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El Plan Platita del Tío Bessent: ¿Salvataje o Naufragio?

El Plan Platita del Tío Bessent: ¿Salvataje o Naufragio?

A pocos días de la elección de medio término que definirá la composición del Congreso que acompañará los dos últimos años de gestión de Milei, los acontecimientos políticos y económicos muestran una dinámica marcada por la volatilidad y la incertidumbre.

Al gobierno nacional se le ha detonado una serie de eventos negativos, casi en paralelo al desarrollo de la campaña electoral. Algunos de los hechos que marcaron la agenda de escándalos políticos de los últimos tiempos han sido la denuncia sobre las presuntas coimas vinculadas al ANDIS, que salpican a la hermana del presidente, la vinculación narco de Espert con Fred Machado, el pasado narco de la diputada Villarreal, y en medio de una crisis de credibilidad, se sumó el bizarro recital de rock organizado por el presidente.

Si la política y los tropiezos en el Congreso no hubieran sido suficientes, la economía, que creían controlada, comenzó a generar señales de alarma.

Por un lado, se potenció la presión sobre el esquema cambiario, mientras el gobierno consumió casi la totalidad de los dólares disponibles intentando, infructuosamente, contener la cotización entre las bandas.

Asimismo, la bandera del control de la inflación empieza a desdibujarse. Aun en un contexto de caída constante del consumo y frente a una invasión de productos importados baratos, el IPC de INDEC (muy cuestionado en función de la desactualización de las canastas) luego del piso de 1,5% de mayo,  muestra una aceleración mensual creciente que culmina con un 2,1% para septiembre.

El nivel de actividad, por su parte, muestra signos de enfriamiento. Las empresas y familias sufren el impacto de una política de tasas de interés elevadas que encarece el crédito y frena la economía. La utilización de la capacidad instalada de la industria sigue siendo baja, mientras que desde el inicio del gobierno a la fecha se registra la perdida de más de 200.000 puestos de trabajo registrados y el cierre de 17.000 emprendimientos.

Acorralado frente a un escenario político adverso, y con la derrota de septiembre en provincia de Buenos Aires en la mochila, el gobierno enfrenta un contexto de alta volatilidad de los mercados y un deterioro acelerado de los principales indicadores de la economía.

Haciendo equilibrio entre el discurso triunfalista y atribuyendo los contratiempos económicos y la volatilidad al supuesto “riesgo kuka”, en medio de la desorientación absoluta, apareció la carta clave: el respaldo contundente de la administración Trump. El apoyo del Tesoro norteamericano es utilizado para intentar, una vez más, disfrazar de éxito lo que representa un rotundo fracaso de la gestión

El inédito plan elaborado por Scott Bessent implica un nivel de intervención de EE. UU en la economía y la política argentina que no tiene precedentes en la historia de nuestro país.

ELEMENTOS CENTRALES DEL SALVATAJE ESTADOUNIDENSE

Se firmó un acuerdo de swap de monedas entre los dos países equivalente a U$D 20.000 millones de dólares. Se trata de una herramienta que funciona como una línea de descubierto y que no genera intereses a menos que se active como préstamo. Incrementa reservas brutas. Milei ya advirtió que, en caso de no contar con fondos propios para pagar vencimientos en 2026, podrían activar el uso del swap.

El Tesoro norteamericano comenzó a intervenir en el mercado de cambios a partir del 9 de octubre, inyectando dólares (comprando pesos) con el objetivo de contener la escalada de la cotización del dólar. Asimismo, se ha manifestado que también podría comenzar a operar en el mercado de bonos.

Se habla de un préstamo de bancos privados norteamericanos por otros U$D 20.000 millones que podría tener como objetivo final la recompra de deuda ya emitida para mejorar el perfil de tasas y vencimientos. De esta operación aun no se conocen detalles concretos.

Queda claro que este salvataje en tiempo de descuento tiene una finalidad política y es la de apoyar al gobierno en la campaña electoral. Esta intervención audaz e inadmisible representa una injerencia objetiva de los asuntos internos de un país soberano.

ALINEACIÓN INCONDICIONAL Y ¿QUÉ MÁS?

Persisten dudas sobre los detalles no develados de los acuerdos para conocer las exigencias y condiciones a cambio del respaldo recibido, tanto del propio gobierno norteamericano como del pool de bancos privados. Lo que queda claro es que Trump exige un apoyo político explícito a su administración, lo que implica que Milei profundizará su alineamiento automático con EE.UU.

Lo que queda claro es que Trump exige un apoyo político explícito a su administración, lo que implica que Milei profundizará su alineamiento automático con EE.UU.

Este vínculo más intenso podría significar realizar concesiones a empresas norteamericanas en materia de energía, minería, en detrimento del desarrollo comercial con China y el propio Brasil.

Las áreas de interés del gobierno de Trump parecen estar enfocadas en recursos naturales (litio, minerales de “tierras raras”, uranio), la operación de represas, centrales nucleares, y la posibilidad de instalar una base militar en la Patagonia, entre otras cosas.

LAS PRIORIDADES DEL FMI

Desde el Fondo Monetario, ya han ido marcando la agenda post electoral al gobierno. Los planteos son los clásicos vinculados a las llamadas “reformas pendientes” que implican un esquema de flexibilización laboral, una reforma del sistema jubilatorio, y algunas reformas tributarias sugeridas por el organismo y del agrado del sector empresarial local.

Sin embargo, a pesar de los elogios sobre la prudencia fiscal del gobierno, hay dos planteos adicionales que tendrán que ser contemplados por el gobierno:

Por un lado, avanzar en mayores recortes del gasto para lograr realmente un superávit financiero solido y real que permita dejar de lado la contabilidad creativa de capitalizar intereses para esconder lo que realmente está sucediendo. Esto implica más ajustes en general, con obra publica totalmente paralizada y con mayores ajustes en salarios del sector público y de jubilaciones.

En segundo lugar, nuevamente, remarcan la necesidad de implementar un esquema consistente para acumular reservas. Esto significa que el actual esquema cambiario posiblemente llegue a su fin, ya que ha fracasado como herramienta de acumulación de dólares. Por el contrario, el modelo vigente de sostener un dólar artificialmente barato es la causa principal de la evaporación de todos los dólares que pasaron por las manos del gobierno.

Esto nos lleva, probablemente, a un nuevo esquema estructurado a partir de un valor más alto del dólar. Posiblemente utilizando algún esquema de flotación sucia (con intervenciones no anunciadas del BCRA para moderar los saltos cambiarios). Dicho en términos más simples, lo que el mercado y los actores económicos en general prácticamente descuentan, es que habrá una devaluación.

