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Paulette Dieterlen: «Deberíamos ser capaces de pensar en un mundo en el que no exista la pobreza»

Paulette Dieterlen: «Deberíamos ser capaces de pensar en un mundo en el que no exista la pobreza»

Paulette Dieterlen es una destacada intelectual mexicana que ha desarrollado una interesante obra sobre la justicia y la desigualdad. En sus indagaciones, poliédricas y complejas, ha recorrido aristas diversas como la salud y la pobreza.

Desde hace décadas, Paulette Dieterlen, profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de México (UNAM), se ha preocupado por la cuestión de la desigualdad y sus múltiples aristas. Problema perenne de nuestras sociedades, las desigualdades -para muchos inmanentes a la condición humana- han ido erosionando poco a poco las bases para nuestra convivencia y forjado comunidades cada vez más fragmentadas y segregadas.

En libros tales como Justicia distributiva y salud (FCE, 2015) o La pobreza: un estudio filosófico (FCE, 2003), entre muchos otros, Dieterlen ha propuesto combinar el análisis filosófico con una preocupación explícita por las asimetrías que afectan a nuestras sociedades. Reponiendo algunos debates, en particular anglosajones, sobre la teoría de la justicia y poniéndolos en diálogo con la realidad mexicana y latinoamericana, nuestra entrevistada ha procurado combinar la densidad analítica con una honda preocupación por el presente y el futuro. Entre sus preocupaciones más recientes, e incluso antes de que la pandemia del COVID-19 azotara el mundo, Dieterlen ha puesto el foco en el problema de la salud como un bien particularmente sensible en el camino de bregar por una sociedad más justa.

A raíz de sus muchos y muy interesantes trabajos sobre estos temas, que sin duda han ganado actualidad, le propusimos a Paulette Dieterlen este diálogo con La Vanguardia. Un recorrido que va desde algunas discusiones abstractas hasta los desafíos más urgentes y concretos, siempre con la misma preocupación: ¿Cómo construir una sociedad más igualitaria y, sobre todo, sin pobreza?.

En tu libro Justicia distributiva y salud se recorre un tema acuciante para las teorías de la justicia y que, lógicamente, ganó actualidad durante la pandemia reciente: ¿Por qué es la salud un tema tan complejo y, al mismo tiempo, central para pensar los problemas vinculados a la justicia?

En efecto, la salud es un problema sumamente complicado de tal suerte que solo podemos hablar, desde el punto de vista de la justicia distributiva, de su protección. Es un tema complejo porque, en general aquello que necesitamos para protegerla, está relacionado con bienes que son escasos. Durante la pandemia, la escasez tanto de bienes para combatirla y prevenirla, como para atender otras enfermedades, como el cáncer, apresuró  la necesidad de pensar en  políticas de distribución justas.

Entre los puntos centrales de esta discusión, que tocan obras tan disímiles como la de Michael Walzer o Ronald Dworkin, está el criterio de la “necesidad” como el que debería regular esta área tan sensible, sin embargo usted plantea algunas objeciones: ¿Cuáles son los problemas teóricos y prácticos de colocar la necesidad en el centro de esta discusión? ¿Qué alternativas existen?

De hecho, yo defiendo el concepto de necesidades. Por ejemplo, me baso en la idea de Norman Daniels  de que la necesidad de proteger la salud incrementa la posibilidad de tener acceso a un mayor número de oportunidades. Michael Walzer, por otra parte, también se refiere a tres criterios para distribuir ciertos bienes: las necesidades, el mercado y el mérito. Considera que la salud, también, pertenece al ámbito de las necesidades. Por su parte Ronald Dworkin se refiere más bien a los recursos que las personas eligen. Alguien puede escoger un seguro médico o adquirir algún otro bien.

«La salud es un problema sumamente complicado de tal suerte que solo podemos hablar, desde el punto de vista de la justicia distributiva, de su protección. Es un tema complejo porque, en general aquello que necesitamos para protegerla, está relacionado con bienes que son escasos».

Una de los problemas que se ven es que los sistemas de salud realmente existente suelen combinar modalidades privadas, públicas o mixtas (como en Argentina, donde efectores privados ofrecen servicios a obras sociales sindicales): ¿Cómo se conjuga esto con un debate sobre teorías de la justicia con pretensiones universalistas? ¿Hay alguna forma en que debates en apariencia tan abstractos impacten en reformas de sistemas de salud?

Me parece que en muchos países conviven tres modelos de distribución de la protección a la salud, privada, pública y mixta. Existen países en los que la seguridad pública es mínima como en los Estados Unidos y otro en los que, al contrario, lo que prevalece es la medicina pública como en Canadá. No hay que olvidar que las teorías de la justicia distributiva, por lo general, se basan en dos conceptos: la libertad y la igualdad. Los países que dan más peso a la libertad darán prioridad a la existencia de servicios privados, mientras que aquellos que valoran la igualdad propondrán y defenderán los servicios públicos.  Sin embargo, la defensa del concepto de la libertad plantea una noción de esta que no vaya en contra de la libertad de otras personas. Igual, están de acuerdo en que una enfermedad o discapacidad vulnera  la libertad porque disminuye las alternativas de elección. Por su parte la igualdad se ve afectada porque distingue de manera muy clara entre sanos y enfermos o discapacitados. Si valoramos los conceptos -libertad e igualdad- que acabamos de mencionar, la protección de la salud podría ser universal. Esperaríamos que estas discusiones tengan un impacto a la hora de implementar políticas públicas.

Una de las cuestiones que aparecen de forma recurrente en algunas teorías de la justicia es la enfermedad o la discapacidad como un factor que obtura la posibilidad de llevar una vida normal y, por lo tanto, obstaculiza la realización de ciertos proyectos de vida: ¿Esta noción de “normalidad” no puede ser discutida desde teorías críticas? ¿Qué desafíos plantea, como por ejemplo hace el igualitarismo de la suerte, la clasificación de dolencias y la hipótetica responsabilidad de quien la sufre (pienso, por ejemplo, en el caso de los fumadores)?

Efectivamente,  en la Teoría de la justicia John Rawls menciona la idea de la “normalidad”, lo que ha causado muchas críticas. Si bien, entiendo por qué se refiere a esta idea, no me parece adecuada para tratar problemas de protección de la salud. Creo que en las teorías críticas anticapitalistas definitivamente la normalidad no tiene cabida. Existen teorías de la justicia en la protección de la salud, como la de Norman Daniels, que se basan en una idea biológica de los seres humanos y definen la enfermedad o discapacidad como una desviación natural de un miembro típico de una especie. Hay otro grupo de filósofos que siguen la idea de Dworkin de que existe una suerte bruta y otra opcional. De acuerdo con la primera, una enfermedad puede surgir, aunque no hayamos hecho nada para que se manifieste, mientras que la segunda se debe a decisiones que las personas tomaron. Esta es la posición de los igualitaristas de la suerte. Por otro lado, la idea de la realización de ciertos proyectos de vida es difícil si pensamos en las personas de la tercera edad.

Otro de sus libros, La pobreza: un estudio filosófico, propone un objeto muy visitado por otras disciplinas, como la sociología o la economía, pero soslayado a veces por la filosofía política: ¿Qué peculiaridades presenta la pobreza como objeto de reflexión filosófico? ¿Qué puntos de contacto y qué diferencias tiene con la cuestión de la igualdad/desigualdad?

Me parece necesario que abordemos la pobreza desde un punto de vista filosófico ya que frente a este problema subyacen conceptos éticos como la forma en la que vemos a las personas. Por ejemplo, podemos considerarlas como generadores de una utilidad mínima, que no están informados sobre lo que les conviene o bien como fines en sí mismos, es decir, que tienen un valor inherente. Otro concepto que necesita un estudio desde el punto de vista de la filosofía es el de bienestar. Este concepto no es meramente cuantitativo sino también debe ayudarnos a visualizar ciertos fines y encontrar los medios para acercarse a ellos. Precisamente con el desarrollo de las teorías de la justicia distributiva el tema de la pobreza se ha vuelto central, ya que estas nos hablan de la posibilidad de acercarnos a sociedades más justas. Es necesario, para comprender la pobreza, el estudio de las grandes brechas de desigualdad, como las que existen en ciertos países en los que encontramos poderosas cúpulas empresariales junto a grupos de personas que están en un estado de pobreza extrema.

La cuestión de la pobreza trae aparejado siempre reflexiones que invitan, como por ejemplo en Peter Singer, al altruismo o a tomar conciencia de las causas evitables que conducen a daños e incluso a la muerte prematura: ¿Es preciso pensar la pobreza a una escala planetaria o se puede encarar de forma acotada a las comunidades nacionales? ¿El altruismo es suficiente o debemos pensar, como ocurre usualmente, en la intervención estatal?

Deberíamos ser capaces de pensar en un mundo en el que en ningún país existan personas en un estado de pobreza, es decir, que no tengan las necesidades mínimas satisfechas. Actualmente, en filosofía hay intentos muy interesantes sobre la pobreza global y sobre los conceptos filosóficos que deben respetarse en cualquier parte del mundo. Esto lo ha explicado y defendido Thomas Pogge. Quizá el más importante sea el de los derechos humanos, que si bien proceden de una cultura principalmente occidental han ayudado a establecer los límites mínimos de cómo no tratar a las personas. Los derechos humanos establecidos en diversas constituciones evitan que, por los usos y costumbres, se denigre a los seres humanos. Respecto al altruismo, la posición de Peter Singer ayuda porque nos permite considerarlo como una forma en la que el bienestar de los demás contribuye al propio. Esto sería la motivación por la que llevamos a cabo acciones altruistas. Hay otra forma de considerar el altruismo como racional, esto lo propone Thomas Nagel, que es la posibilidad que tenemos, por decirlo de alguna manera, de ponernos en los zapatos del otro. Sin embargo, parece que sólo en muy pocos casos podemos recurrir al altruismo para mitigar problemas como la pobreza, es necesaria la intervención estatal para generar políticas públicas para combatirla.

