En medio de la rebelión de los carpinchos en el Nordelta y el debate urgente por la Ley Nacional de Humedales, en Córdoba avanza la creación de un nuevo Parque Nacional en la tierra de los flamencos.
Desde Córdoba venimos trabajando, continuando el camino trazado fundamentalmente por organizaciones ambientalistas como Aves Argentinas, para concretar la sanción de una Ley Provincial que ceda a favor del Estado Nacional la jurisdicción y dominio sobre un sector de los Bañados del Río Dulce y Laguna de Mar Chiquita, a los efectos de la creación del Parque Nacional Ansenuza y Reserva Nacional Ansenuza, uno de los humedales más importantes de Sudamérica.
El proyecto de ley propuesto identifica dos sectores a proteger: el sector de la laguna, donde aplica adecuadamente la categoría de Parque Nacional; y el sector norte de la misma, correspondiente a los bañados del Río Dulce -bajo uso productivo- como Reserva Nacional.
Este logro obtenido después de mucho trajinar, permitirá consolidar una unidad de conservación basada en un enfoque por ecosistemas, que resulta un paradigma estratégico para la gestión integrada del territorio que incluye tierras, extensiones de agua y recursos vivos, promoviendo la conservación y utilización sostenible de modo equitativo, en consonancia con los objetivos del Convenio de Diversidad Biológica aprobado por Ley Nacional Nº 24.375, al reconocer al ser humano y su cultura como parte integral de los ecosistemas.
Es oportuno
puntualizar los principales valores de conservación del área del futuro Parque
Nacional Ansenuza y de la Reserva Nacional Ansenuza:
Este logro obtenido después de mucho trajinar, permitirá consolidar una unidad de conservación basada en un enfoque por ecosistemas, que resulta un paradigma estratégico para la gestión integrada del territorio que incluye tierras, extensiones de agua y recursos vivos.
– La gradiente de vegetación se distribuye desde el bosque chaqueño de llanura, situado al oeste, hasta el cauce permanente del Río Dulce, ubicado al Noreste de la misma. Contiene muestras de: pajonales, vegetación halófita, pastizales de inundación, bosque de inundación, arbustales de inundación, vegetación acuática palustre y bosques xerófilos.
– Un gran humedal de importancia continental,
con la mayor cuenca endorreica de Sudamérica. Además, contiene el quinto lago
salino endorreico más grande del mundo.
– Biodiversidad: asociada a sectores de la laguna, donde desembocan
los ríos de agua dulce, y es donde se concentran diversas especies en distintas
épocas del año. Son más de 450 especies de fauna, que incluyen gran variedad de
peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos.
Muchas de las poblaciones de las especies incluidas en el área se
encuentran bajo diferentes categorías de amenaza.
– Alta importancia para las aves playeras y migratorias: un gran
número de aves playeras utilizan el área cada año. Es uno de los sitios de
nidificación más importante para el flamenco austral (la población puede llegar
a 285.000). Existen colonias de otras especies con más de 30.000 parejas
(garcita bueyera, biguá, garza mora, garza blanca). El Phalaropus tricolor
(falaropo tricolor) del hemisferio norte visita el área en invierno y puede
llegar a 500.000 ejemplares.
– Servicios ecosistémicos: se destaca el rol de este ambiente en
cuanto a su contribución en el control de inundaciones, la reposición de aguas
subterráneas, retención de sedimentos y nutrientes, la depuración de aguas,
regulación del clima regional, fijación de carbono, polinización, control de
plagas, dispersión de semillas, ciclo de nutrientes, producción y sostenimiento
de la biodiversidad, entre otros.
En el año 2002, dicha
área fue designada Sitio RAMSAR, cumpliendo con los ocho criterios de la
Convención, extremo que evidencia la riqueza e importancia de este gran humedal
y del patrimonio natural y cultural que lo integran.
La propuesta consolida
los esfuerzos de la Provincia, en materia de conservación de la biodiversidad y
desarrollo sustentable de las poblaciones que habitan dicho espacio, toda vez
que el futuro Parque Nacional Ansenuza y Reserva Nacional Ansenuza, conformarán
una unidad de conservación junto a la Reserva de Usos Múltiples Provincial ya
existente.
Desde aquí avanzamos aportando un paso más a la larga lucha que viene dando todo el socialismo nacional para conseguir la sanción de una Ley que proteja finalmente a los Humedales en la Argentina. Se estima que en los últimos 300 años se han destruido el 87% de los humedales del planeta.
A estos antecedentes,
se suma la necesidad de conservación a nivel nacional. Ello así, pues, es de
destacar que la laguna Mar Chiquita es el fondo de drenaje de una cuenca
endorreica, que nace en las provincias de Salta y Catamarca, atravesando parte
de la provincia Tucumán y de la provincia de Santiago del Estero; y es por ello
que, se requieren acuerdos, compromisos y medidas de alcance federal para
asegurar su conservación.
Desde aquí avanzamos aportando un paso más a la larga lucha que viene dando todo el socialismo nacional para conseguir la sanción de una Ley que proteja finalmente a los Humedales en la Argentina. Se estima que en los últimos 300 años se han destruido el 87% de los humedales del planeta y existe una clara falta de conciencia acerca de su rol clave como parte integral de los sistemas naturales que hacen posible la vida en la Tierra.
Hoy se pudo concretar
la preservación sobre los Bañados del Río Dulce y Laguna de Mar Chiquita con un
trabajo democrático y participativo en conjunto con las organizaciones, los
técnicos y los distintos niveles del Estado.
Entendemos que ese es el camino. No hay más margen. Es ahora.
Hace 100 años, en agosto de 1921, se sancionó una Constitución pionera en la provincia de Santa Fe. El proyecto, de avanzada en materia de derechos sociales y laicismo, quedó trunco por los avatares políticos de esos años. Oscar Blando reconstruye aquí su historia y rinde un homenaje a aquella propuesta progresista.
El 13 de agosto de 1921 se sanciona en Santa Fe un texto que es con justicia citado como referente de una de las reformas institucionales más progresistas de su época en la Argentina, avanzada en Latinoamérica y adscripta al constitucionalismo social como lo fueron la Constitución de México de 1917 y la de Weimar de 1919. Casi 28 años antes de la Constitución de 1949, aquel texto incorporaba por primera vez el reconocimiento de los derechos sociales estableciendo las transgresoras “Bases del régimen económico y del trabajo” y consagraba, entre otros logros institucionales, el régimen municipal autonómico permitiendo las formas semi directas de democracia (referéndum, plebiscito y revocatoria de mandatos) y el voto de los extranjeros y las mujeres (con derecho a elegir y ser elegidas a nivel local). También por primera vez, propuso un Estado laico, separando Iglesia y Estado. Esa Constitución que no pudo ser aplicada pese a su unánime sanción en 1921, fue puesta en vigencia en 1932 durante el Gobierno del Dr. Luciano Molinas. Una aviesa intervención federal en 1935 frustraría el gobierno santafesino y anularía esa Constitución. Hoy, a 100 años de su sanción, constituye un antecedente imprescindible para el derecho público provincial argentino y en especial para la Provincia de Santa Fe, que más temprano que tarde, reformará su actual Constitución de 1962 y seguramente incorporará a la nueva carta magna provincial, algunas de las sabias instituciones que aquella consagraba.
LA
CONSTITUCIÓN Y EL CONTEXTO HISTÓRICO POLÍTICO
En los comienzos del Siglo XX la crisis del capitalismo había conducido a la primera gran guerra europea. Frente a ello aparecieron experiencias que fueron parte de una respuesta política y social a “ese capitalismo desembridado de la belle èpoque”. La revolución alemana de noviembre de 1918, así como la instauración de la república de Weimar y su Constitución un año más tarde, fueron parte de ese intento superador: la alternativa republicana intentó proyectar su vocación democratizadora a todos los ámbitos, mostrando que la parlamentarización y la democratización de las anquilosadas estructuras políticas del Imperio eran inseparables de la parlamentarización y de la democratización radical de las estructuras económicas, comenzando por la gran empresa capitalista y por las concentraciones cuasi-feudales de la tierra. La conquista y defensa de la democracia política, en otras palabras, no podía entenderse al margen de la democracia económica, industrial y agraria. Y la profundización de ambas, a su vez, constituía el horizonte irrenunciable de un republicanismo socialista digno de ese nombre.