Dicho en términos más simples, lo que el mercado y los actores económicos en general prácticamente descuentan, es que habrá una devaluación.

Las cartas están sobre la mesa y el paquete de Bessent representa una suerte de “plan platita” para auxiliar al gobierno en un momento de gran debilidad. En breve veremos si logra o no el objetivo.

El resultado final y el respaldo legislativo que obtenga el oficialismo definirá si el gobierno podrá implementar aquello que dice que le falta: un ajuste más profundo, el desmantelamiento del Estado, la flexibilización laboral, la reforma jubilatoria, y la apertura indiscriminada, entre otras.

La carga mental. Nada nuevo bajo el sol, pero cómo quema

La carga mental. Nada nuevo bajo el sol, pero cómo quema

El mito de la «mujer maravilla» sigue vigente y pasa factura: la sociedad demanda que seamos madres, profesionales y perfectas, mientras las soluciones individuales y caras solo agravan el agotamiento, la culpa y la parálisis.

La persistente y normalizada carga mental está colapsando a las mujeres, llevándolas al burnout y la enfermedad. Aunque parezca un tema «re quemado», el problema está lejos de resolverse.  La pregunta central es: ¿por qué hemos llegado a este punto de agotamiento extremo? Analizamos cómo esta labor invisible nos consume y la urgencia de buscar soluciones colectivas.

LA TRAMPA DE LA MUJER MARAVILLA

No tengo especialmente nada nuevo o asombroso para decir. Pero este agotamiento es tan persistente y normalizado, que necesitamos seguir discutiéndolo. Tantos avances en derechos y aun así seguimos entrampadas en el mito de la mujer maravilla.

La frase estará muy usada, pero es tan real que duele: la sociedad quiere que maternemos como si no tuviéramos trabajos, que trabajemos como si no tuviéramos hijos, y en el medio, que hagamos la rutina de 11 pasos de skin care coreano que una influencer de 23 años puso de moda en las redes sociales. No es novedoso que estemos hartas; el problema persiste. Estamos colapsadas, con burnout, deprimidas, con enfermedades autoinmunes.

La sociedad quiere que maternemos como si no tuviéramos trabajos, que trabajemos como si no tuviéramos hijos, y en el medio, que hagamos la rutina de 11 pasos de skin care coreano que una influencer de 23 años puso de moda en las redes sociales.

Nos llegan constantes consejos no solicitados: «bajá el estrés», «respirá en cuadrado», «caminá descalza al sol». También hay un sinfín de «tengo que» y «debería hacer» imposibles: ver a las amigas, ir a terapias alternativas, usar el contorno de ojos adecuado. El tema es que nos siguen planteando soluciones individuales, que además son caras y requieren de un tiempo que sabemos que no tenemos.

LA CULPA ES MÍA Y SÓLO MÍA, O ME TENGO QUE JODER

Si la solución está en mis manos, el problema soy yo: la que no le pone onda, la que no sabe delegar. La culpa es mía, y la solución debe venir de mí. Me niego a ello, y sé que muchísimas más también, pero aun así caemos en la trampa de la auto imposición y la culpa.

El látigo viene también por el efecto cascada: el caos de la casa, el desborde con los hijos, el que cada comunicado escolar pidiendo una plastilina sea un disparador de estrés y ansiedad. Y de repente viene el comentario: “pero si necesitas ayuda decímelo”.

El látigo viene también por el efecto cascada: el caos de la casa, el desborde con los hijos, el que cada comunicado escolar pidiendo una plastilina sea un disparador de estrés y ansiedad. Y de repente viene el comentario: “pero si necesitas ayuda decímelo”. La verdad es que también es una carga tener que delegar. A veces es tan grande la carga que ni sabemos qué delegar ni a quién, y nos autoconvencemos: «mejor voy yo, no tengo tiempo de explicar todo». Esa es la carga mental.

LO INVISIBLE SE MIDE: EL TEST DEL COLAPSO

¿Pero si a simple vista no se ve, tan jodido será? No se ve porque estamos respondiendo a tantos mandatos (como el de la sonrisa engrampada y el corrector de ojeras) que parecemos altamente funcionales.

Buscando estudios para una clase, encontré una prueba online que analiza seis dimensiones de la carga mental: Necesidades y planificación, malabarismos con las tareas, fatiga de decisión, trabajo emocional, culpa y preocupación.

El resultado en una pequeña muestra de mujeres madres de clase media de Mendoza fue un índice general promedio de alta carga mental (1.00), con casos que alcanzan valores de hasta 1.43, evidenciando sobrecarga emocional y cognitiva.

EL PODIO DE LAS EXIGENCIAS: TRABAJO EMOCIONAL Y FATIGA DE  DECISIÓN

En el podio de las dimensiones más exigidas se encuentra el trabajo emocional. Este se define como: “El remordimiento y la ansiedad al delegar tareas, indicando la carga emocional que supone gestionar el trabajo de otros. Delegar puede ser como perder el control, lo que lleva a sentirse culpable o preocupado por el resultado.”

Al trabajo emocional le sigue la fatiga de decisión: “dificultad para relajarse y sentirse agotado incluso por pequeñas decisiones. Cuando este músculo está agotado, incluso las decisiones más sencillas resultan agotadoras”. Esto es lo que sucede con la plastilina.

(Fuente: Elaboración propia en base a resultados de Test de Carga Mental de IDRLabs, sobre una muestra no representativa de 29 personas en el Gran Mendoza.)

¿POR QUÉ EL CONTROL DE LAS NIMIEDADES?

Demasiadas preguntas se abren: ¿por qué hemos llegado a este punto? ¿Por qué estamos hiperagotadas? ¿Por qué el trabajo emocional nos resulta tan pesado?

¿Será acaso que necesitamos el control, incluso de nimiedades, porque históricamente se nos excluyó de las decisiones más importantes? ¿Será por eso que nuestro mundo de miles de pestañas mentales abiertas está lleno de problemas de menor escala que, en su agregado, pesan tanto como las más importantes? ¿Será que nos terminamos creyendo que si esa labor invisible, no paga y silenciada, no la hacíamos nosotras no la haría nadie?

No se puede derrotar al patriarcado de un día para otro ni cambiar estructuras mentales al mismo tiempo. Pero sí se puede empezar a discutir la importancia de buscar soluciones colectivas prácticas a este problema que ya tiene nombre y nos está comiendo vivas.

La resolución se presenta imposible. No se puede derrotar al patriarcado de un día para otro ni cambiar estructuras mentales al mismo tiempo. Pero sí se puede empezar a discutir la importancia de buscar soluciones colectivas prácticas a este problema que ya tiene nombre y nos está comiendo vivas.