«Es necesario, para comprender la pobreza, el estudio de las grandes brechas de desigualdad, como las que existen en ciertos países en los que encontramos poderosas cúpulas empresariales junto a grupos de personas que están en un estado de pobreza extrema».

El debate de las teorías de la justicia, en especial a partir de Rawls, tiene un sesgo marcadamente liberal (sacando quizá el contingente heterogéneo de los comunitaristas) y anglosajón. Usted ha trabajado muchos años sobre estos autores: ¿Qué lugar tienen estas perspectivas en el debate intelectual y público mexicano y latinoamericano? ¿Existe una manifestación de ese liberalismo igualitario en nuestros países (mi intuición me indica que no o de forma muy marginal)?

A mi parecer, por lo menos en México, no ha habido una discusión en el ámbito político de estas teorías. Los debates se han quedado circunscritas al espacio académico. Lo más que ha pasado  es que a partir del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce en el artículo segundo: “El derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación se ejercerá en un marco constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional. El reconocimiento de los pueblos y comunidades indígenas se hará en las constituciones y leyes de las entidades federativas, las que deberán tomar en cuenta, El derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación se ejercerá en un marco constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional”. Sin embargo, se habla de los límites en los que esto puede ejercerse y, para ello, se menciona los derechos humanos, como la libertad y la autonomía.

En la actualidad, a pesar de las manifestaciones académicas, estamos ante el avance de ciertas derechas e incluso extremas derechas (y tal vez algunas izquierdas) que riñen de forma explícita con estas banderas igualitarias y liberales (con excepción, tal vez, del feminismo): ¿Concuerda con este diagnóstico? ¿Cuáles creen que son los principales desafíos políticos del liberalismo progresista frente a este panorama?

Los desafíos del liberalismo progresista frente a los ataques de la extrema derecha y de algunas izquierdas se podrán lograr pueden si tomamos seriamente la lucha por los derechos humanos y la obligación el Estado de protegerlos. También es necesario que se respeten los derechos que han adquirido ciertas comunidades como las indígenas. Además, no podemos dejar que la desigualdad siga abatiendo a nuestros países. Asimismo, es indispensable que el Estado lleve a cabo políticas públicas que combatan, definitivamente, la pobreza.  

QUIÉN ES

Paulette Dieterlen obtuvo la Licenciatura en Filosofía por la Universidad Iberoamericana, la Maestría y el Doctorado en la misma disciplina por la UNAM y realizó estudios de maestría en el University College de la Universidad de Londres. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México desde 1990. Es investigadora del Instituto de Investigaciones Filosóficas, del cual fue Directora de 2000 a 2004, y es profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Ha publicado y compilado diversos libros sobre la justicia distributiva, la desigualdad y la pobreza, entre los que se destacan Justicia distributiva y salud (FCE, 2015), La pobreza: un estudio filosófico (FCE, 2003), Los derechos economicos y sociales: una mirada desde la filosofía (UNAM, 2010) y Justicia distributiva y pobreza (UNAM, 2016).

Atilio Stampone y el tango: una modernización posible

Atilio Stampone y el tango: una modernización posible

En noviembre de 2022 se extinguió la llama de uno de los más importantes referentes del tango en la Argentina, Atilio Stampone. La innovación y la fusión fueron sus banderas para mantener vigente un género tan prolífico como, en ocasiones, subestimado.

Con el fallecimiento de Atilio Stampone, ocurrido el último 2 de noviembre, el tango perdió a uno de los exponentes que más hicieron por la renovación del género en la segunda mitad del siglo pasado. Imbuido del lenguaje de la modernización que impregnó a buena parte de la cultura argentina desde mediados de la década de 1950 hasta el golpe de Estado de 1976, Stampone puso en diálogo, a veces en forma explícita, a la música de Buenos Aires con el jazz, los ritmos del Brasil o la tradición académica. Como compositor, dejó firmados clásicos como Afiches, con letra de Homero Expósito, y el instrumental Mi amigo cholo; como arreglista y director de orquesta, suele ser recordado por su trabajo con Roberto Goyeneche.

Sin embargo, su principal legado musical es sobre todo el del explorador de una vía no piazzolliana a la renovación posible del género, como puede constatarse en sus álbumes de la primera mitad de los setenta que hoy son (¿casi?) de culto: Concepto, Imágenes y Jaque Mate. Contra lo que puede suponerse, sus años productivos más interesantes estuvieron signados por el afán de exploración, pero también por la necesidad de lidiar con la explosión de un mercado discográfico que se reorientaba hacia un público joven, primero nuevaolero (a partir de que Billy Cafaro grabara su clásico Pity Pity) y luego, aunque muy paulatinamente, rockero. Un mercado que —la única verdad es la realidad, y muchos músicos de tango así lo entendieron— empezaba a relegar al tango en forma creciente en las preferencias de un público que se decantaba por el cada vez más popular auge de la música de inspiración folklórica, las canciones populares y, en algunos segmentos sociales, hasta la clásica y el jazz.

I. CLÁSICA Y MODERNA

Como todo artista relevante, Atilio Stampone estuvo a tono con su tiempo, y el suyo fue uno profuso en transformaciones. El diálogo entre las formas culturales caracterizadas como bajas y altas, que se venían produciendo con fuerza en el jazz y, en menor medida, en el tango desde la década de 1950, y la reivindicación del pop desde las alturas de la crítica académica a partir de la década de 1960, ponían en tela de juicio las divisiones taxativas entre lo culto y lo popular. El tránsito a través de esas fronteras difusas entre lo académico y lo que no lo era podía ser abordado por compositores forjados en la tradición de la música de concierto, pero también por músicos innovadores y no carentes de ambiciones artísticas forjados en los géneros populares. Astor Piazzolla, por ejemplo, abrevaba profusamente en Bach o en Bartók, y Eduardo Rovira (en realidad un anfibio, como suele decirse por estos días) componía tangos con títulos como Triálogo o Serial dodecafónico que no se parecían en nada al de clásicos del género como La pastora, Nobleza de arrabal u Organito de la tarde.

Stampone puso en diálogo, a veces en forma explícita, a la música de Buenos Aires con el jazz, los ritmos del Brasil o la tradición académica.

Stampone, otro explorador de zonas fronterizas, reprodujo a su manera aquel diálogo en una clave que algunos analistas podrían considerar como burguesa, desarrollista y no exenta de reverencia hacia los grandes maestros de la música universal. De ahí que en las incursiones instrumentales que condujo al frente de sus propios conjuntos, sobre todo en su fecunda década de 1970, aparecieran reminiscencias impresionistas de espíritu raveliano, fraseos de inspiración bachiana o citas textuales a conocidas obras del repertorio de concierto, un juego que se intuye como de complicidades con un oyente (¿burgués? probablemente por entonces se lo caracterizara de ese modo) en el que se presuponen determinados conocimientos y códigos compartidos en lo que hacía a bienes culturales consagrados y legitimados. Así, no resultan extraños, el gesto impresionista raveliano en  El día que me quieras, el contrapunto barroco en Mala Junta, la intro bachiana en un medley de laboratorio (a lo Beatles) que superpone en un patchwork tal vez demasiado evidente clásicos tangueros y de los otros, y hasta un kirye eleison en el comienzo de Responso que le costó un modesto llamado de atención del mismo Aníbal Troilo, ante la extrañeza que le supuso a Pichuco aquella apropiación que había hecho Estampita del tango compuesto en ocasión de la muerte de Homero Manzi.

En los setenta, Stampone repitió aquel diálogo una y otra vez, incluso en un sentido inverso: por caso, Adagio, del disco jaque Mate, no es otra cosa que un arreglo, por momentos reducido al formato clásico por excelencia —el cuarteto de cuerdas— de Yo te bendigo, un tango clásico de 1925 compuesto por Juan de Dios Filiberto. Todo aquello, sin embargo, amalgamaba con naturalidad bajo la dirección de Stampone y la expertise instrumental de unos músicos que aunaban oficio y estudio en partes iguales. Porque, además, la operación podía leerse también de forma inversa: no como préstamo cultural de la cultura burguesa consagrada, sino como apropiación para el tango de unos temas, formas y motivos hasta el momentos sacralizados y reservados a un público que no era principalmente el popular. Al fin y al cabo, una operación que subvertía jerarquías y mostraba vocación universalista. Los álbumes Concepto, Imágenes y Jaque Mate recogen un momento prodigioso de aquella inventiva que ya se había revelado prodigiosa en la década anterior en los arreglos y orquestaciones realizados por Stampone para tangos clásicos como Mi refugio (Juan Carlos Cobián), El Marne (Eduardo Arolas) o El Once (Osvaldo Fresedo).

II. UN BOLICHE

Stampone fue, además, uno de los artífices de Caño 14, un local para 150 personas ubicado inicialmente en Uruguay y Marcelo T. de Alvear, y poco después en su domicilio clásico del sótano de Talcahuano 975, por el que pasaron buena parte de los artistas que intentaron renovar, o al menos actualizar, el tango en la década de 1960. Desde 1965, tocaron allí el Quinteto Real, el cuarteto de Aníbal Trolio con Roberto Grela en guitarra, el dúo Salgán-De Lío y otros artistas que adaptaban a formatos más reducidos y acordes a los tiempos en los que el tango dejaba de ser una música de multitudes las composiciones que habían interpretado en la “época de oro” de las Orquestas Típicas.

La peculiaridad de Caño 14 era que allí principalmente se escuchaba tango, cuando lo que había imperado en las décadas anteriores eran los salones de baile. El local fue uno de los lugares en los que se acunó un nuevo tango, de ambición concertante, que reclamaba nuevos lugares para su consumo, y oyentes más atentos a las posibilidades de los instrumentistas, directores y compositores. Fue también reducto de cierta intelligentsia modernizadora y proveedora de un anecdotario vasto (y a veces dudoso). Por caso, si en pleno gobierno de Illia el vicepresidente Perette pudo efectivamente ingresar o no al local, por hallarse su capacidad desbordada, termina siendo un dato menor. Lo que importa, en cambio, son los esfuerzos de un conjunto de músicos por seguir creando dentro de los márgenes de un género que ya había dejado atrás sus años de gloria y que debía optar por el revisionismo o la reinvención, una tensión muy propia de la época.

