, y explica por qué los argumentos de la biología y de los derechos humanos “son tan poderosos como ineficaces” para abordar el tema. (más…)