NO PODEMOS TENERLO TODO

Quizás el primer paso es asumirnos en una constante crisis de expectativas, desoyendo a las redes que nos venden soluciones de un clic o una compra online.

Debemos asumir lo que ya en 2012 decía Anne-Marie Slaughter: no podemos tenerlo todo, es irreal. Sin redes de contención y protección, ni servicios de cuidado asequibles y sin empleos que vean personas y no productividad, es sencillamente imposible. La vida nos muestra a patadas, a costa de nuestra salud, que no podemos con todo a la vez.

Argentina ante el desafío del desarrollo sostenible

Argentina ante el desafío del desarrollo sostenible

El país se encuentra en un momento histórico crucial, donde la inercia del pasado y un modelo de financiarización limitan su potencial. Para salir de este estancamiento, la clave es construir un nuevo modelo económico que sea sostenible, inclusivo y federal, aprovechando sus enormes recursos y talentos humanos.

Argentina se encuentra en una encrucijada histórica. Para mejorar la calidad de vida de su población, es esencial lograr un crecimiento económico estable y sostenible. Sin embargo, la inercia del antiguo modelo de sustitución de importaciones y la persistencia del actual modelo de financiarización limitan su potencial. Para superarlo, es imperativo construir un nuevo modelo de desarrollo económico que sea, al mismo tiempo, sostenible, inclusivo y federal.

Históricamente, Argentina ha buscado sin éxito alcanzar un crecimiento sostenido. Durante el último medio siglo, la tasa promedio de crecimiento anual del PIB fue de apenas un 1,8 %, muy por debajo del promedio latinoamericano del 3,2 %. Esto se debe a múltiples tensiones entre las cuales se destaca la presión constante sobre la balanza comercial, donde el sector agropecuario genera divisas pero es vulnerable a los precios internacionales, mientras que la industria y los importadores demandan esas mismas divisas. A esto se suma la inestabilidad financiera crónica, que se manifiesta en ciclos de devaluación y desalienta la inversión productiva. Otro factor determinante en este proceso de desacumulación es la debilidad de las instituciones económicas y el centralismo que atentan contra la formulación de un modelo de desarrollo equilibrado.

Durante el último medio siglo, la tasa promedio de crecimiento anual del PIB fue de apenas un 1,8 %, muy por debajo del promedio latinoamericano del 3,2 %. Esto se debe a múltiples tensiones entre las cuales se destaca la presión constante sobre la balanza comercial, donde el sector agropecuario genera divisas pero es vulnerable a los precios internacionales, mientras que la industria y los importadores demandan esas mismas divisas.

Estos factores se ven potenciados por la concentración de la actividad económica y la población en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y la región Pampeana, sin extender sus beneficios al resto del país. Como consecuencia Argentina sufre de una baja densidad empresarial, con solo 13 empresas por cada 1.000 habitantes, cifra que se reduce a 6 en el Norte del país. Esta situación se agrava por la falta de especialización del empleo y conectividad en la mayoría de las provincias. Además, la infraestructura es precaria, con grandes disparidades de acceso que afectan principalmente al Norte y la Patagonia. En lo social, el país enfrenta desafíos urgentes: cerca del 35 % de la población se encuentra en situación de pobreza y tres de cada diez personas carecen de una vivienda adecuada.

Además Argentina enfrenta desafíos cruciales vinculados a las vulnerabilidades ante los efectos del cambio climático, a pesar de su potencial para mitigar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Los sectores de Energía y Agropecuario son responsables de casi el 88 % de las emisiones totales de Gases de Efecto Invernadero del país. Una transición energética es indispensable y urgente. A su vez, el sector agropecuario posee condiciones inmejorables para avanzar hacia un modelo sustentable.

A pesar de los desafíos, Argentina posee un enorme potencial para impulsar un crecimiento sostenido e inclusivo, gracias a sus abundantes recursos naturales y capacidades humanas. El país posee las segundas reservas mundiales de gas y petróleo no convencionales, y las cuartas de litio. Además, sus extensas tierras fértiles la consolidan como un productor agrícola clave. A nivel industrial y tecnológico, Argentina exhibe capacidades notables, con experiencia en el ámbito nuclear y empresas tecnológicamente avanzadas. Esta combinación de recursos y capacidades brinda a Argentina una oportunidad histórica para diversificar sus exportaciones y complejizar su estructura productiva.

A pesar de los desafíos, Argentina posee un enorme potencial para impulsar un crecimiento sostenido e inclusivo, gracias a sus abundantes recursos naturales y capacidades humanas. El país posee las segundas reservas mundiales de gas y petróleo no convencionales, y las cuartas de litio.

Para superar los obstáculos y aprovechar estas oportunidades, Argentina necesita una estrategia de desarrollo integral que articule políticas económicas, ambientales y sociales, basadas en una serie de pilares básicos.

Bases Macroeconómicas para la Estabilidad y el Crecimiento

Es fundamental estabilizar el tipo de cambio mediante un acuerdo económico federal. Se requiere establecer una sólida responsabilidad fiscal, formulando presupuestos con superávit primario para evitar el endeudamiento insostenible o la emisión monetaria, liberando recursos para inversiones productivas y transmitiendo confianza a los mercados. Complementariamente, se necesita una reforma tributaria integral más progresiva, con una administración fiscal federalizada para fortalecer la autonomía provincial y la equidad interjurisdiccional. Finalmente, las políticas monetarias deben ser contracíclicas, fomentando que el ahorro de los argentinos se transforme en consumo e inversión local, lo que implica generar confianza en el sistema financiero y avanzar hacia la unificación cambiaria.

Desarrollo Productivo y Diversificación Estratégica

Argentina debe establecer mecanismos transparentes para canalizar los excedentes de sus recursos naturales hacia inversiones productivas estratégicas. Un fondo soberano podría financiar infraestructura, I+D, educación y un ecosistema de innovación, transformando la riqueza natural en capital humano y tecnológico. Esto, junto con el fomento de la biotecnología, la minería sostenible y los sectores intensivos en conocimiento, busca crear una economía resiliente y menos dependiente de los commodities. Una política exterior proactiva es crucial, profundizando la integración comercial dentro del MERCOSUR. El Estado debe fomentar la adopción de tecnologías futuras como la Inteligencia Artificial, Big Data, IoT y robótica, a través de programas de apoyo, incentivos y capacitación.

Un fondo soberano podría financiar infraestructura, I+D, educación y un ecosistema de innovación, transformando la riqueza natural en capital humano y tecnológico.