La peculiaridad de Caño 14 era que allí principalmente se escuchaba tango, cuando lo que había imperado en las décadas anteriores eran los salones de baile. El local fue uno de los lugares en los que se acunó un nuevo tango, de ambición concertante, que reclamaba nuevos lugares para su consumo, y oyentes más atentos a las posibilidades de los instrumentistas, directores y compositores.

Oscar Terán dio cuenta de esa tensión en su abordaje del mundo intelectual de la década de 1960, y describió al grupo constituido en torno a la figura de Gino Germani como uno de “héroes modernizadores”, abierto al mundo y de aspiraciones universales. Junto con Piazzolla, Rovira y Salgán, Stampone aparece como un equivalente tanguero de aquel espíritu renovador.

Como muchos de sus coetáneos, Enrique Mario Francini, gran violinista, compositor, director de orquesta y exintegrante del Octeto Buenos Aires y el Quinteto Real, entendió que los tiempos estaban cambiando y que el combate de la hora era por la recuperación de la dimensión audible del tango, que empezaba a aparecer como prioritaria respecto de su funcionalidad dancística, en un contexto en que los jóvenes, claramente, comenzaban a preferir otras músicas para bailar: «Uno de los conceptos más equivocados, y de los que más me perturban, es el que hace aparecer al tango exclusivamente como música bailable, tal como si hubiera que escucharlo con los pies. Hay hasta directores que fomentan esta concepción que yo juzgo errónea. ¿Acaso uno de los mejores momentos del tango no fue Gardel? ¿Gardel era una expresión melódica o bailable del tango? ¿Quieren que sintetice mi opinión? El tango es hasta bailable».

Uno de sus animadores recurrentes, Francini fue protagonista de un hecho luctuoso en pleno escenario de Caño 14: el 27 de agosto de 1978, en un país atravesado por la muerte, se descompensó en plena actuación y dejó su vida sobre las tablas. Algo estaba empezando a terminar, y el casi absoluto silencio discográfico de Stampone en las décadas siguientes parecía dar cuenta de aquella intuición.

III. FINALE

Para la década del ochenta, lo mejor de la obra de Stampone ya había sido producido. El álbum Vivencias (1980), en el que cumple un rol central como letrista Eladia Blazquez, se adentraba sin mucha suerte en el tango cantado. La ejecución era impecable e incluía pasajes solistas de excelencia, fruto de la participación de instrumentistas virtuosos como Néstor Marconi, Antonio Agri o Fernando Suárez Paz. Sin embargo, sus ideas musicales ya habían perdido algo de frescura y las señales de repetición y agotamiento se percibían desde los primeros surcos. Llegaba la hora de mirar a las nuevas olas o ser parte de un mar recóndito redoblando la apuesta hacia territorios todavía inexplorados, pero cada vez más alejados de las posibilidades de acceder a audiencias masivas.  No sucedió.

Caño 14 también debió lidiar con un tiempo que ya no era el suyo. Para entonces se había convertido más que nada en una marca. El local padeció la crisis de los 80 y en 1997, ya con otros dueños, reabrió en el barrio de Recoleta con una impronta bastante más impersonal y orientada al público más turístico. Stampone, por supuesto, siguió trabajando en el mundo de la música: compuso la banda de sonido de la oscarizada La Historia Oficial, dirigió la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto y hasta llegó a presidir SADAIC. Políticamente permaneció desarrollista y leal a la figura de Arturo Frondizi hasta sus últimos días, e incluso integró la Fundación que recuerda al exmandatario en calidad de vicepresidente 2do. El tango Impar, de hecho, alude a la condición de hombre inigualable que Stampone le atribuía a la figura más identificable del desarrollismo argentino.

Hasta sus últimos años, y sin renegar jamás de la condición del tango como música de baile, Stampone continuó reivindicando para la música de Buenos Aires la cualidad de obra para ser escuchada.

Hasta sus últimos años, y sin renegar jamás de la condición del tango como música de baile, Stampone continuó reivindicando para la música de Buenos Aires la cualidad de obra para ser escuchada; la misma que había conquistado definitivamente el jazz a partir de la década de 1950. “¿Acaso no era eso el sexteto de Julio De Caro?”, solía decir. Aquella ambición —llamémosla— concertante todavía respira en la obra de músicos de distintas generaciones, como Gustavo Beytelmann (1945), Diego Schissi (1969) o Julián Corach (1985).

Atilio Stampone murió con 96 años, cuatro menos que los que alcanzó Horacio Salgán, a quien siempre reconoció como su principal referente. Fue enterrado en el panteón de artistas del Cementerio de la Chacarita. Su música ya es parte de un legado perenne.

Urge repensar el modelo productivo en América Latina

Urge repensar el modelo productivo en América Latina

El 19 de diciembre culminó la COP15. Se firmó el acuerdo Kunming-Montreal por la preservación de la biodiversidad. Los países signatarios se comprometen a preservar el 30% del planeta, restaurar 30% de los ecosistemas degradados y eliminar subsidios que afectan a la biodiversidad.

António Guterres inauguró en la Conferencia de Diversidad Biológica (COP 15) resaltando la gravedad del momento: la humanidad ha “perdido toda armonía con la naturaleza”, para convertirnos en un “arma de destrucción masiva”. 

Más de 150.300 especies están amenazadas de extinción. Del total de las especies hasta hoy evaluadas que forman parte de la lista roja emite la Unión Internacional para la Conservación, el 28% está bajo amenaza

Sin la naturaleza para de darnos esos servicios, estaremos en un gran, gran problema.

Tenemos que detener esa pérdida.

La mayoría de las personas aún no visualiza el peligro que trae la pérdida de biodiversidad. El avance de las actividades extractivas hacia zonas vírgenes rompe ecosistemas, pone en peligro la vida de miles de especies al tiempo que aumenta la probabilidad de la irrupción de nuevos virus.

Estamos sufriendo eventos extremos. El calentamiento global impulsa catástrofes ambientales cada día más virulentas. La emergencia climática se superpone a la crisis de la biodiversidad. Interactúan diversos tipos de shocks que se potencian generando una superposición de crisis (policrisis). 

Preservar la biodiversidad no solo resulta un imperativo moral.

Tenemos una economía desembebida, funcionando fuera de la sociedad. 

Según Swiss Re (empresa reaseguradora Suiza), el buen manejo de la naturaleza garantiza la salud de la economía global: más de la mitad del PBI global depende del funcionamiento armonioso del planeta.

Por eso tenemos que redefinir el concepto mismo de crecimiento. Replantear la desconsideración que la economía tradicional impone sobre la pérdida de la biosfera o la destrucción del medio ambiente.

Sin embargo, las externalidades no entran en la ecuación económica. Son tratadas como un costo que debe asumir la sociedad en pos del progreso. Es una idea compartida por neoliberales y neodesarrollistas.

Obviamente, todo esto genera una fuerte conflictividad e incrementa la desigualdad. Son dos fenómenos que caracterizan a América Latina y explican su debilidad democrática.

En conclusión, tenemos una economía desembebida, funcionando fuera de la sociedad. 

LOS LIMITES DEL PLANETA

Aunque los activos naturales brindan bienes y servicios imprescindibles para la vida humana, el mercado los invisibiliza al tiempo que desestima los costos que genera el modelo productivo. Ni el capital natural ni los ecosistemas se hallan dimensionados en las estadísticas, situación que se muestra a todas luces incoherente.

Considerar los “límites del planeta” nos permite tomar el capital natural como “un activo y un bien económico que reduce riesgos y aumenta la resiliencia frente a choques externos como el cambio climático”.

Ningún gobierno, sea neoliberal o neodesarrollista, está dispuesto a escuchar a quienes padecen el avance de la mega minería, la explotación petrolera, la agroindustria, la destrucción de los bosques, la contaminación de las aguas, la desaparición de especies. Ambos modelos generan “zonas de sacrificio

El individualismo dominante permea la cohesión social, impide la coordinación necesaria para sostener la creciente complejidad que muestran las sociedades modernas.

Democracia y mercado devienen conceptos antagónicos, tal como lo planteó Karl Polanyi en “La Gran Transformación”. 

En América Latina, en los ‘90, se impuso un «doble movimiento» que impulsó el libre mercado al tiempo que extendió los derechos de las comunidades indígenas (a partir del reconocimiento de la resolución 169 de la Organización Internacional del Trabajo). Se trata de 45 millones de personas y más de 800 grupos.

Con la llegada de la democracia avanzó la agenda ambiental. Después comenzó el reconocimiento de los derechos de la naturaleza. En paralelo, sin embargo, hubo una nueva configuración macroeconómica que permitió a las elites arbitrar el capital y colocar sus excedentes en algún paraíso fiscal.

Años más tarde, la entrada de China consolidó el modelo de inserción. Tiene mayor volatilidad económica e impone fuertes tensiones políticas. El activismo ambiental devino en una actividad de alto riesgo: América Latina se convirtió en la región más letal.

Más recientemente con la aprobación del Acuerdo Escazú se consagraron otros derechos: acceso a la justicia, al acceso a la información medioambiental, a participar en la toma de decisiones y le impone a los estados la obligación de prevenir e investigar los ataques contra activistas ambientales. 

Lamentablemente, este tipo de avances institucionales no lograron influir en el proceso de toma de decisiones económicas. El individualismo dominante permea la cohesión social, impide la coordinación necesaria para sostener la creciente complejidad que muestran las sociedades modernas.

LA GRAN EXTINCIÓN

Retomando el acuerdo alcanzado en la COP 15, observamos cierta desconfianza por parte de la comunidad científica.