Dos años antes, se dicta la Constitución Mexicana de 1917, que fue la primera Constitución que al epíteto de política agregó el de “social” y se proyectó a la humanidad. En una línea similar puede citarse a la Constitución soviética de 1918, constituyendo, ambas, “hijas de sendos intentos de republicanización revolucionaria, las que importaban el reconocimiento de derechos sociales dirigidos a asegurar las condiciones materiales para el ejercicio de la libertad”.
Casi 28 años antes de la Constitución de 1949, aquel texto incorporaba por primera vez el reconocimiento de los derechos sociales estableciendo las transgresoras “Bases del régimen económico y del trabajo” y consagraba, entre otros logros institucionales, el régimen municipal autonómico.
A su vez, el período delimitado por las dos guerras mundiales durante el siglo XX es para la Argentina un laboratorio de intensas transformaciones. Un pasaje entre dos Argentinas signado por tres grandes portales: el de 1912, con la ampliación de la ciudadanía política de la mano de la democracia electoral y la imposición de la obligatoriedad del sufragio; el de 1930, como epicentro de una crisis del modelo de acumulación y de la dominación política; y la coyuntura crítica alrededor del año 1945, de la que emergería un nuevo sujeto político, el peronismo.
Fruto de aquellas reformas electorales, a partir de 1911, e impulsadas por el Presidente Roque Sáenz Peña -la ley de de enrolamiento general, la de formación del padrón electoral y la de elecciones nacionales o ley “Sáenz Peña” propiamente dicha- se inicia el período del radicalismo en el poder entre 1916 y 1928.
Uno de los primeros distritos en los que la reforma política de 1912 permite el acceso del partido radical al poder político es Santa Fe. Desde esa fecha inaugural para la democracia electoral y hasta 1930 el sistema de partidos en el espacio provincial se organiza sobre la base de la centralidad del radicalismo como partido de gobierno, con características de partido predominante y una alta conflictividad interna. Esa capacidad electoral del radicalismo potencia los enfrentamientos en el seno de la organización y termina por conformar dos fuerzas electorales diferenciadas y competitivas: la Unión Cívica Radical (UCR) Santa Fe, antipersonalista; y la UCR Comité Nacional yrigoyenista. Mientras tanto, el Partido Demócrata Progresista (PDP), se afirma como partido de oposición, con un fuerte peso en la zona sur de la provincia, una interesante participación parlamentaria y un alto protagonismo en el debate político ideológico que caracteriza a la política santafesina en los primeros años de la década del veinte. Uno de los puntos más álgidos de ese debate, que desdibuja las fronteras partidarias, se constituye a partir del reconocimiento de la necesidad de reformar la constitución provincial vigente desde comienzos del siglo. Esa reforma será impulsada sustancialmente por el partido de Lisandro de la Torre y durante el radicalismo en el gobierno, será sancionada en 1921, la Constitución.
EL MALESTAR CON LA CONSTITUCIÓN
Como ha señalado el historiador Diego Roldán: «La Constitución de 1921 se convertiría en una bisagra en el pasado de la Provincia de Santa Fe donde competirían proyectos e identidades divergentes: la oposición entre la centralización y la descentralización, entre la laicización y el catolicismo, entre la modernización y el tradicionalismo».
El texto se adscribe, como fue dicho, a las líneas conceptuales del llamado «constitucionalismo social», que inauguraron sólo unos años antes en el mundo las Cartas de México (1917) y la de Weimar (1919), pero, además, propone una reforma progresista de importancia: el cambio de relación entre Iglesia y Estado y, con él, introduce en el debate político ideológico la “cuestión religiosa”, recuperando la vieja tradición laicista inaugurada en la Provincia por Nicasio Oroño. Laicismo y cuestión social serían, en definitiva, las claves de la resistencia a la nueva Constitución y a los gobiernos que la impulsaron.
El punto de partida de los reclamos reformistas de la Constitución de 1900 por entonces vigente en Santa Fe tiene como punto de referencia a la Liga del Sur fundada por Lisandro de la Torre en 1908. Esta agrupación representaba el reclamo de ciertas fracciones de la burguesía comercial, financiera y agraria sureñas de concluir con el marginamiento en las decisiones de poder. La Liga del Sur procuraba un doble objetivo: sacudirse el peso de la sujeción política de la burocracia instalada en la capital provincial y estimular un conjunto de transformaciones en las instituciones políticas -especialmente municipales- de la Provincia.
En efecto, el programa de la Liga del Sur pretendía ensanchar las bases de legitimidad política: reformando la composición del cuerpo electoral; introduciendo la representación de las minorías a través del sistema de lista incompleta; reconociendo a cada distrito rural el derecho de elegir por el voto de los nacionales e incluso de los extranjeros a las autoridades policiales, a la Justicia de Paz, a las Comisiones de Fomento (que hasta entonces las elegía el Gobernador) y al Consejo Escolar. Pero sustancialmente la Liga pretendía “romper con la estructura monolítica del poder provincial” y para ello la propuesta reconocía por primera vez “la autonomía municipal para las ciudades de Rosario y Casilda” y el “Intendente municipal electivo”. Este reclamo de descentralización y de mayor participación política exigía para su formalización la reforma de la Constitución de 1900, temas todos que fueron incorporados luego a la Constitución de 1921.
Es así que en el Capítulo III que se refiere al “Régimen Electoral” de la Constitución de 1921 se establece que la “representación política, tiene por base la población” y en el caso del Senado será elegido uno por departamento, salvo la ciudad capital que elegiría dos senadores y Rosario tres. También amplía la base electoral: se otorga el derecho al sufragio a los extranjeros y a las mujeres el de elegir y ser elegidas para los cargos locales. Pone límite a los grandes poderes del Gobernador: no sólo impide su reelección y la del Vice, sino incrementa las atribuciones del Poder Legislativo contemplando la facultad de las Cámaras de abrir por sí mismas y prorrogar sus sesiones, de autoconvocarse cuando un asunto de grave interés lo requiera y designar comisiones investigadoras con amplios poderes.
Laicismo y cuestión social serían, en definitiva, las claves de la resistencia a la nueva Constitución y a los gobiernos que la impulsaron.
El nuevo texto, que vino a suplantar la Constitución de comienzos del siglo XX en Santa Fe, consagró, antes que en la Nación, los derechos de los trabajadores y de los más necesitados y para evitar las “venganzas políticas” de los gobiernos, garantizó la estabilidad del empleado público. Estableció las “Bases de un Régimen Económico y del Trabajo” de vanguardia: fijaba la jornada máxima de labor y el salario mínimo; destinaba una parte de la renta fiscal para la construcción de casas para obreros; aseguraba la higiene en los lugares de trabajo y propendía al establecimiento de cámaras de arbitraje con participación patronal y obrera. Propuso una nueva concepción del rol del Estado como regulador de las políticas públicas en el ámbito económico y social. Garantizó la progresividad en materia tributaria, propendiendo a la eliminación de impuestos que pesasen sobre los artículos de primera necesidad. Esbozó, seguramente influido por el Grito de Alcorta, una reforma agraria que, entre otras cosas, gravaba la tenencia especulativa de la tierra.
La Constitución de 1921 combatió la centralización del poder y reconoció (lo que para afrenta de los santafesinos, aún no hemos logrado) la autonomía municipal, y en 1933, estando en vigencia esa Constitución, las ciudades de Santa Fe y Rosario pudieron dictar sus propias Cartas Orgánicas. También la Constitución reconoció más de 70 años antes que en la Nación las formas semi directas de democracia: referéndum, iniciativa y revocatoria a nivel local. Asimismo garantizó la inamovilidad de los jueces mientras durase su buena conducta, creó la Corte Suprema compuesta por cinco jueces y un Procurador y estableció el jury de enjuiciamiento para magistrados.