Transición Energética y Sostenibilidad Ambiental

Argentina se encuentra en un momento crucial para definir su futuro energético y ambiental. Para ello, es fundamental acelerar la descarbonización utilizando el gas de Vaca Muerta como combustible de transición, resolviendo los cuellos de botella en infraestructura. Simultáneamente, es imperativo expandir drásticamente las energías limpias, requiriendo una inversión sin precedentes en infraestructura.

Es necesario implementar un plan nacional de adaptación al cambio climático, con acciones concretas y coordinadas a nivel provincial y municipal. Finalmente, es fundamental delinear una estrategia a largo plazo para la descarbonización gradual, impulsando la inversión en tecnologías avanzadas como el hidrógeno verde y la captura de carbono.

Reformas Institucionales y Gobernanza Federalista

Un federalismo real, con una profunda descentralización y la creación de un Consejo Federal de Desarrollo Económico Sostenible, es crucial. Este consejo coordinaría políticas, promovería la inversión descentralizada, fortalecería la autonomía fiscal provincial, impulsaría la innovación regional y monitorearía indicadores de desarrollo sostenible.

La gobernanza efectiva es esencial, requiriendo una sólida coordinación multisectorial entre el sector público, el privado y la sociedad civil. El sector público debe operar con una visión unificada. Las empresas tienen un rol fundamental al adoptar modelos de negocio sostenibles, incorporar criterios de gobernanza e inversión socialmente y ambientalmente responsable (ESG), invertir en tecnologías limpias y promover prácticas laborales justas.

Finalmente, la sociedad civil, incluyendo ONGs, sindicatos y comunidades locales, es clave en la identificación de problemas, la formulación de soluciones y la vigilancia de la implementación de políticas.

Las urgencias del presente no deben eclipsar la oportunidad excepcional que tenemos de redefinir el rumbo del país. Es imperativo superar la parálisis que ha frenado nuestro desarrollo y convertir los desafíos actuales en la base de una transformación estructural. El país posee los activos para lograrlo: vastos recursos naturales, capacidades productivas y un valioso capital humano.

La clave está en articular estos activos bajo una visión integral que alinee objetivos económicos, sociales y ambientales. Debemos pasar del discurso a la implementación, del diagnóstico a la ejecución. Con diagnósticos precisos, metas claras y la reconstrucción de la capacidad estatal, es posible generar un círculo virtuoso de desarrollo.

Luego de comerse la curva, es tiempo de recalcular

Luego de comerse la curva, es tiempo de recalcular

El gobierno de Javier Milei apuesta todo a su programa económico, la reducción del déficit y la desregulación. Contra las evaluaciones optimistas, Alexis Dritsos analiza los límites del rumbo trazado y los riesgos de «comerse la curva». 

El presidente Javier Milei y su ministro Luis Caputo.

Hace unos días me topé con un interesante artículo en el diario Clarín que despertó mi interés. Se trata de la nota titulada “Luego del gran viraje, las reformas que vienen”, escrito por Aldo Abram, economista y Director de la Fundación Libertad y Progreso. Me pareció que valía la pena intentar analizar, desde otro enfoque, la evaluación tan favorable que hace este reconocido profesional de la gestión económica del gobierno.

De alguna manera, intento anticipar el debate que se viene de cara a las próximas elecciones y que tendrá, a mi entender, como foco principal la cuestión económica. Mientras el relato oficialista libertario retumba triunfalista entre comunicadores, políticos y economistas amigos, la oposición aún no ha podido instalar una propuesta alternativa superadora que pueda desafiar el modelo económico gubernamental.

Es por eso que, utilizando los conceptos esbozados por Abram, me permito plantear una mirada crítica a la gestión económica del gobierno y a la valoración positiva que el autor manifiesta en su artículo.

EL GRAN VIRAJE

El artículo de Abram deja en claro desde el comienzo su valoración positiva de la gestión económica de Milei, sosteniendo que el gobierno ha logrado recuperar la solvencia del Estado y la del BCRA. De acuerdo a su mirada, estos logros permitirían que ambos (Estado y BCRA) puedan cumplir con sus roles constitucionales. Considera que este supuesto viraje respecto de políticas viejas y causantes de sucesivas crisis y del empobrecimiento constante, representa un gran avance que requiere continuidad revertir de manera definitiva la decadencia heredada.

Un punto central que destaca, y que considera como un éxito del gobierno, es la idea instalada de que el gobierno ha logrado gastar menos de lo que recauda. Abram nos explica que los gobiernos que incurren en gastos superiores a sus ingresos, llevan a los Estados a la quiebra, condenando a la ciudadanía a soportar el costo de esas “quiebras”, financiadas con endeudamientos impagables. El economista lo dice claramente: …”se financiaban con deuda hasta llevarnos a nueve cesaciones de pago o, cuando nadie les quería prestar, saqueaban el Banco Central gestando alta inflación, debacles monetarias y cambiarias e, incluso, tres hiperinflaciones.”

Pero el relato choca de frente con la realidad de los datos:  el superávit financiero se alcanza con la contabilidad creativa que deja fuera la capitalización de intereses de la deuda del Tesoro, sumado a un ajuste feroz en jubilaciones, la paralización de la obra pública, y el recorte de transferencias a las provincias.

Por otra parte, deja en claro que todas las medidas de la política económica libertaria tienen como objetivo principal alcanzar una inflación de un dígito para el 2026.

Destaca como positivo el avance de un proceso de desregulación que lleva adelante el gobierno de la mano de Sturzenegger, con las “pocas” facultades delegadas por el Congreso. Evalúa como un hecho liberador el “…quitarle las ataduras absurdas que impedían o acotaban las posibilidades de progreso de los argentinos”

Respecto de la reforma del Estado, considera necesario que se profundicen las políticas para lograr, finalmente, que el Estado se dedique a lo que considera son sus verdaderas responsabilidades constitucionales, dejando de generar beneficios y prebendas a sectores corporativos políticos, gremiales, profesionales y/o intelectuales.

Señala como indispensable avanzar en tres reformas clave: laboral, tributaria y previsional, retomando, una vez más, la clásica agenda de la derecha. Los conceptos son casi los mismos de siempre.

A la reforma laboral se la promueve como la condición fundamental para lograr el aumento del empleo registrado.  La reforma tributaria, propone una simplificación de los tributos, baja de impuestos y una modificación del régimen de Coparticipación de impuestos para que las provincias tengan mayor responsabilidad recaudatoria para financiar sus gastos. Y la reforma previsional sugiere una reforma al régimen vigente de reparto y probablemente apunte a reeditar un sistema privado de capitalización tal como fueron en los 90 las AFJP.