Para muchos, nada garantiza que se cumplan este tipo de acuerdos. Existe consenso que el reforzar los derechos de los pueblos originarios acrecentaría las perspectivas de cumplimiento, pues son las comunidades originarias las que históricamente han protegido la biodiversidad. Es lo primero que atacan los sectores conservadores.

En Perú, por ejemplo, luego del conflicto institucional que terminó con la salida de Pedro Castillo del gobierno, las elites estan presionando por despojar de derechos a estas comunidades, reducir las áreas de reserva natural.

El proyecto, que cuenta con el aval del partido de Keiko Fujimoro, atenta contra los derechos y la vida de los pueblos que han vivido aislados.

Un avance similar se observó bajo el gobierno de Jair Bolsonaro, que liberó el Amazonas al avance del extractivismo más salvaje, avanzó la minería ilegal, se multiplicó la deforestación. Terminaron liberando tierras para beneficio del agro-negocio.

Es tiempo de repensar el patrón de crecimiento económico y avanzar hacia un futuro inclusivo y sustentable.

De no protegerse los derechos ya consagrados, el acuerdo 30 – 30  (convertir el 30% del planeta en área protegida para el 2030) puede terminar en una carrera por la apropiación de tierras en el Sur Global. 

La “gran extinción” implica reconocer la existencia de una “crisis Karl Polanyi”, tal el planteo de José Antonio Sanahuja. Como destaca el artículo recientemente publicado por Nueva Sociedad, tal situación afecta las “bases económicas y sociales, de su andamiaje institucional y normativo y de las asunciones colectivas sobre democracia, sociedad y mercado, lo que pone en cuestión la legitimidad del sistema”.

A esto se suma que, a diferencia de lo que puede observarse con el activismo en otras latitudes, en América Latina el retroceso del Estado ha terminado por debilitar a la sociedad civil.

América Latina es una de las zonas más afectadas por el cambio climático y con mayor destrucción de biodiversidad. El modelo de inserción que se persigue en la región no es ajeno, ni resulta impune al alto grado de desigualdad. Es tiempo de repensar el patrón de crecimiento económico y avanzar hacia un futuro inclusivo y sustentable.

Los desafíos de la salud postpandemia

Los desafíos de la salud postpandemia

Balance de la diputada Mónica Fein, presidenta de la Comisión de Salud y presidenta del Partido Socialista. Propone atender a las necesidades reales que la sociedad requiere, para fortalecer y humanizar el sistema de salud.
Diputada nacional y presidenta del Partido Socialista, Mónica Fein.

Si hay algo que la pandemia dejó en claro es la imperiosa necesidad de dejar de lado el rédito político particular en pos de trabajar mancomunadamente, apostando al diálogo y a la búsqueda de consensos. Porque si priorizamos los acuerdos sobre las diferencias, podemos construir la Argentina del futuro.

Así me propuse trabajar cuando acepté presidir la Comisión de Acción Social y Salud Pública de la Cámara de Diputadas y Diputados de la Nación, sabiendo que lo que sucede en el Congreso Nacional es el fiel reflejo de la política nacional, donde las diferencias irreconciliables suelen ponerse por delante de los objetivos comunes. 

Desde el socialismo siempre creímos que el funcionamiento pleno de las instituciones, la búsqueda de acuerdos y la promoción de la participación ciudadana, son centrales para mejorar nuestra democracia. 

Cuando asumí la presidencia, lo hice con la convicción de trabajar para fortalecer el sistema de salud y ampliar los derechos de la ciudadanía. Las leyes y proyectos que aprobamos fueron producto de debates entre integrantes de la comisión y distintas organizaciones de la sociedad civil, porque cuando el espíritu que nos guía es superador, es posible avanzar.

Hemos dictaminado leyes que promueven mayor humanización del sistema de salud. Logramos la media sanción de la Ley de Procedimientos Médico-asistenciales para la atención de mujeres y personas gestantes frente a la muerte perinatal y Cardiopatías Congénitas y colaboramos con otras comisiones dando pronto despacho a aquellos proyectos que lo requerían.

Podemos destacar algunas de gran impacto como Cuidados Paliativos, Resistencia Antimicrobiana (para promover un uso responsable de antibióticos) la ley de Formación en Enfermería y se puso en discusión un proyecto que promueve mejoras en las condiciones de trabajo de las y los enfermeros, a través de la aprobación del Convenio 149 Organización Internacional del Trabajo.

En nuestra primera reunión del año pusimos a consideración la Ley de VIH, una de las mayores deudas que teníamos en el Parlamento. Recuerdo que el día de la asunción me reuní con las organizaciones autoras del proyecto, para comprometer su tratamiento y dictamen. Tras 30 años, hoy podemos decir que la Respuesta integral al VIH, Hepatitis Virales, otras ITS y Tuberculosis, es una ley nacional.

Hemos dictaminado leyes que promueven mayor humanización del sistema de salud. Logramos la media sanción de la Ley de Procedimientos Médico-asistenciales para la atención de mujeres y personas gestantes frente a la muerte perinatal y Cardiopatías Congénitas y colaboramos con otras comisiones dando pronto despacho a aquellos proyectos que lo requerían.

Nos queda por delante un año más de trabajo, en medio de un sistema de salud en crisis que afecta la garantía de la atención equitativa de las personas y que no reconoce con condiciones y salarios adecuados a quienes trabajan todos los días. Debemos seguir ocupándonos.

Es fundamental atender a las necesidades reales que la sociedad requiere. Es mi objetivo en la comisión, y como Diputada Nacional, continuar promoviendo un diálogo fecundo que resulte en proyectos que mejoren las condiciones de vida de toda la población.

Candombe: acá está la cultura afro argentina

Candombe: acá está la cultura afro argentina

Para visibilizar las raíces afro de la Argentina, las agrupaciones reviven esa fiesta itinerante que nació en los inicios de la ciudad colonial, frente a la construcción de un Estado Nación con image étnica europea.

Las llamadas de candombe, una manifestación histórica y cultural de los y las afrodescendientes en los barrios porteños. Foto: Agrupación Fuego Negro.

El candombe, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006, recuerda que la afrodescendencia está presente en la historia argentina, y que la cultura africana va mucho más allá del color de piel, en dónde las mujeres tuvieron y tienen un rol fundamental como transmisoras de aquellas historias que intentaron ocultarse “debajo de la alfombra”. Un revisionismo histórico impulsado por el activismo y las decisiones políticas en los últimos 20 años. 

EL CANDOMBE COMO RESISTENCIA

Cuando comienza a caer el sol sobre el empedrado de las calles de San Telmo, La Boca, Monserrat, Barracas y Parque Patricios, es bastante habitual escuchar un repiqueteo de tambores que no proviene de las murgas rioplatenses sino de las “llamadas” de candombe. Una manifestación histórica y cultural de la comunidad afrodescendiente como herencia de sus ascendentes esclavos, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006. 

Frente a la construcción del Estado-Nación con su imagen étnica a semejanza los países “más vanguardistas de Europa”, bajo la presunción de blanquitud y europeidad, el candombe recuerda que la cultura afro está presente en la historia argentina.

Natalia Januario, afrodescendiente, profesora de Letras y candombera, explica que esa danza colectiva “conlleva una serie de prácticas religiosas, místicas y culturales”.  Describe que participar en las llamadas de candombe significa encontrar su origen. “Es una experiencia trascendental, ritual y esencial. Implica andar por las calles, aquellas que ocuparon nuestros negros originarios en ese traslado desde las orillas del Río de La Plata hasta el parque Lezama”, en alusión a lo que fue el centro de venta de esclavos de la Ciudad de Buenos Aires en tiempos de la colonia.

La palabra candombe deriva del adjetivo «kimbundu». Proveniente de lenguas bantúes, en donde «ndombe» significa «negro» y «ka» es prefijo de concordancia.  Es cantado en castellano y en lenguas africanas, de las que derivaron muchas del lunfardo.

La palabra candombe deriva del adjetivo «kimbundu». Proveniente de lenguas bantúes, en donde «ndombe» significa «negro» y «ka» es prefijo de concordancia.  Es cantado en castellano y en lenguas africanas, de las que derivaron muchas del lunfardo. Su origen se remonta a fines del siglo XVIII, pero en los últimos años ha logrado mayor visibilidad. 

Carlos Álvarez Nazarero es afrodescendiente y uruguayo, activista por los derechos del colectivo LGBTIQ+, primer inmigrante nacionalizado en formar parte de la gestión pública y tener un cargo de responsabilidad. Hoy es Coordinador Nacional del Programa Afrodescendencia y Derechos Humanos de la secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Define que el candombe “se transformó en un elemento de lucha y de resistencia de la cultura afro. Ha permitido trascender fronteras”. 

La llamada de candombe se explica en que los y las bateristas tocan para «llamar» a sus hermanos y hermanas, quienes responden con sus propios ritmos. Las agrupaciones, integradas por bateristas, bailarines y bailarinas, esperan su turno para marchar por la calle. “Participar de las llamadas implica revivir ancestros, tomar las riendas de nuestra historia, protagonizarla. Es una experiencia casi mística. Apropiarnos de un espacio que es nuestro”, define Natalia Januario.

LOS TIPOS Y PERSONAJES DEL CANDOMBE

Para Januario, “el candombe es un festejo que emula aquellas figuras como reinas y reyes africanos que fueron trasladados a este territorio”.

Esos personajes arquetípicos son representados en cada llamada, aclara la docente, como “la mamá vieja”, heredera el legado ancestral y vinculada a los trabajos laborales domésticos, “el gramillero” –curandero-, que con sus yuyos sanaba los males de la tribu, “la dama joven”, quién lleva adelante los momentos coreográficos de cada nación africana -hoy de cada agrupación-, y “el escobillero” que, con cascabeles y espejos, es quién barre los males, exorciza el cuerpo y los ambientes para evitar los males.

“Los personajes utilizan objetos de sus propios amos, algunos prestados y otros robados”, agrega Natalia.