La nueva Constitución eliminó el Preámbulo y, en consecuencia, quitó toda invocación al origen divino, lo cual introdujo el concepto de laicidad y una nueva relación entre Estado e Iglesia, cuestión que traería el mayor tema de resistencia y conflicto, pese a que consagraba una sana combinación entre prescindencia religiosa del Estado y la expresa garantía para la libre profesión del culto, impidiendo leyes que lo restrinjan.
El carácter laicista se afirmaba con otros dos preceptos: por un lado, suprimiendo para el Gobernador y Vice el requisito de pertenecer a la religión católica en cuanto al juramento para la asunción de los cargos, el que fue reemplazado por la promesa de cumplir con la Constitución, y por otro, estableciendo con más claridad que la Ley 1420 que le educación en la Provincia sería “gratuita, integral y laica” creando “el fondo de la educación común que estaría formado por el 25%, como mínimum, de las rentas generales de la Provincia”.
Como
diría Lisandro de la Torre, gran impulsor de ese texto: esa Constitución
seguiría la gran tradición de reformas laicas introducidas en la Nación y en
las provincias: “la secularización de los cementerios, el registro civil, el
matrimonio civil, la enseñanza laica”.
SANCIÓN
Y DESCONOCIMIENTO DE LA CONSTITUCIÓN
La Constitución no pudo
ponerse en vigencia en 1921 pese a la unánime sanción de los constituyentes
electos por el voto popular (radicales y demócratas progresistas) porque fue
desconocida por un simple decreto del Gobernador Enrique Mosca.
El “argumento” justificatorio de esa decisión fue la prórroga del mandato de la Convención. Las verdaderas razones políticas fueron otras. La discusión sobre la legalidad del procedimiento que culminó con la promulgación de la Constitución esconde en realidad el temor que generó su contenido entre los más poderosos. Los dos núcleos de resistencia a su sanción, dirá Marta Bonaudo, pueden sintetizarse en el modo a través del cual la propuesta -intentando garantizar una práctica democrática amplia- atenúa las condiciones distorsionadas de representación, legitima el espacio fiscalizador de la oposición y rompe con los cánones de la “política criolla”. La segunda razón de la resistencia, sin dudas, es la llamada “cuestión religiosa”.
El comienzo de los debates, se produjo el 18 de abril de 1921 y en la sesión del 1° de junio de ese año, ante la imposibilidad material de dar íntegro cumplimiento a la ley de reforma dentro del plazo fijado, la Convención resolvió, por unanimidad, prorrogar sus sesiones hasta el 15 de agosto. Sin embargo, las mismas culminaron dos días antes, el 13 de agosto de 1921, dándose por clausurada las sesiones y constituyéndose en la fecha de la sanción de la Constitución. La nueva Carta Provincial debía entrar en vigencia a partir del 1° de diciembre de 1921.
El “argumento” justificatorio de esa decisión fue la prórroga del mandato de la Convención. Las verdaderas razones políticas fueron otras. La discusión sobre la legalidad del procedimiento que culminó con la promulgación de la Constitución esconde en realidad el temor que generó su contenido entre los más poderosos.
Sin embargo, el Gobernador Enrique Mosca mediante un mero decreto del Poder Ejecutivo desconoció la Constitución instigado por un telegrama conminatorio enviado -al inicio de la sesiones de la Convención- por el Ministro del Interior Ramón Gómez al Gobernador de Santa Fe, en el que “por especial encargo del presidente de la República” (Hipólito Irigoyen), le advertía sobre los peligros del nuevo texto. En dicho telegrama, el Ministro le dirá al Gobernador: “las luchas religiosas, que dividieron a la humanidad pertenecen a una época remota…renovar su discusión podría parecer inusitado…”. Y culmina apelando a la “restauración de las bases esenciales de la nacionalidad” y al Gobernador Mosca le reclama “poner una vez más al servicio de tan elevados fines todos los justos prestigios de su acción ciudadana…”.
El 27 de agosto de 1921, el Gobernador Mosca “cumple” con los deseos gubernamentales nacionales y mediante un decreto “Resuelve: no reconocer valor alguno a los actos realizados por la Convención con posterioridad a la fecha en la que, de acuerdo con el artículo tercero de la Ley 2003, terminó su mandato”. El Ejecutivo santafesino “se había convertido en abogado del desconocimiento”.
La discusión política, pero especialmente jurídica y constitucional sobre la cuestión de la prórroga del mandato de la Convención Constituyente dio origen a un arduo debate doctrinario que duró más de una década. Este se reprodujo cuando el Gobernador demócrata progresista Luciano Molinas puso en vigencia, en 1933, la Constitución de 1921.
VIGENCIA
DE LA CONSTITUCIÓN E INTERVENCIÓN FEDERAL: RÉQUIEM PARA UN GOBIERNO Y UNA
CONSTITUCIÓN PROGRESISTA
El
debate en torno a la Constitución de 1921 y su núcleo principal de disputa
ideológica, el carácter laico de la misma, reconfigurará el alineamiento
partidario e intrapartidario y también permitirá una modificación de actitudes
y posicionamientos de otros actores sociales.
La controversia trajo consecuencias políticas y conflictos en el seno de los partidos que disputaban el poder en Santa Fe. El radicalismo, que había apoyado la reforma constitucional y triunfado en las elecciones obteniendo la mayoría de los convencionales, sufre divisiones que repercutirán con posterioridad negativamente. Quien había sido presidente de la Convención, el ex gobernador radical Manual Menchaca, y que había defendido férreamente la Constitución, junto a un grupo de correligionarios se aleja del partido y conforma lo que se denominó “radicalismo opositor”. El PDP, en cambio, mantiene las consignas reformistas y ello se convierte en una importante bandera de lucha antagónica. La Constitución de 1921, abandonada por los conflictos del radicalismo, se constituirá en un verdadero programa de gobierno demoprogresista (pese a que no era su propuesta original) que mantendrá en cada contienda electoral y pondrá vigencia en 1932, al alcanzar el gobierno provincial Luciano Molinas. Lo dice Lisandro de la Torre en el prólogo al libro de Napoleón Pérez “La verdadera Constitución progresista de Santa Fe”: “estamos en vísperas de la asunción del gobierno por el partido que durante once años reclamó la vigencia de la Constitución de 1921 y su victoria permitirá implantarla”.
El gobernador Molinas cumplió su palabra y el
4 de mayo de 1932 firmó el decreto de promulgación de la Constitución de 1921
iniciando una administración caracterizada por la transparencia, la honradez y
por el marcado tono progresista de su gestión en lo político y social.
Los avances institucionales políticos y sociales empezaron a ser vistos con preocupación por los conservadores y por el propio gobierno de Justo. Santa Fe era «un mal ejemplo» para el resto de las provincias asoladas por las políticas recesivas, el fraude y la escandalosa corrupción. Un gobierno honesto, que favorecía a los sectores populares, que impulsaba el desarrollo, iba absolutamente en contra de los principios de los fraudulentos gobernantes que ocupaban la Rosada y contra las «arraigadas» convicciones del poder real. Había que castigar además a Lisandro de la Torre por su «insolencia» al denunciar el negociado de las carnes que involucraba a ministros del gobierno, y había que hacerlo rápido porque faltaban meses para las elecciones en Santa Fe donde se descontaba el triunfo de de la Torre, por su trayectoria y por el buen gobierno que había hecho su partido. Otro tema importante era que la Concordancia necesitaba garantizar su sucesión tras el final de mandato de Justo y, para eso, los votos de Santa Fe en el colegio electoral eran fundamentales frente a los seguros fracasos en la Capital, Córdoba y Entre Ríos. En efecto, los electores presidenciales demócratas progresistas de la provincia de Santa Fe unidos a los electores radicales de otros distritos (Capital Federal, Córdoba, Entre Ríos y Tucumán), aun sin contar con las minorías ya existentes, aniquilaban la continuidad de la Concordancia en la próxima renovación presidencial. Como dirá Félix Luna: ¡Una simple suma condenaba a Santa Fe!.