Menciona brevemente, temas vinculados a las políticas que considera necesarias en Salud, Educación, Justicia, Seguridad y Defensa, proponiendo continuar en la dirección actual para avanzar en las reformas y la modernización de estas áreas.

RECALCULANDO

El ministro Luis Caputo y el presidente del Banco Central Santiago Bausili.

Existen múltiples elementos para, al menos, poner en duda la idea que proponen varios economistas y comunicadores afines al gobierno cuando afirman que el camino económico emprendido permitirá superar la decadencia y el empobrecimiento que afecta a nuestro país.

Donde ellos ven un viraje, un cambio de rumbo profundo que permitirá nuevos y positivos resultados, otros analistas vemos un riesgo importante de repetir errores del pasado: es el riesgo de comerse la curva.

La narrativa oficial se potencia con el supuesto superávit financiero alcanzado como consecuencia de una férrea disciplina basada en el concepto de gastar solo lo que se recauda, y que, según Abram, es la garantía para evitar caer en deudas impagables para financiar los déficits. Pero el relato choca de frente con la realidad de los datos:  el superávit financiero se alcanza con la contabilidad creativa que deja fuera la capitalización de intereses de la deuda del Tesoro, sumado a un ajuste feroz en jubilaciones, la paralización de la obra pública, y el recorte de transferencias a las provincias.

La supuesta solvencia del BCRA se gestó con un fenomenal incremento de la deuda pública en tiempo récord: acuerdo con el FMI por U$D 20.000 millones, sumados a los nuevos créditos del Banco Mundial, el BID y otros que generan aproximadamente un incremento de no menos de U$D 25.000 en el endeudamiento soberano. El compromiso del candidato Milei, que equiparaba la toma de deudas con la de una estafa, quedó sepultado entre los abrazos del festejo con el equipo económico cuando pudieron conseguir el nuevo salvavidas del Fondo.

Otro importante elemento que enarbola el gobierno como logro es el de la reducción de la inflación, que obedece, fundamentalmente a cuatro razones:

  • Ancla cambiaria, aumentando deudas para sostener el dólar barato.
  • Licuación del poder adquisitivo de consumidores, desinflando la demanda.
  • Fomento de importaciones baratas para contener precios.
  • Esquema de medición de INDEC desactualizado que mejora artificialmente los índices nacionales.

También es necesario mencionar la importancia que le asignan a la desregulación, comandada por Sturzenegger. El ministro es el autor intelectual del Decreto 70/2023, de la Ley Bases y es quien viene gestionando todo tipo de modificaciones normativas, regulaciones y achicando o eliminando áreas enteras del Estado.

Si bien la gestión de Sturzenegger tiene como objetivo formal la modernización del Estado, lo visto hasta ahora la asemeja más a una demolición desordenada y despiadada de las estructuras existentes del Estado.

Si bien la gestión de Sturzenegger tiene como objetivo formal la modernización del Estado, lo visto hasta ahora la asemeja más a una demolición desordenada y despiadada de las estructuras existentes del Estado. El daño es considerable en salud, educación, ciencia y tecnología y cultura, entre otras tantas áreas, organismos y entes que sufren ajustes presupuestarios, despidos masivos y recortes en las incumbencias que solían tener.

La combinación de la receta desreguladora y modernizadora se hace visible en el deterioro de herramientas de control del Estado, como lo que sucede con ANMAT. Pero también tiene un efecto muy negativo en los bolsillos de millones de argentinos: por los abusos de aumentos constantes de las prepagas, el recorte de prestaciones gratuitas de PAMI, la desregulación de los alquileres, y las modificaciones impositivas implementadas por el gobierno.

Por el contrario, las nuevas reglas favorecen objetivamente a los sectores más concentrados:  apertura indiscriminada de importaciones, blanqueos a evasores, eliminación de retenciones a parte de la minería, baja de retenciones al agro, baja de impuestos a bienes personales y autos de lujo, subsidios a grandes empresas tecnológicas y Régimen RIGI, libertad para ingreso y salida de capitales especulativos, entre algunos de los ejemplos más significativos.

Pero la aspiración modernizadora no se detiene en estos “logros”. Han retomado, como de costumbre, el planteo de la necesidad de avanzar sobre las tres reformas que tienen pendientes: la reforma laboral, la reforma tributaria y la reforma previsional.

Seguramente, podemos coincidir en que es necesario realizar ciertas modificaciones. El problema es que las ideas de los libertarios frente a estos temas reproducen como propios los planteos que hace el FMI. Tomando algunos de los conceptos vertidos por Abram, podremos entender por dónde pueden venir las nuevas iniciativas del gobierno después de las elecciones de medio término.

Reforma laboral, en realidad significa flexibilización laboral. El argumento de siempre es que la falta de empleo es consecuencia de una legislación laboral rígida y costosa, y que por proteger a quienes tienen empleo se cierra la posibilidad de que trabajadores desempleados consigan un trabajo.

Los datos no convalidan esta teoría ya que de hecho la flexibilización ya existe por tres razones:

  • Una gran parte de los trabajadores registrados cobran sueldos que los ubican por debajo del umbral de pobreza. Además, los propietarios de las empresas cuentan con el auxilio del gobierno que viene pisando los acuerdos paritarios en un contexto de caída acumulada de los salarios.
  • Hay cientos de miles de trabajadores empleados “flexibilizados” disfrazados de monotributistas.
  • Existe un 42% de la fuerza laboral, aproximadamente 5.7 millones de personas, trabajando en la informalidad.

Frente a este panorama, la propuesta de eliminar los convenios colectivos nacionales se basa en la idea de que la negociación dentro de cada empresa sería mejor ya que se realizaría “entre quienes más saben lo que es mejor para ambos”. Con los datos expuestos, claramente esto no estaría sucediendo para la mayor parte de la fuerza laboral. Objetivamente, resulta imposible negar la asimetría de poder de negociación entre empleado y empleador. El único modo de emparejar esta asimetría es con la participación sindical en las negociaciones.

Pero la aspiración modernizadora no se detiene en estos “logros”. Han retomado, como de costumbre, el planteo de la necesidad de avanzar sobre las tres reformas que tienen pendientes: la reforma laboral, la reforma tributaria y la reforma previsional.

Reforma tributaria: Si bien existe un consenso generalizado respecto de la necesidad de modificar el sistema tributario, es notorio también que ha resultado imposible acordar cual es la reforma concreta a encarar. La simplificación del régimen impositivo es necesaria respecto de reducir la cantidad de tributos, y sobre esto hay coincidencia.