Frente a la construcción del Estado-Nación con su imagen étnica a semejanza los países “más vanguardistas de Europa”, bajo la presunción de blanquitud y europeidad, el candombe recuerda que la cultura afro está presente en la historia argentina.

Es el candombe afro uruguayo el que se visibiliza en los márgenes del Río de la Plata, el del “chico, repique y piano”. Pero existió y existe un candombe afro argentino que se toca de manera diferente. Para Carlos Álvarez “es producto del racismo y de la invisibilización ese candombe que se toca puertas adentro, de alguna familia u organización”. 

Para la artista plástica y activista afro feminista santafesina, Mirta Alzugaray, “los esclavizados y esclavizadas generaron esa posibilidad de manifestarse a través de nuevos ritmos musicales, mezclados también con los originarios. No todos los candombes son iguales según las regiones del país” y ejemplifica con el candombe uruguayo, “que tiene un estilo propio porque los instrumentos que se utilizan para ejecutarlo nacen de los barriles de madera que existían en el puerto”. Por otro lado, Alzugaray explica que el “candombe litoraleño”, es una mezcla entre el afro argentino y el afro uruguayo, “con la una base rítmica que es muy común a toda la Argentina, pero que incorpora al malambo y hasta de la samba, palabra afro que hace referencia a la mujer “. 

LAS MUJERES AFRO TRASMISORAS DE LA CULTURA

Según la activista Mirta Alzugaray, “la parcialidad masculina del componente afro fue la que más se vio afectada por las Guerras de Independencia, la Guerra de la Triple Alianza y por la Fiebre Amarilla”. A su vez, opina que las mujeres africanas fueron esclavizadas desde todos los aspectos: “su cuerpo, el producto de sus vientres, sus pechos, como trabajadoras sexuales”.

Pero existió la resistencia a la esclavitud mediante los abortos, la música y los bailes. “Si tuvimos la oportunidad de conocer nuestra historia solapada, en voz baja y en secreto, fue gracias a las mujeres negras qué se ocuparon y se preocuparon para que esa memoria no se pierda”, enfatiza. “Nuestra militancia es en honor a las ancestras que tuvieron el legado de transmitir y sostener en la memoria la negritud en la Argentina”. 

Frente al eurocentrismo, el candombe recuerda que la cultura afro está presente en la historia argentina. Foto: Agrupación Fuego Negro.

Las mujeres, fundamentalmente dentro de la comunidad y del movimiento social afrodescendiente, tienen un rol fundamental y son “la punta del alza”. Para Carlos Álvarez, “si bien hay una sobre representación de las mujeres en los movimientos sociales, quizá no así en los lugares de referencia y de responsabilidad, producto del machismo y del patriarcado”.

Agrega que “en el candombe se da particularmente una tensión porque si bien un lugar históricamente asignado a las mujeres afro es la danza, en las últimas décadas, producto del avance del feminismo y el empoderamiento, hoy tocan el tambor y muchas veces son referencias de cuerdas de tambores”. En los últimos años aumentó la participación de las mujeres en aquellos lugares que históricamente fueron asignado a los varones.

APOSTAR AL AFROCENTRISMO

Desde 2013 y en el marco de la ley n° 26852 “Día Nacional de los/as afroargentinos/as y de la cultura afro”, se celebra el 8 de noviembre esta jornada para homenajear a María Remedios del Valle, fallecida un 8 de noviembre de 1847 tras haber combatido en el Ejército del Norte y ser nombrada capitana por el general Manuel Belgrano por su arrojo y valor en el campo de batalla.

La normativa reconoce las raíces afroargentinas y sus aportes a la construcción de la cultural nacional y, al mismo tiempo, un modo de luchar contra la estigmatización y el racismo. A su vez, insta al Estado argentino, más allá de la conmemoración de la de la efeméride, la inclusión de los contenidos en el diseño curricular, aunque varias provincias todavía no adhirieron a la ley y son los y las docentes que toman la decisión de abordar los contenidos en sus asignaturas.

“La invisibilización es social. Nadie ve las cosas así las tenga delante de sus narices porque la historia mitrista y sarmientista propuso una Argentina de tez blanca, bajada de los barcos” (Mirta Alzugaray, afrofeminista).

En sintonía con el cambio de paradigma que atraviesa nuestro país, el Coordinador Nacional del Programa Afrodescendencia y Derechos Humanos, Carlos Álvarez, fue candidato a representar a la Argentina en Foro Permanente para los Afrodescendientes de las Naciones Unidas. “Un gran logro del movimiento social afro porque implica por primera vez que el sistema de Naciones Unidas tenga un espacio de articulación institucional, hacia dentro del propio sistema y hacia afuera”, declara el funcionario.

Carlos Álvarez explica que, “en las últimas décadas, a partir de la presión de las organizaciones sociales y de la apertura del Gobierno, sobre todo desde el 2003, hubo una ampliación de derechos”. Ejemplifica con las celebraciones del Bicentenario de la Patria, “donde se abrió la puerta para poder reflexionar y visibilizar sobre esas historias no contadas es donde comienzan a surgir con mayor relevancia los relatos de Falucho, del Sargento Cabral, de María Remedios del Valle y de Juana Azurduy”. El funcionario agrega que “es fundamental revisar la historiografía y poner en valor también el aporte de la comunidad de afro argentinos, afrodescendientes y africanos. Que las investigaciones comiencen a traer a la luz las historias no contadas”. 

Para Mirta Alzugaray, “la invisibilización es social. Nadie ve las cosas así las tenga delante de sus narices porque la historia mitrista y sarmientista propuso una Argentina de tez blanca, bajada de los barcos”.  La afrofeminisita agrega: “Nosotros, los y las militantes y los activistas decimos que también bajamos de los barcos, pero bajamos de los tumbeiros, de las bodegas de esos barcos como esclavizados y esclavizadas”.

Las mujeres protagonistas de la transmisión cultural. Foto: Ana Cea.

AFRODESCENDENCIA

“Yo me auto percibí afro cuando a los 21 años comencé a vincularme con La Casa de la Cultura Indo-Afroamericana de Santa Fe. Allí realmente encontré una respuesta a mi fenotipo”, explica Mirta Alzugaray. “No entendía porque todos eran blancos y yo era la única negra en mi familia”, agrega.

Carlos Álvarez afirma que “en los avances de la revisión de las identidades, el concepto de afrodescendientes fue creado para romper con la idea del colorismo y que no necesariamente las personas negras fenotípicamente físicamente son afrodescendientes”.

 El concepto de afrodescendiente en términos étnicos raciales, es el que une a la comunidad. Álvarez agrega que “en la Argentina hay muchas personas que tienen un fenotipo blanco pero que tienen una ancestralidad, un abuelo, una abuela, una bisabuelo africano o afrodescendiente”. Las personas afrodescendientes que resistieron la esclavitud y las guerras, se fueron mezclando con poblaciones posteriores que llegaron desde Europa y los pueblos originarios.

Ventura, el esclavo que denunció la conspiración de Álzaga

“Por fiel a la Patria”, la medalla que recibió el esclavo Ventura por denunciar la Conspiración de Álzaga. Su réplica se encuentra en el Museo Nacional del Cabildo. Foto: Fundación de los Corrales Viejos.

“Por fiel a la Patria” versa la medalla que en 1812 le entregó el Primer Triunvirato al “Negro Ventura”, por denunciar la conspiración comandada por Martín de Álzaga, empresario español residente en Buenos Aires, para reinstalar el domino español.

Actualmente, la pieza pertenece a la Museo de los Corrales Viejos ubicado en el barrio porteño de Parque Patricios, pero se puede apreciar una réplica en el Cabildo de Buenos Aires.

Según el antropólogo Pablo Cirio, “es una de las medallas más antiguas de las que se tiene noticia que fuera entregada a un afrodescendiente”.

La ficha técnica de la medalla, perteneciente al Salón Premios y Medallas ubicada en el primer piso de la Fundación de los Corrales Viejos, reproduce los argumentos y la decisión del Triunvirato e identifica que el 30 de junio de 1812: “el señor Ventura, esclavo, se presentó a Pedro José Pallavicini, alcalde de un barrio de Buenos Aires, y denunció la conspiración”. También plasma por qué el esclavo tomó la decisión: «Porque nos iba a matar a todos el amo».

Antes de 1813 la libertad era una concesión del amo, ya por la voluntad del mismo o porque el esclavizado tenía un capital acumulado como para poder negociar los términos de su emancipación y comprarla.

El historiador Omer Freixa, especialista en estudios afroamericanos explica que “la población esclavizada tenía relegada su identidad en tal condición. Casi siempre adoptaban el apellido del propietario no sin perderse muchas veces precisiones en relación a los nombres de pila, como aconteció con Ventura”. De personas esclavizadas que trascendieron es muy común desconocer muchísimos datos biográficos o tener importantes lagunas.

“A Ventura, tras ser reconocido por el Triunvirato, se le dio la libertad y se le obsequió un estipendio monetario de 300 pesos, un uniforme y una renta vitalicia como militar, además de dos presentes”, explica Freixa. “Estos fueron un escudo de honor con la leyenda «Por fiel a la patria» y un sable para su defensa personal al ser soldado. El citado escudo fue adosado a su uniforme”.

Antes de 1813 la libertad era una concesión del amo, ya por la voluntad del mismo o porque el esclavizado tenía un capital acumulado como para poder negociar los términos de su emancipación y comprarla. Generalmente era un monto producto de ciertas libertades concedidas en torno a la concreción de trabajos por cuenta propia.

La incorporación de esclavizados al ejército fue masiva y bien frecuente. Si estas personas lograban sobrevivir, por lo general se les concedía la libertad. Muchos se enrolaron con promesas de emancipación. “Se discute la intención demagógica de la medida, si fue un sentimiento humanitario o una concesión dictada por las necesidades de una coyuntura más de las veces crítica”, finaliza el especialista.