El gobernador Molinas cumplió su palabra y el 4 de mayo de 1932 firmó el decreto de promulgación de la Constitución de 1921 iniciando una administración caracterizada por la transparencia, la honradez y por el marcado tono progresista de su gestión en lo político y social.
Entre las muchas armas políticas utilizadas
por el gobierno conservador para sostenerse en el poder (junto al fraude y la
violencia política) se encontraba la intervención federal a las provincias. En
los últimos días de septiembre de 1935 entra sorpresivamente al Senado un
proyecto de ley para intervenir Santa Fe bajo el pretexto de que allí se estaba
aplicando la Constitución de 1921, que a juicio del Ejecutivo Nacional, era
nula.
En un hecho sin precedentes, el proyecto de intervención fue aprobado sobre tablas en el Senado Nacional ante las airadas protestas de varios senadores entre los que se destacaron Lisandro de la Torre[1] y Francisco Correa. La iniciativa girada a Diputados no pudo ser tratada ante la falta de quórum y la finalización de las sesiones ordinarias, por eso Justo decide la intervención por decreto. La hipocresía llegó a su punto culminante con el Ministro del Interior de Justo, el ex radical Leopoldo Melo, que había dicho que antes de intervenir Santa Fe “se cortaría la mano”, pero, como dijera luego con ironía Luciano Molinas, fue él quien redactó el decreto de intervención y “no murió manco”.
El 3 de octubre de 1935, Justo envía la intervención a Santa Fe, destituyendo al gobierno de Molinas y anulando la Constitución de 1921. Concluía así una administración progresista legitimada por el mandato popular que cumplió su promesa de poner en vigencia la Constitución de 1921. Con ese acto intervencionista se expresaba lo peor de un período trágico para la República -la década infame- asentado sobre el irrespeto a las instituciones democráticas, la apelación al fraude y a la violencia. Como señaló Félix Luna refiriéndose a esa época: “El campeonato de la infamia lo ganaba la intervención en Santa Fe porque en ese episodio se reunieron todas las mañas del régimen gobernante: la duplicidad de Justo, la hipocresía que hacía cubrir con solemnes palabras los actos más injustificables, la frialdad en el cálculo de tiempo y oportunidad, el desprecio por la voluntad mayoritaria y la opinión pública. Fue el hecho más innoble, más irritante, más condenable de la década clausurada el 4 de junio de 1943”.
EL HOMENAJE…
Hoy, a 100 años de la sanción de la Constitución santafesina de 1921, es justo rendir homenaje a los Convencionales que la sancionaron, a los dirigentes políticos que la impulsaron y defendieron, y a los gobernantes que la pusieron en vigencia. También tener más que nunca presente este antecedente imprescindible para el derecho público provincial argentino y especialmente para la Provincia de Santa Fe que más temprano que tarde, reformará su actual Constitución de 1962 y seguramente incorporará a la nueva carta magna provincial, algunas de las sabias instituciones que aquella consagraba.
*El presente artículo es una versión sintética de lo expuesto en el libro «La Constitución de 1921. La verdadera Constitución progresista de Santa Fe» (Editorial Laborde) y, por razones de formato, hemos eliminado la mayoría de las referencias bibliográficas.
[1]Lisandro de la Torre con su habitual elocuencia dijo en el debate del Senado: «Santa Fe debe ser avasallada porque su partido mayoritario me ha proclamado a mí candidato a gobernador de la provincia; Santa Fe debe ser avasallada en revancha del debate sobre la investigación del comercio de carnes. No bastaba con dejar en pie todos los vicios revelados por la investigación, más lozanos que nunca; no bastaba con que el monopolio mantenga su dominio imperturbable de detrimento de la riqueza del país; no bastaba con que la sangre de un senador por Santa Fe haya manchado este recinto, cobardemente asesinado; no bastaba con que se le niegue a la madre del muerto el derecho de querellar; no bastaba con que la Justicia no se interese en recibir los testimonios formidables que yo revelé en esta Cámara; no bastaba todo eso. ¡Era necesaria, todavía, la venganza!». El aludido senador por Santa Fe asesinado en el recinto el 23 de julio de 1935, fue Enzo Bordabehere.
El 30 de julio, con la participación de la presidenta del PS Mónica Fein, el colectivo de Mujeres Socialistas presentó un protocolo para combatir la violencia y la discriminación de género. Sobre la propuesta y sus objetivos, conversamos con Ely Fontao.
El colectivo de Mujeres Socialistas ha dado a conocer un protocolo de actuación contra la violencia y la discriminación de género contra mujeres y disidencias, el mismo será elevado al Comité Ejecutivo Nacional del Partido Socialista para su sanción y puesta en funcionamiento. La propuesta tiene como objetivo establecer mecanismos de sanción y protección de las víctimas frente a estas situaciones, pero sobre todo busca promover actividades que apunten a la formación y la prevención. A pesar de que el Partido Socialista ha sido pionero en muchos de estos temas en la discusión pública, todavía está en deuda con respecto a su funcionamiento interno y eso es lo que se pretende subsanar. Sobre esta propuesta, conversamos con Ely Fontao, actual Secretaria de la Mujer del Partido Socialista e integrante del colectivo de Mujeres Socialistas.
¿Por qué es importante la sanción de un protocolo para la violencia de género en el Partido Socialista? ¿Es algo inédito en el país?
Si bien aún no está sancionado por el comité ejecutivo, existe la voluntad política y la firme decisión que el protocolo se ponga en vigencia dentro de muy poco. La importancia de contar con un dispositivo como este «Protocolo de actuación ante acciones y expresiones discriminatorias que se basen en las violencias de género contra mujeres y disidencias sexuales» tiene varios objetivos. Este protocolo incluye cuestiones que van desde cómo proceder ante esas situaciones, que deben ser visibilizadas y deben contar con acciones restaurativas hacia la/s persona/s que la/s sufre/n, hasta (y fundamentalmente) la necesidad de proceder preventivamente para que no sucedan. El Partido Socialista es el primer partido político en diseñar un protocolo de estas características a nivel nacional. No es casual que después de 125 años de historia del socialismo estemos hablando de proteger y reparar a las mujeres y disidencias, y esto responde a que también tenemos por primera vez una presidenta en nuestra organización. Mónica Fein alienta estas iniciativas en su calidad de mujer militante, es un apoyo fundamental.
«Venimos sosteniendo hace un tiempo que el socialismo es feminista: este protocolo responde a la coherencia que sostenemos entre lo que decimos y lo que somos».
¿Cuáles son los principales puntos de este protocolo? ¿Tomaron de modelo o referencia alguna otra experiencia?
Los puntos principales de este protocolo son el abordaje, la intervención y la promoción de acciones para la prevención. Sabemos que para que la violencia sea erradicada no alcanza con un papel ni normas, este protocolo es tan solo una herramienta más. Pero si no avanzamos en la prevención, probablemente sea solo un método sancionatorio, que en el fondo no es lo que buscamos.
El protocolo prevé un abordaje de toda situación de discriminación y violencia por razón de género con fines restaurativos a quien la sufra y de sanción a quien la ejerza. Interviene en las situaciones del ámbito de las federaciones que aún no cuentan con un protocolo o en el de aquellas federaciones que, contando con su propio protocolo, luego de cierto plazo no lo trata o no da respuesta. Y como ya había mencionado, promueve fundamentalmente acciones de prevención. En este último sentido estamos elaborando en conjunto con la Escuela de Formación, las Juventudes Socialistas y el Movimiento Nacional Reformista un ciclo de sensibilización y formación en perspectiva de género que será obligatoria para los compañeros y compañeras con algún grado de responsabilidad institucional y vinculante para todos quienes forman parte de nuestro partido.