Los libertarios impulsan un modelo de reducciones impositivas a los ricos y la eliminación o reducción de programas y subsidios que benefician a los sectores medios y bajos. Apuntan contra los esquemas tributarios de las provincias por los “impuestos distorsivos” como Ingresos Brutos, pero no reparan que es el Estado Nacional el que con un mecanismo ineficiente, injusto y altamente discrecional obliga a las provincias (y municipios) a recurrir a sus propios esquemas tributarios para poder hacer mínimamente frente a las necesidades que le impone la gestión de gobierno.

Lo que se necesita es un nuevo esquema, simple y verdaderamente progresivo que deje de castigar a los ingresos medios y bajos como a las actividades económicas de medianas y pequeñas empresas industriales, comerciales y de servicios. Este sistema debe ser justo y para eso debe ser efectivo para terminar con la enorme evasión y elusión que favorece siempre, a los sectores más poderosos de la sociedad.

Por otro lado, es necesario modificar el sistema de distribución de recursos a las provincias que reemplace al actual sistema de Coparticipación y que de una vez por todas tenga una mirada federal consistente con los datos poblacionales y de desarrollo actuales.  Contrariamente a la idea esbozada en la nota, son las provincias las que tienen derechos preexistentes sobre el gobierno federal, y al haber delegado competencias a la Nación deben recibir un trato justo al momento de repartir los recursos.

La idea de que algunas provincias se administran mal y por eso necesitan recursos de la Nación, es una visión bastante incompleta. Lo que necesitan las provincias es un plan integral de desarrollo de alcance nacional. Definir una estrategia productiva que promueva nuevos desarrollos del sector privado, acompañado por el Estado en sus 3 niveles de gobierno. Ese desarrollo productivo generará más recursos fiscales y reducirá el tamaño del sector público que tanto preocupa a los economistas afines al gobierno. La motosierra, seguro, no hará el trabajo.

La tercera reforma que proponen es la reforma previsional. El planteo es el de siempre: el sistema está colapsado, no hay suficientes recursos para pagar jubilaciones y pensiones por lo cual hay que cambiar todo el sistema. Lo que proponen es simple:

  • Aumentar la edad jubilatoria a 70 años.
  • Bajar las contribuciones patronales.
  • Abrir esquemas de jubilaciones privadas optativas al estilo AFJP.
  • Prohibir nuevas moratorias a aquellos que con la edad alcanzada no tengan la totalidad de los aportes.
  • Definir la actualización de los haberes en función de lo recaudado por el sistema.

Evidentemente, estas propuestas serán convenientes para los empleadores, para aquellos que tengan altos ingresos y que podrían separar en cuentas personales de capitalización una importante suma mensual y para el sector financiero “administrando” estos fondos.  La contracara de esto sería el propio Estado que sufriría una caída de recursos, los jubilados y pensionados que difícilmente podrían recomponer ingresos y los aspirantes a jubilarse que tendrían que esperar a los 70 años para recibir una miseria de haberes.

La reforma que se necesita es la que genere un régimen previsional sustentable y para hacerlo necesita nutrirse de mayores y nuevos recursos. El modelo a seguir podría ser el Fondo del Petróleo de Noruega que podría comenzar a parir del FGS que ya existe. Se trata de un tema muy importante y que, dada la complejidad del mismo requiere de un análisis más detallado que excede el objetivo del presente artículo.

Si bien quedan muchos temas relevantes para analizar respecto de la gestión del gobierno libertario, la intención de esta nota era centrarnos en el análisis del relato económico que busca instalar el gobierno en la previa a las elecciones. Ciertamente, desde una postura crítica de la gestión y con una mirada heterodoxa de la economía, resulta imposible valorar positivamente las políticas aplicadas. Mientras tanto, el experimento libertario sigue el curso trazado.

Formar médicos en crisis: la residencia como campo de batalla

Formar médicos en crisis: la residencia como campo de batalla

Argentina enfrenta un debate urgente sobre la formación médica. Mientras el sistema de salud público se desmorona, los médicos residentes, jóvenes profesionales sobreexigidos y mal pagos, sostienen los hospitales, trabajando en condiciones que rozan lo inhumano.

En un contexto de crisis sanitaria que se agrava día a día, el debate sobre la formación médica en Argentina ya no puede ser postergado. Millones de ciudadanos ven restringido su acceso a una atención sanitaria digna, mientras el sistema hospitalario se mantiene a flote gracias a la labor incansable de los médicos residentes, jóvenes profesionales en formación que sostienen la estructura hospitalaria, a pesar de las condiciones precarias en las que trabajan y se forman.

¿QUÉ SON LAS RESIDENCIAS MÉDICAS Y POR QUÉ ESTÁN EN CRISIS?

La residencia médica es el sistema de posgrado más reconocido a nivel mundial para formar especialistas, donde se integra la docencia y el servicio, con el desarrollo de tareas cada vez más complejas y bajo supervisión. En Argentina, dura entre tres y cinco años, y teóricamente es un sistema rentado y de dedicación exclusiva con jornadas de 40 horas semanales, más 24 horas de guardia. A pesar de ser un pilar fundamental del sistema de salud, las residencias sufren las mismas tensiones que el sistema en general: precariedad, inequidad, falta de planificación y abandono estatal.

UN MODELO DE FORMACIÓN SIN DERECHOS

Durante décadas, los mejores médicos elegían las residencias en hospitales públicos por el prestigio y el conocimiento que ofrecían. Hoy, esa lógica se invirtió. Las nuevas generaciones enfrentan un sistema que no solo precariza sus salarios, sino que también afecta su salud física y mental. Muchos optan por formarse en el sector privado, que ofrece salarios hasta 50% más altos, y quienes eligen el sistema público, a menudo migran al sector privado al terminar su formación, exacerbando la fuga de talentos.

La residencia dejó de ser una instancia de formación de excelencia para convertirse en un campo de explotación legalizada, sostenido por vocación, militancia o necesidad.

GUARDIAS INTERMINABLES Y ESTRÉS PERMANENTE

Los residentes no solo reciben sueldos bajos, sino que tampoco tienen vacaciones reales. Un descanso de 15 días implica duplicar las tareas del compañero/a y luego recuperar el «tiempo perdido». Esto se suma a jornadas extenuantes, guardias extendidas y una lógica verticalista que impide cuestionar las condiciones de trabajo. En este contexto de desinversión estatal, con servicios sin insumos ni equipamiento, los residentes deben cumplir funciones de altísima responsabilidad, muchas veces sin una supervisión efectiva.

UNA EMERGENCIA MUNDIAL, UNA DEUDA NACIONAL

La crisis de la formación médica no es exclusiva de Argentina. Según la ONU, en cinco años faltarán 18 millones de trabajadores sanitarios en todo el mundo. Resolver esta crisis de humanidad no solo requiere políticas activas y priorización de la salud pública / colectiva, sino también una transformación profunda en la forma de formar y retener talento.