LA DIASPORA CABOVERDIANA EN LA ARGENTINA

El grueso de caboverdianos llegó a nuestro país en las décadas de 1920 a 1940, con pasaporte portugués porque Cabo Verde era una colonia. En ese contexto se fundan las primeras sociedades de socorros mutuos como la de Dock Sud, Avellaneda. Foto: Agrupación Fuego Negro.

Javier Andrigo es vicepresidente de la Sociedad de Socorros Mutuos “Unión Caboverdiana” de Dock Sud, Avellaneda. La organización afro más antigua en contar con personería jurídica en nuestro país, que nació en 1932 como una mutual. Hoy su principal objetivo es difundir la cultura caboverdiana en la Argentina.

“Luchamos por mantener esa cultura en los nuevos descendientes de caboverdianos que no conocen la cultura. También en la visibilización de los afros en la Argentina y su defensa en los derechos humanos, contra la discriminación”, afirma Andrigo.

Entre las propuestas, la Asociación cuenta con un programa radial que se transmite todos los domingos a las 18 h por “FM La Tecno”, y en su canal de YouTube. En palabras de Javier, “la propuesta es difundir la cultura musical que es diversa”.

La agenda de la Asociación se conmemora el fallecimiento de Amilcar Cabral, exponente de la época de independencias en África, el 8 de marzo en el Día de la Mujer, en abril se realiza la primera que cachupa del año -una comida típica caboverdiana muy similar al locro, pero con algunas particularidades. El plato se repite en otras fiestas patriotas.

El grueso de caboverdianos llegó a nuestro país en las décadas de 1920 a 1940, con pasaporte portugués. En ese contexto, Cabo Verde era una colonia. Al ser insular, mucha población migrante se dedicaba a actividades relacionadas con el sector portuario y marítimo.

El Vicepresidente de la Unión Caboverdiana destaca la presencia de la asociación dentro de la Red Afro a nivel nacional. “Trabajamos en conjunto junto a todas las organizaciones afro del país, como la conmemoración del María Remedios del Valle”.

El grueso de caboverdianos llegó a nuestro país en las décadas de 1920 a 1940, con pasaporte portugués. En ese contexto, Cabo Verde era una colonia. Al ser insular, mucha población migrante se dedicaba a actividades relacionadas con el sector portuario y marítimo, lo que explica en parte un importante asentamiento en Dock Sud, pero también en La Boca, Beriso, Ensenada.

“Muchos llegaron en barcos que iban rumbo al sur a cazar ballenas, y como esos barcos paraban en Cabo Verde para abastecerse de combustibles, los caboverdianos conseguían trabajo en esos barcos y después, cuando llegaban al puerto, en la Argentina, terminaron recalando aquí”, explica Javier Andrigo.

Es importante notar que Cabo Verde es un archipiélago con más población fuera del mismo que viviendo allí, producto de esa misma diáspora con destino, entre otros, la Argentina.

El anarquista exiliado en la Argentina que salvó 300 españoles de los nazis en un campo de exterminio

El anarquista exiliado en la Argentina que salvó 300 españoles de los nazis en un campo de exterminio

Convenció a SS que podía organizar un grupo de trabajo que rendía más comiendo mejor y trabajando fuera del campo de exterminio. Su comando de prisioneros casi no tuvo muertos, comparado con otros. Es un héroe desconocido que rehizo su vida como publicista, guionista, melómano, librepensador y siempre antifascista. La vida sorpendente de César Orquin Serra.
César Orquín en el campo de concentración de Mauthausen, kommando de Vöcklabruck. Foto: Familia de César Orquín

En la Mendoza de los años ‘60, César Orquín Serra era un personaje público. Una persona vinculada a los medios, apasionado por la comunicación y la cultura. Otro exiliado español del franquismo, siempre en tensión con los autoritarismos. Se lo podía encontrar en primera fila en todos los conciertos de la Filarmónica, pero pocos conocían su excepcional historia.

El prisionero César Orquín Serra logró convencer a los nazis del campo de exterminio de Mauthausen que era capaz de dirigir un batallón de trabajo muros afuera, más eficiente, a cambio de mejores tratos y alimentación. Allí donde murieron miles, casi todos los prisioneros de su grupo sobrevivieron.

Su historia fue reconstruida y publicada hace pocos meses por Guillem Llin Llopis y Carles Xavier Senso Vila en “César Orquín Serra: El anarquista que salvó a 300 españoles en Mauthausen”. Es una exhaustiva investigación que aporta material documental y testimonial inédito. Permite concluir que es el responsable directo de salvarle la vida a más de trescientos republicanos españoles en el campo de exterminio de Mauthausen, donde morían por hambre, enfermedades, asesinados o por accidentes.

César Orquín defendió la República de la sublevación militar apoyada por Hitler y Mussolini. Desde 1937 fue parte de la brigada Abraham Lincoln integrada principalmente por voluntarios que hablaban inglés. Fue el único comisario político anarquista, lo que trajo los primeros choques con los comunistas que dirigían la brigada.

Hoy es reconocido como uno de los deportados más importantes de Europa. Los testimonios y documentación recogidos en Argentina, Alemania, Austria, Francia, Rusia y España permiten también cerrar las controversias sobre su rol de intermediario con los genocidas. Habían surgido condicionadas por el enfrentamiento entre anarquistas y comunistas tras la caída del nazismo, pero rápidamente desestimadas por los testimonios de los sobrevivientes.

“Dos de cada tres republicanos españoles perecieron en el campo de concentración de Mauthausen. Pero en el Kommando César a cargo de Orquín Serra sólo hubo entre 12 y 14 muertos”, explica el historiador Guillem Llin Llopis, para estimar que salvó a más de 300 personas con su estrategia para conseguir mejores condiciones de vida.

EL ANARQUISTA BURGUES

César Orquín defendió la República de la sublevación militar apoyada por Hitler y Mussolini. Desde 1937 fue parte de la brigada Abraham Lincoln integrada principalmente por voluntarios que hablaban inglés. Fue el único comisario político anarquista, lo que trajo los primeros choques con los comunistas que dirigían la brigada.

Tras la derrota de la República, fue parte del éxodo de medio millón de exiliados hacia Francia en 1939. Cinco meses después de terminar la Guerra Civil Española comenzó la Segunda Guerra Mundial como consecuencia del pacto Hitler-Stalin y la invasión a Polonia.

Orquín Serra pasó por cuatro campos de deportados españoles durmiendo a la intemperie lo que le trabajo problemas pulmonares que lo terminaron matando a los 74 años

Se sumó a las compañías de trabajadores extranjeros para defender a Francia contra la invasión nazi. Fue capturado en junio de 1940 por los alemanes. Ese año lo deportaron junto a otros españoles al campo de exterminio como Mauthausen.

Una vez en el campo de exterminio de Mauthausen (Austria) aprovechó la ventaja que le daba hablar el alemán. Convenció a los nazis de que con mejores condiciones de vida los prisioneros españoles podrían producir más. Fue el puente que le permitió salvar vidas mediando con aquellos que había combatido y ahora los torturaban.

Nunca dejó de leer y estudiar. Algunos lo veían diferente, altanero. ¿Quién se pone a estudiar en el infierno? Tenía cultura y modales de burgués. Sus compañeros eran todos campesinos y obreros.

Era miembro de una de las familias aristocráticas valencianas más importantes del siglo pasado. Su padre no le dio el apellido pero sí se ocupó de su bienestar y educación. César pasó por la universidad, algo muy poco frecuente en la España de hace 90 años. Se movió en círculos de alcurnia, sus medio hermanos fueron artistas muy famosos.

Por su concepción progresista del mundo que mantuvo el resto de su vida, se sumó a los anarquistas para defender la República.

Prisioneros de Mauthausen haciendo trabajos forzados.

CONTRA LOS AUTORITARISMOS

Su condición de libertario no le cayó bien a los comunistas que tenían dentro de la República una guerra aparte contra los anarquistas. Nunca comulgó con los autoritarismos: ni fascistas, ni comunistas (en la República, en el campo de batalla o de exterminio), ni con el peronismo cuando se exilió en la Argentina.

“Todo lo ponía en duda, todo debía ser cuestionado, cuando había algún acuerdo pedía que fuera discutido para encontrar una solución mejor. Siempre buscó sacar lo mejor de cada idea, de cada persona, de cada situación. Siempre estudiando. Era inteligentísimo, manejaba a la perfección siete idiomas”, contó su hija Mausi Orquín a La Vanguardia.

Una vez en el campo de exterminio de Mauthausen (Austria) aprovechó la ventaja que le daba hablar el alemán y su formación cultural. Se volvió el traductor y convenció a los nazis de que con mejores condiciones de vida los prisioneros españoles podrían producir más. Lo pusieron de kapo, que eran los encargados de mantener la disciplina en los campos de concentración y de dirigir los trabajos forzados. Fue el puente que permitió salvar vidas mediando con aquellos que él había combatido y ahora los torturaban.

Pongamos en contexto. De los 9 mil deportados republicanos que pasaron por los campos de concentración nazis murieron 5.258. El 90% en el campo de concentración Mauthausen, trabajando sin parar y mal alimentados, especialmente en el subcampo de Gusen. La mayoría eran jóvenes.

En esas circunstancias de horror César Orquín Serra consiguió convencer a los oficiales de las SS con estadísticas y gráficos de que si les daban mejor trato a él y sus compañeros, serían más eficientes. Según sus biógrafos allí demostró su gran habilidad e inteligencia.

Una foto icónica. Un grupo de deportados se fotografía en los días posteriores a conseguir la libertad. La foto está tomada en Vöcklabruck, el 13 de mayo de 1945. César es el primero de pie a la derecha de la imagen. Foto: Familia de César Orquín. 