Para elaborar este proyecto, el equipo de redactoras, todas compañeras del espacio de Mujeres Socialistas durante el año 2020 tomaron referencias de otras experiencias. Entre las locales, provinciales y nacionales tomamos los protocolos elaborados y aprobados por tres federaciones socialistas y el elaborado por la organización feminista Mala Junta del Frente Patria Grande. Entre las referencias internacionales, revisamos diferentes protocolos utilizados en Chile, Uruguay y España, y el «Protocolo Modelo para Partidos Políticos» propuesto por la Comisión Interamericana de Mujeres (OEA).
Presentamos junto a @MonicaFein 1er Protocolo de Actuación Contra las Acciones Discriminatorias basadas en las Violencias de Género para el @ps_argentina. Nuestro compromiso con el futuro: espacios de militancias libres de violencia y en genuina Igualdad.🔥✊🌹 pic.twitter.com/v9brKj1ZuB
¿Cuál es el diagnóstico del que parte esta medida? ¿Qué situaciones se buscan remediar, atender o prevenir? ¿Qué otras medidas complementarias se piensan para abordar este tema?
El punto de partida para la elaboración del protocolo tiene que ver con diferentes situaciones vinculadas a discriminación o violencia por razón de género, que eran naturalizadas en los ámbitos de militancia y que, según los datos estadísticos elaborados por diferentes organizaciones nacionales e internacionales, como el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), derivan en la no participación en política. La idea motivacional es el desarrollo de la actividad militante en un espacio libre de violencia, sin que mujeres y/o disidencias debamos atravesar el cuestionamiento interno personal de continuar o no en presencia de un ambiente de discriminación y/o violencia por el sólo hecho del género. Para eso, también es necesario y extremadamente importante promover y desarrollar en lo sucesivo acciones de prevención, con actividades de capacitación accesibles para compañeros, compañeras y compañeres. En definitiva, las mujeres socialistas llevamos a las calles reclamos contra las violencias y hoy nos toca movilizarnos y organizarnos internamente como continuidad de esas mismas banderas que levantamos en las calles. Las violencias nos impiden gozar de nuestros derechos y en la política nuestro derecho a la participación en igualdad de oportunidades y trato.
«La idea motivacional es el desarrollo de la actividad militante en un espacio libre de violencia, sin que mujeres y/o disidencias debamos atravesar el cuestionamiento interno personal de continuar o no en presencia de un ambiente de discriminación y/o violencia por el sólo hecho del género».
¿Considera que es una deuda del Partido Socialista acondicionar sus prácticas internas a sus propuestas ideológicas? ¿Cuál es la agenda que se propone desde la Secretaría de la Mujer del PS y del colectivo de Mujeres Socialistas?
Venimos sosteniendo hace un tiempo que el socialismo es feminista: este protocolo responde a la coherencia que sostenemos entre lo que decimos y lo que somos. Claramente ya era tiempo de que nuestro centenario partido, con la compañera Mónica Fein como su primera mujer presidenta, con tantas leyes propuestas en función de promover mayor igualdad de derechos y con tantas referentes y militantes, tenga una herramienta para actuar ante situaciones de estas características. Los partidos políticos no son burbujas de la sociedad y las problemáticas que atraviesan las mujeres y disidencias son transversales a cualquier estructura por mas buena que sea. A partir de ahora, desde esta Secretaría y desde el colectivo de Mujeres Socialistas, se espera la aprobación de dicho protocolo presentado ante nuestro Comité Ejecutivo Nacional. Sumado a eso, se elaborarán propuestas de acciones colaborativas para poner en agenda, a fin de promover la erradicación o evitar la discriminación y violencia por motivo de género, como capacitaciones (por el momento virtuales) como, por ejemplo, sobre nuevas visiones y concepciones de masculinidades, Ley Micaela, etc.
¿Cuán importante es el trabajo con los colectivos de diversidad, por un lado, y con las masculinidades, por otro? ¿Qué proyectos o ideas tienen a ese respecto?
Por supuesto que el trabajo debe ser conjunto, la construcción de un ambiente libre de violencia tiene que contar con el compromiso de todos los sectores. El protocolo es solo el puntapié inicial. Estamos convencidas que la sinergia tiene que darse naturalmente, Hermes siempre decía que ser solidarios no es dar lo que nos sobra sino construir juntos aquello que nos falta, y hoy las agendas de las mujeres no son exclusivas ni excluyentes.
Bajo cielos con luz propia, recortados por la geometría singular de las palmeras y una calidez temporal que suaviza toda idea de vida moderna, no hay paisaje santafesino completo sin la cumbia romántica. Desde ahí, y aventurada por el flamante álbum «Insaciable» de Uriel Lozano, Bárbara Pistoia indaga la poética y el fulgor de la cumbia que no le teme a los vaivenes del amor.
1/ BREVES
ANOTACIONES Y VANGUARDIAS SOBRE LA CUMBIA SANTAFESINA
No
cualquiera puede hacer cumbia romántica santafesina: no es solo música, no es
solo poesía, no es solo interpretación, no es, ni siquiera, una cuestión de
herencia o tradición, aunque por supuesto que todos estos elementos son parte y
se nutre y potencia con ellos. Pero, partiendo del entramado que sostiene a las
relaciones, y sin dejar afuera de este escenario a la relación que cada uno de
nosotros tiene con sus propios fantasmas a la hora de amar y de ser amado, la
cumbia romántica santafesina configura una cultura no solo con peso propio,
sino, y principalmente, con una densidad erógena única e imposible de capturar.
Hay que atravesar ese fuego, o dicho desde la vivencia localista, hay que saber
llevar bien llevado lo que el clima litoraleño, de pulso húmedo y espeso,
convoca.
Nacida
de la costilla de la cumbia colombiana, allá por los años 60 cuando el Cuarteto
Imperial musicalizaba a lo largo y ancho de la región, su irrupción cambia la
historia de nuestra música popular y la redefine. Hasta ese momento, no había tal
sonido propio, ni en Santa Fe ni en ningún otro rincón del país. Agrupaciones
como Los Cumbiambas, Los Palmeras, Los Duendes, Los Caminantes, Los Quijotes,
entre otros, son los que en un proceso de readaptación terminan poniéndole el
sello al ritmo popular por excelencia y convirtiendo a la provincia en cuna de
la cumbia romántica.
No cualquiera puede hacer cumbia romántica santafesina: no es solo música, no es solo poesía, no es solo interpretación, no es, ni siquiera, una cuestión de herencia o tradición, aunque por supuesto que todos estos elementos son parte y se nutre y potencia con ellos.
La
cumbia santafesina acontece a través de todo lo que nos enciende y, por lo
general, se nos escapa. No siempre de manera literal, sino por las limitaciones
propias del lenguaje frente a lo que el cuerpo manda. Ahí donde el lenguaje
limita, la música y su sonido regional guían; cuando el aliento nos falta, los
poetas en cuestión no pretenden decorar su falta ni enseñarnos a recuperarlo,
por el contrario, subrayan todo aquello que nos quita el sueño, ponen su voz a
disposición de versos que funcionan como flechazo de Cupido. Y claro, los
sentimos fatales.
Podemos encontrar en sus bases una brisa lacaniana que nos recuerda
que “no hay relación sexual” definiendo nuestras relaciones, más bien todo eso indecible
que nos confirma en cada suspiro que amar a otro siempre es un imposible, aún
en su posibilidad concreta. Es un acto que nos muestra en falta y nos deja
siempre al abismo de la pérdida. Principalmente, la pérdida de nosotros frente
al otro. El amor nos quita del centro de nuestras vidas y nos empuja hacia
campos desconocidos en donde no funciona el falso superpoder moderno del
control. A pesar de “las barbaridades” que el amor hace con nosotros, a cambio,
nos llena de vida, y sí, con su respectiva sombra. Y la vida, en su signo más
vital, es desordenada, caótica, imprevisible, conflictiva. Es ahí donde la
pulsión hace de la no certeza un decir, incluso en silencio, y la cumbia
romántica santafesina se convierte en eco de ese vértice.