No se puede hablar de garantizar el derecho a la salud si quienes la sostienen no acceden ellos mismos a sus derechos básicos.

PROBLEMAS ESTRUCTURALES QUE AFECTAN EL SISTEMA

La formación actual no prepara a los profesionales para abordar las urgencias en salud mental, dejando a muchos sin las herramientas para actuar ante pacientes en crisis. Además, existe un desbalance preocupante en la elección de especialidades: áreas clave como la pediatría son cada vez más evitadas, lo que pone en riesgo la cobertura futura. Otro problema ignorado es que la mayoría de los residentes no realizan aportes jubilatorios, lo que los deja en una situación de desprotección a largo plazo.

URGEN CAMBIOS ESTRUCTURALES Y POLÍTICAS CONCRETAS

Se necesitan cambios de fondo y políticas concretas para solucionar esta crisis. Algunas de las propuestas que circulan en ámbitos sanitarios y académicos incluyen:

  • Jerarquizar especialidades críticas: Asignar más recursos, salarios atractivos y tecnología para atraer nuevos médicos.
  • Crear un fondo federal de salud: Compensar las desigualdades provinciales en equipamiento, formación y acceso.
  • Revisar la formación universitaria: Permitir más prácticas reales desde etapas tempranas de la carrera.
  • Incentivar la distribución equitativa del recurso humano: Recuperar iniciativas como el ‘Cupo Jerarquizado’.

Además, es crucial conformar una mesa de trabajo nacional con la participación de universidades, ministerios, hospitales, colegios médicos, residentes y sociedades científicas para discutir temas como las desigualdades formativas, la falta de incentivos en especialidades estratégicas, la inequidad en la financiación y un modelo de residencias multiprofesionales e integradas.

SIN RESIDENTES, NO HAY SISTEMA

La salud pública argentina no puede seguir funcionando a costa del sacrificio individual de los residentes. La defensa de las residencias es una defensa de la salud de toda la sociedad. La política no puede seguir ignorando esta realidad, porque sin médicos formados, cuidados y valorados, no hay sistema de salud que aguante.

Repensar la Escuela Secundaria: Un Llamado a Políticas de Cercanía y Trayectorias Educativas Inclusivas

Repensar la Escuela Secundaria: Un Llamado a Políticas de Cercanía y Trayectorias Educativas Inclusivas

La escuela secundaria argentina enfrenta un momento crucial. A pesar de su masificación, persisten desafíos históricos que limitan el acceso, la permanencia y el egreso de los jóvenes, evidenciando la urgencia de redefinir las políticas educativas para garantizar el derecho a una educación de calidad para todos.

La educación secundaria en Argentina, originalmente pensada para las élites, ha experimentado una expansión significativa a lo largo de los años. Con la Ley de Educación 26.206 de 2006, la obligatoriedad del nivel sentó las bases para un escenario educativo más inclusivo, abriendo paso a nuevas demandas, formas de enseñanza y aprendizaje que contribuyeron al desarrollo cultural y la cohesión social. Sin embargo, a pesar de esta evolución, la escuela secundaria aún arrastra rasgos de su matriz de origen que obstaculizan el recorrido de muchos estudiantes, especialmente aquellos en situaciones de mayor vulnerabilidad socioeconómica.

UN SISTEMA CON BRECHAS PERSISTENTES

Hoy, nos encontramos con una escuela masiva, pero a la vez, con una marcada heterogeneidad entre las instituciones estatales y privadas, lo que genera brechas en el acceso a conocimientos y tipos de experiencias educativas. Como señaló Puiggrós (1990), el sistema educativo experimentó un crecimiento, expansión y segmentación desde fines del siglo XIX hasta la década de 1970. Esta diversificación, si bien amplió la cobertura, también evidenció una descentralización que potenció desigualdades entre jurisdicciones y una complejidad interna en cada una. El resultado es un mayor número de jóvenes en las aulas, pero sin una integración social plena, un problema que excede las paredes de la escuela.

Existe un consenso generalizado sobre la necesidad apremiante de modificaciones en la escuela media. Varias características intrínsecas al nivel no están funcionando de manera óptima, y la inclusión de estudiantes en la secundaria no es garantía de igualdad de oportunidades. No todos aprenden lo mismo, ni logran completar sus trayectorias. Esto subraya la complejidad de la tarea de enseñar y aprender, y la urgencia de implementar acciones desde las micropolíticas de los equipos de gestión escolar, así como desde políticas públicas educativas que aborden estas problemáticas de manera integral.

«las juventudes han cambiado a mayor velocidad que la escuela secundaria, una institución densa, compleja y con tradiciones sólidas». Núñez y Litichever (2025)

El llamado «fracaso escolar» en escuelas urbano-marginales, y en menor medida en sectores medios y altos, es multifactorial. Incluye desde la gramática escolar —factores materiales, organizativos y culturales del sistema educativo— hasta los contenidos, metodologías de enseñanza y evaluación, la organización de la tarea escolar, los roles del personal directivo y la comunicación entre escuela y familia. Historias como la protagonista de «Cometierra» de Dolores Reyes, o los conflictos narrados en «Ni chico ni chica» de Belén Mentasti, reflejan las diversas experiencias que llevan a los jóvenes a abandonar la escuela o a enfrentar desafíos significativos dentro de ella.

El sistema en su conjunto no ha logrado articular una propuesta que contemple la formación docente junto con los nuevos contextos de aprendizaje y las expectativas educativas marcadas por cambios culturales. Persiste la tensión entre construir un dispositivo educativo conjunto y, a la vez, atender las diferencias individuales de los estudiantes. A esto se suman obstáculos como la fragmentación curricular y la diversidad de carga horaria de los docentes en distintas instituciones. Si bien algunas jurisdicciones han implementado cambios, estos a menudo son «parches» que no logran desvincularse de dinámicas que dificultan la transformación de la escuela secundaria en el mundo actual. De hecho, como señalan Núñez y Litichever (2025), «las juventudes han cambiado a mayor velocidad que la escuela secundaria, una institución densa, compleja y con tradiciones sólidas».

TRAYECTORIAS: MÁS ALLÁ DE LO LINEAL

La Comisión de Educación del CEMUPRO ha debatido intensamente sobre qué implica la inclusión y cómo garantizar los derechos de los estudiantes en un contexto de crecientes desigualdades. Los últimos años han sido ricos en análisis sobre la situación de la secundaria, sus desafíos y dificultades. Sobre los docentes, recaen múltiples demandas: desde qué y cómo enseñar, hasta cómo vincularse con el mercado laboral y la vida contemporánea, y cómo abordar temáticas específicas como el mundo del trabajo y las tecnologías.