UN CAMPO DE EXTERMINIO NO ES UN CAMPO DE FLORES

Cada tanto, los pasaban a otros sub campos de exterminio que dependían de Mauthausen, con diferentes niveles de sufrimiento. En el peor (Ternberg), el comando de César estuvo integrado por unos 360 a 400 prisioneros. En ese momento volvieron las disputas con los comunistas: habían organizado una resistencia clandestina en el encierro que iba en contra de la estrategia de Orquín de conseguir comida y mejores tratos. No se plegó. Finalmente renunció a la función de kapo.

Esos conflictos con los comunistas siguieron una vez terminada la guerra y liberados por los ejércitos aliados. Lo acusaron de explotar y mandar a la muerte a otros prisioneros. Pero sus compañeros dieron testimonios en su defensa. Orquín Serra y muchos de los prisioneros sobrevivientes respondieron con datos, dando testimonios ante las acusaciones. Declararon que les salvó la vida, que intervino atemperando la violencia de los alemanes. Que en su comando muy pocos prisioneros habían muerto.

En el horror del campo de exterminio la comunicación y los libros le habían permitido sobrevivir. Trabajó en radios como locutor, guionista y dramaturgo con el seudónimo Aldagón. Fue publicista y más tarde director artístico de la Asociación Filarmónica de Mendoza. Fue docente, fundó la Escuela de Propaganda y Publicidad.

Nunca fue acusado formalmente. En cambio, sí fueron condenados otros kapos o directamente ajusticiados.

“El aparato comunista, a pesar de su gran valía, trató de hundirlo, de humillarlo. Para mí, fueron razones de concepción política y metodológicas. Políticas porque su ideario estaba por encima de cualquier adscripción ideológica y partidista. Metodológicas, porque siempre actuó de igual manera: había que beneficiar a los más débiles para evitar que se murieran. No por afinidades políticas, como a menudo, o casi siempre, pasó con los comunistas”, explicó Guillem Llin Llopis a La Vanguardia.

EL EXILIO EN EL EXILIO

Se casó en Austria con su novia. Tuvo a su hija Mausi 1947. Fundó la Organización de Republicanos Españoles de Austria. Trabajó como profesor de idiomas y también en la embajada de la Argentina. Pero el hostigamiento y la amenaza de los comunistas continuó. Se exilió entonces en la Argentina.

Viajaron con pasaporte diplomático junto con la familia del cónsul argentino en Viena. Era el correntino José Ramón Virasoro: capitán retirado y ayudante de campo de Perón que sin experiencia política armó el Partido Peronista en su provincia, intentó ser candidato a gobernador y fue recompensado con un consulado en Europa. Más tarde habría sido investigado por venta de pasaportes y contrabando.

No renunció a su condición de español y antifascista. En 1955 participó en la fundación de la Agrupación Republicana Española de Mendoza, que asumió al peronismo como dictadura y se enfrentó a los comunistas pro soviéticos.

César Orquín, su esposa e hija se instalaron primero en Buenos Aires donde convivieron con republicanos españoles exiliados. Luego en Mendoza porque era más segura ante las amenazas de comunistas españoles (especialmente un secretario valenciano de origen gitano, de apellido Martínez). Eran tiempos de la guerra fría y el comunismo internacional se había convertido en un polo de poder político.

En el horror del campo de exterminio la comunicación y los libros le habían permitido sobrevivir. Sobre esos pilares reconstruyó su vida en el exilio argentino. Fue el responsable de prensa de la Biblioteca Pública General San Martín, en Mendoza.

Fue visible y conocido. Trabajó en radios (Libertador, Nacional y Nihuil) como locutor, guionista y dramaturgo con el seudónimo Aldagón. Fue publicista y más tarde director artístico de la Asociación Filarmónica de Mendoza. Fue docente, fundó la Escuela de Propaganda y Publicidad.

Pero no renunció a su condición de español y antifascista. En 1955 participó en la fundación de la Agrupación Republicana Española de Mendoza, que asumió al peronismo como dictadura y se enfrentó a los comunistas pro soviéticos.

César junto a su esposa Aloise Marianne Riedl y su hija Luisa Ana, «Mausi». Foto: familia César Orquín

LAS VUELTAS DE LA VIDA

Continuó en la actividad social como uno de los fundadores en 1956 del Centro de Investigación y Prevención de la Parálisis Infantil (CIPPI),  ocupado de vacunar ante el brote de poliomielitis y la inacción del gobierno.

También fue miembro de la Cámara Junior Internacional. Ya adulto ingresó a la masonería: su voz fue determinante para que Perón no fuera admitido como masón por sus convicciones autoritarias.

Por esos años surgieron versiones recogidas por Llin y Senso, sin prueba documental, que hablan de que podría haber colaborado con los cazadores de nazis, especialmente con Simon Wiesenthal.

La pintora Mecha Anzorena trabajó en la agencia de publicidad de César Aldagón (el seudónimo se le fue volviendo apellido con los años): recuerda que en los últimos tiempos estableció una relación muy estrecha con los hermanos Roitman.

César Orquín Serra murió el 14 de febrero de 1988. Hasta ese día vivió en el barrio Laprida de Godoy Cruz. Nunca quiso volver a España. La Generalitat de Valencia lo distinguió en octubre de 2021 por haber salvado 300 vidas.

“Para mí era un maestro. Él era comisario político en la Guerra Civil Española cuando yo era un niño de 13 años que vivía en Mendoza. Era un amigo. Tenía un oído absoluto y un conocimiento de obras musicales inmenso. Todos los días tomábamos un café y me daba lecciones de arte y de política”, contó a La Vanguardia Moisés Roitman, con impecables 97 años.

La amistad con Moisés y su hermano Abraham fue estrecha en la última década de la vida de Orquín Serra. Paradójicamente los Roitman fueron figuras relevantes del comunismo mendocino: “fui secretario de Relaciones Internacionales de la SARCU (Instituto de Relaciones Culturales Argentina – URSS) y en el ‘56 visité la Unión Soviética. Volví muy crítico del comunismo y del peronismo. Fui amigo cercano de Benito Marianetti que supo refugiarse en mi casa. Pero nunca fui afiliado. Mi hermano sí: es uno de los fundadores del Credicoop”, evoca Moisés.

Muchos años después fueron clientes y cercanos con Orquín Serra, que había llegado a Mendoza en parte por la amenaza de comunistas españoles. Se sorprende Moisés: “Nunca supe de eso ni me lo contó. Pero cuando fui a conocer Mauthausen nos atendió un ex prisionero español que nos habló maravillas de cómo César había salvado a cientos de personas”.

César Orquín Serra murió el 14 de febrero de 1988. Hasta ese día vivió en el barrio Laprida de Godoy Cruz. Nunca quiso volver a España. La Generalitat de Valencia lo distinguió en octubre de 2021 por haber salvado 300 vidas.

ENTREVISTA A GUILLEM LLIN: HISTORIADOR Y COAUTOR DE LA BIOGRAFÍA

«No se sabe de nadie que lograra hacer la gesta de César Orquín»

Guillem Llin Llopis escribió junto con Carles Xavier Senso Vila el libro “César Orquín Serra: El anarquista que salvó a 300 españoles en Mauthausen”. Es el resultado de 4 años de investigaciones con documentos y testimonios recogidos en 6 países, que colocó a Orquín Serra en el lugar de un héroe durante el horror del nazismo. En consecuencia, han surgido los reconocimientos a la gesta del anarquista e incluso la filmación de una película documental sobre su historia.

Entrevistado por La Vanguardia, Guillem Llin aporta detalles sobre el funcionameinto del campo de exterminio, la cantidad de sobrevivientes, los conflictos internos y la vida en el exilio.

¿Cuántas personas salvó César Orquín en los campos de concentración?

Atendiendo al porcentaje de los republicanos españoles que perecieron en el campo de concentración de Mauthausen, que se sitúa en dos de cada tres aproximadamente, y teniendo en cuenta que en el Kommando César hay identificados 437 prisioneros, se puede asegurar, sin ningún género de dudas, que su labor en Mauthausen fue de unos 300 deportados supervivientes que, de no haber sido por su actuación, hubieran muerto. Frente a los 300, solo hubo entre 12 y 14 muertos. Del total de deportados, todos son republicanos españoles, excepto dos, los dos cocineros, que se los impusieron los nazis.

¿Es posible afirmar que los salvó a partir de aprovechar sus capacidades personales de comunicación y organización?

César Orquín sabía alemán, aunque no bien. Estando prisionero en el “stalag” de Estrasburgo se hizo con una gramática alemana y otra inglesa. Estudió para aprenderlas, por lo que pudiera pasar. Al llegar al campo de concentración nazi de Mauthausen, ante la ausencia de deportados que hablaran el alemán, lo pusieron de intérprete.

-¿Cómo aprovechó para salvar vidas?

Jugó sus cartas de manera magistral. A partir de ahí, con su inteligencia y su don de gentes, consiguió convencer a los comandantes del campo (Franz Ziereis y George Bachmayer) que le dejaran salir para hacer los trabajos que habían quedado inconclusos por la guerra. Fue el primero en salir a un “kommando”, o sucursal. Él lo que quería era sacar a los republicanos de los muros de Mauthausen, para poder maniobrar a su gusto.

Hay que tener en cuenta que en los subcampos donde estuvo, él cerraba las puertas de los barracones por las noches para que nadie molestara a sus hombres y que no hay constancia que nunca los SS entraran a los barracones. Otra cosa eran las zonas comunes y la de trabajo. De hecho, en el documental, hay un ex deportado que dice que no sabías quien era el preso y quien el vigilante, cuando lo veías llegar con un nazi a su lado.   

¿Cuánto incidió su ideología anarquista y su formación política en la organización del trabajo?

Yo diferenciaría entre anarquista de concepción y anarquista militante. Como profundo humanista que era, abrazaba la forma de entender la vida anarquista. Pero de ahí a considerar que su ideología se transmite más allá como militante, creo que no. César era ante todo un hombre libre de pensamiento y que no se encasilla por nada en ninguna corriente de pensamiento. Menos aún, claro está, ser militante anarquista como de cualquier otra ideología. También se creía superior en inteligencia. Lo era y así lo han ratificado familiares de diversos deportados que consideran que era el hombre más inteligente que habían conocido. Por eso no aceptaba que nadie le dijera por donde tenía que ir. Su trabajo fue personal e intransferible. 