Al dente, entre vuelta y vuelta, yendo al encuentro del otro, con la intimidad como valor máximo de relación, y no solo una intimidad hecha de carne y cama, también hecha de historia y con hambre de momentos, la cumbia romántica asoma como tesoro contracultural frente a un mercado que banaliza al amor y vende como fortaleza la concepción más dura del individualismo.
De los tantos ases bajo la manga para atrapar adeptos, cabe
destacarle algunas breves vanguardias. Porque, mal que le pese a las audiencias
y protagonistas de otros géneros musicales tan bien vistos por el mercado, la
prensa y, ni hablar, desde lecturas supremacistas, en la cumbia, como en el hip
hop o el reguetón, aunque se los venda como géneros machistas, la mujer
protagoniza su goce. En la cumbia santafesina esta premisa llega a nivel
superior: nosotras aparecemos con nuestros cuerpos encontrando la manera de
salirnos de todas las formas y etiquetas impuestas, de los mandatos y de las
proclamas, incluso de las que promueven otras mujeres en nombre de un “todas
somos” que no representa más que a ciertas minorías caprichosamente acomodadas.
Ni santas ni decorado, en la narrativa santafesina de la cumbia romántica las mujeres somos las que somos: tan infieles como pueden ser ellos, tan pasionales y buenas amantes como ellos, tan traidoras y aventureras, manipuladoras y mentirosas, abandónicas, llevando la ternura a sus extremos más dominantes, calientes y ansiosas de sexo, sin importar la hora, el lugar y con las condiciones que nos plazcan.
El canto popular se enaltece en la vertiente del género santafesino que resiste al paso del tiempo, narrativas de época, de industria y de tendencias. Porque el amor no pasa de moda pero también porque la cumbia santafesina romántica pide algo más que un mero talento para hacer mover las caderas.
Si en esa maniobra hay también un reconocer a las mujeres
como público, que no es lo mismo que creer que hay música que es estrictamente
“para chicas”, lo más interesante, de todas formas, es que en el nudo del
romanticismo santafesino tanto hombres como mujeres se disponen a hacer carne
el verbo amar y lo llevan a sus últimas consecuencias. El amor, entonces,
tampoco es cosa reducida a las chicas mientras que el sexo a los chicos. La
irrupción amorosa acontece y los cuerpos calientes responden al acontecimiento
de la única manera posible: desobedeciendo, transpirando, en fricción, con
torpeza entre la dulzura y lo caníbal, sin noción del punto justo entre lo que
nos dicen que debe hacerse, lo que deseamos hacer y lo que finalmente podemos, lo
que se nos sale del cuerpo.
El canto popular se enaltece en la vertiente del género santafesino que resiste al paso del tiempo, narrativas de época, de industria y de tendencias. Porque el amor no pasa de moda pero también porque la cumbia santafesina romántica pide algo más que un mero talento para hacer mover las caderas.
2/ EL DON
Si tomáramos un mapa, cerramos los ojos y dejamos que
nuestros dedos señalen azarosamente cualquier rincón del mundo, hasta en el más
ajeno y desconocido punto geográfico vamos a encontrar a alguien haciendo
baladas o canciones de amor. Es el lugar común, la expresión fácil (y lavada)
de lo que implica el amor-desamor y la industria siempre tiene una mano para
acomodarla en las radios. El amor romántico que nos venden esas baladas que
encontramos por doquier y que les quedan bien a todas las voces, todas las
culturas, todos los climas y demás, tiene demasiado rosa incluso cuando se
vuelve oscuro.
En el extremo opuesto está el ideario romántico de nuestra
cumbia santafesina. Ese dulce-amargo del Eros, esa finitud particular de un
erotismo que al respirarse con otro parece eterno y, al unísono, se vuelve
letal, solo alcanza su clímax musical en la fusión de acordeones y guitarras,
en un aura sonora colmada de nocturnidad. Porque, como bien nos enseñó desde el
punk la divina de Patti Smith, la noche es para los amantes. En el litoral,
para más, los amantes pueden tener las noches completas de condimentos: luna
reflejada en ríos, puentes colgantes, un clima que llama a mostrar demasiada
piel. Demasiado sol tremendo, tan tremendo que quema y convierte su luz en otro
gesto de nocturnidad. Un tiempo que no corre, una siesta que invita, calles en
pausa, palmeras y la envolvente humedad.
Me gusta esta idea para potenciar que dentro de las particularidades que hacen de la cumbia santafesina un tesoro único en el mundo, que mejora incluso a las influencias que la hicieron nacer, para más, se dan distinciones a su interior que nos hablan del don que conlleva ser el que pone la letra y la voz a disposición del canto regional.
En la inolvidable Treme, la serie del genial David
Simon, el pueblo lucha y resiste —luego del desastre que ocasionó el Katrina—
para que su lugar en el mundo no desaparezca del mapa y el resto del país no
los condene al olvido. La lucha y la resistencia se da a través de la vivencia
a full de todos los placeres mundanos que hacen a la identidad de New Orleans,
con los sabores y la música de raíz al frente haciendo patria, con las historias
de amor y el carnaval recargando de motivos los cuerpos. Las calles son
escenario y dan testimonio que se vive cómo se come y cómo la música acompaña.
Al olvido se lo combate entregándonos a los que nos despiertan el deseo de
estar vivos en cualquier manifestación posible de un sentir, y es importante
combatir al olvido porque sobre esas memorias no solo se juegan las libertades
del futuro, también la huella de nuestra existencia agradeciendo el don
recibido y la contemporaneidad, el tiempo que nos tocó vivir juntos en esta
tierra.
Me gusta esta idea para potenciar que dentro de las particularidades
que hacen de la cumbia santafesina un tesoro único en el mundo, que mejora
incluso a las influencias que la hicieron nacer, para más, se dan distinciones
a su interior que nos hablan del don que conlleva ser el que pone la letra y la
voz a disposición del canto regional. Porque el don no es vox populi, no es
cosa de todos pudiendo hacerlo todo. De hecho, conocemos de sobra artistas que,
aún cosechando éxitos inmensos, carecen de don. El éxito les queda sujeto a su
tiempo-mercado, pero la cosecha del don es para siempre, profunda, íntima. Deja
el nombre del cantor grabado en la memoria del que escucha, musicaliza su
historia.
Silvina Ocampo decía que la eternidad ocurría cuando
conmovíamos a otro. En esa línea, Lewis Hyde entiende como una muestra del don
vivo su efecto en los otros; el conmover, así, funciona a su vez como una
construcción plena que sale al encuentro de otros burlando el propio tiempo y
espacio: construye sociedad y cultura a partir de una vinculación que se puede
leer a nivel alma. El que lleva un don, lo reconoce y se hace cargo de ello se
ubica por fuera de nuestra sintonía ordinaria. Es en esa dirección donde
encontramos a cantores y poetas, pero no en la pretensión trovadora, también en
la misión popular, en la forma de vida que les resulta inevitable. Escriben y cantan
para dar, darse.
3/ EL DON
DE LO INSACIABLE
A esos nombres que hicieron de su don el nacer de la música de la región, citados anteriormente, se le suman los que hacen a su crecer. Grupo Cali, Yuli y Los Girasoles, Grupo Trinidad, Los Tropicanos, solo por nombrar a algunos, fortalecieron la identidad y reafirmaron el camino. Un camino que encuentra su puente al siglo XXI de la mano de Uriel Lozano, quien goza de ser uno de sus máximos exponentes desde muy joven, pero también es uno de los responsables de la renovación del sonido y de una Latinoamérica que se rinde a los pies, no solo de él, sino del género y sus implicancias. Para más, ese don parece consolidarse por estos tiempos y alcanzar un nuevo estatus con su reciente lanzamiento: Insaciable, un disco que muestra al artista tomar su lugar, en su propia historia y, principalmente, en la gran historia.