El rol de las tecnologías en la escuela es fundamental, ya que construyen socialidad y configuran relaciones sociales y prácticas educativas en sociedades cada vez más mediadas por plataformas y redes. El uso crítico de la tecnología es una responsabilidad compartida entre la escuela y las familias. Esta situación, mediada por la tecnología, se suma a los problemas tradicionales de la secundaria. Tras la pandemia, actores de las escuelas reportan mayores dificultades en la atención y concentración, así como en sostener el tiempo escolar, evidenciando cómo la crisis sanitaria agudizó las desigualdades en conectividad y aprendizajes.

“La existencia concreta hoy en las instituciones de trayectorias no lineales, desestandarizadas, intermitentes, inaugurales como las ha planteado la literatura obligan a pensar acciones educativas.” (Terigi, 2007)

El sistema educativo, desde sus orígenes, se ha basado en la gradualidad, la obligatoriedad y la homogeneización del recorrido escolar. Las trayectorias teóricas expresan los recorridos ideales y lineales que se esperan de los sujetos. Sin embargo, como ha destacado Terigi (2007), las trayectorias reales son a menudo no lineales, desestandarizadas e intermitentes. Durante décadas, estas diferencias fueron interpretadas como «fracaso escolar individual», responsabilizando al estudiante por desviarse del camino propuesto. La existencia de estas trayectorias no lineales en las instituciones actuales exige un replanteamiento de las acciones educativas. Las trayectorias son una construcción permanente, un itinerario en situación que no puede anticiparse por completo, y que requiere una perspectiva de devenir en la enseñanza.

Es fundamental entender que proteger las trayectorias no se reduce a mantener la matrícula a cualquier costo, simplificando la propuesta de enseñanza. Se trata de repensar la organización escolar, considerando el cronosistema (Terigi, 2007) —la imposición de un ritmo de aprendizaje igual para todos, la duración de las jornadas, las propuestas de evaluación homogéneas— y la descontextualización de la enseñanza. También, las formas de grupalidad y el uso de los espacios con cursos conformados frente a un docente, o la pretensión de simultaneidad en la enseñanza, no garantizan que todos aprendan lo mismo, ya que «lo mismo no es lo común» (Terigi, 2008). La enseñanza, como práctica docente, es invención, no una receta universal.

HACIA UNA AGENDA EDUCATIVA RENOVADA

La agenda educativa actual debe centrarse en las instituciones, especialmente la escuela secundaria, con una mirada atenta a las trayectorias. La masificación estudiantil, por sí sola, no garantiza el derecho a la educación. Plantear políticas educativas que consideren las trayectorias reales implica comprender qué significa ese recorrido para los estudiantes y cómo se vincula con los demás, porque la educación como derecho es una acción con otros. Se trata de recibir y alojar al que llega, brindando hospitalidad.

Los estudios revelan un creciente desacoplamiento entre las trayectorias teóricas y las reales. Recién ahora esta problemática ha pasado de ser una cuestión individual a un problema que debe ser atendido sistemáticamente. Las trayectorias escolares son objeto de atención en estudios sobre infancia, adolescencia y juventud, así como en políticas sociales y educativas. Resaltamos la importancia de un «otro» en la escuela que reciba, aloje y acompañe el camino de los estudiantes. Este «acompañar» implica conocer los obstáculos y mediar pedagógicamente en el proceso de subjetivación de los jóvenes, como plantean Nicastro y Greco (2009).

APUNTES PARA LA POLÍTICA EDUCATIVA: «CUALQUIERA PUEDE»

La trayectoria de un estudiante no depende exclusivamente de su formación previa, biografía, condiciones de vida o contexto familiar; tampoco solo de la enseñanza individual de los docentes. Se trata de ofrecer propuestas de trabajo enmarcadas en políticas públicas e instituciones que alojen la diversidad de los sujetos que habitan la escuela, garantizando que los estudiantes, herederos de la cultura común, puedan acceder a ella. Es crucial contemplar los distintos ritmos de aprendizaje y formas de acceso al conocimiento.

Para una política educativa que responda a estas necesidades, proponemos:

  1. Múltiples experiencias y saberes: Las trayectorias van a contrapelo de prácticas educativas que uniformizan aprendizajes. La escuela debe ofrecer diversos recorridos y saberes para que los niños y jóvenes puedan participar de la cultura y las sociedades.
  2. Responsabilidad institucional: Reconocer el doble anclaje de la trayectoria (teórica y real). Apelar a la responsabilidad del estudiante no implica una autonomía solitaria, sino una responsabilidad institucional que proteja su trayectoria y le brinde condiciones habilitantes.
  3. Programas de acompañamiento: Impulsar programas que, en articulación con organizaciones, universidades y otras políticas públicas, generen un contacto cercano con quienes abandonaron la escuela o enfrentan dificultades para continuar.
  4. Figuras referentes: Plantear condiciones de acompañamiento a través de figuras referentes que contribuyan a sostener el tránsito de los estudiantes, promoviendo tutorías y espacios curriculares de recuperación o profundización.
  5. Espacios extracurriculares barriales: Fomentar espacios a nivel barrial para el acompañamiento en los estudios, impulsando una red educativa con la escuela como foco, pero articulada con bibliotecas, organizaciones sociales e iglesias.
  6. Foco en los saberes: Impulsar trabajos en grupos reducidos dentro de las instituciones para facilitar la apropiación de contenidos.

Es urgente poner en debate la inclusión hoy y el acompañamiento de las trayectorias de los jóvenes, pero también es necesario que tales enunciados se concreten, reinventando la escuela y el oficio de docentes.

Las escuelas enfrentan múltiples desafíos hoy, con cambios en las subjetividades de estudiantes y docentes, y diversos sentidos en torno a la experiencia escolar. Muchas jurisdicciones han impulsado cambios en el formato escolar y el régimen académico, pero sostenemos la necesidad de políticas de cercanía que pongan el foco tanto en la organización escolar como en el sostenimiento de los múltiples itinerarios estudiantiles.

Es fundamental dar la palabra y escuchar a los estudiantes, para que sean protagonistas de su propia narración. Parafraseando a María Zambrano (2007), es urgente reinventar la escuela y el oficio docente para sostener, con propuestas de cuidado y enseñanzas, aprendizajes plurales y encuentros en las aulas, ejerciendo los derechos de los jóvenes y erosionando las desigualdades del mundo al que pertenecen.