A partir del estudio de su vida y testimonios: ¿cómo resolvió Orquín el dilema moral de cumplir con los objetivos de los nazis y al mismo tiempo salvar vidas?

Para resolver el dilema moral hay que situarse en el contexto de la época, del momento. Segunda mitad de 1940. A Mauthausen llegaron, sobre todo, republicanos españoles. Hasta la primavera de 1941 fueron 5.700 deportados. Entre agosto de 1940 a mayo de 1941 murieron 350 españoles. En los siguientes diez meses, hasta marzo de 1942, murieron otros 3600 republicanos por la degradación que sufrieron subalimentados, desmoralización por la marcha de la guerra, el trabajo esclavo, la arbitrariedad nazi con imposibilidad de descansar.

César Orquín lo vió e intuyó que había que crear un microcosmos particular, fuera de Mauthausen. Allí él iba a poder maniobrar y garantizar mejores condiciones. ¿Qué prometió? Trabajo. ¿A cambio de qué? De mayor cantidad de comida y de un buen trato por parte de los nazis.

¿Cómo usted entiende que influyó su formación para manejar esta situación?

Era una cuestión de supervivencia. Además, hace poco, ha aparecido en el macro archivo de Arolsen Archives, que está bajo tutela de la UNESCO, un documento con los nombres de 208 deportados del campo de concentración de Mauthausen que cobraban de los nazis por hacer su trabajo. Entre ellos hay 33 españoles. César Orquín no está, no aparece. 

«Se puede asegurar, sin ningún género de dudas, que su labor en Mauthausen fue de unos 300 deportados supervivientes que, de no haber sido por su actuación, hubieran muerto».

En cuanto a su formación particular es indudable que tuvo su cuota de efecto. César no era un marginal ni un iletrado. Era un hombre con una sólida formación producto de ser un hijo ilegítimo de un padre burgués que no se había desentendido totalmente de él. Aunque acabaron de mala manera. 

En el campo de concentración tuvo conflictos de poder con los prisioneros comunistas. ¿Fue por razones políticas, metodológicas o por desconfianza al modo en que actuaba de vínculo?

Con los comunistas se llevaba a mal traer, como el gato y el perro. De hecho, estuvo en la guerra en la Brigada Internacional XV, la Abraham Lincoln, que era una brigada comunista y César era el único comisario político anarquista. Las diferencias entre lo que dice el Partido Comunista por encima del hombre con su raciocinio era algo que nunca aceptó. Jamás dio su brazo a torcer. Por eso, el aparato comunista, a pesar de su gran valía, trató de hundirlo, de humillarlo. Para mí, fueron razones de concepción política y metodológicas. Políticas porque su ideario estaba por encima de cualquier adscripción ideológica y partidista. Metodológicas, porque siempre actuó de igual manera: había que beneficiar a los más débiles para evitar que se murieran. No por afinidades políticas, como a menudo, o casi siempre, pasó con los comunistas. 

La tensión entre comunistas, anarquistas y socialistas se dio durante la República. ¿Es posible encontrar algún paralelismo con lo que luego pasó con los prisioneros republicanos en el campo de concentración?

La llegada de la Segunda República española fue una necesidad imperiosa. La corrupción, la pobreza, el analfabetismo, hicieron que se unieran todas las izquierdas. Así entró la República. Pero los socialistas querían ir paso a paso. Los anarquistas querían hacer la revolución. Y los comunistas, que no tenían fuerza ni representación política, no se fiaban ni de unos ni de otros.

Así era imposible entenderse.

Con todo, lograron avances significativos en el terreno de la educación, la justicia social, la pobreza, la Constitución de 1931 que fue una de las más avanzadas del mundo y la reforma militar. Tanto es así que los poderes fácticos comienzan a tramar una revolución militar que se plasmó en el fallido golpe de estado del general Franco, lo que causó el inicio de la Guerra Civil española.

Y la guerra la ganaron Hitler y Mussolini por su descarada ayuda a las tropas rebeldes en hombres, munición y armamento. Ellos estaban ensayando para lo que vendría después, la Segunda Guerra Mundial. Ni Francia, ni la Gran Bretaña ni los Estados Unidos de América lo vieron. Obviamente, todas esas rencillas, después en el campo de concentración aparecieron y se hicieron evidentes.  

Hubo un incidente en el que algunos prisioneros comunistas fueron trasladados a otro campo de concentración. A partir de allí, es que van contra Orquín acusándolo de colaboracionista. ¿Cómo usted demuestra que no existió ese colaboracionismo?

El incidente es falso de principio a fin, producto de la propaganda del aparato comunista. César Orquín no envió a cien comunistas a otro subcampo para que se murieran. Eso es mentira. Él no tenía la fuerza suficiente como para ordenar el traslado de presos de un kommando a otro. Y se sabe que es mentira porque en la misma orden y fecha que salió de los nazis, hay también un número considerable de deportados del kommando de Steyr, que se encontraba a un centenar de kilómetros de distancia. Por si esto no fuera suficiente, en Redl-Zipf, además de los miembros del Kommando César, había otros deportados, a los que también afectó la medida.

«En 1946 forma parte del comité creado por Simon Wiesenthal, para cazar a los nazis prófugos. En 1947 fundó la Organización Republicana Española de Austria (OREA). Pero llega un momento en el que se da cuenta de que para romper con la dinámica que ha seguido desde hace más de una década, tiene que emigrar, poner tierra por medio.»

Con el final de la guerra ya próximo, había poco trabajo y en el kommando de Gusen, de altísima mortalidad, hacía falta gente: esa fue la razón por la que los nazis ordenaron trasladar presos de los otros subcampos a Gusen. Pero no fue capricho de César Orquín. Además, como el fin de la guerra estaba cerca, no murió nadie de los que fueron enviados.  

¿Cómo describiría la vida de Orquín en la Argentina, ocupado en la publicidad, el antifascismo con los exiliados, la masonería, la cultura y la formación de jóvenes?

Una vez Orquín sale en libertad, y mientras otros deportados necesitan largas estancias en hospitales y balnearios para recuperarse, César entra a trabajar a las dos semanas como jefe de ventas en una empresa austriaca. A los tres meses su novia está embarazada, a los seis meses, se casa con su novia, y al año, es padre de una niña.

En 1946 forma parte del comité creado por Simon Wiesenthal, para cazar a los nazis prófugos. En 1947 fundó la Organización Republicana Española de Austria (OREA). Pero llega un momento en el que se da cuenta de que para romper con la dinámica que ha seguido desde hace más de una década, tiene que emigrar, poner tierra por medio.

También por precaución. Está casado y es padre de un bebé. Los comunistas dicen que le han condenado a muerte. Así marcha a la República Argentina. Primero a Buenos Aires y al cabo de dos años a Mendoza. César es un hombre con inquietudes e hiperactivo. Así, además de su trabajo en la biblioteca pública General San Martín se ocupa en la radio, escribe guiones para representaciones teatrales, es director artístico de los teatros Ópera e Independencia de Mendoza, da clases de publicidad, es corresponsal de una revista española especializada en música, forma parte del vacunatorio CIPPI, entra en la masonería, forma parte de la Cámara Junior, es locutor de radio, crea la agencia de publicidad Aldagon Propaganda. Los mendocinos tuvieron durante 36 años a un vecino excepcional y único.   

Usted documenta que Orquín puso una fuerte resistencia a que Perón y gente vinculada a su régimen ingresara en la masonería. ¿Por qué asumió esa posición Orquín?

César Orquín renegaba de los totalitarismos. Todos. Y aquí hay que entender que, si o estás conmigo o contra mí, sin términos medios, eso se trata de una forma totalitaria. En consecuencia, para él era inaceptable. En ese sentido, Perón fue un dictador, que tuvo la animadversión de César como Hitler, Stalin o Franco. Y era lógico que los masones no lo quisieran, porque los masones son librepensadores, algo que Perón digería muy mal. 

Es posible comparar a César Orquín con otros «héroes» que salvaron vidas durante el nazismo. Personalmente, ¿con quiénes encontraría un paralelismo entendiendo las condiciones y la dinámica?

Hace un mes, cuando estuvimos grabando en el campo de concentración de Mauthausen, estuve hablando con Christian Dürr. Por cierto, su pareja es argentina. Dürr es comisario del Memorial Mauthausen y una de las mayores eminencias de la deportación del mundo. Según él, no hay nadie, absolutamente nadie, que se sepa, que hiciera la gesta que consiguió hacer César Orquín. Desde dentro de un campo de concentración, como deportado, y únicamente con su palabra, hacer lo que hizo es increíble. Por tanto, no se puede comparar con nadie.

«No hay nadie, absolutamente nadie, que se sepa, que hiciera la gesta que consiguió hacer César Orquín. Desde dentro de un campo de concentración, como deportado, y únicamente con su palabra, hacer lo que hizo es increíble»

Mausi Orquín y Guillem Llin durante la filmación del documental “El Kapo” en un banco del parque de San Martín de Mendoza. También aparece Andrea Sanhueza, de producción de la Universidad Nacional de Cuyo. Foto: Andrés Fontana.

DOCUMENTAL «EL KAPO»

A partir de la investigación de Guillem Llin Llopis y Carles Xavier Senso Vila, la Universidad Nacional de Cuyo, la Universidad de Valencia y la Asociación de Televisiones Educativas y Culturales Iberoamericanas (ATEI) están trabajando en el documental El Kapo. La película está en fase de postproducción y se espera su presentación para el primer trimestre de 2023.

Director: Albert Montón. Guion: Albert Montón. Productor ejecutivo: Miquel Francés. Director de fotografía: José Vicente Viadel. Música original: Carlos Vera. Montaje: Txiki Montán. En Argentina la producción estuvo a cargo de Andrea Sanhueza.