Con casi veinticinco años de carrera, dieciséis años
solista, Uriel renueva la idea de homenajear a los clásicos y, mientras él empieza
a codearse en ese semi altar de inolvidables, baraja y da de nuevo acercando
obras fantásticas a las generaciones más jóvenes. Ese acercamiento profesa una educación
sonora y sentimental que no busca chapear que todo tiempo pasado fue mejor;
busca, justamente, el encuentro más allá de la medida de tiempo personal. Las
canciones por fuera de órbita funcionando como rutas que acortan distancias y
configuran ese ser parte de algo más grande que uno.
Como en los orígenes, la cumbia santafesina se despliega desde la colombiana para ir hacia su forma y tomar vuelo propio, lo suficiente como para apropiarse la versión, que no se sienta para nada ajena y le calce personalmente sensual.
Lo que hace Lozano es poner a circular una eternidad que en
su voz pesa más, porque si algo lo distingue del resto de los cantores es lo
que pone en juego a la hora de cantar: por encima del reconocido compositor que
es, casi como escapando de su propia poesía, Uriel canta y llena de su
presencia cada canción. Una presencia que no empieza ni termina en él, sino que
hace a su propia historia familiar, a su propia historia de dolores y ternuras,
a la Santa Fe que vive en él pero también a todos los lugares donde su canto lo
llevó. Una presencia que hace a los registros que acompañan nuestras narrativas
de amor. Porque, así como el amor no pasa de moda, tampoco pasa solo, nos
sucede en el medio de otro montón de cosas de la vida que nos marcan y
desmarcan. A veces puede ser la pregunta, la mayoría de las veces el amor es la
respuesta, la tomemos o no, pero siempre es, en definitiva, lo que también hace
al oficio del cantor y del poeta.
Insaciable reúne varias grabaciones que Lozano vino
haciendo durante los últimos años y arranca con el tema que le da el nombre al
álbum. Como en los orígenes, la cumbia santafesina se despliega desde la
colombiana para ir hacia su forma y tomar vuelo propio, lo suficiente como para
apropiarse la versión, que no se sienta para nada ajena y le calce personalmente
sensual.
Lo que sigue funciona como un paréntesis: la confesional «Me tienes enamorado» en clave acústica, y «Pizza», un cover del dúo venezolano Mau y Ricky, junto a Jerónimo, su hijo mayor, quien sigue sus pasos, pero a horizonte abierto, con estilo propio. Ambos mixean sus formas y consolidan una alianza artística que funciona tan bien como para arriesgarnos al supuesto: si no fueran padre e hijo se elegirían para hacer lo mismo.
El nudo del álbum nos da todo lo que queremos en un par de enganchados de cuatro piezas cada uno para volver a los orígenes. La selección, que pasea por éxitos inolvidables que nos llevan a diferentes etapas de Grupo Trinidad, hace imposible mantener al cuerpo en línea, y a la nostalgia también. Los temas elegidos no solo son peligrosamente pegadizos, funcionan como radiografía de la cumbia santafesina y de cómo Lozano es pez en el agua cuando nada por las aguas calientes. Imposible no destacar los fulgores que tocan «Me vas a extrañar» y «Discúlpame«, pero también esa fuerza arrolladora para apropiarse del «Me llaman el León» y darle su potencia personal. El jovencito de 17 años que llegó a finales de los 90 a Grupo Trinidad para reemplazar a Leo Mattioli ha recorrido un largo camino, ha hecho andar y sigue revalidando el acierto que fue elegirlo para enfrentar lo que pudo haber sido un abismo para la mítica agrupación. Sin más, el jovencito que con los años devino en «El Gran Señor» impulsó que ese salto abismal llevase a la banda a nuevos niveles y, en esa acción, recurrente en su carrera, creció la cumbia santafesina toda, incluso dándole nuevos estandartes al legado de Mattioli.
Santa Fe sonríe, las serenatas que nacen de sus calles no solo tienen larga vida, también dan la vuelta (y vuelta) a un mundo mucho más carnal de lo que estamos dispuestos admitir y que, más temprano que tarde, siempre busca su manifiesto amoroso.
«Aunque sea en otra vida» es el tema con el que se inicia el tramo final del álbum. Los siguientes tres temas, si jugáramos a la Rayuela, nos dejarían justo en la puerta del cielo. Primero vienen la genial «Tú me obligaste» y ese hit incansable que es «Blindado». Además de ser grandes temas, voz y producción musical brillan. Entonces ¿cómo es posible terminar un disco esperadísimo que revisita el género a lo largo y ancho del tiempo y las influencias, y que invita a todos a una nueva escucha, a un nuevo acercamiento, con él y con la cultura misma? En la mejor jugada tropical del año, semejante apuesta termina potenciando todas las virtudes expuestas con el enganchado «Tributo a Cali«, una fiesta con vida propia a la que todos estamos invitados.
Que las casualidades del calendario hayan hecho que Insaciable vea la luz al mismo tiempo que salía el video de la colaboración de Uriel con el enorme Brujo Ezequiel, ese «Mix Romántico» para la historia, con récords de visitas en las primeras 24 hs. y que calienta la previa de lo que será verlos juntos sobre el escenario del Teatro Broadway (Rosario) el próximo 9 de septiembre, ponen la firma a una sensación que ya no se comparte de boca en boca, como murmullo, más bien se mira de frente y es palpable en hechos concretos: la cumbia romántica santafesina creció a la par de su carrera y hoy lo disfruta no solo como el punto de encuentro entre clásicos y nuevas generaciones, sino que gozando de sentarse en la mesa que se quiera sentar, sabiendo que ya tiene un trono asegurado entre los más grandes del género y, sobre todo, del oficio. Santa Fe sonríe, las serenatas que nacen de sus calles no solo tienen larga vida, también dan la vuelta (y vuelta) a un mundo mucho más carnal de lo que estamos dispuestos admitir y que, más temprano que tarde, siempre busca su manifiesto amoroso.
El Partido Socialista de Argentina cumple 125 años de historia. Una historia de logros y desafíos, de avances y retrocesos, de éxitos y fracasos. 125 años de bregar por una sociedad más justa e igualitaria, sin bajar las banderas, sin traicionar sus valores. La historia del socialismo es la historia de hombres, mujeres y diversidades, de sus militantes, de quienes nos mostraron el camino y de quienes seguimos construyéndolo.
El Partido Socialista cumple 125 años, y con los mismos valores e ideales de quienes lo fundaron estamos iniciando un nuevo tiempo para el socialismo en Argentina. Somos herederos del legado que nos forjaron Juan B. Justo y Alfredo Palacios, pioneros en nuestro país en defender los derechos de las trabajadoras y trabajadores, las niñas y niños, la reforma agraria, la educación y la salud públicas de calidad, la creación del fuero laboral, el cuidado del ambiente y la denuncia y legislación contra la trata de personas. Con orgullo levantamos la bandera de la lucha de Alicia Moreau y las mujeres socialistas por el feminismo, el voto y la participación. Hicimos carne la defensa y el compromiso con los derechos humanos que tuvieron en el maestro Alfredo Bravo, fundador del gremio docente CTERA y APDH, uno de nuestros más grandes exponentes.
Heredamos de Guillermo Estévez Boero su visión de un socialismo popular, comprometido con los intereses de la nación y la causa latinoamericana. En lo partidario, nos legó la consigna de organizar, estudiar y difundir, y la práctica del diálogo como herramienta primordial de construcción política. Aún hoy seguimos insistiendo con la necesidad de crear un Consejo Económico y Social, que integre a todos los sectores para poner sobre la mesa los problemas del país y consensuar soluciones de mediano y largo plazo para los problemas endémicos de la Argentina.
Y esa trayectoria de compromiso por una sociedad con más igualdad, más justicia y del lado de los que menos tienen, pudimos llevarla a la práctica con vocación transformadora en las diferentes gestiones socialistas que asumimos en municipios y localidades de toda la Argentina. Particularmente con la experiencia de gobierno en la provincia de Santa Fe, de la mano de Hermes Binner, Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz, siempre “con las manos limpias y las uñas cortas”.
Argentina necesita una alternativa política que promueva una nueva cultura política, más participativa y de mayor diálogo con la sociedad. El Partido Socialista debe asumir un rol imprescindible en este nuevo tiempo. Nuestra historia nos ofrece una certeza: el socialismo tiene más futuro que pasado.
Hoy es imprescindible que la Argentina avance sobre una nueva agenda y desde el socialismo asumimos la responsabilidad de impulsar ese diálogo para forjar un proyecto de país con inclusión social, con empleo y oportunidades para las y los jóvenes, donde el movimiento feminista sea protagonista de una nueva realidad y nos proponga nuevos desafíos que desde el socialismo abrazaremos e impulsaremos. También será fundamental seguir la agenda que nos proponen los movimientos por la diversidad y acompañar el empuje de las juventudes. Asimismo, cada vez se hace más necesario y urgente proteger nuestro ambiente y tenemos mucho para hacer. Y, como siempre lo hemos hecho, promoviendo la participación ciudadana para robustecer y mejorar nuestra democracia.
Este nuevo tiempo tiene que ser de inclusión social, ecológico y feminista, como repetía Miguel, y el socialismo tiene el desafío de hacer escuchar su voz con potencia. Queremos poner el eje en construir un proyecto de país que incluya un gran acuerdo nacional de los distintos sectores, de la producción y del trabajo, donde podamos constituir una agenda de desarrollo humano para mejorar la calidad de vida a cada una de las ciudadanas y ciudadanos de este país, con más derechos para las mujeres y las diversidades, donde las y los jóvenes estén incluidos, y las niñas y niños crezcan con esperanza.
Argentina necesita una alternativa política que promueva una nueva cultura política, más participativa y de mayor diálogo con la sociedad. El Partido Socialista debe asumir un rol imprescindible en este nuevo tiempo. Nuestra historia más que centenaria nos ofrece una certeza: el socialismo tiene más futuro que pasado. Nos hacemos cargo de este legado para ponernos en acción. Vamos a construir la esperanza de un futuro mejor para el país.
El Partido Socialista de Argentina cumple 125 años de historia. Una historia de logros y desafíos, de avances y retrocesos, de éxitos y fracasos. 125 años de bregar por una sociedad más justa e igualitaria, sin bajar las banderas, sin traicionar sus valores. La historia del socialismo es la historia de hombres, mujeres y diversidades, de sus militantes, de quienes nos mostraron el camino y de quienes seguimos construyéndolo.
Transcurrieron ya 49 años de mi vida, desde cuando el Partido Socialista fue el vehículo elegido para canalizar las utopías de juventud en la década del 70, caracterizada por tanto entusiasmo y debates. Corría el año 1972 y recién se había constituido una nueva vertiente socialista, ligada a lo nacional y a lo popular: el Partido Socialista Popular.
Valoro de aquella época el profundo sentido de lo colectivo. Matizando los estudios de los clásicos, sin dogmatismos y tratando de nutrir nuestros saberes con los de los hacedores de la Argentina, revalorizando a nuestros héroes, poniendo énfasis en nuestras tradiciones y en los símbolos que hacen a nuestra identidad.
Era fundamental para nosotros el estudio de la realidad política, social y económica de nuestro país, de su ubicación en América Latina y del análisis de experiencias de otras latitudes. Estudio, eso sí, para la acción política. Por ello le agregábamos una verificada práctica de cada uno de los militantes: estudiantes en los centros estudiantiles, trabajadores en sus sindicatos, profesionales en sus asociaciones, como así también en agrupaciones de empresarios, bibliotecas, vecinales, clubes, parroquias….
La participación significaba conocer, interactuar con el otro, solidarizarse con el semejante: ayudando a mejorar la vida de la gente crecíamos y mejorábamos también nosotros mismos como personas. Propiciando el «ser más» que el «tener más».
Fueron miles las experiencias que transitamos, sumando a ellas el minucioso estudio: la práctica y la teoría. Eso nos ayudó a forjar nuestra metodología de interpretación de la realidad y, en base a ella, elaborar propuestas concretas en los distintos ámbitos donde nos tocaba actuar. Y llegó un momento en donde todo ese bagaje de teoría y práctica lo pudimos llevar adelante ocupando responsabilidades políticas de mayor envergadura, en espacios deliberativos o ejecutivos, hasta el día de hoy.
La participación significaba conocer, interactuar con el otro, solidarizarse con el semejante: ayudando a mejorar la vida de la gente crecíamos y mejorábamos también nosotros mismos como personas. Propiciando el «ser más» que el «tener más».
Transformamos ciudades y nuestra Provincia de Santa Fe, jerarquizamos los derechos, siempre en la búsqueda de mayor igualdad. Mejoramos y cambiamos la vida de la gente en cada sitio donde nos tocó actuar. Siempre con la misma premisa: propiciar la participación ciudadana, que la gente sea parte de los cambios, que se los apropie, para que sean perdurables.
El horizonte de la política llevada adelante por nuestro partido se sintetizó en cambiar estructuralmente la cultura de la sociedad, en su sentido amplio: como más igualdad, más solidaridad, más justicia.
En
un ligero pantallazo podemos enumerar acciones emblemáticas:
El sistema de salud implementado en ciudades y en la Provincia de Santa Fe es un modelo a seguir, donde el Estado es el garante fundamental. Nuevos hospitales, centros de atención pPrimaria de la salud, centros de especialidades médicas ambulatoria, red coordinada de servicios, producción de medicamentos. En síntesis, un sistema caracterizado por la accesibilidad, equidad, gratuidad, universalidad.
Las políticas sociales dejaron de tener el acostumbrado tinte asistencialista para transformarse en vehículos para recuperar la dignidad y promotoras de derechos.
La educación ha sido también otro de nuestros mayores desvelos: hemos construido centenares de escuelas nuevas, pero también hemos reformulado el proceso educativo, dando un lugar al alumno como el principal protagonista.
La cultura se transformó en espacios para todos: para decir, hacer, jugar, crear, imaginar.
Los trabajadores fueron jerarquizados con salarios dignos, capacitación, paritarias permanente y la creación de los Comités de Salud y Seguridad del Trabajo, únicos en su tiempo en el país.
La niñez y la juventud tuvieron un lugar preponderante en las políticas públicas: espacios específicos, responsabilidades asignadas, centros de cuidado, congresos participativos, capacitación en oficios y el fomento del deporte a todo nivel.
Se jerarquizó la producción a través del incentivo al agregado de valor, resaltando el valor de las PYMES, brindando apoyo desde el Estado con diferentes propuestas.
Se jerarquizó la ciencia y la tecnología, poniendo énfasis en ciencia básica y aplicada para cambiar la matriz productiva.
Se construyeron plantas de agua potable, acueductos, cloacas, rutas, se recuperaron edificios públicos emblemáticos.
Se llevó a una excelente eficiencia en las prestaciones del servicio a la Empresa Estatal de Energía, al mismo tiempo que se desarrollaban energías renovables.
A 125 años de la fundación del Partido Socialista en la Argentina, son numerosas las conquistas ganadas por los santafesinos a partir del accionar del mismo. Este breve relato de una práctica concreta nos marca una profunda huella que los socialistas hemos dejado, una huella que marca un rumbo para seguir caminando. Hemos reafirmado los principios que nos legaron quienes fundaron el Partido, llevando adelante con honestidad, eficiencia y ética el manejo de lo público. Sin lugar a dudas hoy somos muchos más para seguir construyendo socialismo en Argentina.
Es
mucho lo que hemos logrado. Queda mucho más por hacer. Viva el Partido Socialista.